El Libro
de la Vida
J.
KRISHNAMURTI
Meditaciones
diarias
con
Krishnamurti
Titulo
original inglés:
THEBOOK
OF LIFE-DAILY MEDITATIONS WITH KRISHNAMURTI
Índice del contenido
Introducción, 9
ENERO
El escuchar
El aprender
La autoridad
El conocimiento
propio
FEBRERO
El devenir
La creencia
La acción
El bien y el mal
MARZO
La dependencia
El apego
La relación
El miedo
ABRIL
El deseo
El sexo
El matrimonio
La pasión
MAYO
La inteligencia
Los sentimientos
Las palabras
El condicionamiento
JUNIO
La energía
La atención
La percepción alerta
y sin opciones
La violencia
JULIO
La felicidad
La pesadumbre
La herida psicológica
El dolor
AGOSTO
La verdad
La realidad
El observador y lo
observado
«Lo que es»
SETIEMBRE
El intelecto
El pensamiento
El conocimiento
La mente
OCTUBRE
El tiempo
La percepción
El cerebro
La transformación
NOVIEMBRE
El vivir
El morir
El renacimiento
El amor
DICIEMBRE
La soledad
La religión
Dios
La meditación
Abreviaturas de las fuentes
bibliográficas, 397
Introducción
En
1934, Krishnamurti dijo: «¿Por qué queremos ser estudiantes de
libros, en lugar de ser estudiantes de la vida? Averigüen qué es
falso en el medio que los rodea, con todas sus opresiones y
crueldades, y entonces descubrirán qué es lo verdadero».
Señaló repetidamente que «el libro de la vida», siempre
cambiante, con una vitalidad que no puede ser contenida por el
pensamiento, era el único digno de «leerse», ya que todos los
demás estaban llenos de información falsa. «La historia de la
humanidad se halla en ustedes; allí están la vasta experiencia, los
miedos profundamente arraigados, las ansiedades, el dolor, el placer
y todas las creencias que el hombre ha acumulado a lo largo de
milenios. Ustedes son el libro».
Esta
obra, El Libro de la Vida, Meditaciones diarias con
Krishnamurti, está dispuesta en un orden que reproduce en cierto
modo la manera como Krishnamurti desarrollaba sus pláticas.
Comenzaba habitualmente con la acción de escuchar y la relación
existente entre el estudiante y el auditorio, y terminaba con
cuestiones que emergen naturalmente cuando la vida está en orden y
una profundidad mayor empieza a aflorar a la superficie de la
conciencia. Durante sus últimos días, en 1985 y 1986, habló del
espíritu creativo y la posibilidad de un estilo de vida totalmente
nuevo. Esta obra contiene fragmentos de esas pláticas.
Muchos
temas se reiteraban a lo largo de sus enseñanzas. Su visión
consista en la total y comprensiva observación de la condición
humana, en la que cada aspecto de la vida se halla interconectado. El
Libro de la Vida presenta pasajes sobre un tema nuevo para cada
semana del año, y cada tópico se desarrolla a través de siete
días. Estas citas se identifican por su fuente bibliográfica, y se
hace referencia a ésta en cada pie de página. Los lectores que se
interesen en explorar a mayor profundidad temas específicos, están
invitados a acudir a los textos completos contenidos en los libros de
los cuales dichos temas han sido extractados.
Krishnamurti
comenzó a hablar públicamente en 1929 con una voz que Aldous Huxley
describió como plena de una «autoridad intrínseca». Su poderosa
exploración en la naturaleza de la verdad y la libertad ha resultado
en millones de ejemplares de sus pláticas y diálogos publicados y
traducidos a casi todos los idiomas del mundo.
Krishnamurti,
aunque tímido y retraído, ofreció centenares de pláticas,
pronunciadas sin notas previas ni preparación alguna, las cuales
desarrollaban esencialmente un tema primordial: la verdad puede ser
descubierta por cualquiera de nosotros, sin la ayuda de autoridad
alguna; al igual que la vida, está siempre presente, en un solo
instante. Sus pláticas cubren la escala completa del conflicto y el
interés, tanto en lo personal como en lo social. Al observar la
profundidad y el alcance de nuestra conducta tal como se revela en el
instante de la observación, surge la acción indispensable para
transformarnos a nosotros mismos y a nuestra sociedad. Cuando alguien
que asistía a sus pláticas le preguntó por qué hablaba y qué
quería lograr, Krishnamurti respondió: Quiero revelarles algo,
quizás el modo de descubrir qué es la realidad no el modo en
el sentido de un sistema, sino cómo proceder al respecto-. Y si
ustedes pueden descubrir esto por sí mismos, no habrá uno que les
habla, hablaremos todos sobre ello, todos expresaremos esa realidad
de nuestras vidas, donde quiera que nos encontremos [...]. La verdad
no puede ser acumulada. Lo que se acumula es destruido siempre,
siempre se deteriora. La verdad jamás puede deteriorarse, porque
sólo puede ser descubierta de instante en instante, en cada
pensamiento, en cada relación, en cada palabra, en cada gesto, en
una sonrisa, en las lágrimas. Y si ustedes y yo podemos descubrir
eso y vivirlo el vivirlo es, en sí mismo, el descubrimiento-,
entonces no nos convertiremos en propagandistas; seremos seres
humanos creativos; no seres humanos perfectos, sino creativos, lo
cual es inmensamente distinto. Por eso, creo, estoy hablando, y quizá
por eso están ustedes escuchando.
Sólo
existe el problema; no hay respuesta; en la comprensión del problema
está su disolución. A menudo, cuando se le formulaba una
pregunta, Krishnamurti respondía: «Averigüemos qué entendemos
por...», examinando así la pregunta y abriéndola a la
investigación en vez de dar inmediatamente una respuesta. Para
Krishnamurti, sondear una pregunta o un problema alimentaba esa
investigación de un modo mejor que estar persiguiendo lógica e
intelectualmente la búsqueda de una respuesta. Los extractos que
figuran en este libro son presentados al lector como interrogantes
que podrían haberse planteado sin que el lector sintiera el impulso
de una respuesta inmediata.
Krishnamurti
señalaba que el diálogo con sus oyentes en las pláticas que
ofrecía no era intelectual y no se hallaba anclado en pensamientos e
ideales. Dijo: Después de todo, el propósito de estas pláticas
es comunicarnos el uno con el otro; no es el de imponerles una
determinada serie de ideas. Las ideas jamás cambian la mente, jamás
originan su transformación radical. Pero si, como individuos,
podemos comunicarnos el uno con el otro, al mismo tiempo y en el
mismo nivel, entonces quizás habrá una comprensión que no es tan
sólo propaganda... de modo que estas pláticas no tienen ninguna
manera la intención de disuadirlos ni persuadirlos acerca de nada,
ya sea de hecho o subliminalmente.
En
casi todas sus pláticas públicas y en sus diálogos, Krishnamurti
usaba los términos «humanidad» u «hombre» cuando se refería a
la totalidad del género humano. Pero en la última parte de su vida
se interrumpía frecuentemente para decir a su auditorio: «Por
favor, cuando digo "hombre", me refiero también a la
mujer. Así que no se enojen conmigo».
Krishnamurti
hablaba con extraordinaria sencillez, no como lo hace un gurú o un
maestro religioso con una enseñanza derivativa, con un vocabulario
especial, o que se halla atado a alguna secta u organización. El
requerimiento por sus enseñanzas claras y auténticas fue creciendo
a medida que recorría el mundo. Desde 1930 hasta su muerte en 1986
hablo a auditorios cada vez más numerosos en Europa, Norteamérica.
Australia, Sudamérica y la India.
Esta
obra contiene pasajes tomados de pláticas publicadas e inéditas, de
diálogos y escritos entre los años 1933 y 1968. Entre éstos se
encuentra el primer libro popular de Krishnamurti, leído
extensamente por el público: La educación el significado de la
vida, escrito bajo un gran roble en Ojai, California, y publicado
en 1953 por Harper & Row, el editor que habría de continuar, por
más de treinta años, publicando sus obras en Norteamérica. Su
siguiente libro, La libertad primera y última, fue publicado
en 1954 también por Harper & Row, con un largo prefacio de su
amigo Aldous Huxley.
Los
Comentarios sobre el vivir fueron manuscritos entre 1949 y
1955, sobre páginas sin márgenes, y carecen de correcciones o
borraduras. Aldous Huxley había alentado a Krishnamurti a
escribirlo, y el manuscrito, preparado por D. Rajagopal, se publicó
en 1956. En esencia, es una crónica de las entrevistas de
Krishnamurti con personas que venían para verlo y hablarle, y hay en
estas páginas la sensación del encuentro de dos amigos que
conversan y exploran sin vacilación ni temor. Los capítulos de esta
obra se inician a menudo con una breve descripción del paisaje, del
clima o de animales cercanos. Desde la simplicidad de este mundo
natural se llega, con una fácil transición, al paisaje interno de
confusión, ansiedad y creencias las preocupaciones generales y
personales que la gente traía a sus encuentros con Krishnamurti-.
Algunas entrevistas no fueron publicadas en aquellos primeros tres
volúmenes de Comentarios sobre el vivir, y aparecen aquí por
primera vez. En parte de estas entrevistas no publicadas con
anterioridad, Krishnamurti usó la expresión
«pensamiento sentimiento» para describir una respuesta
unitaria.
El
Arte de vivir (Live Ahead) y El propósito de la educación
(Think on These Things) fueron preparados en 1963 y 1964 por la amiga
de Krishnamurti Mary Lutyens, y publicadas por Harper & Row.
Estos dos libros contienen un compendio de seleccionadas preguntas y
respuestas provenientes de conversaciones con los jóvenes; fueron
tan bien recibidos, que ha llegado a considerárselos como clásicos
religiosos y literarios. A estos libros siguió una extensa obra que
abarca más de cincuenta volúmenes.
Krishnamurti
se consideraba personalmente poco importante e innecesario para el
proceso de comprender la verdad, de vernos a nosotros mismos. En
cierta ocasión, se atribuyó la condición de un teléfono, un
mecanismo para ser usado por aquel que escuchaba. Dijo: Lo que
dice quien les habla tiene poca importancia en sí mismo. Lo
realmente importante es que la mente, sin esfuerzo alguno, esté tan
atenta que se halle todo el tiempo en un estado de comprensión. Si
no comprendemos y tan sólo escuchamos las palabras, nos llevaremos
nada más que una serie de conceptos o ideas, estableciendo de un
modo un patrón al cual trataremos entonces de ajustarnos en nuestras
vidas cotidianas o en las así llamadas vidas espirituales.
Podría
ser útil, a medida que uno avanza en la lectura, estar alerta sobre
el modo como Krishnamurti consideraba la relación entre dos personas
en busca de la verdad. En 1981 dijo: Somos como dos amigos que, en
un bello día, estamos sentados en el parque conversando sobre la
vida, hablando de nuestros problemas, investigando la naturaleza
misma de nuestra existencia, y preguntándonos seriamente por qué la
vida se ha vuelto un problema tan grande, por qué, aunque
intelectualmente somos muy refinados, nuestra vida cotidiana es tan
penosa, tan carente de sentido, excepto para la supervivencia la
cual es más bien incierta-. ¿Por qué la vida, la existencia
diaria, se ha convertido en una tortura semejante? Podemos acudir a
la iglesia, seguir a algún líder político o religioso, pero la
vida diaria es un desorden permanente; aunque haya ciertos períodos
ocasionalmente gozosos, felices, nuestra vida se halla siempre
rodeada por una nube de oscuridad. Y estos dos amigos, como lo somos
ustedes y quien les habla, están discutiendo juntos de una manera
cordial, quizá con afecto, con solicitud, con interés, si es de
algún modo posible vivir nuestra vida cotidiana sin un solo
problema.
ENERO
El
escuchar
El
aprender
La
autoridad
El
conocimiento propio
Escuchar
con facilidad
¿Alguna
vez se ha sentado usted muy silenciosamente, no con la atención
fijada en algo, no haciendo un esfuerzo para concentrarse, sino con
la mente muy quieta, realmente silenciosa? Entonces escucha todo, ¿no
es así? Escucha tanto los ruidos lejanos como los que están más
próximos, y también los sonidos inmediatos, muy cercanos a usted,
lo cual significa que presta atención a todo. La mente no está
restringida a un solo canal estrecho y pequeño. Si puede escuchar de
este modo, con facilidad, sin esforzarse, hallará que dentro de
usted se produce un cambio extraordinario, un cambio que adviene sin
que ponga voluntad en ello, sin que lo pida; en ese cambio hay gran
belleza y profundidad de discernimiento.
1
DE ENERO PDE
Dejar de
lado las pantallas
¿Cómo
escucha usted? Escucha con sus proyecciones, a través de lo que
proyecta, a través de sus ambiciones, deseos, temores, ansiedades,
escuchando únicamente lo que desea escuchar, lo que será
satisfactorio, lo que habrá de gratificarlo, lo que le brindará
consuelo, lo que aliviará momentáneamente su sufrimiento? Si
escucha a través de la pantalla de sus deseos, entonces escucha su
propia voz, es obvio; está escuchando sus propios deseos. Existe
alguna otra forma de escuchar no sólo lo que está diciendo, sino
todo: la gritería de las calles, el parloteo de las aves, el ruido
del tranvía, el mar agitado, la voz de nuestro marido, de nuestra
esposa, de nuestros amigos, el llanto de un bebé...? Escuchar es
importante sólo cuando no estamos proyectando nuestros propios
deseos por medio de aquello que escuchamos. Puede uno dejar de lado
todas estas pantallas a través de las que escucha, y escuchar
realmente?
2
DE ENERO OCK - Vol. VII
Más allá
del ruido las palabras
El
escuchar es un arte que no se obtiene fácilmente, pero en él hay
belleza y gran comprensión. Escuchamos con distintas intensidades de
nuestro ser, pero nuestro escuchar es siempre con una idea
preconcebida o desde un punto de vista particular. No escuchamos
simplemente; se interpone siempre la pantalla de nuestros propios
pensamientos, de nuestras conclusiones, de nuestros prejuicios [...].
Para escuchar tiene que haber quietud interna, una atención
relajada; hay que estar libre del esfuerzo de adquirir. Este estado
alerta y, no obstante, pasivo, puede escuchar lo que está más allá
de la conclusión verbal. Las palabras confunden; son sólo medios
exteriores de comunicación; pero para comunicarnos más allá del
ruido de las palabras, en el escuchar tiene que haber una pasividad
alerta. Los que aman pueden escuchar; pero es extremadamente raro
encontrar a alguien que escuche. Casi todos vamos tras de resultados,
queremos alcanzar metas; estamos siempre venciendo y conquistando; en
consecuencia, no escuchamos. Sólo cuando uno escucha, oye la canción
profunda de las palabras.
3
DE ENERO CSV - Serte I
Escuchar
sin el pensamiento
No
sé si alguna vez ha escuchado a un pájaro. Escuchar algo requiere
que su mente esté quieta; no con una quietud mística, sino
simplemente quietud. Yo le estoy diciendo algo; para escucharme,
usted tiene que estar quieto, no tener toda clase de ideas zumbando
en su mente. Cuando mira una flor mírela, no la nombre, no la
clasifique, no diga que pertenece a tal especie; cuando hace todo
esto, deja de mirarla. Por eso digo que escuchar es una de las cosas
más difíciles que hay: escuchar al comunista, al socialista, al
diputado, al capitalista, a cualquiera, a su esposa, a sus hijos, a
su vecino, al conductor del autobús, al pájaro... simplemente,
escuchar. Sólo cuando escucha sin la idea, sin el pensamiento, está
usted directamente en contacto; estando en contacto, sabrá si lo que
él está diciendo es verdadero o falso; no tendrá que discutir al
respecto.
4
DE ENERO OCK - Vol. XIV
El
escuchar trae consigo libertad
Cuando
hacemos un esfuerzo para escuchar, ¿estamos escuchando? Ese esfuerzo
mismo, ¿no es una distracción que impide el escuchar? Cuando usted
escucha algo que le causa deleite, ¿hace un esfuerzo? [...]. No
podemos percibir la verdad, ni ver lo falso como falso, mientras
nuestra mente está ocupada, de cualquier forma que sea, con el
esfuerzo, la comparación, la justificación o la condena [...].
El
escuchar es, en sí mismo, una acción completa; el puro acto de
escuchar trae su propia libertad. Pero ¿estamos realmente
interesados en escuchar, en transformar nuestra confusión interna?
Si usted escuchara... en el sentido de estar alerta a sus conflictos
y contradicciones, sin forzarlos dentro de ningún patrón particular
de pensamiento, tal vez estos conflictos y estas contradicciones
podrían cesar por completo. Vea, estamos constantemente tratando de
ser esto o aquello, de lograr un estado especial, de capturar una
clase de experiencia y de evitar otra, de modo tal que la mente está
siempre ocupada con algo; jamás está quieta para escuchar el ruido
de sus propias luchas y dificultades. Sea sencillo... y no trate de
llegar a ser alguna cosa o de capturar alguna experiencia.
5
DE ENERO CSV - Serie II
Escuchar
sin esfuerzo
Ahora
me está usted escuchando; no hace un esfuerzo para prestar atención,
sólo está escuchando; y si en lo que escucha hay verdad,
hallará que dentro de usted ocurre un cambio notable, un cambio no
premeditado ni ansiado; tiene lugar una transformación, una
revolución completa en la que rige sólo la verdad y no las
creaciones de su mente. Y, si me permite sugerirlo, usted debe
escuchar de esa manera todo; no sólo lo que estoy diciendo,
sino también lo que dicen otras personas, escuchar a los pájaros,
el silbato de una locomotora, el ruido del autobús que pasa.
Encontrará que cuanto más lo escucha todo, mayor es el silencio, y
ese silencio no es roto, entonces, por el ruido. Sólo cuando ofrece
resistencia a algo, cuando coloca una barrera entre usted mismo y
aquello que no desea escuchar, sólo entonces existe una lucha.
6
DE ENERO ADV
Escúchese
a sí mismo
INTERLOCUTOR:
Mientras estoy aquí, escuchándolo, me parece que comprendo, pero
cuando me encuentro lejos de aquí, no comprendo, aunque trate de
aplicar lo que usted ha estado diciendo.
KRISHNAMURTI:
... Usted tiene que escucharse a sí mismo y no al que le habla. Si
escucha al que le habla, él se vuelve su líder, su método para
comprender, lo cual es un horror, una abominación, ya que así ha
establecido la jerarquía de la autoridad. Por lo tanto, lo que usted
hace aquí es escucharse a sí mismo. Está mirando el cuadro que
pinta el que le habla; ése es su propio cuadro, no el de él. Si eso
está bien claro, que usted se está mirando a sí mismo, entonces
puede que diga: «Bien, me veo tal como soy, y no quiero hacer nada
al respecto», y ahí se termina la cosa. Pero si dice: «Me veo tal
como soy, y tiene que haber un cambio», entonces comienza a elaborar
su propia comprensión, lo cual es por completo diferente de aplicar
lo que dice el que le habla [...]. Si, en cambio, mientras uno está
hablando usted se escucha a sí mismo, gracias a ese escuchar hay
claridad, hay sensibilidad; ese escuchar hace que la mente se sane,
se fortalezca. Sin obedecer ni resistir, se torna despierta, intensa.
Únicamente un ser humano así puede dar origen a una nueva
generación, a un mundo nuevo.
7
DE ENERO OCK- VOI. XV
Mirar con
intensidad
...
Me parece a mí que el aprender es asombrosamente difícil, como lo
es también el escuchar. Jamás escuchamos verdaderamente nada,
porque nuestra mente no es libre; nuestros oídos están obturados
con esas cosas que ya conocemos, de modo que el escuchar se vuelve
extraordinariamente difícil. Creo o más bien es un hecho que
si uno puede escuchar algo con la totalidad de su ser, con vigor, con
vitalidad, ese acto mismo de escuchar es un factor que libera; pero,
desafortunadamente, ustedes jamás escuchan, tal como jamás han
aprendido al respecto. Después de todo, uno aprende únicamente
cuando entrega todo su ser a algo. Cuando uno dedica todo su ser a
las matemáticas, aprende; pero cuando se halla en un estado de
contradicción, cuando no quiere aprender pero es obligado a
aprender, entonces el aprender se vuelve un mero proceso de acumular.
El aprender es como leer una novela con innumerables caracteres; ello
requiere atención plena, no una atención contradictoria. Si usted
desea aprender acerca de una hoja una hoja de la primavera o
una hoja del verano-, debe mirarla realmente, observar su simetría,
su textura, la cualidad de esa hoja viva. Hay belleza, vigor,
vitalidad en una simple hoja. Así, para aprender acerca de la hoja,
de la flor, de la nube, de la puesta del sol, o acerca de un ser
humano, uno debe mirar con toda intensidad.
8
DE ENERO OCK - Vol. XI
Para
aprender, la mente debe estar quieta
Para
descubrir algo nuevo, usted debe empezar por su propia cuenta; debe
iniciar un viaje estando completamente desnudo, en especial de
conocimientos, porque es muy fácil tener experiencias merced a la
creencia y al conocimiento; pero estas experiencias son tan sólo
productos de nuestra propia proyección y, por lo tanto, son
completamente irreales, falsas. Si usted ha de descubrir por sí
mismo qué es lo nuevo, de nada sirve llevar la carga de lo viejo,
especialmente el conocimiento el conocimiento de otro, por
importante que sea el otro-. Uno usa el conocimiento como un medio de
autoproyección, de seguridad, y quiere estar muy seguro de que tiene
las mismas experiencias que el Buda o Cristo o X. Pero un hombre que
está constantemente proyectándose a sí mismo por medio del
conocimiento, no es, evidentemente, un buscador de la verdad [...].
No
existe sendero para el descubrimiento de la verdad [...]. Cuando
usted quiere descubrir algo nuevo, cuando está experimentando con
cualquier cosa, su mente ha de hallarse muy quieta, ¿no es así? Si
su mente está llena, atestada de hechos, de conocimientos, éstos
actúan como un obstáculo para lo nuevo; la dificultad para la
mayoría de nosotros es que la mente se ha vuelto tan importante, tan
predominantemente significativa, que interfiere todo el tiempo con
cualquier cosa que pueda ser nueva, que pueda existir simultáneamente
con lo conocido. Este conocimiento y el aprendizaje son obstáculos
para quienes quieren buscar, para quienes desean tratar de comprender
aquello que es intemporal.
9
DE ENERO LPU
El
aprender no es una experiencia
La
palabra aprender tiene una gran significación. Hay dos clases
de aprender. Para la mayoría de nosotros, el aprender significa
acumulación de conocimientos, experiencias, tecnología, acumulación
de destrezas, de un idioma. También está el aprender psicológico,
el aprender gracias a la experiencia, o bien el aprender de las
experiencias inmediatas de la vida, las cuales dejan cierto residuo;
aprender de la tradición, de la raza, de la sociedad. Existen estas
dos clases de aprender cómo encarar la vida: la psicológica y la
fisiológica; la destreza externa y la destreza interna. En realidad,
no existe una línea de demarcación entre ambas; se superponen. No
estamos considerando por el momento la destreza que aprendemos
mediante la práctica, el conocimiento tecnológico que adquirimos a
través del estudio. Lo que nos interesa es el aprender psicológico
que hemos adquirido en el curso de los siglos o que hemos heredado
como tradición, conocimiento, experiencia. A esto lo llamamos
aprender, pero yo cuestiono que eso sea, en modo alguno, aprender. No
hablo acerca de aprender una destreza, un idioma, una técnica, sino
que me pregunto si la mente aprende alguna vez en lo psicológico. Ha
aprendido, y con lo que ha aprendido se enfrenta al reto de la vida.
Está siempre traduciendo la vida o el reto nuevo, conforme a lo que
ha aprendido. Eso es lo que hacemos. ¿Es eso aprender? El aprender,
¿no implica acaso algo nuevo, algo que no conozco y que estoy
aprendiendo? Si tan sólo añado a lo que ya conozco, eso no es más
aprender.
10
DE ENERO OCK - VOL. XVI
¿Cuándo
es posible aprender?
La
función de la mente es investigar y aprender. Por aprender no
entiendo el mero cultivo de la memoria o la acumulación del
conocimiento, sino la capacidad de pensar clara y sanamente, sin
ilusión alguna, comenzar desde hechos y no desde creencias e
ideales. No hay aprender posible si el pensamiento se origina en
conclusiones previas. Adquirir meramente información o conocimiento
no es aprender. Aprender implica amar la comprensión y hacer una
cosa por amor a la cosa misma que uno hace. El aprender es posible
sólo cuando no hay coerción de ninguna clase. Y la coerción adopta
muchas formas, ¿no es así? Está la coerción ejercida por la
influencia, por el apego o por la amenaza, por el estímulo
persuasivo o por formas sutiles de recompensa.
La
mayoría de las personas piensa que el aprender es alentado mediante
la comparación, mientras que de hecho es lo contrario. La
comparación genera frustraciones y tan sólo alienta la envidia; eso
es llamado competencia. Como otras formas de persuasión, la
comparación impide el aprender y engendra miedo.
11
DE ENERO ADV
El
aprender jamás es acumulativo
Aprender
es una cosa y adquirir conocimientos es otra. El aprender es un
proceso constante, no un proceso aditivo, no un proceso mediante el
cual uno acumula y, entonces, desde allí actúa. Casi todos nosotros
reunimos conocimiento como memoria, como una idea, lo almacenamos
como experiencia, y actuamos a partir de eso. Es decir, actuamos
desde el conocimiento: conocimiento tecnológico, conocimiento como
experiencia, conocimiento como tradición, conocimiento que uno ha
derivado de las tendencias particulares de su idiosincrasia; con ese
trasfondo, con esa acumulación de conocimiento, experiencia,
tradición, actuamos. En ese proceso no hay aprender alguno. El
aprender jamás es acumulativo; es un movimiento constante. No sé si
alguna vez han investigado esta pregunta: ¿Qué es el aprender y qué
es la adquisición de conocimiento? [...]. El aprender jamás es
acumulativo. Ustedes no pueden almacenar el aprender y después
actuar desde ese depósito. Aprenden sobre la marcha. Debido a eso,
jamás hay un instante de regresión o deterioro o decadencia.
12
DE ENERO OCK- Vol. XIV
El
aprender no tiene pasado
La
sabiduría es algo que ha de ser descubierto por cada uno, y no es el
resultado del conocimiento. El conocimiento y la sabiduría no
marchan juntos. La sabiduría llega cuando hay madurez en la
percepción de nosotros mismos. Si no nos conocemos a nosotros
mismos, el orden no es posible y, por lo tanto, no hay virtud.
Ahora
bien, aprender acerca de uno mismo, y acumular conocimientos acerca
de uno mismo, son dos cosas diferentes [...]. Una mente que adquiere
conocimientos jamás está aprendiendo. Lo que hace es acumular para
sí misma información, experiencia como conocimiento, y desde ese
trasfondo de lo que ha acumulado, experimenta, aprende; en
consecuencia, jamás está aprendiendo realmente, sino siempre
conociendo, adquiriendo.
El
aprender existe siempre en el presente activo, no tiene pasado. Tan
pronto uno se dice a sí mismo: «He aprendido», eso ya se ha vuelto
conocimiento, y desde el trasfondo de ese conocimiento uno puede
acumular, interpretar, pero no puede seguir aprendiendo. Sólo una
mente que no adquiere sino que siempre se halla en estado de
aprender, sólo una mente así puede comprender toda esta entidad que
llamamos el «yo». Tengo que conocerme a mí mismo, la estructura,
la naturaleza, la significación de la entidad total; pero no puedo
hacerlo cargado con mi conocimiento previo, con mi experiencia
anterior, con una mente condicionada, ya que entonces no estoy
aprendiendo, sólo estoy interpretando, traduciendo, mirando con ojos
que ya se hallan oscurecidos por el pasado.
13
DE ENERO OCK - Vol. XV
La
autoridad impide el aprender
Por
lo general, aprendemos mediante el estudio, los libros, la
experiencia, o cuando nos educan. Son los medios habituales de
aprender. Aprendemos de memoria lo que debemos hacer y no hacer, lo
que debemos pensar y no pensar, cómo sentir, cómo reaccionar. A
través de la experiencia, del estudio, del análisis de la
investigación, del examen introspectivo, almacenamos conocimientos
como memoria; y la memoria responde, entonces, a los futuros retos, a
las futuras exigencias, desde lo cual aprendemos más y más [...].
Lo que hemos aprendido es confiado, como conocimiento, a la memoria,
y ese conocimiento funciona cada vez que hay un reto o cada vez que
debemos hacer algo.
Ahora
bien, yo entiendo que hay una forma totalmente distinta de aprender,
y voy a hablar un poco acerca de ello; pero para comprenderlo y para
aprender de esta manera diferente, usted debe estar por completo
libre de la autoridad; de lo contrario, será meramente adoctrinado y
repetirá lo que ha oído. Por eso es muy importante comprender la
naturaleza de la autoridad. La autoridad impide el aprender el
aprender que no es la acumulación de conocimientos como memoria-. La
memoria responde siempre en patrones, no hay libertad. Un hombre
cargado de conocimientos, de enseñanzas, agobiado por las cosas que
ha aprendido, jamás es libre. Puede ser extraordinariamente erudito,
pero su acumulación de conocimientos le impide ser libre; por lo
tanto, es incapaz de aprender.
14
DE ENERO OCK - Vol. XIV
Destruir
es crear
Para
ser libre, debe usted examinar la autoridad, toda la estructura de la
autoridad, y hacer pedazos toda la sucia cosa que ella implica. Y eso
requiere energía, concreta energía física, y también exige
energía psicológica. Pero la energía se destruye, se desgasta
cuando uno se halla en conflicto [...]. Así, pues, cuando se
comprende todo el proceso del conflicto, éste llega a su fin y hay
abundancia de energía. Entonces uno puede proceder a demoler la casa
que ha construido a lo largo de siglos y que no tiene en absoluto
sentido alguno.
¿Sabe?,
destruir es crear. Debemos destruir, no los edificios, no el sistema
social o económico esto sucede todos los días-, sino las
defensas psicológicas, las conscientes y las inconscientes, las
seguridades que hemos desarrollado racionalmente, individualmente,
tanto en lo profundo como en lo superficial. Debemos romper con todo
eso, a fin de estar completamente desprovistos de defensas, porque
para amar, para sentir afecto, tenemos que vivir sin defensa
psicológica alguna. Entonces, uno ve y comprende la ambición, la
autoridad; y comienza a entender cuándo y en qué nivel la autoridad
es necesaria la autoridad del policía y nada más-. En
consecuencia, no hay autoridad del aprender ni autoridad del
conocimiento o de la capacidad, como tampoco la autoridad que asume
la función y que se convierte en rango. Comprender toda forma de
autoridad la de los gurús, la de los Maestros y otros-
requiere una mente muy aguda y un cerebro claro, no un cerebro
contuso, embotado.
15
DE ENERO OCK - Vol. XII
La virtud
está libre de autoridad
¿Puede
la mente estar libre de la autoridad, lo cual implica que está libre
de temor y, por lo tanto, ya no es susceptible de seguir a nadie? En
tal caso, ello pone fin a la imitación, que es algo mecánico. Al
fin y al cabo, la virtud, la ética, no son una repetición de lo
bueno. En el momento en que la virtud se torna mecánica, deja de ser
virtud. La virtud es algo que debe existir de instante en instante,
como la humildad. La humildad no puede ser cultivada, y una mente que
carece de humildad es incapaz de aprender. De modo que la virtud está
libre de autoridad. La moralidad social no es moralidad en absoluto;
es inmoral porque admite la competencia, la codicia, la ambición;
por lo tanto, la sociedad alienta la inmoralidad. La virtud es algo
que trasciende la moralidad. Sin virtud no hay orden, y el orden no
es tal conforme a un patrón, a una fórmula. La mente que sigue una
fórmula disciplinándose para alcanzar la virtud, origina para sí
misma problemas de inmoralidad.
Una
autoridad externa aparte de la autoridad de la ley- que la
mente proyecta como Dios, como moral, etc., se torna destructiva
cuando esa mente está buscando comprender qué es la verdadera
virtud. Cada uno de nosotros tiene su propia autoridad, como
experiencia, como conocimiento, y trata de seguirla. Existe esta
constante repetición, esta imitación que todos conocemos. La
autoridad psicológica no la autoridad de la ley. La autoridad
del policía que cuida el orden que cada uno tiene, se vuelve
destructiva de la virtud, dado que la virtud es algo viviente, en
movimiento. Tal como no podemos cultivar la humildad ni podemos
cultivar el amor, así tampoco la virtud puede ser cultivada; y en
ello hay una gran belleza. La virtud jamás es mecánica, y sin
virtud no hay base para el claro pensar.
16
DE ENERO OCK - Vol. XVII
La vieja
mente se halla atada por la autoridad
El
problema es, entonces, el siguiente: ¿Es posible para la mente que
ha sido tan condicionada educada en innumerables sectas,
religiones, y en toda clase de supersticiones y temores-, romper
consigo misma y, de tal modo, dar origen a una mente nueva? [...]. La
vieja mente es, en esencia, la mente que se halla atada por la
autoridad. No estoy usando la palabra autoridad en el sentido
legalista; entiendo por esa palabra la autoridad como
tradición, conocimiento, experiencia, la autoridad como el medio de
encontrar la seguridad y permanecer en esa seguridad, externa e
internamente; después de todo, eso es lo que la mente está buscando
siempre: un lugar donde pueda sentirse segura, donde no se la
perturbe. Tal autoridad puede ser la autoridad de una idea
autoimpuesta o la así llamada idea religiosa de Dios, la cual no
tiene realidad alguna para la persona religiosa. Una idea no es un
hecho, es una ficción. La idea de Dios es una ficción; ustedes
pueden creer en ella, pero sigue siendo una ficción. Para encontrar
a Dios uno debe destruir por completo la ficción, porque la vieja
mente es la mente temerosa, ambiciosa, la que tiene miedo de la
muerte, del vivir y de la relación; consciente o inconscientemente,
está siempre buscando permanencia, seguridad.
17 DE ENERO OCK - Vol. XIV
Libres
desde el principio mismo
Si
podemos comprender la compulsión que hay detrás de nuestro deseo de
dominar o de ser dominados, entonces quizá podremos liberarnos de
los efectos mutiladores de la autoridad. Anhelamos estar seguros,
tener razón, éxito, saber; y este deseo de certidumbre, de
permanencia, desarrolla dentro de nosotros la autoridad de la
experiencia personal, mientras que exteriormente crea la autoridad de
lo social, de la familia, de la religión y demás. Pero el mero
ignorar la autoridad, zafarse de sus símbolos exteriores, significa
muy poco.
Romper
con una tradición y amoldarse a otra, abandonar a este líder y
seguir a aquél, no es sino un gesto superficial. Si hemos de
percibir inteligentemente todo el proceso de la autoridad, si hemos
de ver su naturaleza intrínseca, si hemos de comprender y trascender
el deseo de certidumbre, entonces debemos tener una percepción y un
discernimiento muy amplios, debemos ser libres; libres no al final,
sino desde el principio.
18
DE ENERO ESV
Liberarse
de la ignorancia, del dolor
Nosotros
escuchamos con esperanza y miedo; buscamos la luz de otro, pero no
estamos pasivamente alerta a fin de poder comprender. Si el liberado
parece satisfacer nuestros deseos, lo aceptamos; si no, continuamos
buscando a alguien que lo haga; lo que ansía la mayoría de nosotros
es gratificación en diferentes niveles. Lo importante no es cómo
reconocer a alguien que está liberado, sino cómo comprendernos a
nosotros mismos. Ninguna autoridad, ni aquí ni en el más allá,
puede darle a uno el conocimiento de sí mismo; sin ese conocimiento
propio no es posible liberarse de la ignorancia, del dolor.
19
DE ENERO OCK- Vol. IV
¿Por qué
seguimos a otros?
¿Por
qué aceptamos a otros, por qué los seguimos? Seguimos la autoridad
de otro, la experiencia de otro, y después dudamos de ella; esta
búsqueda de autoridad y su consecuencia, la desilusión, es para la
mayoría de nosotros un proceso doloroso. Culpamos o criticamos a la
autoridad alguna vez aceptada, al líder, al instructor, pero no
examinamos nuestro propio anhelo de una autoridad capaz de dirigir
nuestra conducta. Una vez comprendido este anhelo, comprenderemos el
significado de la duda.
20
DE ENERO OCK - Vol. IV
La
autoridad corrompe tanto al líder como al seguidor
La
percepción alerta es ardua, y puesto que la mayoría de nosotros
prefiere un modo fácil, ilusorio, introducimos la autoridad para que
moldee nuestra vida y le fije pautas. Puede ser la autoridad de lo
colectivo, del Estado; o puede ser la autoridad personal, el Maestro,
el salvador, el gurú. La autoridad, de cualquier clase que sea, nos
ciega, engendra irreflexión; y como la mayoría de nosotros
encuentra que ser reflexivo es sufrir, nos entregamos a la autoridad.
La autoridad engendra poder, y el poder se centraliza siempre y, por
eso, corrompe por completo; corrompe no sólo a la persona que lo
ejerce, sino también a quien la sigue. La autoridad del conocimiento
y de la experiencia pervierte, tanto si le ha sido conferida al
Maestro, a su representante o al sacerdote. Lo importante es la
propia vida de cada uno, este conflicto aparentemente interminable, y
no el modelo o el líder. La autoridad del Maestro y del sacerdote
nos separa de la cuestión fundamental, que es nuestro conflicto
interno.
21
DE ENERO CSV - Serte I
¿Puedo
confiar en mi experiencia?
La
mayoría de nosotros se siente satisfecha con la autoridad, porque
ésta nos brinda cierta continuidad, una certidumbre, una sensación
de hallarnos protegidos. Pero un hombre que quiera comprender las
implicaciones de esta profunda revolución psicológica debe estar
libre de la autoridad, ¿no es así? No puede acudir a ninguna
autoridad, ya sea ésta de su propia creación o impuesta por otro. Y
¿es esto posible? ¿Es posible para mí no confiar en la autoridad
de mi propia experiencia? Aun cuando haya rechazado todas las
expresiones externas de la autoridad libros, instructores,
sacerdotes, iglesias, creencias-, sigo sintiendo que al menos puedo
confiar en mis propias experiencias, en mi propio juicio, en mi
propio análisis. Pero ¿puedo confiar en mi experiencia, en mi
juicio, en mi análisis? Mi experiencia es el resultado de mi
condicionamiento, tal como la suya lo es de su propio
condicionamiento ¿no es cierto? Puedo haber sido educado como
musulmán o budista o hindú, y mi experiencia dependerá de mi
trasfondo cultural, económico, social y religioso, igual que la de
usted. ¿Puedo confiar en eso? ¿Puedo confiar, acaso, en la guía,
la esperanza, la visión que me dará la fe en mi propio juicio, el
cual es también el resultado de la acumulación de recuerdos y
experiencias, el condicionamiento del pasado que se encuentra con el
presente?...
Ahora
bien, cuando me formulo todas estas preguntas y estoy atento a este
problema, veo que hay un solo estado en el cual la realidad, lo
nuevo, puede cobrar existencia, estado que da origen a una
revolución. Ese estado existe cuando la mente se halla por completo
vacía del pasado, cuando no hay analizador, ni experiencia, ni
juicio, ni autoridad de ninguna clase.
22
DE ENERO OCK - Vol. VII
El
conocimiento propio es un proceso
Para
comprender los innumerables problemas que tiene cada uno de nosotros,
¿no es esencial que haya conocimiento propio? Esa percepción alerta
respecto de uno mismo es una de las cosas más difíciles que hay; no
significa un aislamiento, un retirarse del mundo. Obviamente, es
esencial que nos conozcamos, pero ello no implica que hayamos de
separarnos de nuestras relaciones. Sería, por cierto, un error
pensar que uno puede conocerse a sí mismo de una manera
significativa, completa, plena, mediante el aislamiento, la
exclusión, o acudiendo a algún psicólogo o a algún sacerdote; o
que puede aprender conocimiento propio por medio de un libro. El
conocimiento propio es un proceso, no es un fin en sí mismo; y para
conocernos debemos estar atentos a nosotros mismos en la acción, la
cual es relación. Uno se descubre a sí mismo, no en el aislamiento,
no en el retiro, sino en la relación: relación con la sociedad, con
nuestra esposa, nuestro marido, nuestro hermano; relación con la
humanidad. Pero descubrir cómo reaccionamos, cuáles son nuestras
respuestas, requiere un extraordinario estado de alerta mental, una
notable agudeza de percepción.
23
DE ENERO OCK - Vol. V
La mente
sin ataduras
La
transformación del mundo resulta de la transformación de uno mismo,
porque uno mismo es producto y parte del proceso total de la
existencia humana. Para que uno pueda transformarse, es esencial que
se conozca; sin conocer lo que somos, no hay base para el recto
pensar ni puede haber transformación alguna. Uno debe conocerse tal
como es, no como quisiera ser, lo cual es tan sólo un ideal y, por
lo tanto, es algo ficticio, irreal; sólo lo que es puede ser
transformado, no lo que uno desearía ser. Conocernos tal como somos
requiere una vigilancia extraordinaria de la mente, porque lo que
es experimenta modificaciones, cambios constantes; y para poder
seguirlos con rapidez, la mente no debe estar atada a ningún dogma,
a ninguna creencia en particular, a ningún modelo de acción. Si uno
quiere ir en pos de algo, no es bueno estar atado. Para conocernos a
nosotros mismos, nuestra mente debe hallarse en un estado de
percepción alerta, de vigilancia, estado en el que se halla libre de
todas las creencias, de todas las idealizaciones, porque las
creencias y los ideales nos dan un solo color, falseando la verdadera
percepción. Si queremos saber lo que somos, no podemos imaginar algo
que no somos ni creer en ello. Si soy codicioso, envidioso, violento,
de poco vale que tenga meramente un ideal de no-violencia, de no
codicia [...]. La comprensión de lo que somos feos o hermosos,
malvados o dañinos, lo que fuere-, el comprender sin distorsión
alguna lo que realmente somos, es el principio de la virtud. La
virtud es esencial, porque ella nos brinda libertad.
24
DE ENERO LPU
Conocimiento
propio activo
Sin
conocimiento propio, la experiencia engendra ilusión; con
conocimiento propio, la experiencia, que es la respuesta al reto, no
deja un residuo acumulativo como memoria. El conocimiento propio es
el descubrimiento, de instante en instante, de las modalidades del
«yo», de sus intenciones y de su actividad, sus pensamientos y
apetitos. Jamás puede existir «su experiencia» y «mi
experiencia»; la expresión misma «mí experiencia» indica
ignorancia, demuestra que uno acepta la ilusión.
25
DE ENERO CSV - Serie I
La
creatividad a través del conocimiento propio
...
No hay un método para el conocimiento propio. El hecho de buscar un
método implica, invariablemente, el deseo de obtener algún
resultado; y eso es lo que todos queremos: obtener resultados.
Seguimos a la autoridad si no es la autoridad de una persona,
es la de un sistema, de una ideología- porque queremos un resultado
que habrá de ser satisfactorio, que nos brindará seguridad. En
realidad, no deseamos conocernos a nosotros mismos, nuestros impulsos
y nuestras reacciones, todo el proceso de nuestro pensar, tanto lo
consciente como lo inconsciente; deseamos más bien seguir un sistema
que nos asegure un resultado. Pero el seguimiento de un sistema es,
en todos los casos, la consecuencia de nuestro deseo de seguridad, de
certidumbre, y el resultado no es, por cierto, la comprensión de uno
mismo. Cuando seguimos un método, necesitamos tener autoridades el
instructor, el gurú, el salvador, el Maestro- que nos garanticen lo
que deseamos; y ése no es el camino del conocimiento propio.
La
autoridad impide la comprensión de uno mismo, ¿no es así? Al
abrigo de una autoridad, de una guía, podemos tener transitoriamente
una sensación de seguridad, de bienestar, pero eso no es comprender
el problema total de nosotros mismos. La autoridad, por su propia
naturaleza, impide la plena percepción de uno mismo y, por eso,
destruye finalmente la libertad. Unicamente en libertad puede existir
el espíritu creativo. La creatividad sólo es posible a través del
conocimiento propio.
26
DE ENERO LPU
La mente
quieta, la mente sencilla
Cuando
estamos conscientes de nosotros mismos, ¿no es todo el movimiento
del vivir un modo de dejar al descubierto el «yo», el ego? El «yo»,
el «sí mismo», es un proceso muy complejo que puede ser
descubierto solamente en la relación, en nuestras actividades
cotidianas, en la manera como hablamos, como juzgamos, como
calculamos, como censuramos a otros y a nosotros mismos. Todo eso
revela el estado condicionado de nuestro propio pensar. No es
importante, pues, darnos cuenta de todo este proceso? Sólo mediante
la percepción, de instante en instante, de lo que es verdadero,
existe el descubrimiento de lo intemporal, de lo eterno. Sin
conocimiento propio, no podemos dar con lo eterno. Cuando no nos
conocemos a nosotros mismos, lo eterno se vuelve una mera palabra, un
símbolo, una especulación, un dogma, una creencia, una ilusión por
medio de la cual la mente puede escapar. Pero si uno empieza a
comprender el «yo» en todas sus diversas actividades cotidianas,
entonces, por obra de esa comprensión misma y sin que haya esfuerzo
alguno, surge a la existencia lo innominado, lo intemporal. Pero lo
intemporal no es una recompensa por el conocimiento propio. No se
puede tratar de obtener lo eterno; la mente no puede adquirirlo. Se
manifiesta a sí mismo cuando la mente está quieta, y la mente puede
estar quieta sólo cuando es sencilla, cuando ya no acumula, ni
condena, ni juzga, ni sopesa. Sólo la mente sencilla puede
comprender lo real; no así la mente repleta de palabras,
conocimientos, informaciones. La mente que analiza, que calcula, no
es una mente sencilla.
27
DE ENERO OCK - Vol. VII
Conocerse
a sí mismo
Sin
conocerse a sí mismo, haga uno lo que hiciere, no es posible el
estado de meditación. Entiendo por «conocerse a sí mismo»,
conocer cada pensamiento, cada estado de ánimo, cada palabra, cada
sentimiento; conocer la actividad de la propia mente, no el yo
supremo, el gran yo; no existe tal cosa; el yo superior, el atma,
sigue estando dentro del campo del pensamiento. El pensamiento es el
resultado de nuestro condicionamiento, es la respuesta de nuestra
memoria, tanto de la ancestral como de la inmediata. Si no hemos
establecido primero, de manera profunda, irrevocable, esa virtud que
adviene cuando nos conocemos a nosotros mismos, el mero intento de
meditar es totalmente engañoso y absolutamente inútil.
Por
favor, es muy importante que aquellos que son serios, comprendan
esto. Ya que si no lo hacen, su meditación y el vivir factual
estarán divorciados, separados, tan ampliamente separados que, aun
cuando uno pueda meditar, adoptar posturas indefinidamente por el
resto de su vida, no verá más allá de su nariz. Cualquier postura
que adopte, cualquier cosa que haga, no tendrá en absoluto sentido
alguno.
...
Es importante comprender qué es este conocerse a sí mismo:
simplemente, estar atento, sin opción ni preferencia alguna, al
«yo», el cual tiene su origen en un haz de recuerdos; sólo estar
conscientes de él sin interpretarlo, tan sólo observar el
movimiento de la mente. Pero esa observación se ve impedida cuando,
por medio de la observación, uno se limita a acumular ideas sobre
qué debe hacer, qué no debe hacer, qué debe lograr. Si procedemos
así, ponemos fin al proceso vivo que es el movimiento de la mente
centrada en el «yo». O sea, tengo que observar y ver el hecho, lo
factual, lo que es. Si esa observación la abordo con una
idea, con una opinión como la de «no debo», o «debo», que
son las respuestas de la memoria-, entonces el movimiento de lo
que es se ve obstaculizado, bloqueado; por lo tanto, no existe el
aprender.
28
DE ENERO OCK- Vol. XIV
El vacío
creativo
¿No
puede usted escuchar esto de la misma manera como la tierra recibe la
semilla, y ver si la mente es capaz de estar libre, vacía? Puede
estar vacía sólo comprendiendo sus propias proyecciones, sus
propias actividades, no de vez en cuando, sino de día en día, de
instante en instante. Entonces encontrará la respuesta, verá que el
cambio llega sin que lo pida, verá que el estado de vacío creativo
no es algo que pueda ser cultivado; está ahí, adviene
misteriosamente, sin invitación alguna, y sólo en ese estado hay
una posibilidad de renovación, de que ocurra algo nuevo, una
revolución interna.
29
DE ENERO OCK - Vol. VII
El
conocimiento propio
El
recto pensar llega con el conocimiento propio. Si no nos comprendemos
a nosotros mismos, nuestro pensamiento carece de base; sin el
conocimiento propio, lo que pensamos no es verdadero.
Yo y
el mundo no somos dos entidades diferentes con problemas separados;
yo y el mundo somos uno. Mi problema es el problema del mundo. Yo
puedo ser el resultado de ciertas tendencias, de influencias
ambientales, pero en lo fundamental no soy diferente de otro.
Internamente somos todos muy semejantes: a todos nos impulsa la
codicia, la mala voluntad, el miedo, la ambición, etc. Nuestras
creencias, esperanzas, aspiraciones, tienen en todos una base común.
Somos todos uno, somos una sola humanidad, aunque nos dividan las
fronteras artificiales de la economía, la política y el prejuicio.
Si mato a otro, me estoy destruyendo a mí mismo. Uno es el centro de
lo total; si no se comprende a sí mismo, no puede comprender la
realidad.
Tenemos
un conocimiento intelectual de esta unidad, pero mantenemos el
conocimiento y el sentimiento en secciones diferentes; en
consecuencia, jamás experimentamos la unidad extraordinaria del ser
humano.
30
DE ENERO OCK - Vol. IV
La
relación es un espejo
El
conocimiento propio no lo es de acuerdo con alguna fórmula. Uno
puede acudir a un psicólogo o a un psicoanalista para averiguar
acerca de sí mismo, pero eso no es conocimiento propio. El
conocimiento propio surge cuando estamos atentos a nosotros mismos en
la relación, la cual revela lo que somos de instante en instante. La
relación es un espejo en el cual podemos vernos tal como realmente
somos. Pero pocos tenemos la capacidad de mirarnos tal cual somos en
la relación, porque inmediatamente comenzamos a censurar o
justificar lo que vemos. Juzgamos, evaluamos, comparamos, negamos o
aceptamos, pero jamás observamos verdaderamente lo que es, y
para la mayoría de las personas esto parece lo más difícil de
hacer; no obstante, sólo esto puede dar comienzo al conocimiento
propio. Si en este espejo extraordinario de la relación, el cual no
deforma nada, podemos vernos así como somos, si simplemente tenemos
la capacidad de mirar con atención plena en este espejo y ver
realmente lo que es, estar atentos a ello sin condenar, ni
juzgar, ni evaluar y uno mira así cuando hay un interés
serio-, encontraremos que la mente puede liberarse de todo su
condicionamiento. Sólo entonces está libre para descubrir lo que se
encuentra más allá del campo del pensamiento.
Al
fin y al cabo, por erudita o insignificante que la mente sea, está,
consciente o inconscientemente, limitada, condicionada, y cualquier
extensión de este condicionamiento sigue estando dentro del campo
del pensar. Así pues, la libertad es algo por completo diferente.
31
DE ENERO OCK - Vol. IX
FEBRERO
El
devenir
La
creencia
La
acción
El
bien y el mal
El
devenir es lucha
La
vida tal como la conocemos, nuestra vida cotidiana, es un proceso de
devenir, de llegar a ser. Soy pobre y actúo con un objetivo en
perspectiva, el cual es llegar a ser rico. Soy feo y quiero volverme
atractivo. Por lo tanto, mi vida es un proceso de llegar a ser alguna
cosa. La voluntad de ser es la voluntad de devenir, en diferentes
niveles de conciencia, en diferentes estados; en ello hay reto,
respuesta, hay un nombrar, un registrar. Ahora bien, este devenir es
lucha, es dolor, ¿verdad? Es un esfuerzo constante: soy esto, y
quiero llegar a ser aquello.
1
DE FEBRERO LPU
Todo
devenir es desintegración
La
mente tiene una idea, quizás agradable, y quiere ser como esa idea,
la cual es una proyección de su deseo. Usted es esto, que no le
agrada, y quiere llegar a ser aquello, que le agrada. El ideal es una
autoproyección; lo opuesto es una extensión de lo que es, no
es en absoluto lo opuesto, sino una continuidad de lo que es,
quizás algo modificada. La proyección es obstinada, y el conflicto
es la lucha en pos de esa proyección [...]. Usted lucha por llegar a
ser algo, y ese algo es parte de usted mismo. El ideal es su propia
proyección. Vea cómo la mente se ha jugado un truco a sí misma.
Usted se está esforzando tras las palabras, persigue su propia
proyección, su propia sombra. Es violento y lucha por llegar a ser
no violento, el ideal; pero el ideal es una proyección de lo que
es. Sólo que bajo un nombre diferente.
Cuando
se da cuenta de este truco que se ha jugado a sí mismo, lo falso es
visto como falso. La lucha en pos de una ilusión es el factor que
desintegra. Todo conflicto, todo devenir es desintegración. Cuando
hay una lúcida percepción de este truco que la mente se ha jugado a
sí misma, entonces sólo existe lo que es. Cuando la mente se
ha despojado de todo el devenir, de todos los ideales, de toda
comparación y condena, cuando su propia estructura se ha derrumbado,
entonces lo que es ha sufrido una completa transformación. En
tanto damos un nombre a lo que es, hay una relación entre la
mente y lo que es, pero cuando este proceso de nombrar que
es memoria, que es la estructura misma de la mente- ha dejado de ser,
también ha dejado de existir lo que es. Sólo en esta
transformación hay integración.
2
DE FEBRERO CSV- Serie I
¿Puede
la mente vulgar volverse sensible?
Preste
atención a la pregunta, al significado que hay detrás de las
palabras: Puede la mente vulgar volverse sensible? Si digo que mi
mente es vulgar, y trato de volverme sensible, el esfuerzo mismo de
volverme sensible es vulgaridad. Por favor, vea esto. No se sienta
perplejo, obsérvelo. Mientras que, si reconozco que soy vulgar, sin
tratar de cambiar eso, sin procurar volverme sensible, si empiezo a
comprender qué es la vulgaridad, si la observo en mi vida de día en
día, si observo mi modo voraz de comer, la rudeza con que trato a la
gente, el orgullo, la arrogancia, la tosquedad de mis hábitos y
pensamientos, entonces esa observación misma transforma lo que
es.
De
igual modo, si soy necio y digo que debo volverme inteligente, el
esfuerzo de volverme inteligente es tan sólo una forma ampliada de
necedad, ya que lo importante es comprender la necedad. Por mucho que
pueda tratar de volverme inteligente, mi necedad habrá de continuar.
Puedo adquirir el refinamiento superficial de la erudición, puedo
ser hábil para citar libros, repetir pasajes de grandes autores,
pero básicamente seguiré siendo un necio. En cambio, si veo y
comprendo la necedad tal como se expresa en mi vida cotidiana en
el comportamiento con mi sirviente, en el modo como considero a mi
prójimo, al hombre pobre, al hombre rico, al empleado de la tienda-,
entonces esa misma percepción alerta trae consigo la disolución de
la necedad.
3
DE FEBRERO PDE
Oportunidades
para la autoexpansión
...
La estructura jerárquica ofrece una oportunidad excelente para la
autoexpansión. Usted puede desear la hermandad, pero ¿cómo puede
haber hermandad si está persiguiendo distinciones espirituales?
Podrá sonreírse ante títulos mundanos, pero cuando en el reino del
espíritu admite al Maestro, al salvador, al gurú, ¿no está
transfiriendo a ese reino una actitud mundana? ¿Puede haber
divisiones jerárquicas o grados en el desarrollo espiritual, en la
comprensión de la verdad, en la realización de Dios? El amor no
admite divisiones. O uno ama, o no ama; pero no convierta la falta de
amor en un largo y dilatado proceso cuyo objetivo final es el amor.
Cuando usted sabe que no ama, cuando está pasivamente alerta ante
ese hecho, entonces hay una posibilidad de transformación; pero
cultivar diligentemente esta distinción entre el Maestro y el
discípulo, entre aquellos que han logrado llegar y los que no lo han
logrado, entre el salvador y los pecadores, es negar el amor. El
explotador, que a su vez es explotado, encuentra un apropiado terreno
de caza en esta ceguera, en esta ilusión.
...
La separación entre Dios o la realidad y uno mismo es generada por
uno, por la mente que se aferra a lo conocido, a la certidumbre, a la
seguridad. Es imposible tender un puente sobre esta separación; no
hay ritual, ni disciplina, ni sacrificio que pueda permitirle
cruzarla; no hay salvador, ni maestro, ni gurú que pueda conducirlo
hacia lo real o que pueda destruir esta separación. La división no
es entre lo real y usted; está en usted mismo.
...
Lo esencial es comprender el creciente conflicto del deseo; esta
comprensión llega tan sólo mediante el conocimiento propio y la
percepción constante de los movimientos del «yo».
4
DE FEBRERO CSV - Serie I
Más allá
de toda experimentación
Comprender
el «yo» requiere muchísima inteligencia, un estado intenso de
vigilancia, de alerta, de agudeza mental, una observación incesante
para que el «yo» no pueda escabullirse. Como soy muy serio, quiero
disolver el «yo». Cuando digo eso, entiendo que es posible disolver
el «yo». Por favor, sea paciente.
Tan
pronto digo: «Quiero disolver este "yo"», en el proceso
que sigo para disolverlo interviene la experimentación del «yo»;
en consecuencia, el «yo» se fortalece. ¿Cómo es posible,
entonces, que el «yo» no experimente? Uno puede ver que la creación
no es en absoluto una experiencia del «yo». La creación tiene
lugar cuando el «yo» está ausente, porque la creación no es un
hecho intelectual, no pertenece a la mente, no es autoproyectada; es
algo que está más allá de toda experimentación tal como la
conocemos. ¿Puede la mente estar por completo quieta, en un estado
de no reconocimiento, o sea, de no experimentación, un estado en el
que la creación pueda tener lugar? Es decir, cuando el «yo» no
está ahí, cuando se halla ausente. ¿Me estoy expresando con
claridad o no?... El problema es éste, ¿verdad? Cualquier
movimiento de la mente, positivo o negativo, es una experiencia que
de hecho fortalece el «yo». ¿Puede la mente no reconocer? Eso
puede ocurrir sólo cuando hay completo silencio, pero no el silencio
que es una experiencia del «yo» y que, por lo tanto, lo fortalece.
5
DE FEBRERO OCK - Vol. VI
¿Qué es
el «yo»?
La
búsqueda de poder, de posición, la autoridad, la ambición y demás,
son formas del «yo» en todas sus diferentes expresiones. Pero lo
que importa es comprender el «yo», y estoy seguro de que todos
estamos convencidos de eso. Si me permiten agregar algo aquí, seamos
serios con respecto a esta cuestión; si ustedes y quien les habla,
como individuos, no como un grupo de personas que pertenecen a clases
sociales, a ciertas sociedades, a determinadas divisiones climáticas,
podemos comprender esto y actuar sobre ello, yo siento que habrá una
verdadera revolución. Tan pronto eso se vuelve universal y se
organiza mejor, el «yo» se refugia ahí; mientras que si ustedes y
yo, como individuos, podemos amar, podemos llevar a cabo esto de
manera efectiva en nuestra vida cotidiana, entonces surgirá a la
existencia esa revolución que es tan fundamental [...].
¿Saben
ustedes qué entiendo por el «yo»? Entiendo por el «yo» la idea,
el recuerdo, la conclusión, la experiencia, las diversas formas de
las intenciones, tanto las que se pueden nombrar como las
innombrables, el esfuerzo consciente de ser o de no ser esto o
aquello, la memoria acumulada del inconsciente: lo racial, el grupo,
el individuo, el clan, y la totalidad de ello, ya sea proyectado
exteriormente en la acción o proyectado espiritualmente como virtud;
el esforzarse tras todo esto es el «yo». Ello incluye la
competencia, el deseo de ser. Ese proceso íntegro es el «yo»; y
cuando nos enfrentamos con él, sabemos realmente que es algo
maligno. Uso la palabra maligno intencionalmente, porque el
«yo» es divisivo; el «yo» lo encierra a uno en sí mismo; sus
actividades, por nobles que sean, separan y aíslan. Sabemos todo
esto. También sabemos cuán extraordinarios son los momentos en que
el «yo» se halla ausente, en que no hay sentido alguno de esfuerzo;
ello ocurre cuando hay amor.
6
DE FEBRERO OCK - Vol. VI
Cuando
hay amor, el «yo» está ausente
La
realidad, la verdad, no puede ser reconocida. Para que la verdad se
manifieste, deben desaparecer la creencia, los conocimientos, la
experiencia, la persecución de la virtud que es muy diferente
de ser virtuoso-. La persona virtuosa, consciente de que persigue la
virtud, jamás puede encontrar la realidad. Puede ser una persona muy
decente; esa persona es por completo distinta del hombre que
pertenece a la verdad, del hombre que comprende. Para ese hombre, la
verdad se ha manifestado. Un hombre consciente de ser virtuoso y, por
lo tanto, de ser justo, jamás puede comprender qué es la verdad,
porque la virtud es para él la cubierta del «yo», el
fortalecimiento del «yo», dado que está persiguiendo la virtud.
Cuando dice: «Debo vivir sin envidia», el estado en el cual es no
envidioso y que él experimenta, fortalece el «yo». Por eso es tan
importante ser pobre, no sólo en las cosas del mundo, sino también
en creencia y en conocimiento. Un hombre rico en riquezas mundanas, o
un hombre rico en creencias y conocimientos, jamás conocerán nada
sino oscuridad, y serán centro de todo daño y de toda desdicha.
Pero si ustedes y quien les habla, como individuos, podemos ver todo
este funcionamiento del «yo», sabremos qué es el amor. Les aseguro
que ésa es la única reforma que puede cambiar al mundo. El amor no
es el «yo»; el «yo» no puedo reconocer el amor. Uno dice «yo
amo», pero entonces, en el decirlo mismo, en el propio
experimentarlo, está ausente el amor. Cuando amamos, el «yo» está
ausente. Donde existe el amor, no existe el «yo».
7
DE FEBRERO OCK Vol. VI
Comprender
«lo que es»
Ciertamente,
un hombre que comprende la vida, no necesita creencias. Un hombre que
ama no tiene creencias; ama. El que tiene creencias es el hombre
consumido por el intelecto, porque el intelecto está siempre
buscando seguridad, protección, siempre está evitando el peligro y,
por eso, engendran ideas, creencias, ideales, detrás de los que
pueda protegerse. ¿Qué ocurriría si ustedes abordaran la violencia
directamente ahora? Serían un peligro para la sociedad; y debido a
que la mente anticipa el peligro, dice: «Alcanzaré el ideal de la
no violencia dentro de diez años», lo cual es un proceso totalmente
ficticio, falso... Comprender lo que es importa más que crear
y seguir ideales, dado que los ideales son falsos y lo que es,
es lo real. Para comprender lo que es se requiere una
capacidad enorme, una mente rápida y libre de prejuicios. Debido a
que no queremos afrontar y comprender lo que es, inventamos
las numerosas vías de escape y les damos hermosos nombres, tales
como ideal, creencia, Dios. Por cierto, sólo cuando veo lo falso
como falso, mi mente es capaz de percibir lo verdadero. Una mente
contundida en lo falso jamás puede encontrar la verdad. Por lo
tanto, debo comprender qué es falso en mis relaciones, en mis ideas,
en las cosas que hay a mí alrededor, porque percibir la verdad exige
que se comprenda lo falso. Sin eliminar las causas de ignorancia, no
puede haber iluminación; buscar la iluminación cuando la mente se
debate en la ignorancia es absolutamente vano y sin sentido. Por
consiguiente, debo empezar a ver lo falso en mis relaciones con las
ideas, con la gente, con las cosas. Cuando la mente ve lo que es
falso, se manifiesta lo verdadero; entonces hay éxtasis, hay
felicidad.
8
DE FEBRERO OCK - Vol. V
En qué
creemos
¿No
brinda entusiasmo la creencia? ¿Puede el entusiasmo sostenerse sin
una creencia? Y ¿es siquiera necesario el entusiasmo, o lo que se
requiere es una clase diferente de energía, de vitalidad, un impulso
diferente? La mayoría de nosotros siente entusiasmo por una cosa u
otra. Somos muy vehementes, muy entusiastas con respecto a
conciertos, a la ejercitación física, o cuando vamos a un «picnic».
A menos que sea alimentado todo el tiempo por una cosa u otra, el
entusiasmo se desvanece y tenemos un entusiasmo nuevo por otras
cosas. ¿Existe una fuerza, una energía que se sostenga por sí
misma, que no dependa de creencia alguna?
La
otra pregunta es: ¿Necesitamos, acaso, una creencia, de cualquier
clase que sea? Si así fuera, ¿por qué es necesaria? Ése es uno de
los problemas involucrados. No necesitamos «creer» que existe la
puesta del sol, que existen las montañas, los ríos. No necesitamos
«creer» que reñimos con nuestras esposas. No necesitamos «creer»
que la vida es una desdicha terrible con su angustia, su conflicto y
su constante ambición; eso es un hecho. Pero necesitamos una
creencia cuando queremos escapar de un hecho hacia una irrealidad.
9
DE FEBRERO OCK- Vol. XVI
La
mente Agitada por la creencia
La
religión de ustedes, su creencia en Dios, es un modo de escapar de
la realidad; por lo tanto, no es religión en absoluto. El hombre
rico que acumula dinero a base de crueldad, de falsedad, de astuta
explotación, cree en Dios; y ustedes también creen en Dios, también
son astutos, envidiosos, crueles, suspicaces. ¿Es posible encontrar
a Dios por medio de la falsedad, del engaño, de los arteros trucos
de la mente? El hecho de que uno coleccione todos los libros sagrados
y los diversos símbolos de Dios, ¿indica que es una persona
religiosa? De modo que la religión no es un escape respecto de los
hechos; religión es comprender el hecho de lo que somos en nuestra
existencia cotidiana: la manera como hablamos, la clase de
conversaciones que sostenemos, el modo como nos dirigimos a nuestros
sirvientes, como tratamos a nuestra esposa, a nuestros hijos y
vecinos En tanto no comprendamos la relación con nuestro prójimo,
con la sociedad, con nuestra esposa y nuestros hijos, tiene que haber
confusión; y la mente confundida, haga lo que hiciere, sólo creará
más confusión, más problemas y conflictos. Una mente que escapa de
lo factual, de los hechos de la relación, jamás encontrará a Dios;
una mente agitada por la creencia no conocerá la verdad. Pero la
mente que comprende su relación con la propiedad, con la gente, con
las ideas, que ya no lucha más con los problemas que genera la
relación, una mente para la que la solución no es el retiro, sino
la comprensión del amor, sólo una mente así puede comprender la
realidad.
10
DE FEBRERO OCK - Vol. VI
Más allá
de la creencia
Nos
damos cuenta de que la vida es desagradable, dolorosa, triste;
deseamos alguna clase de teoría, alguna clase de especulación o
satisfacción, alguna clase de doctrina que explique todo esto, y así
quedamos atrapados en explicaciones, palabras, teorías, y
gradualmente las creencias echan raíces muy profundas y se vuelven
inconmovibles, porque detrás de esas creencias, de esos dogmas, está
el miedo constante a lo desconocido. Pero jamás miramos ese miedo;
le volvemos la espalda. Cuanto más fuertes son las creencias, más
fuertes los dogmas. Y cuando examinamos estas creencias: la
cristiana, la hindú, la budista, etcétera, encontramos que dividen
a la gente. Cada dogma, cada creencia tiene una serie de rituales, de
compulsiones que atan y separan a los seres humanos. De modo que
empezamos una indagación para averiguar qué es lo verdadero, cuál
es el significado de esta desdicha, de esta lucha, de este dolor; y
pronto quedamos atrapados en creencias, rituales, teorías.
La
creencia es corrupción, porque detrás de la creencia y la moralidad
se esconde la mente, el «yo» el «yo» que se vuelve cada vez
más grande, poderoso y fuerte-. Consideramos que la creencia en
Dios, la creencia en algo, es religión. Pensamos que creer es ser
religioso. ¿Comprende? Si no creemos, se nos considerará ateos,
seremos condenados por la sociedad. Una sociedad condenará a los que
creen en Dios, y otra sociedad condenará a los que no creen. Ambas
son la misma cosa. Así pues, la religión se vuelve una cuestión de
creencia; y la creencia actúa y ejerce su influencia sobre la mente.
De ese modo la mente jamás puede ser libre. Pero sólo en libertad
podemos descubrir qué es lo verdadero, qué es Dios; no podemos
hacerlo mediante ninguna creencia, porque nuestra creencia misma
proyecta lo que pensamos que debe ser Dios, lo que pensamos que debe
ser la verdad.
11
DE FEBRERO OCK - Vol. VII
La
pantalla de la creencia
Usted
cree en Dios y otro no cree en Dios, de modo que las creencias de
ustedes los separan. En todo el mundo la creencia está organizada
como hinduismo, budismo o cristianismo, así divide a los hombres.
Estamos confundidos, y pensamos que mediante la creencia aclararemos
la confusión; es decir, la creencia se superpone a la confusión y
esperamos que, con eso, la confusión se despejará. Pero la creencia
no es sino un modo de escapar del hecho de la confusión no nos ayuda
a aprontar y comprender el hecho, sino a escapar de la contusión en
que nos encontramos. Para comprender la contusión, no es necesaria
la creencia; ésta sólo actúa como una pantalla entre nosotros y
nuestros problemas. Por eso la religión, que es una creencia
organizada, se convierte en un medio para escapar de lo que es,
del hecho de la confusión. El hombre que cree en Dios, el que cree
en el más allá, o aquel que tiene alguna otra forma de creencia,
está escapando de un hecho: el hecho de lo que él es. ¿Acaso no
conocemos a esas personas que creen en Dios, que practican puja,
que repiten ciertos cantos y ciertas palabras, y que en su vida
cotidiana son dominadoras, crueles, ambiciosas, tramposas,
deshonestas? ¿Encontrarán ellas a Dios? Están verdaderamente
buscando a Dios? ¿Puede encontrarse a Dios mediante la repetición
de palabras, mediante la creencia? Sin embargo, tales personas creen
en Dios, adoran a Dios, van al templo todos los días, lo hacen todo
para eludir el hecho de lo que son; y a esas personas las
consideramos respetables, porque esas personas somos nosotros mismos.
12
DE FEBRERO OCK- Vol. VI
Enfrentarse
a la vida de un modo nuevo
Según
me parece, una de las cosas que la mayoría de nosotros acepta
ansiosamente y da por sentada es la cuestión de las creencias. No
estoy atacando las creencias. Lo que tratamos de hacer es averiguar
por qué las aceptamos. Y si pudiéramos entender los motivos, las
causas de la aceptación, quizá seríamos capaces no sólo de
comprenderlas, sino también de liberarnos de ellas. Uno puede ver
cómo las creencias políticas, religiosas, nacionales, y otros tipos
diversos de creencias, separan de hecho a los seres humanos, generan
conflicto, contusión y antagonismo, lo cual es obvio; sin embargo,
no estamos dispuestos a abandonarlas. Está la creencia hindú, la
creencia budista, la cristiana... innumerables creencias sectarias y
nacionales, diversas ideologías políticas, todas rivalizando entre
sí, tratando cada una de convertir a las otras. Es evidente, todos
podemos verlo, que la creencia separa a las personas y crea
intolerancia. ¿Es posible vivir sin creencias? Eso podemos
descubrirlo sólo si somos capaces de estudiarnos a nosotros mismos
en relación con una creencia. ¿Es, entonces, posible vivir en este
mundo y no tener creencia alguna? No cambiar de creencias, no
sustituir una creencia por otra, sino estar enteramente libres de
todas las creencias, a fin de que nos enfrentemos a la vida de un
modo nuevo a cada instante. Esto, después de todo, es la verdad: ser
capaces de afrontarlo todo de una manera nueva, afrontarlo de
instante en instante sin la reacción condicionadora del pasado, de
modo tal que no exista el efecto acumulativo que actúa como una
barrera entre uno mismo y lo que es.
13
DE FEBRERO LPU
La
creencia impide la verdadera comprensión
Si
no tuviéramos ninguna creencia, ¿qué nos sucedería? ¿No
estaríamos muy asustados de lo que podría pasar? Si no tuviéramos
un modelo de acción basado en una creencia ya sea en Dios, en
el comunismo, en el socialismo en el imperialismo, o en alguna
fórmula religiosa, en algún dogma al cual estamos condicionados-,
nos sentiríamos totalmente perdidos, ¿no es así? Y esta aceptación
de una creencia, ¿no es un modo de disimular ese miedo, el miedo de
ser realmente nada, el miedo al vacío? Después de todo, una copa es
útil cuando está vacía; y una mente llena de creencias, dogmas,
afirmaciones, citas, es de hecho una mente que carece de creatividad;
es una mente tan sólo repetitiva. El escapar de ese miedo, miedo al
vacío, a la soledad, al estancamiento, miedo de no alcanzar la meta,
de no triunfar, de no obtener lo que queremos, de no ser o de no
llegar a ser esto o aquello, es seguramente una de las razones por
las que aceptamos tan ansiosa y ávidamente las creencias, ¿verdad?
Ahora bien, mediante la aceptación de una creencia, ¿nos
comprendemos a nosotros mismos? Todo lo contrario. Una creencia,
religiosa o política, impide que nos comprendamos a nosotros mismos.
Actúa como una pantalla a través de la cual nos miramos. ¿Podemos,
pues, mirarnos sin las creencias?
Si
eliminamos estas creencias, las numerosas creencias que tenemos, ¿nos
queda algo para mirar? Si no tenemos creencias con las que la mente
se haya identificado, entonces la mente, sin identificación alguna,
es capaz de mirarse y verse tal como es; eso constituye, por cierto,
el principio de la comprensión de uno mismo.
14
DE FEBRERO LDU
Observación
directa
¿Por
qué las ideas arraigan en nuestras mentes? ¿Por qué no se vuelven
sumamente importantes los hechos, no las ideas? ¿Por qué llegan a
ser tan significativas las teorías, los conceptos, y no el hecho?
¿Es, acaso, porque no podemos comprender el hecho, porque nos falta
la capacidad de enfrentarnos a él, o porque nos atemoriza hacerlo?
Así pues, las ideas, las especulaciones, las teorías, son recursos
para escapar del hecho...
Uno
puede huir, puede hacer toda clase de cosas, los hechos están ahí:
el hecho de que uno es irascible, el hecho de que es ambicioso, el
hecho de que es sensual, muchísimas cosas. Podrá reprimir los
hechos, transmutarlos que es otra forma de represión-,
controlarlos, pero todos esos hechos fueron reprimidos, controlados,
disciplinados con ideas [...]. ¿No desperdician nuestra energía las
ideas? No embotan la mente? Uno podrá ser hábil en especulaciones
mentales, en citas, pero la mente que apela a las citas es una mente
embotada; ha leído muchísimo y cita.
...
Uno elimina de un solo golpe el conflicto de lo opuesto, si vive con
el hecho y, por lo tanto, libera la energía para enfrentarse al
hecho. Para la mayoría de nosotros, la contradicción es un campo
extraordinario en el que la mente queda atrapada. Quiero hacer esto,
y hago algo por completo diferente; pero si me enfrento al hecho de
querer hacer esto, no hay contradicción alguna; en consecuencia, de
un solo golpe he abolido íntegramente todo sentido de lo opuesto, y
mi mente está entonces interesada por completo en lo que es y
en la comprensión de lo que es.
15
DE FEBRERO OCK- Vol. XIII
Acción
sin idea
Sólo
cuando la mente está libre de la idea puede haber una experiencia
directa. Las ideas no son la verdad; y la verdad es algo que debe ser
experimentado directamente, de instante en instante. No se trata de
una experiencia que deseamos, la cual sería entonces mera sensación.
Sólo cuando uno puede ir más allá del haz de las ideas que
es el «yo», que es la mente, que tiene una continuidad parcial o
completa-, sólo cuando uno puede trascender todo eso y el
pensamiento está absolutamente silencioso, hay un estado en que se
experimenta de manera directa. En ese estado sabrá uno qué es la
verdad.
16
DE FEBRERO LPU
Acción
sin el proceso del pensamiento
¿Qué
entendemos por idea? Ciertamente, la idea es el proceso del
pensamiento. ¿No es así? Es un proceso de la mente, del pensar; y
el pensar es siempre una reacción, ya sea de lo consciente o de lo
inconsciente. El pensar es un proceso de verbalización, la cual es
un resultado de la memoria; el pensar es un proceso del tiempo. De
este modo, que, cuando la acción está basada en el proceso del
pensar, tal acción debe estar, inevitablemente, condicionada,
aislada: la idea debe oponerse a la idea, la idea debe ser dominada
por la idea. Hay un intervalo, entonces, entre la acción y la idea,
estamos tratando de descubrir si es posible una acción sin la idea.
Vemos cómo la idea separa a las personas. Como ya lo he explicado,
el conocimiento y la creencia son, esencialmente, cualidades
separativas. Las creencias jamás unen a la gente, siempre la
separan; cuando la acción se basa en una creencia o en una idea o en
un ideal, tal acción debe, por fuerza, estar aislada, fragmentada.
¿Es posible actuar sin el proceso del pensamiento, siendo el
pensamiento un proceso del tiempo, un proceso de cálculo, de
autoprotección, de creencia, rechazo, condena, justificación? Por
cierto, a usted debe habérsele ocurrido, igual que a mí,
preguntarse si la acción es de algún modo posible sin la idea.
17
DE FEBRERO OCK - Vol. VI
Las
ideas, ¿limitan la acción?
¿Pueden
alguna vez las ideas dar origen a la acción, o las ideas tan sólo
moldean el pensamiento y, por ende, limitan la acción? Cuando la
acción es impuesta por una idea, la acción jamás puede liberar al
hombre. Es extraordinariamente importante para nosotros comprender
este punto. Si una idea formula la acción, entonces la acción jamás
puede traer consigo la solución de nuestras desdichas, ya que, antes
de que esa acción pueda ponerse en movimiento, primero tenemos que
descubrir cómo surge la idea.
18
DE FEBRERO LDU
La
ideología obstaculiza la acción
El
mundo está siempre próximo a una catástrofe. Pero ahora parece
estar más próximo. Al ver esta catástrofe que se acerca, la
mayoría de nosotros busca refugiarse en una idea. Pensamos que esta
catástrofe, esta crisis, puede ser resuelta por una ideología. La
ideología es siempre un impedimento para la relación directa, lo
cual obstaculiza la acción. Queremos paz sólo como una idea, no
como un hecho. Deseamos la paz en el nivel verbal, o sea, solamente
en el nivel del pensar, aunque lo llamemos orgullosamente el nivel
intelectual. Pero la palabra paz no es la paz. Sólo podrá
haber paz cuando cese la contusión que generan unos y otros. Estamos
apegados al mundo de las ideas y no a la paz. Vamos en busca de
nuevos modelos sociales y políticos y no en busca de la paz. Nos
ocupamos de conciliar los efectos y no de desechar la causa de la
guerra. Esta búsqueda traerá sólo respuestas condicionadas por el
pasado. Estas respuestas condicionadas son lo que llamamos
conocimiento, experiencia; y los nuevos hechos cambiantes son
traducidos, interpretados de acuerdo con este conocimiento. De modo
que hay conflicto entre lo que es y la experiencia que ha
sido. El pasado, que es conocimiento, debe estar siempre en conflicto
con el hecho, el cual se halla siempre en el presente. Así pues,
esta búsqueda no resolverá el problema sino que perpetuará las
condiciones que han creado el problema.
19
DE FEBRERO OCK Vol. VI
Una
acción sin ideación alguna
La
idea es el resultado del proceso del pensamiento, el proceso del
pensamiento es la respuesta de la memoria, y la memoria está siempre
condicionada. La memoria, que se halla permanentemente en el pasado,
es reavivada en el presente por medio de un reto. La memoria no tiene
vida en sí misma cobra vida en el presente cuando debe enfrentarse a
un reto. Y toda la memoria, latente o activa, está condicionada, ¿no
es así? En consecuencia, tiene que haber un enfoque por completo
diferente. Usted tiene que descubrir por sí mismo, internamente, si
está actuando basado en una idea, y si puede haber una acción sin
ideación alguna.
20
DE FEBRERO LPU
Actuar
sin la idea es el camino del amor
El
pensamiento debe estar siempre limitado por el pensador, quien se
halla condicionado; se halla condicionado siempre, jamás es libre.
Cuando surge el pensamiento, de inmediato sigue la idea. La idea, a
fin de poder actuar, está forzada a crear más confusión. Sabiendo
todo esto, ¿es posible actuar sin la idea? Sí, ése es el camino
del amor. El amor no es una idea, no es una sensación, no es un
recuerdo; el amor no es un sentimiento de postergación, un recurso
autoprotector.
Sólo
podemos conocer el camino del amor cuando comprendemos todo el
proceso de la idea. ¿Es posible, entonces, abandonar todos los otros
caminos y conocer el camino del amor, que es la única salvación?
Ningún otro camino, político o religioso, resolverá el problema.
Esto no es una teoría que usted deba considerar y adoptar en su
vida; tiene que ser algo real.
...
Cuando uno ama, ¿existe la idea? No acepte esto; simplemente mírelo,
examínelo, investíguelo a fondo. Hemos probado todos los otros
caminos, y en ellos no hay respuesta para nuestra desdicha. Los
políticos pueden prometer esa respuesta; las así llamadas
organizaciones religiosas pueden prometer la felicidad futura; pero
esa felicidad no la tenemos ahora, y el futuro tiene relativamente
poca importancia cuando estoy hambriento. Hemos ensayado todos los
otros caminos; pero el camino del amor sólo podemos conocerlo si
conocemos el camino de la idea y abandonamos la idea, lo cual implica
actuar.
21
DE FEBRERO OCK - Vol. VI
El
conflicto de los opuestos
Me
pregunto si hay tal cosa como el mal. Por favor, preste atención,
acompáñeme, investiguemos juntos. Decimos que existen el bien y el
mal. Hay envidia y amor, y afirmamos que la envidia es mala y el amor
es bueno. ¿Por qué dividimos la vida llamando «bien» a esto y
«mal» a aquello, creando de ese modo el conflicto de los opuestos?
No es que no haya envidia, odio, brutalidad en la mente y el corazón
humanos, ausencia de compasión, de amor, pero ¿por qué dividimos
la vida en la cosa llamada «bien» y la cosa llamada «mal»? ¿No
existe, en realidad, una sola cosa, que es una mente inatenta? Por
cierto, cuando hay atención total, es decir cuando la mente está
por completo atenta, alerta, vigilante, no existen cosas tales como
el mal o el bien; sólo hay un estado lúcido, despierto. La bondad
no es, entonces, una cualidad del ser, no es una virtud; es un estado
de amor.
Cuando
hay amor, no hay bien ni mal, sólo hay amor. Cuando uno ama
verdaderamente a alguien, no piensa en el bien o el mal, todo su ser
está lleno de ese amor. Sólo cuando se termina la atención
completa, cuando cesa el amor, surge el conflicto entre lo que soy y
lo que debería ser. En este caso, aquello que soy es malo, y lo que
debería ser es lo que llamo bueno.
...
Observe su propia mente y verá que en el instante en que deja de
pensar en términos de llegar a ser alguna cosa hay una cesación de
la actividad, cesación que no es estancamiento; es un estado de
atención total, el cual es bondad.
22
DE FEBRERO OCK - Vol. VIII
Más allá
de la dualidad
¿Acaso
no es usted consciente del mal? ¿No son obvias las acciones que
ejerce, no es abrumador el sufrimiento que ocasiona? Quién ha creado
el mal sino cada uno de nosotros? Tal como hemos creado el bien, por
pequeño que fuere, así hemos creado el mal, por enorme que sea. El
bien y el mal forman parte de nosotros y también son independientes
de nosotros. Cuando pensamos y sentimos con estrechez mental, con
envidia, odio y codicia, estamos sumando mal al mal, y éste se
vuelve contra nosotros y nos desgarra. Este problema conflictivo del
bien y el mal nos acompaña siempre, puesto que lo estamos creando.
Se ha vuelto parte de nosotros este desear y no desear, amar y odiar,
anhelar y renunciar. Estamos creando continuamente esta dualidad que
mantiene atrapado el pensamiento sentimiento. Éste puede ir
mucho más allá del bien y de su opuesto sólo cuando comprende su
causa: el anhelo. Al comprender el mérito y el demérito, nos
liberamos de ambos. Los opuestos no pueden fundirse; deben ser
trascendidos mediante la disolución del anhelo. Cada opuesto debe
ser examinado, investigado tan extensa y profundamente como sea
posible, a través de todas las capas de la conciencia. Por obra de
este examen, de esta investigación, se despierta una comprensión
nueva que no es producto del anhelo ni del tiempo.
En
el mundo existe el mal, al que estamos contribuyendo, tal como
contribuimos al bien. El hombre parece unirse más en el odio que en
el bien. Un hombre sabio se da cuenta de la causa del mal y el bien,
y, comprendiéndola, libera de ella al pensamiento sentimiento.
23
DE FEBRERO OCK - Vol. III
Justificamos
el mal
Es
obvio que la crisis actual en todo el mundo es excepcional, sin
precedente. Ha habido crisis de diversos tipos en diferentes períodos
a lo largo de la historia: crisis sociales, nacionales, políticas.
Las crisis vienen y se van; hay recesiones económicas, depresiones,
que llegan, se modifican y continúan en una forma distinta. Estamos
familiarizados con ese proceso, lo conocemos. No hay duda de que la
crisis actual es diferente, ¿verdad? Es diferente, en primer lugar,
porque nos las estamos habiendo no con el dinero ni con cosas
tangibles, sino con ideas. La crisis es excepcional porque se
encuentra en el campo de la ideación. Estamos peleando por ideas,
justificamos el asesinato; en todas partes del mundo estamos
justificando el asesinato como un medio hacia un fin justo, lo cual
es, de sí, inaudito. Antes, se reconocía que el mal era el mal, que
el asesinato era asesinato, pero ahora el asesinato es un medio para
obtener un resultado noble. El asesinato, ya sea de una sola persona
o de un conjunto de personas, se ve justificado, porque el asesino o
el grupo que el asesino representa, justifica ese asesinato como el
modo de alcanzar un resultado que será beneficioso para el hombre.
Es decir, sacrificamos el presente por el futuro, sin importar cuáles
serán los medios empleados, en tanto declaremos que nuestro
propósito es el de producir un resultado que beneficiará al hombre.
De eso se infiere, por lo tanto, que un medio malo producirá un fin
bueno, y justificamos los malos medios apelando a la ideación...
Contamos con una magnífica estructura de ideas para justificar el
mal, y no caben dudas de que eso carece de precedente. El mal es mal;
no puede dar origen al bien. La guerra no es un medio para la paz.
24
DE FEBRERO LPU
La bondad
carece de motivo
Si
tengo un motivo para ser bueno, ¿origina bondad eso? ¿O la bondad
es algo enteramente exento de este impulso deliberado de ser bueno,
el cual se basa siempre en un motivo? Lo bueno, ¿es lo opuesto de lo
malo, lo opuesto del mal? Todo opuesto contiene la semilla de su
propio opuesto, ¿no es así? Existe la codicia y está el ideal de
no codicia. Cuando la mente persigue la no codicia, cuando trata de
ser no codiciosa, sigue siendo codiciosa, porque trata de ser «algo».
La codicia implica desear, adquirir, expandir; y cuando la mente ve
que ser codiciosa no rinde provecho, desea ser no codiciosa; de modo
que el motivo es aún el mismo, o sea, el de ser o adquirir alguna
cosa. Cuando la mente anhela no desear, sigue estando allí la raíz
del anhelo, del deseo. En consecuencia, la bondad no es lo opuesto
del mal; es un estado por completo diferente. ¿Qué es ese estado?
Obviamente,
la bondad carece de motivo, ya que todo motivo se basa en el «yo»,
que es el movimiento egocéntrico de la mente. ¿Qué entendemos,
pues, por bondad? Ciertamente, hay bondad tan sólo cuando hay
atención total. La atención es sin motivo. Cuando existe un motivo
para la atención, ¿hay atención? Si presto atención para adquirir
algo, la adquisición, ya sea buena o mala, no es atención; es una
distracción, una división. Puede haber bondad únicamente cuando
hay totalidad de atención; en esa atención total no hay esfuerzo
para ser o para no ser.
25
DE FEBRERO OCK - Vol. IX
Evolución
hermana
¿Debemos
conocer la embriaguez para conocer la sobriedad? ¿Debemos pasar por
el odio, a fin de saber qué es ser compasivo? ¿Deben ustedes sufrir
guerras, destruirse a sí mismos y a otros, para saber qué es la
paz? Éste es, sin duda, un mudó totalmente falso de pensar, ¿no es
así? Primero suponen que hay evolución, desarrollo, un movimiento
desde lo malo a lo bueno, y después acomodan su pensar a ese patrón.
Es obvio que hay desarrollo físico, la pequeña plantita
convirtiéndose en el gran árbol; hay progreso tecnológico, la
rueda evolucionando en el curso de los siglos hasta llegar al avión.
Pero ¿hay progreso, evolución en lo psicológico? Eso es lo que
estamos discutiendo: si es que hay un desarrollo, una evolución del
«yo» que empieza con el mal y termina en el bien. Mediante un
proceso de evolución, a lo largo del tiempo, ¿puede el «yo», que
es el centro del mal, llegar a ser noble, bueno alguna vez?
Evidentemente, no. Lo que es malo, el «yo» psicológico, seguirá
siendo malo siempre. Pero no queremos enfrentarnos con eso. Creemos
que mediante el proceso del tiempo, de crecimiento y cambio, el «yo»
se convertirá finalmente en la realidad. Ésta es nuestra esperanza,
ése es nuestro anhelo: que el «yo», con el tiempo, llegue a ser
perfecto. ¿Qué es este «yo» este ego? Es un nombre, una forma, un
manojo de recuerdos, esperanzas, frustraciones, anhelos, pesares,
sufrimientos, alegrías transitorias. Queremos que este «yo»
continúe y devenga perfecto; por eso, decimos que más allá del
«yo» hay un «súper yo», un «yo» más elevado, una entidad
espiritual e integral. Pero, puesto que hemos pensado en ella, esa
entidad «espiritual» sigue estando dentro del campo del tiempo, ¿no
es así? Si podemos pensar en ella, es obvio que se encuentra dentro
del campo de nuestro razonamiento.
26
DE FEBRERO OCK - Vol. VII
Liberarse
de la ocupación mental
¿Puede
la mente estar libre del pasado, libre del pensamiento no del
buen o del mal pensamiento-? ¿Cómo lo descubro? Puedo descubrirlo
sólo viendo en qué está ocupada la mente. Si está ocupada en el
bien o está ocupada en el mal, entonces sólo se interesa en el
pasado, está ocupada con el pasado. No está libre del pasado. En
tal caso, lo que importa es descubrir de qué modo se halla ocupada
la mente. Si de algún modo se halla ocupada, es siempre con el
pasado, porque toda nuestra conciencia es el pasado. El pasado no se
encuentra sólo en la superficie, sino en el nivel más elevado, y el
énfasis puesto en el inconsciente es también el pasado [...].
¿Puede
la mente estar libre de la ocupación? Esto significa: ¿Puede la
mente permanecer en su totalidad sin estar ocupada, y dejar que la
memoria, los pensamientos buenos y malos, pasen sin que opte entre
ellos? En el instante en que la mente está ocupada con un
pensamiento, bueno o malo, se halla interesada en el pasado [...]. Si
usted escucha de verdad, no sólo en el nivel verbal sino realmente,
a fondo, verá que hay una estabilidad que no pertenece a la mente,
que hay libertad respecto del pasado.
No
obstante, jamás es posible desechar el pasado. Hay una observación
del pasado a medida que transcurre, pero no una ocupación con el
pasado. De ese modo, la mente está libre para observar y no optar.
Donde hay opción en este movimiento del río de la memoria, hay
ocupación, y tan pronto la mente se halla ocupada, está presa en el
pasado; y cuando la mente está ocupada con el pasado, es incapaz de
ver algo real, verdadero, nuevo, original, incontaminado.
27
DE FEBRERO OCK - Vol. VII
El pensar
engendra esfuerzo
«¿Cómo
puedo permanecer libre de malos pensamientos, de pensamientos nocivos
y caprichosos?» ¿Existe el pensador, el «uno» separado del
pensamiento, separado de los pensamientos nocivos, caprichosos? Tenga
la bondad de observar su propia mente. Afirmamos: «Está el yo que
dice: "Éste es un pensamiento caprichoso", "Esto es
malo", "Debo controlar este pensamiento", "Debo
atenerme a este pensamiento"». Eso es lo que conocemos. El
«uno», el «yo», el pensador, el que juzga, el censor, ¿es
diferente de todo esto? ¿Es el «yo» diferente del pensamiento,
diferente de la envidia, diferente del mal? El «yo» que afirma que
es diferente de este mal está perpetuamente tratando de vencerlo, de
apartarlo, de llegar a ser esto o aquello. De modo que tiene usted
esta lucha, el esfuerzo de apartar sus pensamientos, de no ser
caprichoso, etcétera.
En
el proceso mismo del pensar hemos creado este problema del esfuerzo.
¿Entiende? Entonces da usted origen a la disciplina, al control del
pensamiento: el «yo» controla el pensamiento que no es bueno, el
«yo» trata de volverse no envidioso, no violento, trata de ser esto
y de ser aquello. De modo que cuando existe el «yo» y la cosa que
éste controla, usted ha dado nacimiento al proceso mismo del
esfuerzo. Ése es el hecho real de nuestra existencia cotidiana.
28
DE FEBRERO OCK - Vol. VII
MARZO
La
dependencia
El
apego
La
relación
El
miedo
Una mente
libre es humilde
¿Alguna
vez ha investigado usted el problema de la dependencia psicológica?
Si lo investiga a fondo, hallará que casi todos somos terriblemente
solitarios. La mayoría de nosotros tiene mentes muy superficiales y
frívolas. Muy pocos sabemos qué significa amar. Así, a causa de
esa soledad, de esa insuficiencia, de esa privación vital, estamos
apegados a algo, apegados a la familia; dependemos de ella.
Y
cuando la esposa o el marido nos vuelven la espalda, cuando se
apartan de nosotros, nos sentimos celosos. Los celos no son amor;
pero el amor que la sociedad admite en la familia se considera
respetable. Eso es otra forma de defensa, otra manera de escapar de
nosotros mismos. Por lo tanto, la resistencia en cualquiera de sus
formas engendra dependencia. Y una mente que depende jamás puede ser
libre.
Ustedes
necesitan ser libres, porque verán que una mente libre contiene en
sí la esencia de la humildad. Esa mente libre y, por consiguiente,
humilde, es la que puede aprender; no así una mente que ofrece
resistencia. El aprender es algo extraordinario; aprender, no
acumular conocimientos. Acumular conocimientos es una cosa por
completo diferente. Lo que llamamos conocimiento es comparativamente
fácil, porque es un movimiento de lo conocido a lo conocido. Pero
aprender es un movimiento desde lo conocido a lo desconocido. Sólo
así aprende uno, ¿verdad?
1
DE MARZO OCK - Vol. XIII
Jamás
cuestionamos el problema de la dependencia
¿Por
qué dependemos? Psicológicamente, internamente, dependemos de una
creencia, de un sistema, de una filosofa; pedimos a otro que nos
indique una forma de conducta; buscamos instructores para que nos
muestren un estilo de vida que pueda brindarnos cierta esperanza,
cierta felicidad. Así, siempre vamos en busca de alguna clase de
dependencia, de seguridad, ¿no es así? ¿Puede la mente liberarse
alguna vez de este sentido de dependencia? Lo cual no quiere decir
que la mente deba tratar de alcanzar la independencia; eso es sólo
la reacción a la dependencia. No hablamos de independencia, de
libertad con respecto a un estado en particular. Si somos capaces de
investigar sin la reacción que implica el procurar librarnos de un
estado particular de dependencia, entonces podemos penetrar más
profundamente en ello [...]. Aceptamos la necesidad de la
dependencia, decimos que es inevitable. Jamás hemos cuestionado todo
el asunto, por qué cada uno de nosotros busca alguna clase de
dependencia. ¿No es porque, en el fondo, lo que realmente exigimos
es permanencia, seguridad? Hallándonos en un estado de confusión,
anhelamos que alguien nos saque de esta confusión. Por eso, estamos
siempre interesados en cómo escapar del estado en que nos
encontramos, o en cómo evitar tal estado. En el proceso de evitarlo,
estamos obligados a crear alguna clase de dependencia, la cual se
convierte en nuestra autoridad. Si para nuestra seguridad, para
nuestro bienestar interno, dependemos de otro, esa dependencia da
origen a innumerables problemas; y entonces tratamos de resolver
tales problemas, los problemas del apego. Pero jamás cuestionamos,
jamás investigamos el problema de la dependencia misma. Quizá si
pudiéramos, inteligentemente, con plena percepción alerta,
investigar esta cuestión, seríamos capaces de descubrir que la
dependencia no es en absoluto el problema, que ella es tan sólo un
modo de escapar de un hecho más profundo.
2
DE MARZO OCK - Vol. IX
Hay un
factor más profundo que nos hace depender
Sabemos
que somos dependientes; dependemos, ya sea de nuestra relación con
la gente, o de alguna idea, o de un sistema de pensamiento. ¿Por
qué?
...
En realidad, no creo que la dependencia sea el problema; pienso que
hay algún otro factor más profundo que nos hace depender. Y que si
pudiéramos descubrirlo, tanto la dependencia como la lucha por
librarnos de ella significarían muy poco, y todos los problemas que
surgen a causa de la dependencia se disiparían. Entonces, ¿cuál es
el factor más profundo? ¿Es que la mente detesta, teme la idea de
estar sola? Y ¿conoce la mente ese estado que ella procura evitar?
En tanto ese sentimiento de soledad no sea realmente comprendido,
percibido, investigado, disuelto cualquiera que sea el nombre
que prefieran usar-, en tanto permanezca, la dependencia es
inevitable, y uno jamás puede ser libre; uno jamás podrá descubrir
por sí mismo aquello que es verdadero, aquello que es religión.
3
DE MARZO OCK - Vol. IX
Tornarse
profundamente alerta
La
dependencia pone en marcha el movimiento de desapego y apego, un
constante conflicto que no comprendemos y del cual no podemos
liberarnos. Usted debe tornarse consciente del proceso de apego y
dependencia, percibirlo sin condenarlo, sin juzgarlo, y entonces
percibirá el significado del conflicto de los opuestos. Si se torna
profundamente alerta y conscientemente dirige el pensamiento para
comprender el sentido pleno de la necesidad, de la dependencia, su
mente consciente estará abierta y lúcida al respecto; entonces la
subconsciente, con sus motivos ocultos, sus búsquedas e intenciones,
se proyectará en la consciente. Cuando ocurre esto, usted debe
estudiar y comprender cada insinuación del subconsciente. Si lo hace
muchas veces y llega a percibir las proyecciones del subconsciente,
después de que lo consciente ha considerado el problema de la manera
más clara posible, entonces, aun cuando conceda su atención a otros
asuntos, lo consciente y lo subconsciente resolverán el problema de
la dependencia o cualquier otro problema. De este modo, se ha
establecido una constante percepción alerta, la cual, con paciencia
y delicadeza, dará origen a la integración; y si su salud y su
dieta son las correctas, esto generará a su vez la plenitud del ser.
4
DE MARZO EDK
La
relación
La
relación basada en necesidades mutuas sólo trae conflicto. Por
interdependientes que seamos, nos usamos el uno al otro para un
propósito, para una finalidad. Con una finalidad en perspectiva, la
relación es inexistente. Usted puede usarme y yo puedo usarle. En
esta utilización perdemos contacto. Una sociedad basada en la
utilización mutua de sus miembros es el fundamento de la violencia.
Cuando nos usamos el uno al otro, sólo tenemos la imagen del fin que
deseamos obtener. El fin, el provecho, impide la relación, la
comunión. En el uso que hacemos de otro, por satisfactorio y
confortador que pueda ser, siempre hay miedo. Para evitar este miedo,
tenemos que poseer. A causa de esta posesión, surgen la envidia, la
suspicacia y el conflicto constante. Una relación así jamás puede
ser fuente de felicidad
Una
sociedad cuya estructura se basa en las meras necesidades, ya sean
fisiológicas o psicológicas, tiene que engendrar conflicto,
confusión y desdicha. La sociedad es la proyección de uno mismo en
su relación con otro, relación en la que la necesidad y el uso
mutuo son predominantes. Cuando usted usa a otro para sus propias
necesidades físicas o psicológicas, en realidad no hay relación en
absoluto; usted no tiene un verdadero contacto, una comunión
verdadera con la otra persona. ¿Cómo puedo tener una comunión con
el otro, cuando el otro es utilizado como un mueble para mi propia
conveniencia y comodidad? Así pues, es esencial comprender el
significado de la relación en la vida cotidiana.
5
DE MARZO OCK- Vol. VI
El «yo»
es la posesión
El
renunciamiento, el autosacrificio, no es un gesto de grandeza para
ser exaltado y copiado. Poseemos porque sin la posesión nada somos.
Las posesiones son muchas y muy variadas. Uno que no posee cosas
mundanas puede estar apegado al conocimiento, a las ideas; otro puede
estar apegado a la virtud, otro a la experiencia, otro al nombre y a
la fama, etc. Sin posesiones, el «yo» no existe; el «yo» es la
posesión, los muebles, la virtud, el nombre. En su miedo a no ser,
la mente se apega al nombre, a los muebles, al mérito; y abandonará
estas cosas con el fin de alcanzar un nivel superior, siendo eso
superior lo más gratificante, la más permanente. El miedo a la
incertidumbre, a no ser, contribuye al apego, a la posesión. Cuando
la posesión es insatisfactoria o penosa, renunciamos a ella por un
apego más placentero. La máxima posesión satisfactoria es la
palabra Dios, o su sustituto, el Estado.
...
En tanto tenga uno renuencia a ser nada, que es lo que ocurre con
ustedes, debe inevitablemente engendrar dolor y antagonismo. La buena
disposición a ser nada no es una cuestión de renunciamiento, de
esfuerzo interno o externo, sino de ver la verdad de lo que es.
El hecho de ver la verdad de lo que es nos libera del miedo a
la inseguridad, del miedo que engendra apego y nos lleva a la ilusión
del desapego, de la renunciación. El amor a lo que es, es el
principio de la sabiduría. Sólo el amor comparte, sólo en el amor
hay comunión; pero el renunciamiento y el autosacrificio son los
caminos del aislamiento y de la ilusión.
6
DE MARZO CSV - Serie I
Explotar
es ser explotado
Dado
que la mayoría de nosotros busca el poder en una forma u otra, se
establece el principio jerárquico: el novicio y el iniciado, el
discípulo y el Maestro, y aun entre los Maestros hay rangos de
desarrollo espiritual. A casi todos nos gusta explotar y ser
explotados, y este sistema ofrece los medios, tanto los ocultos como
los evidentes. Explotar es ser explotado. El deseo de usar a otros
para nuestras necesidades psicológicas contribuye a la dependencia,
y cuando uno depende, debe retener, poseer; y aquello que poseemos
nos posee. Sin la dependencia, sutil o grosera, sin poseer cosas,
personas e ideas, uno se siente vacío, siente que carece de
importancia. Uno quiere ser algo, alguien, y para evitar la roedura
del miedo a ser nada pertenece a ésta o a aquella organización, a
esta iglesia o a ese templo. Así es uno explotado y, a su vez,
explota.
7
DE MARZO CSV - Serie I
El
cultivo del desapego
Sólo
existe el apego; no hay tal cosa como el desapego. La mente inventa
el desapego como una reacción a las penas del apego. Cuando
reaccionamos al apego volviéndonos «desapegados», nos apagamos a
alguna otra cosa. Por lo tanto, todo ese proceso es un solo proceso
de apego. Nos apagamos a nuestra esposa o a nuestro marido, a
nuestros hijos, a las ideas, a la tradición, a la autoridad y demás;
y nuestra reacción a ese apego es el desapego. El cultivo del
desapego es la consecuencia del dolor, de la pena. Queremos escapar
del sufrimiento que genera el apego, y nuestro escape consiste en
encontrar algo a lo que pensamos que podemos apegarnos. Así que sólo
existe el apego, y es una mente tonta la que cultiva el desapego.
Todos los libros dicen: «Desapégate», pero ¿cuál es la verdad en
esto? Si uno observa su propia mente, verá una cosa extraordinaria:
que al cultivar el desapego, la mente termina por apegarse a alguna
otra cosa.
8
DE MARZO OCK - Vol. XI
El apego
es autoengaño
Somos
las cosas que poseemos, somos aquello a lo que estamos apegados. El
apego carece de nobleza. El apego al conocimiento no es diferente de
cualquier otra afición gratificadora El apego es ensimismamiento, ya
sea en el nivel más bajo o en el más elevado. El autoengaño es una
forma de escapar de la oquedad del «yo». Las cosas a las que
estamos apegados: la propiedad, la gente, las ideas, se vuelven
sumamente importantes, porque sin las muchas cosas con que llena su
vacuidad, el «yo» no existe. El miedo a no ser contribuye a la
posesión; y el miedo engendra ilusión, esclavitud a las
conclusiones. Las conclusiones, materiales o ideales, impiden que
fructifique la inteligencia, la libertad; y sólo en libertad puede
tener existencia lo real. Sin esta libertad, la astucia es tomada por
inteligencia Las formas que adopta la astucia son siempre complejas y
destructivas
Esta
astucia autoprotectora es la que contribuye al apego; y cuando el
apego causa sufrimiento, es esta misma astucia la que busca el
desapego y encuentra placer en el orgullo y la vanidad del
renunciamiento. La comprensión de las formas de la astucia de las
modalidades del «yo», es el principio de la inteligencia.
9
DE MARZO CSV - Serte I
Enfrentarse
al hecho y ver qué ocurre...
Todos
hemos tenido la experiencia de la tremenda soledad, donde los libros,
la religión, todo se ha ido y en lo interno nos sentimos
tremendamente solos, vacíos. Muy pocos podemos enfrentarnos con esa
vacuidad, esa soledad, y escapamos de ella. La dependencia es una de
las cosas a las que acudimos; queremos depender de algo, porque no
podemos permanecer a solas con nosotros mismos. Debemos tener la
radio o los libros o la charla, el parloteo incesante acerca de esto
y aquello, acerca del arte y de la cultura. Así es como llegamos a
ese punto en que conocemos esta sensación extraordinaria de
autoaislamiento. Podemos tener un empleo muy bueno, trabajar
furiosamente, escribir libros, pero dentro de nosotros existe este
vacío tremendo. Queremos llenarlo, y uno de los recursos es la
dependencia.
Usamos
la dependencia, el entretenimiento, la labor en la iglesia, las
religiones, la bebida, las mujeres, muchísimas cosas para llenar ese
vacío, para disimularlo.
Si
vemos que es absolutamente inútil tratar de disimularlo,
completamente inútil, si vemos eso no verbalmente, no con convicción
y, por lo tanto, no con conformidad y determinación, sino que vemos
el total absurdo de ello... entonces nos enfrentamos a un hecho. No
es cuestión de cómo librarnos de la dependencia, lo cual no es un
hecho, es sólo una reacción a un hecho [...]. ¿Por qué no me
enfrento al hecho y veo qué ocurre?
Ahora
se suscita el problema del observador y lo observado. El observador
dice: «Estoy vacío, no me gusta», y escapa de ello. El observador
dice: «Yo soy diferente de la vacuidad». Pero el observador es la
vacuidad; no existe ahí la vacuidad vista por un observador. El
observador es lo observado. Cuando eso ocurre, hay una tremenda
revolución en el pensar, en el sentir.
10
DE MARZO OCK- Volumen XVI
El apego
es un escape
Trate
simplemente de prestar atención a su condicionamiento. Usted sólo
puede conocerlo indirectamente, en relación con otra cosa. No puede
percibir su condicionamiento como una abstracción, porque entonces
eso es meramente verbal, sin mucha significación. Sólo somos
conscientes del conflicto. El conflicto existe cuando no hay
integración entre el reto y la respuesta. Este conflicto es el
resultado de nuestro condicionamiento. El condicionamiento es apego:
apego al trabajo, a la tradición, a la propiedad, a las personas, a
las ideas, etcétera. Si no hubiera apego, ¿habría
condicionamiento? Por supuesto que no. Entonces, ¿por que estamos
apegados? Estoy apegado a mi país, porque mediante mi identificación
con él llego a ser «alguien». Me identifico con mi trabajo, y el
trabajo se vuelve importante. Soy mi familia, mi propiedad; estoy
apegado a ellas. El objeto de mi apego me ofrece los medios para
escapar de mi propia vacuidad. El apego es un escape, y es un escape
que fortalece el condicionamiento.
11
DE MARZO CSV - Serie II
Estar
solo
Estar
solo, lo cual no es una filosofía de la soledad, implica hallarse en
un estado de revolución interna contra toda la estructura social; no
sólo la de esta sociedad, sino la de la sociedad comunista, la
fascista, toda forma de sociedad como brutalidad y poder organizados.
Y eso significa una percepción extraordinaria de los efectos del
poder. Señor, ¿ha reparado usted en aquellos soldados ensayando? Ya
no son más seres humanos, son máquinas, son nuestros hijos de pie
allá bajo el sol. Esto está ocurriendo aquí en Estados Unidos, en
Rusia, en todas partes, no sólo en el nivel gubernamental, sino
también en el monástico, el que pertenece a los monasterios, a las
órdenes, a los grupos que emplean un poder asombroso. Sólo la mente
que no pertenece a nada puede estar creativamente sola. Y esa soledad
no es algo que pueda cultivarse. ¿Ve usted esto? Cuando lo ve en su
totalidad, está fuera de ello, y ningún gobernador o presidente lo
invitará a cenar. A causa de esa soledad creativa hay humildad. Esta
soledad conoce el amor; el poder no lo conoce. El hombre ambicioso,
ya sea el hombre religioso o el común, jamás sabrá qué es el
amor. En consecuencia, si uno ve todo esto, posee la cualidad del
vivir total y, por ende, la de la acción total. Esto llega por obra
del conocimiento propio.
12
DE MARZO OCK - Vol. XII
El anhelo
es siempre anhelo
Para
evitar el sufrimiento cultivamos el anhelo. Estando prevenidos de que
el apego tarde o temprano acarrea dolor, queremos desapegarnos. El
apego es satisfactorio, pero al percibir el dolor que lleva en sí,
queremos satisfacernos de otra manera, por medio del desapego. El
desapego es lo mismo que el apego en tanto depare satisfacción. Lo
que realmente buscamos, pues, es satisfacción; anhelamos estar
satisfechos por cualquier medio que sea.
Dependemos
o nos apagamos porque ello nos brinda placer, seguridad, poder, una
sensación de bienestar, aunque involucre dolor y miedo. Buscamos el
desapego también por placer, a fin de no ser lastimados, heridos
internamente. Nuestra búsqueda es de placer, gratificación. Sin
condenar ni justificar, debemos tratar de comprender este proceso,
porque a menos que lo comprendamos, no hay salida para nuestra
confusión y nuestras contradicciones. ¿Puede nuestro anhelo
satisfacerse alguna vez o es un abismo sin fondo? Ya sea que
anhelemos lo bajo o lo alto, el anhelo es siempre anhelo, una llama
ardiente, y lo que puede ser consumido por ella, pronto se convierte
en cenizas; pero el anhelo de satisfacción permanece ahí, ardiendo
siempre, consumiendo siempre; no termina jamás. El apego y el
desapego atan por igual, y ambos deben ser transcendidos.
13
DE MARZO EDK
Una
intensidad libre de todo apego
En
el estado de pasión sin causa, hay una intensidad libre de todo
apego; pero cuando la pasión tiene una causa, hay apego, y el apego
da comienzo al dolor. Casi todos estamos apegados; nos apagamos a una
persona, a un país, a una creencia a una idea, y cuando nos quitan
el objeto de nuestro anhelo o de algún modo éste pierde su
importancia, nos sentimos vacíos, insuficientes. Tratamos de llenar
esta vacuidad aterrándonos a algo distinto, a algo que de nuevo se
convierte en el objeto de nuestra pasión.
14
DE MARZO OCK- Vol. XIII
La
relación es un espejo
Por
cierto, sólo en la relación se revela el proceso de lo que uno es,
¿verdad? La relación es un espejo en el que me veo tal como soy;
pero como a muy pocos nos gusta ver lo que somos, comenzamos a
disciplinar, positiva o negativamente, lo que percibimos en el espejo
de la relación. O sea, descubro algo en la relación, en las
acciones de la relación, y eso no me gusta. Empiezo, pues, a
modificar lo que no me gusta, lo que percibo como desagradable. Deseo
cambiarlo, lo cual significa que ya tengo un modelo de lo que yo
debería ser. Tan pronto hay un modelo de lo que uno debería ser, no
hay comprensión de lo que uno es. En el momento en que tengo una
imagen de lo que deseo ser, o de lo que debo ser, o de lo que no debo
ser un patrón conforme al cual deseo cambiarme a mí mismo- es
obvio que no comprendo lo que soy en el instante de la relación.
Pienso
que es de veras importante comprender esto, porque entiendo que es
aquí donde casi todos nos extraviamos. No queremos saber lo que
realmente somos en un momento dado de la relación. Si sólo nos
interesa nuestro propio mejoramiento, no hay comprensión de nosotros
mismos de lo que es.
15
DE MARZO OCK - Vol. V
El
sentido de la relación
La
relación es inevitablemente penosa, lo cual se demuestra en nuestra
existencia diaria. Si en la relación no hay tensión alguna, deja de
ser una relación y se convierte en un mero, confortable estado de
sopor, en un narcótico, y eso es lo que desea y prefiere la mayoría
de la gente. El conflicto es entre este anhelo de comodidad y lo
factual, entre la ilusión y la realidad. Si usted reconoce la
ilusión como tal, puede desecharla y conceder así su atención
completa a la relación, a fin de comprenderla. Pero si busca
seguridad en la relación, ésta se vuelve una inversión utilitaria
en la comodidad, en la ilusión, mientras que la grandeza de la
relación es su misma inseguridad. Al buscar seguridad en la
relación, uno está obstaculizando su verdadero sentido, lo cual
trae consigo sus propias acciones y desgracias peculiares.
Por
cierto, el sentido de la relación es revelar, en totalidad, el
estado de nuestro propio ser. La relación es un proceso de
autorrevelación, de conocimiento de nosotros mismos. Esta
autorrevelación es dolorosa, exige un ajuste constante, flexibilidad
del pensamiento emoción. Es una lucha penosa, con períodos
esclarecidos de paz... Pero la mayoría de nosotros evita las
tensiones en la relación, prefiriendo la tranquilidad y la comodidad
o la satisfactoria dependencia, la seguridad exenta de retos, un
ancladero confiable. Así, la familia y otras relaciones se
convierten en un refugio, el refugio de la negligencia.
Cuando
la inseguridad penetra furtivamente en la dependencia, como
inevitablemente lo hace, entonces esa relación en particular es
desechada y reemplazada por una nueva en la esperanza de hallar una
seguridad perdurable; pero no hay seguridad en la relación, y la
dependencia sólo engendra miedo. Sin comprender el proceso de
seguridad y miedo, la relación llega a ser un impedimento que ata,
una cuestión de ignorancia. Entonces, toda la existencia es lucha y
dolor, y no hay forma de salir de eso, salvo con el recto pensar, el
cual llega a través del conocimiento propio.
16
DE MARZO EDK
¿Cómo
puede haber verdadero amor?
La
imagen que usted tiene con respecto a una persona, la que tiene de
sus políticos, del primer ministro, de su dios, de su esposa, de sus
hijos... esa imagen es lo que usted mira. Y esa imagen ha sido creada
a través de su relación, o a causa de sus temores, de sus
esperanzas. Los placeres sexuales y de otra clase que ha tenido con
su mujer, los enojos, los halagos, el bienestar, todas las cosas que
trae su vida de familia ¡vaya vida! , han creado una
imagen de su esposa. Usted la mira con esa imagen. De igual modo, su
esposa tiene una imagen de usted. Así que la relación entre usted y
su esposa (o entre usted y el político) es, en realidad, la relación
entre estas dos imágenes. ¿Correcto? Eso es un hecho. ¿Cómo
pueden estas dos imágenes, que son el resultado del pensamiento, del
placer, etcétera, sentir en modo alguno afecto o amor?
Así
pues, la relación entre dos individuos, ya sea que vivan muy cerca o
muy lejos, es una relación de imágenes, símbolos, recuerdos. Y en
eso, ¿cómo puede haber verdadero amor?
17
DE MARZO OCK- Vol. XVII
Somos
aquello que poseemos
Para
comprender la relación, tiene que haber una percepción alerta y
pasiva, la cual no destruye la relación. Por el contrario, la torna
más vital, mucho más significativa. Entonces, en esa relación hay
una posibilidad de verdadero afecto; hay calidez, un sentido de
cercanía que no es mero sentimiento o sensación. Y si pudiéramos
abordarlo todo de esa manera, o estar en una relación así con todo,
entonces nuestros problemas serían fácilmente resueltos los
problemas de la propiedad, los problemas de la posesión-. Porque
somos aquello que poseemos. El hombre que posee dinero es el dinero.
El que se identifica con la propiedad es la propiedad, o la casa, o
los muebles. Lo mismo con las ideas, o con las personas; y cuando hay
afán posesivo, no existe relación alguna. Pero la mayoría de
nosotros quiere poseer, ya que no tenemos nada más si no poseemos.
Si no llenamos nuestra vida con muebles, con música, con
conocimientos, con esto o aquello, somos cáscaras vacías. Esa
cáscara hace mucho ruido, y a ese ruido lo llamamos vivir; y nos
satisfacemos con eso. Y cuando se produce una interrupción, una
ruptura de eso, hay dolor, porque súbitamente nos descubrimos tal
como somos: una cáscara vacía, sin mucho sentido. La acción
consiste, pues, en darnos cuenta de todo el contenido de la relación;
y, a partir de esa acción, es posible una relación verdadera, es
posible descubrir la gran profundidad, el inmenso significado de esa
relación y saber qué es el amor.
18
DE MARZO OCK - Vol. V
Estar
relacionado
Sin
relación, no hay existencia; ser es estar relacionado [...]. La
mayoría de nosotros no parece darse cuenta de esto: que el mundo es
mi relación con otros, ya sea con uno o con muchos. Mi problema es
el problema de la relación. Lo que soy es lo que proyecto, y, desde
luego, si no me comprendo a mí mismo, toda mi relación es una
confusión cuyos círculos se amplían cada vez más. Así pues, la
relación adquiere una importancia extraordinaria, no mi relación
con la así llamada masa, con la multitud, sino en el mundo de mi
familia y mis amigos, por reducido que sea ese mundo: mi relación
con mi esposa, mis hijos, mi vecino. En un mundo de vastas
organizaciones, enormes movilizaciones de personas, grandes
movimientos de masas, tememos actuar en pequeña escala; nos
atemoriza ser personas sin importancia que limpian y despejan su
propia parcela. Nos decimos: «¿Qué puedo hacer personalmente? Para
poder hacer reformas debo unirme a un movimiento de masas». Por el
contrario, la verdadera revolución tiene lugar no por obra de
movimientos de masas, sino por medio de una revolución interna de la
relación; sólo ésa es una verdadera reforma, una revolución
radical y constante. Tememos comenzar a actuar en una escala pequeña.
Debido a que el problema es tan vasto, pensamos que debemos encararlo
con gran cantidad de personas, con una gran organización, con
movimientos de masas. Por cierto, tenemos que empezar a abordar el
problema a una escala pequeña, y la escala pequeña es el «yo» y
el «tú». Cuando me comprendo a mí mismo, comprendo al otro,
gracias a esa comprensión adviene el amor. El amor es el factor
ausente; hay falta de afecto, de calidez en la relación. A causa de
que nos falta ese amor, esa ternura, esa generosidad, esa piedad en
la relación, escapamos hacia la acción de masas, la cual produce
más confusión, más desdicha. Llenamos nuestros corazones con
planes para la reforma del mundo, y no prestamos atención a ese
único factor resolutivo, que es el amor.
19
DE MARZO OCK- Vol. V
El
problema somos usted y yo, no el mundo
El
mundo no es algo separado de usted y de mí; el mundo, la sociedad,
es la relación que establecemos o procuramos establecer entre
nosotros. Así pues, el problema somos usted y yo, no el mundo, ya
que el mundo es la proyección de nosotros mismos, y para comprender
el mundo debemos comprendernos a nosotros mismos. El mundo no se
halla separado de nosotros; somos el mundo, y nuestros
problemas son los problemas del mundo.
20
DE MARZO LPU
No hay
tal cosa como el vivir solo
Queremos
escapar de nuestra soledad con sus miedos aterradores, así que
dependemos de otro, nos enriquecemos internamente con su compañía,
etc. Nos consideramos, cada uno de nosotros, el motor primario, y a
los demás, peones en nuestro juego; y cuando el peón se vuelve y
exige algo a cambio, nos sobresaltamos y afligimos. Si nuestra propia
fortaleza es resistente, sin un solo punto débil en ella, este
golpeteo exterior tiene poca consecuencia para nosotros. Las
tendencias peculiares que surgen con la edad avanzada deben ser
comprendidas y corregidas mientras todavía somos capaces de una
observación y un estudio imparcial y tolerante de nosotros mismos;
nuestros miedos deben ser observados y comprendidos ahora.
Nuestras energías deben ser dirigidas, no tan sólo a la comprensión
de las presiones y exigencias externas de las que somos los
responsables, sino a la comprensión de nosotros mismos, de nuestra
soledad, nuestros temores, nuestras exigencias y debilidades.
No
hay tal cosa como el vivir solo, porque todo vivir es relación; pero
vivir sin una relación directa requiere suma inteligencia, una
percepción alerta más rápida e intensa para el descubrimiento de
nosotros mismos. Una existencia «solitaria», sin esta aguda y
fluida percepción alerta, fortalece las tendencias ya dominantes,
causando así desequilibrio y distorsión. Ahora es cuando uno
debe darse cuenta de los hábitos fijos y peculiares del
pensamiento sentimiento, hábitos que se manifiestan con la
edad; debe comprenderlos y así acabar con ellos.
Unicamente
las riquezas internas traen paz y felicidad.
21
DE MARZO EDK
Liberarnos
del miedo
¿Puede
la mente vaciarse a sí misma y por completo del miedo? El miedo de
cualquier clase engendra ilusión, embota la mente, la torna
superficial. Donde hay miedo, es obvio que no hay libertad, y sin
libertad no hay amor. Casi todos tenemos alguna forma de miedo, miedo
a la oscuridad, a la opinión pública, miedo a las serpientes, al
dolor físico, miedo a la vejez, miedo a la muerte. Tenemos
literalmente docenas de miedos. Y Es posible estar por completo
libres de miedo?
Podemos
ver lo que el miedo nos hace a cada uno de nosotros. Nos hace mentir,
nos corrompe de distintas maneras; torna a la mente vacua, trivial.
En tanto uno tenga miedo, habrá en la mente rincones oscuros que
jamás podrán ser investigados y expuestos. La autoprotección
física, el impulso instintivo de mantenernos lejos de la serpiente
venenosa, de retroceder ante el precipicio, de evitar caer bajo el
tranvía, etc., es cuerdo, normal, sano. Pero yo me estoy preguntando
acerca de la autoprotección psicológica que a uno le hace tener
miedo de la enfermedad, de la muerte, de un enemigo. Cuando buscamos,
en cualquier forma que sea, nuestra propia realización personal, ya
sea mediante la pintura, la música, la relación, o lo que prefiera,
hay siempre temor. Lo importante, pues, es darse cuenta de todo este
proceso de uno mismo, observar, aprender al respecto, y no preguntar
cómo podemos librarnos del miedo. Cuando uno desea tan sólo
librarse del miedo, encontrará medios y arbitrios para escapar de
él, y así jamás podremos vernos libres del miedo.
22
DE MARZO OCK Vol. XIII
Enfrentarnos
al miedo
Uno
teme a la opinión pública, teme no lograr cosas, no realizarse, no
tener la oportunidad; y a través de todo eso existe este sentimiento
extraordinario de culpa uno ha hecho algo que no debería haber
hecho-; y está el sentimiento de culpa en el momento mismo de la
acción; sentimiento de culpa porque uno es sano y otros son pobres y
enfermos, porque uno tiene aliento y a otros les falta. Cuanto más
inquiere la mente, cuanto más investiga y averigua, mayor es el
sentimiento de culpa, de ansiedad [...]. El miedo es el impulso que
origina la búsqueda de un Maestro, de un gurú; el miedo es esta
capa de respetabilidad que todos aman tan profundamente ser
respetables-. ¿Usted determina ser valeroso para enfrentarse a los
acontecimientos de la vida, o tan sólo racionaliza el miedo,
encuentra explicaciones capaces de dar satisfacción a la mente
atrapada en el miedo? ¿Cómo se enfrenta usted al miedo? ¿Enciende
la radio, lee un libro, va a un templo, se aferra a alguna forma de
dogma, de creencia?
El
miedo es la energía destructiva en el hombre. Marchita la mente,
distorsiona el pensamiento, conduce a toda clase de teorías
extraordinariamente ingeniosas y sutiles, a supersticiones absurdas,
dogmas y creencias. Si usted ve que el miedo es destructivo, ¿cómo
procede para limpiar del miedo a la mente?
¿Dice
que examinando la causa del miedo estaría libre del miedo? ¿Es así?
Tratar de descubrir la causa y conocer la causa del miedo no elimina
el miedo.
23
DE MARZO OCK - Vol. V
La puerta
hacia la comprensión
Usted
no puede extirpar el miedo sin comprenderlo, sin investigar realmente
la naturaleza del tiempo, el cual implica el pensamiento, la palabra.
De aquí surge la pregunta: ¿Hay un pensamiento sin la palabra, un
pensar sin palabras, que son memoria? Señor, sin ver la naturaleza
de la mente, el movimiento de la mente, el proceso del conocimiento
propio, tiene muy poco sentido limitarse a decir que uno debe
liberarse del miedo. Usted tiene que considerar el miedo en el
contexto de la mente total. Para ver, para investigar todo esto, uno
necesita energía. La energía requerida no llega por obra de lo que
comemos eso forma con parte de las necesidades físicas-. Pero
el ver, en el sentido con que uso esa palabra, requiere una energía
enorme; y esa energía se disipa cuando usted lucha con las palabras,
cuando ofrece resistencia, cuando condena, cuando está lleno de
opiniones que le impiden mirar, ver; toda su energía se ha ido en
eso. Así pues, al considerar esta percepción, este ver, usted ha
abierto la puerta hacia la comprensión.
24
DE MARZO OCK - Vol. XII
El miedo
nos hace obedecer
¿Por
qué hacemos todo esto: obedecer, seguir, copiar? ¿Por qué? Porque
le tenemos miedo a la incertidumbre interna. Deseamos estar seguros,
seguros financieramente, seguros moralmente; deseamos que nos
aprueben, poder gozar de una posición segura, no tener que
enfrentarnos jamás con la dificultad, con la pena, con el
sufrimiento; queremos estar cercados por una valla de seguridad.
Así,
el miedo nos hace obedecer, consciente o inconscientemente, al
Maestro, al líder, al sacerdote, al gobierno. El miedo también
ejerce control sobre nosotros para que no hagamos algo que podría
perjudicar a otros, puesto que seríamos castigados. Así que detrás
de todas estas acciones, de estas búsquedas, de esta codicia, se
esconde el deseo de certidumbre, de sentirnos a salvo. Por lo tanto,
sin resolver el miedo, sin liberarnos de él, el mero obedecer o ser
obedecido significa muy poco; lo que tiene sentido es comprender este
miedo de día en día y ver cómo se revela en sus diferentes formas.
Sólo cuando nos liberamos del miedo existe esa cualidad interna de
la comprensión, esa soledad creativa en la que no hay acumulación
de conocimientos o de experiencias; únicamente eso nos da una
claridad extraordinaria en la búsqueda de lo real.
25
DE MARZO OCK Vol. VII
Cara a
cara con el hecho
¿Nos
atemoriza un hecho, o una idea acerca del hecho? Tenemos miedo
de la cosa tal como es, o de lo que pensamos que ella es?
Tomemos, por ejemplo, la muerte. ¿Nos atemoriza el hecho de la
muerte, o la idea de la muerte? El hecho es una cosa y la idea
respecto del hecho es otra. Tengo miedo de la palabra muerte o
del hecho mismo? A causa de que tengo miedo de la palabra, de la
idea, jamás comprendo el hecho, jamás miro el hecho ni estoy en
relación directa con el hecho. Sólo cuando estoy en comunión
completa con el hecho no hay miedo. Si no estoy en comunión con el
hecho, entonces hay miedo, y no puede haber comunión con el hecho en
tanto tenga una idea, una opinión, una teoría acerca del
hecho. Por lo tanto, debo tener muy en claro si es que tengo miedo de
la palabra, de la idea, o del hecho en sí. Si estoy cara a cara con
el hecho, no hay nada que comprender al respecto; el hecho está ahí,
puedo habérmelas con él. Si tengo miedo de la palabra, entonces
tengo que comprender la palabra, investigar todo el proceso que la
palabra, el vocablo, implica.
Lo
que da origen al miedo es mi opinión, mi idea, mi experiencia, mi
conocimiento acerca del hecho. En tanto haya verbalización del
hecho, en tanto dé al hecho un nombre y, por consiguiente, lo
identifique y lo condene, en tanto el pensamiento, como observador,
esté juzgando el hecho, tiene que haber miedo. El pensamiento es
producto del pasado; sólo puede existir gracias a la verbalización,
a los símbolos, a las imágenes; mientras el pensamiento esté
considerando o interpretando el hecho, el miedo es inevitable.
26
DE MARZO LPU
En
contacto con el miedo
Existe
el miedo físico. Usted sabe, cuando ve una serpiente, un animal
salvaje, instintivamente hay miedo; ése es un miedo normal, sano,
natural. En realidad, no es miedo, es un deseo de protegerse a sí
mismo, eso es normal. Pero la autoprotección psicológica, esto es,
el deseo de estar siempre seguro, engendra miedo. Una mente que busca
siempre la certidumbre es una mente muerta, porque en la vida no hay
certidumbre, no hay permanencia [...]. Cuando uno entra directamente
en contacto con el miedo, hay una respuesta de los nervios y demás.
Entonces, cuando la mente ya no escapa por medio de las palabras o de
alguna clase de actividad, no hay división entre el observador y la
cosa observada como miedo. Sólo la mente que escapa se separa del
miedo. Pero cuando hay un contacto directo con el miedo, no existe el
observador, no hay una entidad que diga: «Tengo miedo». Así pues,
en el instante en que uno está directamente en contacto con la vida,
con cualquier cosa, no hay división; esta división es la que
engendra competencia, ambición, miedo.
Lo
que importa, pues, no es «¿cómo puedo librarme del miedo?». Si
usted busca un medio, un método, un sistema para desembarazarse del
miedo, estará preso en el miedo a perpetuidad. Pero si comprende el
miedo, lo cual sólo puede ocurrir cuando entra en contacto directo
con él tal como está en contacto con el hambre, tal como está
directamente en contacto cuando se halla a punto de perder su
empleo-, entonces hace algo. Sólo así encontrará que cesa
todo el miedo; quiero decir todo el miedo, no un miedo de esta
clase o de aquella clase.
27
DE MARZO OCK - Vol. XIV
El miedo
es la no-aceptación de «lo que es»
El
miedo encuentra diversos escapes. La variedad común es la
identificación, ¿no es así? Identificación con el país, con la
sociedad, con una idea. ¿No han notado cómo responden cuando ven un
desfile militar o una procesión religiosa, o cuando el país está
en peligro de ser invadido? Entonces se identifican a sí mismos con
el país, con un ser humano, con una ideología. Otras voces se
identifican con el propio hijo, con la esposa, con una particular
forma de acción o de inacción. La identificación es un proceso por
el cual nos olvidamos de nosotros mismos. Sé que en tanto sea
consciente del «yo», existen el dolor, el miedo constante; pero si
puedo identificarme, al menos temporalmente, con algo más grande,
más meritorio, con la belleza, con la vida, con la verdad, con una
creencia, con el conocimiento, hay manera de escapar del «yo», ¿no
es cierto? Si hablo acerca de «mi país», momentáneamente me
olvido de mí mismo, ¿verdad? Si puedo decir algo acerca de Dios, me
olvido de mí mismo. Si puedo identificarme con mi familia, con un
grupo, con determinado partido político, con cierta ideología,
encuentro en ello un escape momentáneo.
¿Sabemos
ahora qué es el miedo? No es, acaso, la no-aceptación de lo que
es? Debemos comprender la palabra aceptación. No uso esa
palabra con el significado del esfuerzo hecho para aceptar. Cuando
percibo lo que es, no es cuestión de aceptar. Cuando no veo
claramente lo que es, introduzco el proceso de la aceptación.
Por consiguiente, el miedo es la no-aceptación de lo que es.
28
DE MARZO LPU
El
desorden que el tiempo crea
El
tiempo implica movimiento desde lo que es a «lo que debería
ser». Tengo miedo, pero un día estaré libre del miedo; por lo
tanto, el tiempo es necesario para estar libre del miedo al
menos, eso es lo que pensamos-. Cambiar de lo que es a «lo
que debería ser» involucra tiempo. Ahora bien, el tiempo implica
esfuerzo en ese intervalo entre lo que es y «lo que debería
ser». No me gusta el miedo, y voy a hacer un esfuerzo para
comprender, para analizar minuciosamente el miedo, o voy a descubrir
su causa, o escaparé totalmente de él. Todo esto implica el
esfuerzo a lo que nos hallamos habituados. Siempre estamos en
conflicto entre lo que es y «lo que debería ser». «Lo que
debería ser» es una idea, y la idea es ficticia, no es «lo que
soy»; «lo que soy» es el hecho. Y «lo que soy» puede ser
transformado sólo cuando comprendo el desorden que el tiempo crea.
...
Entonces, ¿es posible para mí liberarme del miedo de manera total,
completa, en el instante? Si permito que el miedo continúe, creará
desorden todo el tiempo; por lo tanto, uno ve que el tiempo es un
elemento de desorden, no un medio para estar finalmente libre del
miedo. De modo que no hay un proceso gradual para desembarazarse del
miedo, tal como no lo hay para desembarazarse del veneno del
nacionalismo. Si uno es nacionalista y dice que a la larga habrá
hermandad entre los hombres, en el intervalo hay guerras, odios,
desdicha, toda esta espantosa división entre ser humano y ser
humano; en consecuencia, el tiempo está creando desorden.
29
DE MARZO OCK- Vol. XV
¿Cómo
miro la furia?
Obviamente,
la miro como un observador que está furioso. Digo: «Estoy furioso».
En el instante de la furia no hay un «yo», el «yo» interviene
inmediatamente después, lo cual implica tiempo. Puedo mirar el hecho
sin el factor del tiempo, que es pensamiento, que es la palabra? Esto
es posible cuando hay un mirar sin el observador. Vea adonde ello me
ha conducido. Ahora comienzo a percibir un modo de mirar, de percibir
sin la opinión, sin la conclusión, sin juzgar ni condenar. Por lo
tanto, percibo que puede haber un «ver» sin el pensamiento, que es
la palabra. De esta forma, la mente está más allá de los asideros
de las ideas, del conflicto de la dualidad y todo lo demás.
Entonces, ¿puedo mirar el miedo, mirarlo no como un hecho
aislado?...
Si
usted aísla un hecho, eso no ha abierto la puerta a todo el universo
de la mente; entonces volvamos al hecho y comencemos otra vez, a fin
de que usted mismo empiece a ver lo extraordinario de la mente, de
modo tal que tenga la llave, que pueda abrir la puerta de ese
universo e irrumpir en él [...].
...
Al considerar un miedo, el miedo a la muerte, el miedo al vecino, el
miedo a su esposa que lo domina (usted conoce todo el asunto de la
dominación), ¿abrirá eso la puerta? Eso es todo lo que importa no
cómo librarnos de ello-, porque en el instante en que abre usted la
puerta, el miedo ha sido eliminado por completo. La mente es el
resultado del tiempo, y el tiempo es la palabra; ¡qué
extraordinario es reflexionar sobre ello! El tiempo es pensamiento;
el pensamiento es el que engendra el miedo a la muerte; y el tiempo,
que es pensamiento, tiene en sus manos todas las intrincaciones y
sutilezas del miedo.
30
DE MARZO OCK- Vol. XII
La raíz
de todo miedo
El
anhelo de devenir origina temores; ser, lograr, y así depender,
engendra miedo. El estado de no-miedo no es negación, no es lo
opuesto del miedo ni es valentía. En la comprensión de la causa del
miedo está su terminación, no en el volverse valiente, porque en
todo «volverse», en todo «llegar a ser», está la semilla del
miedo. Depender de cosas, de personas o de ideas, engendra miedo; la
dependencia tiene su origen en la ignorancia, en la falta de
conocimiento propio, en la pobreza interna; el miedo causa
incertidumbre de la mente corazón, nos impide comprender y
comunicarnos. Gracias a la percepción alerta de nosotros mismos,
comenzamos a descubrir y, por lo tanto, a comprender la causa del
miedo, no sólo del miedo superficial, sino de los miedos causales
profundos y acumulativos. El miedo es tanto innato como adquirido; se
relaciona con el pasado, y para liberar del miedo al
pensamiento sentimiento, el pasado debe ser comprendido a través
del presente. El pasado está siempre deseando dar nacimiento al
presente, y eso se convierte en la memoria que identifica al «yo» y
«lo mío». El «yo» es la raíz de todo miedo.
31
DE MARZO OCK- Vol. III
ABRIL
El
deseo
El
sexo
El
matrimonio
La
pasión
Sólo hay
anhelo
No
hay una entidad separada del anhelo; sólo hay anhelo, no «uno» que
anhela. El anhelo adopta diferentes máscaras en diferentes
ocasiones, dependiendo ello de sus intereses. El recuerdo de estos
intereses variables se encuentra con lo nuevo y eso genera conflicto;
así nace «el que opta», quien se establece a sí mismo como una
entidad separada y distinta del anhelo. Pero la entidad no es
diferente de sus cualidades. La entidad que trata de llenar su
vacuidad, su insuficiencia, su soledad, o que intenta escapar de
ellas, no es diferente de aquello que ella está eludiendo; es eso.
No puede escapar de sí misma; todo lo que puede hacer es
comprenderse a sí misma. Ella es su soledad, su vacuidad; y en tanto
las considere como algo separado de sí misma, vivirá en la ilusión
y en un conflicto interminable. Cuando experimente directamente que
ella es su propia soledad, sólo entonces podrá liberarse del miedo.
El miedo existe únicamente en relación con una idea, y la idea es
la respuesta de la memoria como pensamiento. El pensamiento es el
resultado de la experiencia; y aunque puede reflexionar sobre la
vacuidad, tener sensaciones al respecto, no puede conocer la vacuidad
de manera directa. La palabra soledad, con sus recuerdos de
dolor y miedo, impide experimentar la soledad de un modo nuevo,
fresco. La palabra es memoria, y cuando la palabra ya ha dejado de
ser importante, entonces la relación entre el experimentador y lo
experimentado es por completo diferente: esa relación es directa y
no a través de la palabra, del recuerdo. Entonces, el experimentador
es la experiencia; sólo eso nos libera del miedo.
1
DE ABRIL CSV- Serte I
La verdad
del deseo
Tenemos
que comprender el deseo; y es muy difícil comprender algo que es tan
vital, tan exigente, tan apremiante, porque en la satisfacción misma
del deseo se engendra la pasión, con el placer y dolor que la
acompañan. Y si uno ha de comprender el deseo, es evidente que no
debe haber opciones. Uno no puede juzgar el deseo como bueno o malo,
noble o innoble, ni decir: «Conservaré este deseo y rechazaré
aquel otro». Todo eso debe ser descartado si hemos de descubrir la
verdad del deseo su belleza, su fealdad o cualquier cosa que el
deseo pueda ser.
2
DE ABRIL OCK - Vol. XII
El deseo
ha de ser comprendido
Sigamos
examinando el deseo. Conocemos, ¿no es así?, el deseo, el cual se
contradice a sí mismo, se tortura, empuja en direcciones diferentes;
conocemos la pena, el trastorno, la ansiedad del deseo, y los
intentos de disciplinarlo, de controlarlo. Y en la perpetua batalla
que sostenemos con él lo retorcemos fuera de toda forma reconocible;
pero está ahí, constantemente vigilando, aguardando, apremiando.
Haga uno lo que hiciere, sublime el deseo, escape de él, lo rechace,
lo acepte o le dé rienda suelta... está siempre ahí. Y sabemos
cómo los instructores religiosos y otros han insistido en que
debemos estar exentos de deseos, cultivar el desapego, lo cual es
realmente absurdo, porque el deseo ha de ser comprendido, no
destruido. Si ustedes destruyen el deseo, pueden destruir la vida
misma. Si desnaturalizan el deseo, si lo moldean, lo controlan, lo
dominan, lo reprimen, pueden estar destruyendo algo
extraordinariamente bello.
3
DE ABRIL OCK- Vol. XII
La
cualidad del deseo
...
¿Qué ocurre si no condenamos el deseo, si no lo juzgamos como bueno
o malo, sino que simplemente nos damos cuenta de él? Me pregunto si
ustedes saben qué significa darse cuenta de algo. La mayoría de
nosotros no se da cuenta, por que nos hemos acostumbrado a condenar,
juzgar, evaluar, identificar, optar. La opción nos impide,
obviamente, darnos cuenta, porque siempre optamos como resultado de
un conflicto. El darse cuenta de las cosas cuando uno entra a una
habitación, el ver todos los muebles, la alfombra o su ausencia,
etcétera, el sólo ver, el percibir todo ello sin sentido alguno de
juicio, es algo muy difícil. ¿Alguna vez ha intentado usted mirar a
una persona, una flor, una idea, una emoción, sin optar, sin juzgar
en absoluto?
¿Y
si uno hace lo mismo con el deseo, si uno vive con él, sin negarlo
ni decir: «¿Qué haré con este deseo? Es tan desagradable, tan
imperioso, tan violento…», sin darle un nombre, un símbolo, sin
cubrirlo con una palabra, entonces, ¿sigue existiendo la causa del
desorden? En consecuencia, ¿es el deseo algo que debe ser
sacrificado, destruido? Queremos destruirlo, porque un deseo acomete
contra otro creando conflicto, desdicha y contradicción; y uno puede
ver cómo intenta escapar de este conflicto interminable. Entonces,
¿puede uno darse cuenta de la totalidad del deseo? Lo que entiendo
por totalidad no es un deseo o muchos deseos, sino la cualidad total
del deseo en sí.
4
DE ABRIL OCK - Vol. XII
¿Por qué
no debería uno sentir placer?
Vemos
una bella puesta del sol, un árbol hermoso, el movimiento amplio y
curvo de un río, o un bello rostro, y mirar eso nos da un gran
placer, nos deleita. ¿Qué hay de malo en ello? A mí me parece que
la confusión y la desdicha empiezan cuando ese rostro, ese río, esa
nube, esa montaña se convierten en un recuerdo, y ese recuerdo exige
entonces una continuidad mayor del placer; deseamos que tales cosas
se repitan. Todos conocemos esto. He tenido cierto placer, o usted ha
experimentado cierto deleite en algo, y queremos que eso se repita.
Ya sea que se trate de algo sexual, artístico, intelectual, o de
otro carácter, queremos que se repita; y yo pienso que ahí es donde
el placer comienza a nublar la mente y a crear valores falsos,
irreales.
Lo
que importa es comprender el placer, no tratar de librarnos de él;
eso es demasiado tonto. Nadie puede librarse del placer. Pero es
esencial comprender la naturaleza y estructura del placer; porque si
nuestra vida es tan sólo placer, y eso es lo que deseamos, entonces
con el placer llegan la desdicha la confusión, las ilusiones, los
valores falsos que creamos, en consecuencia, no hay claridad.
5
DE ABRIL OCK- Vol. XV
Una
reacción sana, normal
...
Tengo que descubrir por qué el deseo tiene tal fuerza en mi vida.
Puede que eso esté bien o que no esté bien. Tengo que averiguarlo.
El deseo surge, lo cual es una reacción, una reacción sana, normal;
de lo contrario, estaría muerto. Veo algo hermoso y digo: «Por
Dios, deseo eso». Si así no fuera, estaría muerto. Pero en la
constante persecución de ello hay dolor. Ese es mi problema: al
igual que placer, hay dolor. Veo una bella mujer; es bella, sería
absurdo decir: «No, no es bella». Se trata de un hecho. Pero ¿qué
es lo que da continuidad al placer? Obviamente, es el pensamiento, el
pensar al respecto [...].
Pienso
en ello. Ya no es la relación directa con determinado objeto, la
cual es deseo, sino que ahora el pensamiento aumenta ese deseo
pensando en el objeto, creando imágenes, representaciones, ideas
[...].
Interviene
el pensamiento y dice: «Por favor, debes poseerlo; eso es
desarrollo; eso es importante; eso no es importante; esto es esencial
para tu vida; esto no es esencial para tu vida».
Pero
puedo mirar eso, tener un deseo, y ahí termina todo, sin que
interfiera el pensamiento.
6
DE ABRIL OCK - Vol. XVI
Morir
para las pequeñas cosas
¿Han
tratado ustedes de morir voluntariamente, no forzadamente, para un
placer? Por lo general, cuando uno muere no desea hacerlo; la muerte
viene y nos lleva; no es un acto voluntario, excepto en el suicidio.
¿Pero alguna vez han tratado de morir voluntariamente, fácilmente,
han tenido esa sensación de abandonar un placer? ¡Obviamente, no!
Al presente, sus idea les, sus placeres, sus ambiciones son las cosas
que dan a la vida la así llamada significación, pero no tienen
significación alguna. Es el «yo» el que les está dando
significación. La vida es el vivir, es abundancia, plenitud, entrega
de sí mismo; no es sentir que «yo» tengo significación. Eso es
tan sólo un concepto. Si ustedes experimentan muriendo para las
pequeñas cosas, eso es suficiente. Sólo mueran para los pequeños
placeres, háganlo con facilidad, cómodamente, con una sonrisa; eso
basta porque entonces verán que su mente es capaz de morir para
muchas cosas, morir para todos los recuerdos. Las máquinas, las
computadoras, están tomando a su cargo las funciones de la memoria,
pero la mente humana es algo más que un hábito meramente mecánico
de asociación y memoria. Sin embargo ella no puede ser «algo más»
si no muere para todo cuanto conoce.
Ahora
bien, para ver la verdad de todo esto, es esencial una mente joven,
una mente que no se limite a funcionar en el campo del tiempo. La
mente joven muere para todas las cosas. ¿Pueden ver la verdad de eso
inmediatamente, percibirla en el instante? Quizá no alcancen a ver
todo el significado extraordinario de ello, su inmensa sutileza, la
belleza de ese morir, su riqueza, pero aun el simple escuchar al
respecto siembra la semilla, y la significación de estas palabras
echa raíces, no sólo en el nivel superficial, consciente, sino a
través de todo el inconsciente.
7
DE ABRIL OCK - Vol. XI
El sexo
El
sexo es un problema porque parecería que en ese acto hay completa
ausencia del «yo». En ese instante uno es feliz, ya que hay una
cesación de la conciencia de sí mismo; y, al desear más de ello,
más de la abnegación del «yo», en la cual hay felicidad completa
sin pasado ni futuro, al exigir esa felicidad completa por medio de
la fusión total, de la integración, es natural que ello se
convierta en algo de suma importancia. ¿No es así? Por ser algo que
ofrece un júbilo genuino, un completo olvido de nosotros mismos,
queremos más y más de ello. Ahora bien, ¿por qué quiero más de
ello? Porque en todo lo demás estoy en conflicto, porque en todos
los otros niveles de la existencia hay fortalecimiento del «yo».
Económica, social y religiosamente, hay un constante espesamiento de
la conciencia de mí mismo, el cual implica conflicto. Después de
todo, uno es consciente de sí mismo sólo cuando hay conflicto. La
autoconciencia es, en su naturaleza misma, el resultado del conflicto
[...].
De
modo que el problema no es, ciertamente, el sexo, sino cómo estar
libre del «yo». Uno ha experimentado, por unos pocos segundos o por
más tiempo, esa condición en la que el «yo» está ausente; y
cuando el «yo» está ahí, hay conflicto, desdicha, lucha. En
consecuencia, existe el constante anhelo por más de ese estado libre
del «yo».
8
DE ABRIL OCK - Vol. V
El escape
máximo
¿Qué
entendemos por el problema del sexo? ¿Es el acto o es un pensamiento
acerca del acto? Por cierto, no es el acto. El acto sexual no es para
ustedes un problema, no más problema que el comer, pero si piensan
todo el día en el comer o en cualquier otra cosa, porque no tienen
nada más en pensar, eso se convierte en un problema para ustedes
[…]. ¿Por qué lo intensifican, cosa que evidentemente hacen? Los
cines, las revistas, las novelas, la forma como visten las mujeres,
todo intensifica sus pensamientos acerca del sexo. ¿Por qué la
mente aumenta el problema, por qué piensa tanto en el sexo? ¿Por
qué, señoras y señores? Es el problema de ustedes. ¿Por qué?
¿Por qué se ha vuelto una cuestión fundamental en sus vidas?
Habiendo tantas cosas que reclaman, que exigen su atención, conceden
atención completa al pensamiento sobre el sexo. ¿Qué sucede, por
qué sus mentes están tan ocupadas con eso? Porque ésa es la vía
del máximo escape, ¿no es así? Es un modo de olvidarnos
completamente de nosotros mismos. Por ahora, al menos por el momento,
uno puede olvidarse de sí mismo y no hay otro modo de
olvidarse de sí mismo . Todo lo demás que ustedes hacen en la
vida acentúa el «yo». Sus negocios, sus religiones, sus dioses,
sus líderes, sus actividades políticas, económicas y sociales, sus
escapes, su afiliarse a un grupo y rechazar otro, todo eso da énfasis
y fuerza al «yo» [...]. Cuando hay una sola cosa en sus vidas que
constituye una vía de máximo escape, de completo olvido de sí
mismos, así sea por unos cuantos segundos, se afierran a ella porque
es el único momento en que son felices [...].
Así
pues, el sexo se vuelve un problema extraordinariamente difícil y
complejo, en tanto no comprendemos a la mente que piensa acerca del
problema.
9
DE ABRIL OCK- Vol. VI
Hemos
hecho del sexo un problema
¿Por
qué todo lo que tocamos lo convertimos en un problema?... ¿Por qué
el sexo se ha vuelto un problema? ¿Por qué nos sometemos a vivir
con problemas? ¿Por qué no les ponemos fin? ¿Por qué no morimos
para nuestros problemas, en vez de acarrearlos con nosotros día tras
día, año tras año? No hay duda de que la pregunta acerca del sexo
es pertinente, y la contestaré enseguida, pero hay una pregunta que
es fundamental: ¿Por qué convertimos la vida en un problema?
Trabajar, tener sexo, ganar dinero, pensar, sentir, experimentar...
Ustedes saben, toda la cosa del vivir, ¿por qué es un problema? ¿No
es, acaso, porque siempre pensamos desde un punto de vista
particular, desde un punto de vista fijo? Estamos siempre pensando
desde un centro hacia la periferia, pero la periferia es el centro
para la mayoría de nosotros, y así todo cuanto tocamos es
superficial. Pero la vida no es superficial, requiere ser vivida de
un modo completo, y debido a que sólo la vivimos superficialmente,
no conocemos sino la reacción superficial. Todo cuanto hacemos en la
periferia debe, inevitablemente, crear un problema, y eso es nuestra
vida: vivimos en lo superficial y estamos satisfechos de vivir allí
con los problemas de lo superficial. Así pues, los problemas existen
en tanto seguimos viviendo en lo superficial, en la periferia, siendo
la periferia el «yo» y sus sensaciones, las que pueden ser
exteriorizadas o permanecer en lo subjetivo, o bien pueden
identificarse con el universo, con el país o con alguna otra cosa
elaborada por la mente. Así, mientras vivamos dentro del campo de la
mente, tendrá que haber complicaciones, problemas. Y eso es todo
cuanto conocemos.
10
DE ABRIL OCK - Vol. VI
¿Qué
entienden ustedes por amor?
El
amor es lo desconocido. Puede ser realizado sólo cuando hemos
comprendido y trascendido lo que conocemos. Sólo cuando la mente
está libre de lo conocido, sólo entonces puede haber amor. De modo
que debemos abordar el amor negativamente, no positivamente.
¿Qué
es el amor para la mayoría de nosotros? Cuando amamos, hay en ello
afán posesivo, dominio o sumisión. De esta posesión surgen los
celos y el miedo a la pérdida, por lo cual legalizamos este instinto
posesivo. Del afán posesivo y sus celos resultan los innumerables
conflictos con los que cada uno de nosotros está tan familiarizado.
El instinto posesivo no es, entonces, amor. El amor tampoco es una
cuestión sentimental. Lo meramente sentimental, emocional, excluye
el amor. La sensibilidad emocional es mera sensación.
...
Unicamente el amor puede transformar la demencia, la confusión y el
conflicto. Ningún sistema, ninguna teoría de izquierda o de derecha
puede traer paz y felicidad al hombre. Donde hay amor no hay espíritu
posesivo, no hay envidia; hay piedad y compasión no en teoría,
sino de hecho- por nuestra esposa, por nuestros hijos, por nuestro
sirviente [...]. Sólo el amor es capaz de generar compasión y
belleza, orden y paz. El amor con su compasión existe cuando el «yo»
deja de existir.
11
DE ABRIL OCK - Vol. IV
En tanto
poseamos, jamás habremos de amar
Nosotros
conocemos el amor como sensación, ¿no es así? Cuando decimos que
amamos, conocemos los celos, el miedo, la ansiedad. Cuando ustedes
dicen que aman a alguien, todo está implicado: envidia, deseo de
poseer, de adueñarse, de dominar, temor de perder, etc. Todo esto es
lo que llamamos amor, y no conocemos el amor sin miedo, sin envidia,
sin posesión; ese estado de amor que no contiene miedo, tan sólo lo
verbalizamos, lo llamamos impersonal, puro, divino, o Dios sabe qué
más; pero el hecho es que somos celosos, dominadores, posesivos.
Conoceremos ese estado de amor sólo cuando lleguen a su fin los
celos, la envidia, el afán posesivo, el deseo de dominar; en tanto
poseamos, jamás habremos de amar [...]. ¿Cuándo pensamos en la
persona amada? Pensamos en ella cuando la persona se ha ido, cuando
está lejos, cuando nos ha dejado [...]. Así pues, echamos de menos
a quien decimos amar, sólo cuando estamos perturbados, cuando
sufrimos; mientras poseemos a esa persona no tenemos que pensar en
ella, porque en la posesión no hay perturbación alguna [...].
El
pensar surge cuando uno está perturbado; y por fuerza estamos
perturbados en tanto nuestro pensar es lo que llamamos amor. Por
cierto, el amor no es una cosa de la mente; y debido a que las cosas
de la mente han llenado nuestros corazones, carecemos de amor. Las
cosas de la mente son los celos, la envidia, la ambición, el deseo
de ser alguien, de alcanzar el éxito. Estas cosas de la mente llenan
nuestros corazones, y entonces decimos que amamos; pero ¿cómo puede
uno amar cuando lleva dentro de sí todos estos elementos confusos?
Cuando hay humo, ¿cómo es posible que haya una llama pura?
12
DE ABRIL OCK - Vol. VI
El amor
no es un deber
...
Cuando hay amor, no hay «deberes». Cuando uno ama a su esposa, lo
comparte todo con ella: su propiedad, sus dificultades, su ansiedad,
su alegría. Uno no ejerce dominio. Uno no es el hombre y ella la
mujer para ser usada y descartada, una especie de máquina
engendradora destinada a dar continuidad al apellido del hombre.
Cuando hay amor, la palabra deber desaparece. El hombre cuyo
corazón carece de amor, es el que habla de derechos y deberes, y en
este país [India] los derechos y deberes han tomado el lugar del
amor. Las reglamentaciones se han vuelto más importantes que la
calidez del afecto. Cuando hay amor, el problema es simple; cuando no
hay amor, el problema se vuelve complejo. Cuando un hombre ama a su
mujer y a sus hijos, jamás puede pensar en términos de deber
y derechos. Señores, examinen sus propios corazones y sus
mentes. Sé que lo toman a risa; ése es uno de los trucos de la
persona irreflexiva: reírse de algo y desecharlo. Sus esposas no
comparten las responsabilidades de ustedes, no comparten la
propiedad, no poseen la mitad de lo que ustedes poseen, porque el
hombre considera que la mujer es inferior a él, algo para ser
mantenido y usado sexualmente según la propia conveniencia cuando el
apetito lo requiera. Por eso han inventado las palabras derechos
y deber, y cuando la mujer se rebela, ustedes le arrojan estas
palabras. Sólo una sociedad estática, una sociedad en deterioro,
habla de deber y derechos. Si examinan de verdad sus mentes y sus
corazones, encontrarán que carecen de amor.
13
DE ABRIL OCK - Vol. V
Una cosa
de la mente
Eso
que llamamos nuestro amor es una cosa de la mente. Mírense a sí
mismos, señores y señoras, y verán que lo que estoy diciendo es,
evidentemente, verdadero; de otro modo, nuestras vidas, nuestros
matrimonios, nuestras relaciones, serian por completo diferentes,
tendríamos una sociedad nueva. Nos ligamos a otra persona, no por
obra de una comunión verdadera, sino mediante un contrato al que
llamamos amor, casamiento. El amor no fusiona, no amolda a dos
personas; no es personal ni impersonal, es un estado del ser. Aquel
que desea fusionarse con algo más grande, unirse con otro ser
humano, está eludiendo la desdicha, la confusión; pero la mente
sigue funcionando en la separación, la cual es desintegración. El
amor no conoce ni la fusión ni la dispersión, no es personal ni
impersonal; es un estado del ser que la mente no puede buscar y
encontrar; puede describirlo, adjudicarle un vocablo, un nombre, pero
la palabra, la descripción, no es amor. Sólo la mente quieta y
silenciosa conocerá el amor, y ese estado de quietud y silencio no
es cosa que pueda cultivarse.
14
DE ABRIL OCK - Vol. VI
Examinando
el matrimonio
Estamos
tratando de comprender el matrimonio, en el cual están implicados la
relación, el amor, el compañerismo, la comunión. Obviamente, si no
hay amor, el matrimonio se convierte en una desgracia, ¿verdad? Se
vuelve mera satisfacción mutua. Amar es una de las cosas más
difíciles que hay, ¿no es así? El amor puede nacer y existir tan
sólo en ausencia del «yo». Sin amor, la relación es penosa; por
gratificante o por superficial que sea, nos conduce al aburrimiento,
a la rutina, al hábito con todas sus implicaciones. En consecuencia,
los problemas sexuales adquieren suma importancia. Al examinar el
matrimonio, si es necesario o no, uno debe primero comprender el
amor. Por cierto, el amor es casto, sin amor uno no puede ser casto;
puede ser célibe hombre o mujer-, pero si no hay amor eso no
es ser casto, no es ser puro. Si uno tiene un ideal de castidad, es
decir, si quiere llegar a ser casto, tampoco en ello hay amor, porque
eso es meramente el deseo de convertirse en algo que uno considera
noble, creyendo que eso le ayudará a encontrar la realidad; ahí no
hay amor en absoluto. Al igual que el libertinaje, que sólo lleva a
la degradación y a la desdicha, la persecución de un ideal tampoco
es casta. Ambos excluyen el amor, ambos implican llegar a ser alguna
cosa, complacerse en algo; por lo tanto, uno es el que se vuelve
importante, y donde «uno» es lo importante, no existe el amor.
15
DE ABRIL OCK- Vol. IV
El amor
es incapaz de amoldarse
El
amor no es una cosa de la mente, ¿verdad? No es tan sólo el acto
sexual. El amor es algo que la mente no puede concebir; es algo que
no puede ser formulado. Y ustedes se relacionan sin amor, se casan
sin amor. Por consiguiente, en ese matrimonio «se amoldan» el uno
al otro. ¡Linda expresión! Se amoldan el uno al otro, lo cual es,
obviamente, un mero proceso mental, intelectual, ¿no es así? Todo
amoldamiento lo es. Pero el amor es, por cierto, incapaz de
amoldarse. Ustedes saben, señores, que si aman a alguien no hay
«amoldamiento» ¿verdad? Sólo hay comunión completa. Unicamente
cuando no hay amor comenzamos a amoldarnos. Y a este amoldamiento lo
llamamos matrimonio. De aquí que el matrimonio fracase, porque es la
fuente misma del conflicto, una batalla entre dos personas. Es un
problema extraordinariamente complejo, como todos los problemas, pero
más aún a causa de la fuerza que tienen los apetitos, los
instintos. Por lo tanto, una mente que tan sólo se está amoldando
jamás puede ser casta. Una mente que busca la felicidad por medio
del sexo jamás será casta. Aunque en ese acto puedan experimentar
momentáneamente la abnegación del «yo», el olvido de sí mismos,
la persecución misma de esa felicidad, persecución que es cosa de
la mente, hace que ésta carezca de castidad. La castidad surge a la
existencia sólo cuando hay amor.
16
DE ABRIL OCK - Vol. V
Amar es
ser casto
Este
problema del sexo no es simple y no puede ser resuelto en su propio
nivel. Es absurdo tratar de resolverlo desde el punto de vista
puramente biológico; y abordarlo mediante la religión o intentar
solucionarlo como si fuera sólo una cuestión de ajuste físico, de
actividad glandular, o rodearlo de tabúes y condenaciones, todo eso
es demasiado inmaduro, infantil y estúpido. Esta cuestión requiere
inteligencia del orden más elevado. Comprendernos en nuestra
relación con otro ser humano requiere una inteligencia mucho más
rápida y sutil que para entender la naturaleza. Pero nosotros
procuramos comprender sin inteligencia; queremos una acción
inmediata, una solución inmediata, y el problema se vuelve más y
más importante [...]. El amor no es mero pensamiento; los
pensamientos son tan sólo una actividad externa del cerebro. El amor
es mucho más hondo, mucho más profundo, y la profundidad de la vida
puede ser descubierta sólo en el amor. Sin amor, la vida no tiene
sentido, y ésa es la parte triste de nuestra existencia. Avanzamos
en años y seguimos siendo inmaduros; nuestros cuerpos envejecen,
engordan, se tornan desagradables, y permanecemos tan irreflexivos
como siempre. Aunque leemos y hablamos al respecto, jamás hemos
conocido el perfume de la vida. El mero leer y verbalizar indica una
falta total de esa calidez humana del corazón, la cual enriquece la
vida; y sin esa calidad del amor, hagan ustedes lo que hicieren, ya
sea que ingresen en alguna sociedad, que elaboren alguna norma, etc.,
no resolverán este problema. Amar es ser casto.
El
mero intelecto no es castidad. El hombre que trata de ser casto en
pensamiento, no es casto, porque carece de amor. Sólo el ser humano
que ama es casto, puro, incorruptible.
17
DE ABRIL OCK - Vol. V
El
constante pensar es un derroche de energía
La
mayoría de nosotros consume su vida en el esfuerzo, en la lucha; y
el esfuerzo, la lucha, la competencia, son una disipación de esa
energía. El hombre, a lo largo del periodo histórico de su
existencia, ha dicho que para encontrar a Dios o la realidad
cualquiera sea el nombre que puedan darle-, uno debe ser
célibe; o sea, debe tornar un voto de castidad y reprimir,
controlar, batallar consigo mismo interminablemente durante toda su
vida, a fin de mantener su voto. ¡Vean qué desperdicio de energía!
También es un desperdicio de energía la autocomplacencia. Pero
tiene mucha mayor importancia cuando nos reprimimos. El esfuerzo que
se ha ido en la represión, en el control, en este rechazo de nuestro
deseo, deforma la mente; a causa de esa deformación, tenemos cierto
sentido de austeridad, el cual se convierte en dureza. Por favor,
escuchen. Obsérvenlo en sí mismos y observen a las personas que les
rodean. Observen este derroche de energía, la batalla que tiene
lugar. No las implicaciones del sexo, no el acto en sí, sino los
ideales, las imágenes, el placer; el constante pensar acerca de todo
eso es un derroche de energía. Y la mayoría de las personas
malgasta su energía, ya sea a través de la negación del sexo, o a
causa de su voto de castidad, o por pensar interminablemente en el
sexo.
18
DE ABRIL OCK - Vol. XV
El
idealista no puede conocer el amor
Los
que tratan de ser célibes con el fin de llegar a Dios no son castos
porque están buscando un resultado, un beneficio, y así sustituyen
el sexo por el objetivo en perspectiva; eso es miedo. Sus corazones
carecen de amor y de pureza, y sólo un corazón puro puede dar con
la realidad. Un corazón disciplinado, reprimido, no puede saber qué
es el amor; no puede saberlo si está preso en el hábito, en la
sensación, ya sea de orden religioso, físico, psicológico o
sensual. El idealista es un imitador de su ideal; por lo tanto, no
puede conocer el amor. No puede ser generoso, entregarse
completamente sin pensar en sí mismo. Sólo cuando la mente y el
corazón están aliviados de la carga del miedo, de la rutina de los
hábitos sensuales, cuando hay generosidad y compasión, hay amor.
Tal amor es casto.
19
DE ABRIL OCK - Vol. IV
Comprender
la pasión
Castigarse
a sí mismo, Implica una vida religiosa? La mortificación del cuerpo
o de la mente, ¿es un signo de comprensión? Es la autotortura un
camino hacia la realidad? La castidad, ¿es negación? ¿Piensan
ustedes que por medio del renunciamiento pueden llegar muy lejos?
¿Piensan realmente que puede haber paz gracias al conflicto? El
medio que empleamos, ¿no importa infinitamente más que el fin
proyectado? El fin puede ser, pero el medio es. Lo factual, lo que
es, lo que debe ser comprendido, no encubierto por
determinaciones, ideales e ingeniosas racionalizaciones. El dolor no
es el camino hacia la felicidad. Lo que llamamos pasión ha de ser
comprendido y no reprimido o sublimado, y de nada sirve buscarle un
sustituto. Cualquier cosa que hagamos, cualquier artificio que
inventemos, sólo fortalecerá aquello que no ha sido amado y
comprendido. Amar eso que llamamos pasión es comprenderlo. Amar es
estar en comunión directa; y no podemos amar algo si nos sentimos
agraviados por ello, si tenemos ideas, conclusiones al respecto.
¿Cómo puede uno amar y comprender la pasión si ha tomado un voto
contra ella? Un voto así es una forma de resistencia, y aquello que
resistimos finalmente nos conquista. La verdad no puede ser
conquistada, ustedes no pueden tomarla por asalto, se les escabullirá
de las manos si intentan atraparla. La verdad llega silenciosamente,
sin nuestro conocimiento. Lo que conocemos no es la verdad, es sólo
una idea, un símbolo. La sombra no es lo real.
20
DE ABRIL CSV Serie II
El medio
y el fin son una sola cosa
Nada
se necesita para obtener la liberación. No podemos obtenerla
mediante un pacto, mediante el sacrificio o la eliminación; no es
algo que pueda comprarse. Si hacemos estas cosas, obtendremos algo
que es propio del mercado; por lo tanto, no será lo real. La verdad
no puede ser comprada, no hay medios que nos llevan a ella; si
hubiera un medio, el fin no sería la verdad, porque medio y fin son
una sola cosa, no están separados. La castidad como un medio para
alcanzar la liberación, la verdad, es una negación de la verdad. La
castidad no es una moneda con la que compramos la verdad [...].
¿Por
qué pensamos que la castidad es esencial?... ¿Qué entendemos por
sexo? No tan sólo el acto, sino el pensar en el sexo, tener
sensaciones al respecto, anticiparlo, escapar de él; ése es nuestro
problema. Nuestro problema es la sensación, anhelar más y más.
Obsérvense a sí mismos, no observen al vecino. ¿Por qué sus
pensamientos están ocupados por el sexo? La castidad puede existir
sólo cuando hay amor, y sin amor no hay castidad. Sin amor, la
castidad es tan sólo lujuria en una forma diferente. Volverse casto
es llegar a ser alguna otra cosa; es como un hombre volviéndose
poderoso, triunfando como abogado prominente, político o lo que
fuere en ambos casos, el cambio está en el mismo nivel-. Eso
no es castidad, sino tan sólo el resultado final de un sueño, la
consecuencia de resistir continuamente a un deseo en particular
[...]. Así, pues, la castidad deja de ser un problema donde hay
amor. Entonces la vida no es un problema, es para ser vivida
completamente en la plenitud del amor; ésa es la revolución que
dará origen a un mundo nuevo.
21
DE ABRIL OCK - Vol. VI
Total
desprendimiento
Tal
vez jamás experimentaron ese estado de la mente en el que existe un
completo abandono de todas las cosas, un desprendimiento total. Y uno
no puede abandonarlo todo sin que haya una profunda pasión, ¿no es
así? Intelectual o emocionalmente es imposible desprenderse de todo.
El desprendimiento total ocurre, por cierto, cuando existe una pasión
intensa. No se alarmen ante esa palabra, porque un hombre que no es
apasionado, que no es intenso, jamás podrá comprender ni sentir la
cualidad de la belleza. I a mente que mantiene algo en reserva, la
mente que tiene un interés creado, que se aferra a la posición, al
poder, al prestigio, la mente respetable (que es un horror), jamás
puede desprenderse de sí misma.
22
DE ABRIL OCK- Vol. XI
La llama
para de la pasión
En
la mayoría de nosotros hay muy poca pasión. Podemos ser
voluptuosos, anhelar algo con ansia, desear huir de algo, y todo esto
nos da cierta intensidad.
Pero
a menos que despertemos y exploremos en esta llama de la pasión sin
causa, no podremos comprender eso que llamamos dolor. Para comprender
algo, deben ustedes tener pasión, la intensidad de la atención
total. Cuando hay pasión por algo que produce contradicción,
conflicto, esta llama pura de la pasión no puede existir; y esta
llama pura de la pasión debe existir para terminar con el dolor,
para disiparlo por completo.
23
DE ABRIL OCK - Vol. XIII
Belleza
más allá del sentimiento
Sin
pasión, ¿cómo puede haber belleza? No me refiero a la belleza de
cuadros, edificios, de mujeres maquilladas y todas esas cosas. Éstas
tienen sus propias formas de belleza. Una cosa producida por el
hombre, como una catedral, un templo, una pintura, un poema o una
estatua, puede o no ser bella. Pero existe una belleza que está más
allá del sentimiento y del pensamiento; ésta no puede ser
realizada, comprendida o conocida si no hay pasión. Así que no
interprete mal la palabra pasión. No es una fea palabra; no es una
cosa que uno pueda adquirir en el mercado o de la cual pueda hablar
románticamente. No tiene nada que ver con la emoción, con el
sentimiento. No es una cosa «respetable»; es una llama que destruye
todo lo que es falso. Pero nosotros siempre tenemos mucho miedo de
dejar que la llama devore las cosas que consideramos queridas, las
cosas que llamamos importantes.
24
DE ABRIL OCK - Vol. XII
Pasión
por todo
La
mayoría de nosotros emplea la pasión sólo en relación con una
cosa: el sexo; o bien uno sufre apasionadamente, o trata de resolver
ese sufrimiento. Pero yo uso la palabra pasión en el sentido de un
estado de la mente, un estado del ser, un estado de nuestra esencia
interior si es que hay tal cosa- que siente con mucha fuerza,
que es altamente sensible, tan sensible a la suciedad, a la
escualidez, a la pobreza, como a las enormes riquezas con su
corrupción, a la belleza de un árbol, de un pájaro, del fluir del
río, del estanque que refleja sobre sí el cielo nocturno. Es
indispensable sentir todo esto intensamente, enérgicamente. Porque
sin pasión la vida se torna vacua, superficial, y no tiene mucho
sentido. Si usted no puede ver la belleza de un árbol y amar ese
árbol, si no puede sentir afecto por él, usted no está viviendo.
25
DE ABRIL OCK - Vol. XIV
El amor,
les aseguro, es pasión
Ustedes
no pueden ser sensibles si no son apasionados. No teman a esa palabra
pasión. Casi todos los libros religiosos, casi todos los
gurús suamis, líderes y demás han dicho: «No sientas pasión».
Pero si uno carece de pasión, ¿cómo puede ser sensible a lo feo, a
lo bello, a las hojas susurrantes, a la puesta del sol, a una
sonrisa, a un llanto? ¿Cómo puede ser sensible sin un sentido de
pasión que implica la entrega total de sí mismo? Señores, por
favor, escúchenme, no pregunten cómo adquirir pasión. Sé que
todos son bastante apasionados cuando tratan de conseguir un empleo,
o cuando odian a un pobre tipo, o cuando están celosos de alguien;
pero yo me refiero a algo por completo diferente: una pasión que
ama.
El
amor es un estado en el que no hay «yo»; es un estado en el que no
existe condenación alguna, ni un juzgar que el sexo es bueno o malo,
que esto es superior y aquello otro es inferior. El amor no es
ninguna de estas cosas contradictorias.
La
contradicción no existe en el amor. Y ¿cómo puede uno amar si no
es apasionado? Sin pasión, ¿cómo puede uno ser sensible? Ser
sensible es percibir al vecino que se sienta junto a nosotros; es ver
lo desagradable de la ciudad con su escualidez su suciedad, su
pobreza, y ver la belleza del río, del mar, del cielo. Si uno no es
apasionado, ¿cómo puede ser sensible a todo eso? ¿Cómo puede
sentir una sonrisa, una lágrima? El amor, les aseguro, es pasión.
26
DE ABRIL OCK - Vol. XI
Una mente
apasionada es inquisitiva
Obviamente,
tiene que haber pasión, y el problema es cómo revivir esa pasión.
No nos interpretemos mal el uno al otro. Quiero decir pasión en todo
sentido, no meramente pasión sexual, que es una cosa muy pequeña. Y
casi todos nos satisfacemos con eso, porque toda otra pasión ha sido
destruida: destruida en la oficina, en la fábrica, siguiendo la
rutina de cierta ocupación, aprendiendo técnicas, ahí no ha
quedado, pues, pasión alguna, no hay un sentido creativo, un sentido
de urgencia y liberación. Debido a eso, el sexo se vuelve importante
para nosotros, y allí nos extraviamos en la pasión subalterna, que
se convierte en un problema enorme para la mente estrecha que se
considera virtuosa, o de otro modo se vuelve un hábito y muere.
Reitero: uso la palabra pasión con el sentido de una cosa
total. Una persona apasionada que siente con gran intensidad no se
satisface tan sólo con alguna insignificante ocupación, tanto si es
la de un primer ministro como la de un cocinero, o la que prefieran.
Una mente apasionada inquiere, explora, observa, investiga, exige; no
trata de encontrar algún objeto para satisfacer su descontento y
echarse a dormir. Una mente apasionada busca a tientas, se abre paso
en la oscuridad, no acepta ninguna tradición; no es una mente
afirmada en sí misma, una mente que ha llegado, sino que es
una mente oven que está siempre llegando.
27
DE ABRIL OCK- Vol. XI
La mente
trivial
Una
mente apasionada que tantea, busca, se abre paso, que jamás se
afirma en sí, misma, que no acepta tradición alguna, una mente
joven, ¿cómo ha de surgir a la existencia? Es indispensable que eso
ocurra. (Es obvio que una mente trivial no puede trabajar en ello.
Una mente trivial que trata de volverse apasionada tan sólo lo
reducirá todo a su propia trivialidad). Eso debe ocurrir, pues, y
puede ocurrir sólo cuando la mente ve su propia trivialidad y, sin
embargo, no intenta hacer nada al respecto. Me expreso con claridad?
Probablemente no. Pero como dije antes, cualquier mente limitada, por
vehemente que sea, seguirá siendo trivial. Eso es evidente, por
cierto. Una mente pequeña, aunque pueda ir a la Luna, aunque pueda
adquirir una técnica, aunque pueda argumentar y defenderse con
habilidad, es aún una mente pequeña. Por lo tanto, cuando la mente
pequeña dice: «Debo ser apasionada para hacer algo que valga la
pena», su pasión será, sin duda, muy insignificante, ¿no es así?
Como el montar en cólera ante alguna pequeña injusticia, o pensar
que todo el mundo está cambiando por obra de alguna trivial, pequeña
reforma que, en una insignificante aldea sin importancia, ha hecho
una mente insignificante y sin importancia. Si la mente pequeña ve
todo eso, entonces la percepción misma de que es pequeña hace que
toda su actividad experimente un cambio.
28
DE ABRIL OCK - Vol. XI
La pasión
perdida
La
palabra no es la cosa. La palabra pasión no es la pasión.
Sentir esa pasión y estar atrapado por ella, sin ninguna volición
ni directiva ni propósito, prestar atención a esta cosa llamada
deseo, estar atentos a sus propios deseos, a esos deseos que ustedes
tienen en abundancia, débiles o fuertes... cuando hagan eso, verán
qué daño tremendo causan al reprimir el deseo, al distorsionarlo,
al querer satisfacerlo, al querer hacer algo respecto de él, al
tener una opinión acerca de ese deseo que experimentan.
La
mayoría de la gente ha perdido esta pasión. Probablemente uno la ha
tenido alguna vez en su juventud; quizás un vago murmullo de esa
pasión. Y la sociedad que es lo que son ustedes- reprime eso.
Por consiguiente, uno tiene que amoldarse a ustedes, que están
muertos, que son «respetables», que ni siquiera tienen una chispa
de pasión creadora; y entonces uno llega a formar parte de eso y, de
tal modo, pierde esta pasión de su juventud.
29
DE ABRIL OCK- Vol. XIV
La pasión
sin cansa
En
el estado de pasión sin causa hay intensidad libre de todo apego;
pero cuando la pasión tiene una causa, hay apego, y el apego es el
origen del dolor. Casi todos estamos apegados; nos apagamos a una
persona, a un país, a una creencia, a una idea, y cuando nos quitan
el objeto de nuestro apego o éste pierde su importancia, nos
sentimos vacíos, insuficientes. Tratamos de llenar esta vacuidad
aferrándonos a alguna otra cosa, la cual de nuevo se convierte en el
objeto de nuestra pasión
Examine
su propio corazón y su propia mente. Yo soy tan sólo un espejo en
el que se está mirando a sí mismo. Si no quiere mirar, está muy
bien, pero si desea hacerlo, entonces mírese claramente,
despiadadamente, con intensidad, no con la esperanza de disolver sus
desdichas, sus ansiedades, sus sentimientos de culpa, sino a fin de
comprender esta pasión extraordinaria que siempre nos lleva al
dolor.
Cuando
la pasión tiene una causa se convierte en lujuria. Cuando hay pasión
por algo en particular una persona, una idea, alguna clase de
realización-, entonces, de esa pasión surgen la contradicción, el
conflicto, el esfuerzo. Usted se esfuerza por alcanzar o mantener
cierto estado, o por recapturar uno que ya ha sido y desapareció.
Pero la pasión de la que estoy hablando no da origen a la
contradicción, al conflicto. No tiene relación alguna con una
causa; por lo tanto, no es un efecto.
30
DE ABRIL OCK - Vol. XIII
MAYO
La
inteligencia
Los
sentimientos
Las
palabras
El
condicionamiento
Una mente
rica en inocencia
La
verdad, el verdadero Dios Dios verdadero, no el Dios que es
hechura del hombre- no quiere una mente que ha sido destruida, una
mente trivial, superficial, estrecha, limitada. Necesita una mente
sana, una mente rica rica no en conocimientos sino en
inocencia-, una mente sobre la cual jamás haya habido una marca
dejada por la experiencia, una mente libre del tiempo. Los dioses que
ustedes han inventado para confortarse aceptan la tortura, aceptan
una mente que se ha embotado. Pero aquello que es verdadero no lo
acepta; quiere un ser humano completo, total, un ser humano cuyo
corazón sea pleno, rico, claro, capaz de sentir intensamente, capaz
de ver la belleza de un árbol, la sonrisa de un niño, la angustia
de una mujer que jamás ha tenido una comida completa.
Debemos
tener este sentimiento extraordinario, esta sensibilidad hacia todo:
hacia el animal, hacia el gato que se pasea encima del muro, hacia la
escualidez, la suciedad, la inmundicia de los seres humanos que viven
en la extrema pobreza, en la desesperación. Debemos ser sensibles,
lo cual implica sentir intensamente, no en cierta dirección
particular, no como una emoción que va y viene, sino ser sensibles
con nuestros nervios, nuestros ojos, nuestro cuerpo, nuestros oídos,
nuestra voz. Debemos ser completamente sensibles todo el tiempo. A
menos que uno sea tan plenamente sensible, no hay inteligencia. La
inteligencia adviene con la sensibilidad y la observación.
1
DE MAYO OCK Vol. XIV
¿Qué
papel juega la emoción en la vida?
¿Cómo
surgen las emociones? Muy simple. Surgen por obra de los estímulos,
por la acción de los nervios. Usted me clava un alfiler y salto; me
lisonjea y estoy encantado; me insulta y eso no me gusta. Las
emociones surgen a través de nuestros sentidos. Y casi todos
funcionamos a base de nuestra emoción de placer; es obvio, señor. A
usted le agrada que le reconozcan como hindú. Así pertenece a un
grupo, a una comunidad, a una tradición, por antigua que sea; y le
agrada eso, con el Gita, los Upanishads y las viejas
tradiciones. Y al musulmán le agrada lo suyo, y así sucesivamente.
Nuestras emociones surgen a causa de los estímulos, del entorno,
etc. Eso es bastante evidente.
¿Qué
papel juega la emoción en la vida? ¿Comprende? El amor, ¿es
placer, es deseo? Si el amor es emoción, hay algo que cambia todo el
tiempo, ¿verdad? ¿No conoce usted todo eso?
Uno
ha de darse cuenta, pues, de que las emociones, el sentimentalismo,
los entusiasmos, el sentir que uno es bueno y todas esas cosas, no
tienen nada que ver con el verdadero afecto, con la compasión. Todo
sentimiento personal, toda emoción, se vincula con el pensamiento;
por lo tanto, resulta en placer y dolor. El amor no sufre, no
experimenta dolor, porque no es la consecuencia del placer o del
deseo.
2
DE MAYO OCK - Vol. XVII
Liberar
la inteligencia
Lo
primero que debemos hacer, si se me permite sugerirlo, es descubrir
por qué pensamos de cierta manera, por qué sentimos de cierta
manera. No trate de cambiar eso, no intente analizar sus pensamientos
y sus emociones; tome conciencia de por que esta pensando dentro de
determinada rutina y desde qué motivo actúa.
Aunque
pueda descubrir el motivo por medio del análisis, lo que fuere que
descubra por medio del análisis, ello no será lo real. Lo que
descubra será real sólo cuando usted esté intensamente alerta al
instante en que funcionan sus pensamientos y emociones; entonces verá
qué extraordinaria sutileza, qué delicadeza tienen.
En
tanto tenga usted un «debo» y un «no debo», esta compulsión hará
que jamás descubra el veloz movimiento errático de los pensamientos
y las emociones. Y estoy seguro de que todos ustedes han sido
educados en la escuela de los «debo» y «no debo»; por eso han
destruido su pensar y sentir. Han sido limitados y mutilados por
sistemas y métodos, así como por sus instructores. Abandone, pues,
todos esos «debo» y «no debo». Esto no quiere decir que tenga que
haber libertinaje, sino que debe estar alerta a la mente que siempre
está diciendo «debo» y «no debo». Entonces, tal como una flor se
abre y florece en la mañana, así ocurre con la inteligencia: está
ahí, funciona creando comprensión.
3
DE MAYO OCK- Vol. II
Intelecto
contra inteligencia
Educar
el intelecto no da como resultado la inteligencia. Antes bien, la
inteligencia adviene cuando uno actúa en perfecta armonía, tanto
intelectual como emocionalmente. Hay una vasta diferenciación entre
intelecto e inteligencia. El intelecto es tan sólo el pensamiento
funcionando independientemente de la emoción. Cuando el intelecto,
sin tener en cuenta la emoción, es educado en una dirección
determinada, uno puede poseer un gran intelecto, pero no por eso
tiene inteligencia, porque la inteligencia contiene la inherente
capacidad tanto de sentir como de razonar; en la inteligencia, ambas
capacidades están por igual presentes de una manera intensa y
armónica.
...
Si uno introduce sus emociones en los negocios, dice usted, los
negocios no pueden ser bien manejados ni ser honestos. Así pues,
divide su mente en compartimentos; en un compartimento guarda su
interés religioso, en otro sus emociones, en un tercero su interés
comercial, el cual nada tiene que ver con su vida intelectual y
emocional. Su mente comercial considera a la vida como un mero medio
de ganar dinero a fin de vivir. Así es como continúa esta
existencia caótica, esta división en su vida. Si realmente usara su
inteligencia en los negocios, esto es, si sus emociones y sus
pensamientos actuaran armónicamente, sus negocios podrían fracasar.
Es posible que así sucediera. Y probablemente los dejaría usted
fracasar cuando de verdad percibiera el absurdo, la crueldad y la
explotación que implica esta manera de vivir.
Hasta
que de hecho aborden ustedes toda la vida con inteligencia, en vez de
hacerlo meramente con el intelecto, ningún sistema en el mundo
salvará al hombre del incesante afán por el dinero.
4
DE MAYO OCK - Vol. I
El
sentimentalismo y la emoción engendran crueldad
Uno
puede ver que ni la emoción ni el sentimentalismo tienen lugar
alguno que esté relacionado con el amor. El sentimentalismo y la
emoción son tan sólo reacciones de agrado o desagrado. Usted me
agrada y soy terriblemente entusiasta a su respecto; me gusta este
lugar, ¡oh!, es hermoso y todo lo demás, lo cual implica que no me
gusta el otro lugar, etc. Así, el sentimentalismo y la emoción
engendran crueldad. ¿Lo han observado alguna vez? La identificación
con el paño llamado bandera nacional es un factor emocional y
sentimental, y por ese factor están ustedes dispuestos a matar a
otro ser humano; ¿a eso lo llaman amor por el país, amor al
prójimo...? Uno puede ver que donde intervienen el sentimentalismo y
la emoción no hay amor. El sentimentalismo y la emoción son los que
engendran la crueldad del agrado y el desagrado. Y uno puede ver
también que donde hay celos, no hay amor, es obvio. Digamos que
estoy envidioso de usted porque tiene una posición mejor, un mejor
trabajo, una casa mejor, luce más atractivo, más inteligente, más
despierto, y yo siento celos de usted. De hecho, no digo que estoy
celoso, pero compito con usted, lo cual es una forma de celos, de
envidia. Por lo tanto, la envidia y los celos no son amor, y los
elimino. No sigo hablando acerca de cómo eliminarlos y mientras
tanto continúo siendo envidioso; los elimino realmente, como la
lluvia lava el polvo de muchos días acumulado sobre una hoja;
simplemente, los lavo y termino con ellos.
5
DE MAYO OCK- Vol. XVII
Debemos
morir para todas nuestras emociones
¿Qué
entendemos por emoción? ¿Es una sensación, una reacción, una
respuesta de los sentidos? El odio, la devoción, el sentimiento de
amor o simpatía por otro, son todas emociones. A algunas, como el
amor y la simpatía, las llamamos positivas, mientras que a otras,
como el odio, las llamamos negativas y queremos librarnos de ellas.
¿Es el amor lo opuesto del odio? Y ¿es el amor una emoción, una
sensación, un sentimiento que prolongamos por medio de la memoria?
...
Entonces, ¿qué entendemos por amor? Ciertamente, el amor no es
memoria. Eso resulta para nosotros muy difícil de entender, porque
para casi todos el amor es memoria. Cuando ustedes dicen que aman a
su esposa, a su marido, ¿qué quieren decir con eso? ¿Aman lo que
les da placer? ¿Aman lo que han identificado consigo mismos y
reconocen como propio? Por favor, éstos son hechos; no estoy
inventando nada, así que no se muestren horrorizados.
...
Es la imagen, el símbolo «mi esposa» o «mi marido» lo que
amarnos, o creemos que amarnos, no el individuo vivo. No conozco en
modo alguno a mi esposa o a mi marido; jamás puedo conocer a esa
persona en tanto el conocerla implique reconocimiento. Porque el
reconocimiento se basa en la memoria, en los recuerdos de placer y
dolor, de las cosas para las que he vivido, por las que me he
angustiado, de las que poseo y a las cuales me apego. ¿Cómo puedo
amar cuando hay miedo, dolor, soledad, cuando vivo en la lobreguez de
la desesperación? ¿Cómo puede amar un hombre ambicioso? Y todos
somos muy ambiciosos, por «honorable» que pueda ser nuestra
ambición.
Así
pues, a fin de descubrir realmente qué es el amor, debemos morir
para el pasado, para todas nuestras emociones para el bien y el mal;
debemos hacerlo sin esfuerzo, como lo haríamos con algo venenoso,
porque comprendemos lo que implica.
6
DE MAYO OCK- Vol. XIII
Uno debe
tener grandes sentimientos
En
el mundo moderno, donde hay tantos problemas, uno está propenso a
perder la grandeza de sentimiento. Entiendo por esa palabra
sentimiento, no el sentimentalismo, emocionalismo, no la mera
excitación, sino esa calidad de percepción la calidad del oír, del
escuchar, la calidad del sentir, sentir un pájaro que canta posado
en un árbol, el movimiento de una hoja bajo el sol. Sentir las cosas
con grandeza, profundamente, agudamente, es muy difícil para la
mayoría de nosotros, debido a la gran cantidad de problemas que
tenemos. Cualquier cosa que tocamos parece convertirse en un
problema. Y, aparentemente, no hay un final para los problemas del
hombre, quien parece completamente incapaz de resolverlos, ya que
cuanto más aumentan los problemas existentes, más disminuyen
nuestros sentimientos.
Por
«sentimiento» quiero decir la apreciación de la curva de una rama,
de la escualidez, de la suciedad del camino; quiero decir ser
sensible al dolor de otro, hallarnos en estado de éxtasis ante una
puesta del sol. Éstas no son expresiones de sentimentalismo, no son
meras emociones. La emoción y el sentimentalismo se convierten en
crueldad, pueden ser usados por la estructura social; y cuando hay
sentimentalismo, sensación, nos volvemos esclavos de la sociedad.
Pero uno debe tener grandes sentimientos. El sentimiento por la
belleza, el sentimiento por una palabra, por el silencio entre dos
palabras, la capacidad de escuchar con claridad un sonido, todo eso
genera profundidad en el sentir. Y es esencial tener sentimientos
intensos, porque sólo el sentir con profundidad y grandeza torna a
la mente sensible en alto grado.
7
DE MAYO OCK - Vol. XV
Observación
sin pensamiento
No
hay sentimiento sin pensamiento; y detrás del pensamiento está el
placer; por lo tanto, esas cosas marchan juntas el placer la palabra,
el pensamiento, el sentimiento; no están separadas. La observación
pura, sin pensamiento, sentimiento ni palabra, es energía. La
energía se disipa a causa de la palabra, la asociación, el
pensamiento, el placer y el tiempo; en consecuencia, falta energía
para mirar, observar.
8
DE MAYO OCK - Vol. XV
La
totalidad del sentir
¿Qué
es el sentimiento? El sentimiento es como el pensamiento. Es una
sensación. Veo una flor y respondo a esa flor: me agrada o no me
agrada. El agrado o el desagrado los dicta mi pensamiento, y el
pensamiento es la respuesta del trasfondo constituido por la memoria.
Así pues, digo: «Esa flor me agrada», o «esa flor no me
agrada»... Ahora bien, el amor ¿está relacionado con el
sentimiento? El sentimiento es sensación, no hay duda: sensación de
agrado y desagrado, de bueno y malo, de buen gusto, etc. ¿Está ese
sentimiento relacionado con el amor?... ¿Ha observado usted su
calle, la manera como vive en su casa, el modo como se sienta, como
habla? ¿Ha reparado en todos los santos que ustedes adoran? Para
ellos la pasión es sexo; por eso niegan la pasión, la belleza las
niegan en el sentido de desecharlas-. De esta manera, junto con la
sensación han matado ustedes el amor, ya que dicen: «La sensación
hará de mí un prisionero, seré un esclavo del deseo sexual; por lo
tanto, la eliminaré». De ese modo, han convertido al sexo en un
problema inmenso [...]. Cuando haya comprendido de manera completa el
sentimiento completa, no parcial-, cuando realmente haya
comprendido la totalidad del sentir, sabrá qué es el amor. Cuando
pueda ver y apreciar la belleza de un árbol, la belleza de una
sonrisa, cuando pueda ver la belleza del sol poniéndose tras los
muros de la ciudad verla totalmente-, entonces sabrá qué es
el amor.
9
DE MAYO OCK- Vol. XIII
Si uno no
nombra ese sentimiento
Cuando
uno observa un sentimiento, ese sentimiento llega a su fin. Pero aun
cuando llegue a su fin, si hay un observador, un espectador, un
censor, un pensador que permanece aparte del sentimiento, sigue
habiendo una contradicción. Es entonces, muy importante comprender
cómo miramos un sentimiento.
Tomemos,
por ejemplo, un sentimiento muy común: los celos. Todos sabemos qué
es estar celoso. Ahora bien, ¿cómo mira usted sus celos? Cuando uno
observa ese sentimiento, uno es el observador de los celos, y los
observa como si fueran algo separado de uno mismo. Trata de cambiar
los celos, de modificarlos, o trata de explicar por qué se justifica
que uno esté celoso, y así sucesivamente. Hay, por lo tanto,
alguien, un censor, una entidad separada de los celos, que lo
observa. Puede que los celos desaparezcan por el momento, pero
regresan nuevamente; y regresan porque no vemos realmente que los
celos forman parte de nosotros mismos.
...
Estoy diciendo que en el instante en que damos un nombre, en que
ponemos un rótulo a ese sentimiento, hemos introducido la estructura
de lo viejo; y lo viejo es el observador, la entidad separada que se
halla compuesta de palabras, de ideas, de opiniones acerca de lo que
está bien y lo que está mal [...]. Pero si uno no nombra ese
sentimiento lo cual exige una tremenda percepción alerta, una
gran dosis de comprensión instantánea-, descubrirá que no hay
observador ni pensador ni centro alguno desde el cual uno esté
juzgando, y que uno mismo no es diferente del sentimiento. No hay un
«yo» que sienta los celos.
10
DE MAYO OCK - Vol. XIII
Las
emociones no nos llevan a ninguna parte
Ya
sea que uno esté guiado por sus emociones o por su intelecto, ello
lo conduce a la desesperación, porque no lleva a ninguna parte. Pero
uno se da cuenta de que el amor no es placer, no es deseo.
¿Sabe
usted, señor, qué es el placer? Cuando mira algo o cuando tiene un
sentimiento, el acto de pensar acerca de ese sentimiento, de
extenderse constantemente en ese sentimiento, le causa placer, y
usted desea que ese placer se repita una y otra vez. Cuando un hombre
es muy ambicioso, o es un poco ambicioso, eso le provoca placer.
Cuando un hombre está buscando poder, posición, prestigio en nombre
del país, en nombre de una idea y todas esas cosas, eso le da
placer. Carece en absoluto de amor y, debido a eso, crea mucho mal en
el mundo. Genera guerra dentro y fuera.
11
DE MAYO OCK- Vol. XVII
La
memoria niega el amor
¿Es
posible amar sin pensar? ¿Qué entendemos por pensar? El pensar es
una respuesta a recuerdos de dolor y placer. No existe un pensar sin
el residuo que deja la experiencia incompleta. El amor es diferente
de la emoción y el sentimentalismo. El amor no puede ser introducido
en el campo del pensamiento, mientras que sí pueden serlo el
sentimentalismo y las emociones. El amor es una llama sin humo,
siempre fresca, creativa, jubilosa. Un amor así es peligroso para la
sociedad, para las relaciones. Por lo tanto, el pensamiento penetra
en él, lo modifica, lo guía, lo legaliza, lo saca de su condición
peligrosa; entonces uno puede vivir con él. ¡No sabe usted que
cuando uno ama de verdad a alguien, ama a toda la humanidad? ¿No
sabe cuán peligroso es amar al ser humano? Entonces, no hay barreras
ni nacionalidades; entonces, no hay ansia de poder y de posición, y
las cosas asumen sus valores exactos. Un hombre así es un peligro
para la sociedad.
Para
que el amor exista, debe llegar a su fin el proceso de la memoria. La
memoria surge sólo cuando la experiencia no es plena y completamente
comprendida. La memoria es tan sólo el residuo de la experiencia; es
el resultado de un reto que no comprendemos en su totalidad. La vida
es un proceso de reto y respuesta.
El
reto es siempre nuevo, pero la respuesta es siempre vieja. Esta
respuesta, que es el condicionamiento, que es una consecuencia del
pasado, debe ser comprendida y no disciplinada o condenada. Eso
significa vivir cada día de nuevo, en plenitud, completamente. Este
vivir completo es posible sólo cuando hay amor, cuando nuestro
corazón está lleno, no de palabras ni de cosas elaboradas por la
mente. Sólo donde hay amor deja de actuar la memoria psicológica;
entonces cada movimiento es un renacer.
12
DE MAYO OCK - Vol. IV
No
rotular los sentimientos
¿Qué
ocurre cuando usted no nombra? Observa una emoción, una sensación,
de manera más directa; por lo tanto, la relación que establece es
por completo diferente, tal como la que establece con una flor cuando
no la nombra. Está obligado a mirarla de un modo nuevo. Cuando no
nombra a un grupo de personas, por fuerza tiene que mirar el rostro
de cada individuo, y no tratarlos a todos en conjunto. Por
consiguiente, está mucho más alerta, observa mucho más, comprende
más; tiene un sentido más profundo de piedad, de amor; pero si los
trata a todos en masa, se acabó.
Si
no los califica, tiene que considerar cada sentimiento a medida que
surge. Cuando califica, cuando rotula el sentimiento, ¿es éste
diferente del rótulo? ¿O es el rótulo el que ha provocado el
sentimiento?...
Si
no nombro un sentimiento, o sea, si el pensamiento no está
funcionando meramente a causa de las palabras, o si no pienso en
función de palabras, imágenes o símbolos, cosa que hace la mayoría
de nosotros, entonces ¿qué ocurre? Entonces la gente no es tan sólo
el observador. Cuando la mente no piensa en función de palabras,
símbolos, imágenes, no hay pensador separado, el pensamiento, el
cual es la palabra. Entonces la mente está quieta, ¿no es así? no
aquietada, sino que está quieta-. Cuando está de verdad quieta, los
sentimientos que surgen pueden ser encarados de inmediato. Sólo
cuando damos nombres a los sentimientos y, de tal modo, los
fortalecemos, los sentimientos tienen continuidad; se almacenan en el
centro, desde el cual les asignamos nuevos rótulos, ya sea para
fortalecerlos o para comunicarlos.
13
DE MAYO LPU
Permanezcan
con un sentimiento y vean qué sucede
Ustedes
jamás permanecen con un sentimiento, un sentimiento puro y simple,
sino que siempre lo rodean con la parafernalia de las palabras. La
palabra lo distorsiona; el pensamiento, remolineando en torno de él,
lo arroja a la oscuridad, lo abruma con miedos y anhelos gigantescos.
Uno jamás permanece con un sentimiento, sin agregarle nada más: con
un sentimiento de odio, o con ese sentimiento extraño de la belleza.
Cuando brota el sentimiento de odio, decimos que es malo; están la
compulsión, la lucha por vencerlo, la agitación del pensamiento
respecto de ese odio [...].
Traten
de permanecer con el sentimiento de odio, con el sentimiento de
envidia, de celos, con el veneno de la ambición; al fin y al cabo,
eso es lo que tenemos en nuestra vida cotidiana, aunque queramos
vivir con amor, o con la palabra amor. Puesto que usted tiene
el sentimiento de odio, de querer injuriar a alguien con un gesto o
una palabra ardiente, vea si puede permanecer con ese sentimiento.
¿Puede? ¿Lo ha intentado alguna vez? Trate de permanecer con un
sentimiento y vea qué sucede. Encontrará eso asombrosamente
difícil. Su mente no dejará en paz al sentimiento; irrumpirá con
sus recuerdos, sus asociaciones, sus «debes» y «no debes», su
perpetuo parloteo. Levante del suelo un caparazón abandonado. ¿Puede
contemplarlo, maravillarse ante su delicada belleza, sin decir «¡qué
bonito es!», o «¿a qué animal pertenecerá?». ¿Puede mirar algo
sin el movimiento de la mente?
¿Puede
vivir con el sentir que hay detrás de la palabra, sin el sentimiento
que la palabra provoca? Si puede hacerlo, descubrirá una cosa
extraordinaria, un movimiento más allá de la medida del tiempo, una
primavera que no conoce veranos.
14
DE MAYO CSV - Serie III
Comprender
el valor exacto de las palabras
No
sé si alguna vez ha considerado o examinado todo el proceso de la
verbalización, el proceso de nombrar. Si lo ha hecho, habrá
encontrado que es una cosa interesante, sorprendente y muy
estimulante. Cuando damos un nombre a cualquier cosa que
experimentamos, vemos o sentimos, la palabra se vuelve
extraordinariamente significativa; y la palabra es tiempo. El tiempo
es espacio, y la palabra es el centro de ello. Todo pensar es
verbalización; pensamos en palabras. ¿Puede la mente liberarse de
la palabra? No diga: «¿Cómo he de liberarme?» Eso no tiene
sentido. Formúlese esa pregunta a sí mismo y vea cuán esclavos son
ustedes de palabras tales como India, Gita, comunismo,
cristiano, ruso, estadounidense, inglés, la casta inferior y la
casta superior a la de uno. La palabra amor, la palabra Dios,
la palabra meditación, ¡qué significado extraordinario
hemos dado a estas palabras y cuán esclavos somos de ellas!
15
DE MAYO OCK - Vol. XII
La
memoria oscurece la percepción
¿Está
especulando, o experimenta realmente a medida que avanzamos? Usted no
sabe qué es una mente religiosa, ¿verdad? De lo que ha dicho se
infiere que no sabe lo que significa; puede que tenga sólo un
parpadeo, una vislumbre de ello, tal como ve el claro y hermoso cielo
azul cuando la luz se abre paso por un instante a través de la nube;
pero tan pronto ha percibido el cielo azul, tiene un recuerdo de ello
y desea más; por consiguiente, queda absorto en el recuerdo. Cuanto
más necesita la palabra para almacenarla como experiencia, tanto más
se pierde en la palabra.
16
DE MAYO OCK- Vol. XII
Las
palabras crean limitaciones
¿Hay
un pensar sin la palabra? Cuando la mente no está obstruida por las
palabras, el pensar no es el pensar tal como lo conocemos; es una
actividad exenta de palabras, de símbolos; por lo tanto, carece de
fronteras, ya que la palabra es la frontera.
La
palabra crea la limitación, y una mente que no está funcionando a
base de palabras, no tiene limitación alguna, no tiene fronteras, no
está amarrada [...]. Tome la palabra amor y vea qué despierta en
usted, obsérvese, en el instante en que menciono esa palabra,
comienza a sonreír y se endereza en el asiento, experimenta cosas.
La palabra despierta, pues, toda clase de ideas, toda clase de
divisiones, tales como amor carnal, espiritual, profano, infinito, y
demás. Pero descubra qué es el amor. Por cierto, señor, para
descubrir qué es el amor, la mente debe estar libre de esa palabra y
del significado de esa palabra.
17
DE MAYO OCK Vol. XII
Ir más
allá de las palabras
Para
comprendernos el uno al otro, considero necesario que no estemos
presos en las palabras; una palabra como Dios, por ejemplo, puede
tener un significado especial para usted, mientras que para mí puede
que tenga una formulación totalmente distinta, o ninguna formulación
en absoluto. Así que es casi imposible comunicarnos mutuamente, a
menos que ambos tengamos la intención de comprender las meras
palabras e ir más allá de éstas. La palabra libertad
implica, por lo general, estar libre de algo, ¿no es así?
Comúnmente, significa estar libre de la codicia, de la envidia, del
nacionalismo, de la ira, de esto o aquello. Mientras que la palabra
libertad puede tener completamente otro significado: la
sensación interna de que uno es libre; y pienso que resulta muy
importante comprender este significado.
...
Después de todo, la mente está compuesta, entre otras cosas, de
palabras. Ahora bien, ¿puede la mente estar libre de la palabra
envidia? Experimente con esto y verá que palabras como Dios,
verdad, odio, envidia, ejercen un efecto profundo sobre la mente.
¿Puede, entonces, la mente estar libre de estas palabras, tanto
neurológica como psicológicamente? Si no está libre de ellas, es
incapaz de enfrentarse al hecho de la envidia. Cuando puede mirar
directamente el hecho que llama «envidia», entonces el hecho mismo
actúa con mucha mayor rapidez que el empeño de la mente en hacer
algo con respecto al hecho. En tanto la mente esté pensando en
librarse de la envidia mediante el ideal de la «no envidia» y
demás, está distraída, no se enfrenta con el hecho, y la palabra
misma envidia es una distracción respecto del hecho. El
proceso de reconocimiento se efectúa a través de la palabra; en el
instante en que reconozco el sentimiento por intermedio de la
palabra, doy continuidad a ese sentimiento.
18
DE MAYO OCK- Vol. IX
Un ver
extraordinario
Preguntamos,
pues, como al principio: ¿puede la mente llegar a ese ver
extraordinario, no desde la periferia, no desde lo exterior, desde la
frontera, sino dar con ese ver sin buscarlo en absoluto? Ese es el
único modo de encontrarlo. Porque cuando damos con él
inadvertidamente, no hay esfuerzo, ni búsqueda ni experiencia
alguna; existe una negación total de las prácticas normales para
penetrar en ese centro, para llegar a ese florecer de la percepción.
De ese modo, la mente se torna aguda en extremo, se halla sumamente
despierta y ya no depende de ninguna experiencia para mantenerse en
ese estado de despertar.
Cuando
uno se formula la pregunta a sí mismo, puede que lo haga
verbalmente; para la mayoría de las personas ello debe ser verbal,
es obvio. Y uno tiene que darse cuenta de que la palabra no es la
cosa; como la palabra árbol no es el árbol, no es el hecho
real. El hecho real es cuando uno de veras entra en contacto directo
con él, no a través de la palabra. Entonces eso es una realidad, lo
cual implica que la palabra ha perdido su poder de hipnotizar a la
gente. Por ejemplo, la palabra Dios esta tan cargada y nos ha
hipnotizado tanto, que la aceptaremos o rechazaremos funcionando como
la ardilla en una jaula. De modo que la palabra y el símbolo han de
ser descartados.
19
DE MAYO OCK Vol. XVII
La
percepción de la verdad es instantánea
En
la relación que existe entre el individuo y la sociedad, el estado
verbal ha sido cuidadosamente elaborado a lo largo de los siglos; así
pues, la palabra, el estado verbal, es tanto social como individual.
Para comunicarnos como lo estamos haciendo, yo necesito la memoria,
necesito las palabras, tengo que conocer el idioma inglés, tal como
ustedes tienen que conocerlo; este idioma ha sido adquirido a través
de siglos y siglos. La palabra no sólo se desarrolla en las
relaciones sociales, sino también como una reacción en esa relación
de la sociedad con el individuo; allí la palabra es necesaria. Ahora
bien, ha llevado tanto tiempo desarrollar el estado simbólico,
verbal, que uno se pregunta si ese estado puede ser eliminado
instantáneamente [...]. ¿Es por medio del tiempo que vamos a
liberarnos de la prisión verbal de la mente, prisión edificada en
el curso de los siglos? ¿O debemos deshacernos de ella
inmediatamente? Quizá digan ustedes: «Ello debe llevar tiempo, no
puedo hacerlo de inmediato». Esto implica que uno debe disponer de
muchos días, implica una continuidad de lo que ha sido, aunque ello
se modifique en el proceso hasta que uno alcanza una etapa a partir
de la cual ya no hay más adónde ir. ¿Puede usted hacerlo? Debido a
que somos temerosos, perezosos, indolentes, decimos: «¿Por qué
ocuparnos de todo esto? Es demasiado difícil»; o: «Yo no sé qué
hacer», de manera que posponen, posponen y posponen. Pero uno tiene
que ver la verdad acerca de la continuación y la modificación del
estado verbal. La percepción de la verdad de algo es instantánea,
no ocurre en el tiempo. ¿Puede la mente, en el preguntar mismo,
abrirse paso de manera instantánea? ¿Puede ella ver la barrera de
la palabra, comprender en un destello el significado de la palabra y
hallarse en ese estado que adviene cuando la mente ya no está más
presa en el tiempo? Usted debe haber experimentado esto, sólo que es
una cosa rara para la mayoría de nosotros.
20
DE MAYO OCK - Vol. XII
La
verdad es muy sutil
Uno
tiene el destello de la comprensión, esa rapidez extraordinaria del
discernimiento instantáneo, cuando el pensamiento se halla ausente,
cuando la mente está muy quieta no abrumada por su propio ruido. Así
pues, la comprensión de cualquier cosa de una pintura moderna,
de un niño, de nuestra esposa, de nuestro vecino, o la comprensión
de la verdad, verdad que se encuentra en todas las cosas- sólo puede
acaecer cuando la gente está muy quieta. Pero esa quietud no puede
ser cultivada, ya que si uno cultiva una mente quieta, ésa no es una
mente quieta, es una mente muerta.
Cuanto
más se interesa uno en algo, cuanto mayor es su intención de
comprender, tanto más sencilla, clara y libre es la mente. Entonces
cesa la verbalización. Al fin y al cabo, el pensamiento es palabra,
y la palabra es la que interfiere. La pantalla de las palabras, que
es la memoria, se interpone entre el reto y la respuesta. Es la
palabra la que responde al reto, proceso que llamamos intelección.
Por lo tanto, la mente que parlotea, que verbaliza, no puede
comprender la verdad, la verdad en la relación, no una verdad
abstracta. No existe la verdad abstracta. Pero la verdad es muy
sutil. Lo sutil es lo que resulta difícil de entender. No lo
abstracto. La verdad llega tan repentinamente, tan misteriosamente,
que la mente no puede retenerla. Como un ladrón en la noche, llega
secretamente, no cuando estamos preparados para recibirla, no cuando
nuestra recepción es meramente una invitación de la codicia. Por
eso, una mente atrapada en la red de las palabras no puede comprender
la verdad.
21
DE MAYO OCK- Vol. V
Todo
pensamiento es parcial
Usted
y yo nos damos cuenta de que estamos condicionados. Si usted dice,
como muchas personas, que el condicionamiento es inevitable, entonces
no hay problema; usted es un esclavo y ahí se terminó todo. Pero en
caso de que comience a preguntarse si es de algún modo posible
romper con esta limitación, con este condicionamiento, entonces hay
un problema, entonces tiene que investigar todo el proceso del
pensar, ¿no es así? Si se limita a decir: «Debo tomar conciencia
de mi condicionamiento, debo pensar al respecto, analizarlo a fin de
comprenderlo y destruirlo», está ejerciendo fuerza. Su pensar, su
analizar, siguen siendo el resultado de su trasfondo, de modo que por
medio de su pensar no puede usted romper con el condicionamiento del
cual el pensar forma parte.
Primero
limítese a ver el problema, no pregunte cuál es la respuesta, la
solución. El hecho es que estamos condicionados, y que todo pensar
destinado a comprender este condicionamiento será siempre parcial;
por lo tanto, jamás hay una comprensión total. Y sólo en la
comprensión total del proceso íntegro del pensar hay libertad. La
dificultad es que siempre estamos funcionando dentro del campo de la
mente, la cual es el instrumento del pensar, ya sea éste racional o
irracional; y, como hemos visto, el pensamiento es siempre parcial.
22
DE MAYO OCK- Vol. XI
Estar
libres del «yo»
Para
liberar a la mente de todo condicionamiento, debemos ver la totalidad
de éste sin que intervenga el pensar. Esto no es un asunto difícil;
experimenten con ello y lo verán. ¿Alguna vez ven algo sin el
pensamiento? ¿Alguna vez han observado, escuchado sin introducir en
ello todo el proceso de la reacción? Dirán que es imposible ver
algo sin que intervenga el pensamiento. Cuando dicen eso, ya se han
bloqueado a causa del pensamiento, porque el hecho es que no lo
saben.
¿Puedo,
pues, mirar, puede la mente darse cuenta de su condicionamiento?
Pienso que puede. Por favor, experimenten. ¿Puede cada uno de
ustedes ser consciente de que es hindú, socialista, comunista, esto
o aquello, sólo darse cuenta de eso sin decir que está bien o está
mal? Debido a que es una tarea tan difícil el acto de ver,
simplemente ver, decimos que es imposible. Yo digo que sólo cuando
nos damos cuenta, sin reacción alguna, de esta totalidad de nuestro
ser, sólo entonces, el condicionamiento llega a su fin de manera
completa y profunda, lo cual implica estar realmente libres del «yo».
23
DE MAYO OCK- Vol. XI
La
percepción alerta puede disipar los problemas
Es
obvio que todo pensar está condicionado; no hay tal cosa como el
libre pensar. El pensar jamás puede ser libre, es el resultado de
nuestro condicionamiento, de nuestra cultura, de nuestro clima, de
nuestro trasfondo social, económico y político. Los libros mismos
que leemos y las prácticas mismas que realizamos, todo eso se halla
establecido en el trasfondo, y cualquier pensar debe, por fuerza, ser
el resultado de ese trasfondo. Por lo tanto, si podemos estar alerta,
tal vez seamos capaces de liberar a la mente de su condicionamiento,
sin que intervenga el proceso de la voluntad, sin la determinación
de liberar a la mente.
Porque
en el momento en que hay una determinación, hay una entidad que
desea, una entidad que dice: «Debo librar a mi mente de su
condicionamiento». Esa entidad misma es consecuencia de nuestro
deseo de lograr cierto resultado, de modo que ya hay allí un
conflicto. Por tanto, ¿es posible estar alerta a nuestro
condicionamiento, simplemente estar alerta? En eso no hay conflicto
en absoluto. Esa misma percepción alerta, si se lo permitimos, quizá
pueda disipar los problemas.
24
DE MAYO OCK - Vol. IX
No hay
condicionamiento noble o mejor
El
apremio de la mente por liberarse de su condicionamiento, ¿no pone
en marcha otro patrón de resistencia y condicionamiento? Al tomar
conciencia del patrón o molde en que usted se ha desarrollado, desea
liberarse de él; pero este deseo de liberarse, ¿no hará que la
mente se condicione otra vez de una manera distinta? El viejo patrón
insiste en que debe amoldarse a la autoridad, y ahora está
desarrollando uno nuevo, el cual sostiene que no debe amoldarse;
tiene, pues, dos patrones, uno en conflicto con el otro. En tanto
exista esta contradicción interna, ello da lugar a ulteriores
condicionamientos.
...
Está el impulso que contribuye al amoldamiento, y está el impulso
de liberarse. Por disímiles que puedan parecer ambos impulsos, ¿no
son, en esencia, similares? Y si son fundamentalmente similares,
entonces es inútil que persiga usted la libertad, porque sólo se
moverá interminablemente de un patrón a otro. No hay
condicionamiento noble o mejor; lo que hemos de comprender es este
deseo.
25
DE MAYO CSV - Serie III
La
libertad respecto del condicionamiento
El
deseo de liberarnos del condicionamiento sólo fomenta el
condicionamiento. Pero si, en vez de tratar de reprimir el deseo,
comprendemos todo el proceso del deseo, en esa comprensión misma
llegamos a liberarnos del condicionamiento. La libertad respecto del
condicionamiento no es un resultado directo. ¿Comprende? Si emprendo
deliberadamente la tarea de liberarme de mi condicionamiento, ese
deseo crea su propio condicionamiento. Puedo destruir una forma de
condicionamiento, pero quedo atrapado en otra. En cambio, si
comprendo el deseo mismo, que incluye el deseo de liberarme, entonces
esa misma comprensión destruye todo condicionamiento. La libertad
respecto del condicionamiento es un producto secundario; no es
importante. Lo que importa es comprender qué es lo que da origen al
condicionamiento.
26
DE MAYO OCK - Vol. XIII
Simplemente,
percepción alerta
Toda
forma de acumulación, ya sea de conocimiento o de experiencia, toda
forma de ideal, toda proyección de la mente, toda práctica
destinada a moldear la mente lo que la mente debería ser y no
debería ser-, todo esto debilita, sin duda, el proceso de
investigación y descubrimiento [...].
Pienso,
pues, que nuestra investigación no debe estar dirigida a la solución
de nuestros problemas inmediatos, sino más bien a descubrir si es
posible dejar a un lado todos los contenidos de la mente, tanto los
superficiales como los de la mente inconsciente, profunda, donde
están los recuerdos, donde se encuentra almacenada toda la
tradición, la herencia del conocimiento racial. Entiendo que eso
puede hacerse sólo si la mente es capaz de estar alerta sin
exigencia ni presión alguna; simplemente, estar alerta. Pienso que
ésa es una de las cosas más difíciles que hay estar alerta
de ese modo-, porque nos hallamos atrapados en el problema inmediato
y en su inmediata solución; por eso nuestras vidas son muy
superficiales. Aunque podamos acudir a todos los psicoanalistas, leer
todos los libros, adquirir muchos conocimientos, asistir a las
iglesias, orar, meditar, practicar distintas disciplinas, nuestras
vidas son, a pesar de eso, muy superficiales, porque no sabemos cómo
profundizar en ellas. Pienso que la comprensión, la vía de
profundización, la manera de ahondar a fondo en la vida, radica en
la percepción alerta, en darnos cuenta de nuestros pensamientos y
sentimientos, sin condenar, sin comparar; simplemente, observando.
Verán, si experimentan con ello, lo extraordinariamente difícil que
es, debido a que toda nuestra educación nos ha enseñado a censurar,
a aprobar, a comparar.
27
DE MAYO OCK - Vol. IX
No hay
parte de la mente que no esté condicionada
Nuestra
mente se halla condicionada en su totalidad; no hay parte de uno que
no esté condicionada. Eso es un hecho, le guste o no. Podrá decir
que hay una parte de usted el observador, la superalma, el
atma- que no está condicionada; pero dado que piensa al respecto,
eso está en el campo del pensamiento; por lo tanto, se halla
condicionado. Usted podrá inventar montones de teorías sobre el
particular, pero el hecho es que su mente se halla condicionada en su
totalidad, tanto la consciente como la inconsciente, y cualquier
esfuerzo que hace para liberarse también está condicionado.
Entonces, ¿qué ha de hacer la mente? O mejor dicho, ¿cuál es el
estado de la mente cuando sabe que está condicionada y se da cuenta
de que cualquier esfuerzo que haga para librarse de su
condicionamiento estará igualmente condicionado?
Ahora
bien, cuando usted dice: «Sé que estoy condicionado», ¿lo sabe
realmente, o es tan sólo una afirmación verbal? ¿Lo sabe con la
misma fuerza con que ve a una cobra? Cuando ve a una serpiente y sabe
que es una cobra, hay una acción inmediata, no premeditada. Cuando
dice: «Sé que estoy condicionado», ¿tiene eso el mismo
significado vital que su percepción de la cobra? ¿O es meramente un
reconocimiento superficial del hecho, y no un claro darse cuenta del
hecho? Cuando me doy cuenta del hecho de que estoy condicionado, hay
una acción inmediata. No tengo que hacer un esfuerzo para
desprenderme del condicionamiento. El hecho mismo de que estoy
condicionado, y el darme cuenta de ese hecho, traen consigo un
esclarecimiento inmediato. La dificultad radica en no darse cuenta,
en el sentido de no comprender todas las implicaciones del hecho, en
no ver que todo pensamiento, por sutil, ingenioso, refinado o
filosófico que sea, está condicionado.
28
DE MAYO OCK - Vol. X
La carga
del inconsciente
Internamente,
inconscientemente, está el tremendo pescó del pasado empujándonos
en cierta dirección [...].
Ahora
bien, ¿cómo puede uno eliminar todo eso? ¿Cómo puede el
inconsciente depurarse de inmediato del pasado? Los psicoanalistas
piensan que el inconsciente puede ser depurado de manera parcial e
incluso completa, por medio del análisis mediante la
investigación, la exploración, la confesión, la interpretación de
los sueños, etc.-, de modo tal que uno se convierta al menos en un
ser humano «normal», capaz de ajustarse al entorno presente. Pero
en el análisis están siempre el analizador y lo analizado, un
observador que interpreta la cosa observada, lo cual es dualidad, una
fuente de conflicto.
Veo,
pues, que el mero análisis del inconsciente no me llevará a ninguna
parte. Podrá ayudarme a ser un poco menos neurótico, un poco más
benévolo con mi esposa, con mi prójimo, o alguna cosa superficial
como ésa; pero no es de eso de lo que estamos hablando. Veo que el
proceso analítico que implica tiempo, interpretación,
movimiento del pensar como el observador que analiza lo observado- no
puede liberar al inconsciente; por lo tanto, desecho por completo el
proceso analítico. Tan pronto percibo el hecho de que el análisis
no puede, bajo ninguna circunstancia, disipar la carga del
inconsciente, estoy fuera del análisis. No analizó nunca más.
Entonces, ¿qué ha ocurrido? Debido a que ya no hay un analizador
separado de la cosa analizada, él es esa cosa. No es una entidad
aparte de ella. En consecuencia, uno descubre que el inconsciente
tiene muy poca importancia.
29
DE MAYO OCK- Vol. XIV
El
intervalo entre pensamientos
Y
bien, yo digo que es claramente posible que la mente esté libre de
todo condicionamiento, lo cual no quiere decir que ustedes deban
aceptar mi autoridad. Si aceptan esto basados en la autoridad, jamás
descubrirán, ello será otra sustitución y, como tal, no tendrá
significado alguno [...].
La
comprensión de todo el proceso del condicionamiento no llega a
través del análisis o de la introspección, porque tan pronto
tenemos el analizador, ese analizador mismo forma parte del
trasfondo; por lo tanto, su análisis carece de toda importancia
[...].
¿Cómo
puede la mente ser libre? Para ser libre, debe no sólo ver y
comprender su balanceo pendular entre el pasado y el futuro, sino
también estar alerta al intervalo entre pensamientos [...].
Si
observan con suma atención, verán que si bien la respuesta el
movimiento del pensar- parece tan rápida, hay resquicios, intervalos
entre pensamientos. Entre dos pensamientos existe un periodo de
silencio que no está relacionado con el proceso del pensar. Si
observan, verán que ese periodo de silencio, ese intervalo, no es
del tiempo; y el descubrimiento de ese intervalo lo libera a uno de
su condicionamiento; o, mejor dicho, no lo libera «a uno», sino que
hay liberación respecto del condicionamiento [...]. Sólo cuando la
mente no da continuidad al pensamiento, cuando está quieta con una
quietud no inducida, o sea, sin causa alguna, sólo entonces podemos
liberarnos del trasfondo.
30
DE MAYO LPU
Observar
cómo se forman los hábitos
Si
no nos liberamos del pasado, no hay libertad en absoluto, porque la
mente jamás es nueva, fresca, inocente. Sólo una mente así es
libre. La libertad no tiene nada que ver con la experiencia, nada que
ver con la edad; me parece que la esencia misma de la libertad radica
en comprender todo el mecanismo del hábito, tanto de los hábitos
conscientes como de los inconscientes. No es cuestión de terminar
con el hábito, sino de ver totalmente su estructura. Ustedes tienen
que observar cómo se forman los hábitos y cómo, negando o
resistiendo un hábito, se crea otro hábito. Lo que importa es estar
por completo conscientes del hábito; porque entonces, como verán
por sí mismos, ya no hay más formación de hábitos. Ofrecer
resistencia al hábito, combatirlo, rechazarlo, sólo da continuidad
al hábito. Cuando combatimos un hábito en particular, damos vida a
ese hábito, y entonces el mero combatirlo se convierte en un nuevo
hábito. Pero si uno está simplemente alerta, sin resistencia
alguna, a toda la estructura del hábito, encontrará que se ha
liberado del hábito; y en esa libertad tiene lugar algo nuevo.
Sólo
la mente embotada, adormecida, crea hábitos y se aferra a ellos. Una
mente atenta de instante en instante atenta a lo que se está
diciendo, atenta al movimiento de las manos, de los pensamientos y
sentimientos- descubrirá que la formación de nuevos hábitos ha
llegado a su fin. Es muy importante comprender esto, porque en tanto
la mente esté acabando con un hábito y, en ese proceso mismo,
creando otro, no puede ser libre jamás; y sólo la mente libre puede
percibir algo que está más allá de ella misma.
31
DE MAYO OCK - Vol. XIII
JUNIO
La
energía
La
atención
La
percepción alerta y sin opciones
La
violencia
La
energía su propia disciplina
Ir
en busca de la realidad requiere una energía inmensa. Y Si el hombre
no hace eso, disipa su energía de maneras que generan daño; por lo
tanto, la sociedad tiene que controlarlo Ahora bien, ¿es posible
liberar energía en la búsqueda de Dios o la verdad y, en el proceso
de descubrir lo verdadero, ser un ciudadano que comprende las
cuestiones fundamentales de la vida y a quien la sociedad no puede
destruir?
Vea,
el hambre es energía, y si el hombre no busca la verdad, esta
energía se vuelve destructiva; en consecuencia, la sociedad controla
y moldea al individuo, lo cual apaga esta energía... Tal vez ha
notado usted otro hecho interesante y muy simple: que en el momento
en que de veras quiere hacer algo, tiene la energía para hacerlo
[...]. Esa energía misma se vuelve el medio de autocontrolarse, de
modo que uno no necesita ninguna disciplina externa. En la búsqueda
de la realidad, la energía crea su propia disciplina. El hombre que
busca la realidad se convierte espontáneamente en la clase correcta
de ciudadano, la cual no responde al patrón de ninguna sociedad o
gobierno en particular
1
DE JUNIO PDE
La
dualidad genera conflicto
El
conflicto de cualquier clase físico, psicológico,
intelectual- es un desperdicio de energía. Por favor, es
extraordinariamente difícil comprender esto y estar libre del
conflicto, porque a casi todos nos han educado para luchar, para
esforzarnos. Cuando vamos a la escuela, eso es lo primero que nos
enseñan: que debemos esforzarnos. Y esa lucha, ese esfuerzo, son
sostenidos a lo largo de toda la vida; es decir, para ser buenos
debemos luchar, debemos combatir el mal, debemos resistir, controlar.
Así, desde el punto de vista educativo, sociológico, religioso, al
ser humano se le enseña a luchar. Se le dice que para encontrar a
Dios debe trabajar, disciplinarse, practicar, retorcer y torturar su
alma, su mente, su cuerpo, negando, reprimiendo; no debe mirar, tiene
que luchar, luchar y luchar en el nivel así llamado espiritual, que
no es espiritual en absoluto. Así pues, socialmente cada uno se
esfuerza para sí mismo, para su familia.
...
Por consiguiente, en todas partes estamos desperdiciando energía. Y
ese desperdicio de energía es, en esencia, conflicto: el conflicto
entre los «debería» y «no debería», los «debo» y «no debo».
Una vez creada la dualidad, el conflicto es inevitable. Uno ha de
comprender, pues, todo este proceso de la dualidad; no es que no haya
hombre y mujer, verde y rojo, luz y oscuridad, alto y bajo; todos
esos son hechos. El desperdicio de energía tiene lugar en el
esfuerzo que dedicamos a esta división entre el hecho y la idea.
2
DE JUNIO OCK - Vol. XIV
El modelo
de una idea
Si
usted dice: «¿Cómo he de ahorrar energía?», ha creado el modelo
de una idea el modo de ahorrar energía-, y entonces conduce su
vida conforme a ese modelo; en consecuencia empieza otra vez una
contradicción. Mientras que si percibe por sí mismo dónde se
malgastan sus energías, verá que la principal fuerza de desgaste es
el conflicto, el conflicto de tener un problema y no resolverlo
jamás, de vivir con el recuerdo nocivo de algo ya muerto, de vivir
en la tradición. Uno tiene que comprender la naturaleza de la
disipación de energía, y esta comprensión no surge conforme a
Shankara, el Buda o algún santo, sino en la observación real de
nuestro conflicto en la vida cotidiana. Así pues, el desperdicio
principal de energía es el conflicto, lo cual no quiere decir que
uno haya de sentarse cómodo y dejar perezosamente que la vida
transcurra. El conflicto existirá siempre en tanto la idea sea más
importante que el hecho.
3
DE JUNIO OCK - Vol. XIV
Donde hay
contradicción, hay conflicto
Uno
ve que la mayoría de nosotros se halla en conflicto, vive una vida
de contradicción, no sólo exteriormente, sino también en lo
interno. La contradicción implica esfuerzo [...]. Donde hay
esfuerzo, hay pérdida, pérdida de energía. Donde hay
contradicción, hay conflicto. Donde hay conflicto, hay esfuerzo para
superar ese conflicto, lo cual es otra forma de resistencia. Y donde
uno ofrece resistencia, se engendra también cierta forma de energía;
ustedes saben, cuando resisten a algo, que esa misma resistencia
genera energía [...].
Toda
nuestra acción se basa en esta fricción entre lo que «debo» y lo
que «no debo». Y la energía que engendra esta forma de
resistencia, de conflicto, si uno la observa con mucho detenimiento,
verá que es muy destructiva, nada creativa [...]. La mayoría de las
personas vive en estado de contradicción. Y si alguien posee un don,
un talento para escribir o pintar o hacer esto o aquello, las
tensiones de esa contradicción le proveen la energía para
expresarse, crear, escribir, ser. Cuanta más tensión hay, mayor es
el conflicto y mayor es la energía que éste suministra; y eso es lo
que llamamos creación. Pero no es creación, en absoluto; es
el resultado del conflicto. Afrontar el hecho de que estamos en
conflicto, en contradicción, traerá consigo esa calidad de energía
que no es producto de la resistencia.
4
DE JUNIO OCK - Vol. XIII
La
energía creativa
Ahora
nos preguntamos: Existe una energía que no esté dentro del campo
del pensamiento, que no sea el resultado de esa energía compulsiva,
autocontradictoria, ni de la autorrealización con frustraciones?
Comprende la pregunta? Espero estar expresándome con claridad.
Porque, a menos que descubramos la calidad de esa energía que no es
meramente el producto del pensamiento, el cual poco a poco genera
energía, pero una energía que es también mecánica, a menos que
descubramos esa calidad de energía, la acción será destructiva, ya
sea que hagamos reformas sociales, escribamos libros excelentes,
seamos muy hábiles en los negocios, o generemos divisiones
nacionalistas y participemos en otras actividades políticas y demás.
Ahora bien, la pregunta es si existe una energía semejante; no desde
el punto de vista teórico, porque cuando nos enfrentamos con hechos
es infantil e inmaduro introducir teorías. Es como el caso de un
hombre que tiene cáncer y debe ser operado; de nada sirve discutir
qué clase de instrumentos han de ser utilizados, etc.; uno tiene que
enfrentarse al hecho de que debe ser operado. De igual modo, una
mente tiene que profundizar en los hechos, debe hallarse en un estado
en el que no sea esclava del pensamiento. Al fin y al cabo, todo
pensamiento dentro del tiempo es invención; todos los artefactos,
los aviones, los refrigeradores, los cohetes espaciales, la
exploración dentro del átomo, todo eso es resultado del
conocimiento, del pensar. Estas cosas no son creación, la invención
no es creación, la capacidad no es creación; el pensamiento jamás
puede ser creativo, porque el pensamiento está siempre condicionado
y nunca puede ser libre. Sólo es creativa esa energía que no es
producto del pensamiento.
5
DE JUNIO OCK - Vol. XII
La más
elevada forma de energía
Una
idea acerca de la energía es por completo diferente del hecho de la
energía en sí. Tenemos fórmulas o conceptos acerca de cómo
generar una clase de energía de la más alta calidad. Pero la
fórmula es enteramente distinta de la calidad restauradora,
renovadora de la energía misma.
...
La forma más elevada, el apogeo de esta energía, es el estado de la
mente cuando cesan las ideas, los pensamientos, todo sentido de
dirección o motivo; cuando la mente es energía pura. Y esa calidad
de energía no puede ser buscada. Usted no puede decir: «Bueno,
dígame cómo obtenerla, cuál es el método, el modus operandi».
No hay método para ello. Para descubrir por nosotros mismos la
naturaleza de esta energía, debemos empezar a comprender la energía
que gastamos diariamente cuando hablamos, cuando oímos a un pájaro,
una voz, cuando vemos el río, el vasto cielo, cuando vemos a los
aldeanos sucios, descuidados, enfermos, medio muertos de hambre, y el
árbol que en el atardecer se aparta de toda la luz del día. La
observación misma de todo esto es energía. Y esta energía la
obtenemos de los alimentos, de los rayos solares. Esta energía
física, cotidiana, que uno tiene, es obvio que puede ser aumentada,
incrementada mediante la correcta clase de alimentación y demás.
Eso es, evidentemente, necesario. Pero esa misma energía, que se
convierte en energía psíquica, o sea, en pensamiento, tan pronto
entra en cualquier tipo de contradicción interna, esa energía es un
desperdicio energético.
6
DE JUNIO OCK Vol. XIV
El arte
de escuchar es el arte de liberarse
Alguien
le está diciendo algo, usted escucha. El acto mismo de escuchar es
el acto de liberarse. Cuando usted ve el hecho la percepción misma
de ese hecho es la liberación respecto del hecho percibido. El
escuchar en sí, el ver algo como un hecho, ese ver mismo, tiene un
efecto extraordinario, sin que intervenga el esfuerzo del
pensamiento.
...
Tomemos una cosa, digamos la ambición. Hemos examinado
suficientemente lo que hace, cuáles son sus efectos. Una mente
ambiciosa jamás puede saber qué es sentir simpatía, tener piedad,
amar. Una mente ambiciosa es una mente cruel, ya sea que se trate de
una ambición externa, interna o espiritual. Y bien, usted ha oído
eso. Lo oye; cuando lo oye, lo traduce a su modo y dice: «¿Cómo
puedo vivir en este mundo que está basado en la ambición?» Por
consiguiente, no ha escuchado. Ha respondido, ha reaccionado a una
declaración, a un hecho; en consecuencia, no está mirando el hecho.
Tan sólo traduce el hecho o emite una opinión acerca del hecho o
responde al hecho; por lo tanto, no mira el hecho [...]. Si uno
escucha en el sentido de ver algo sin evaluarlo, sin juzgarlo
ni reaccionar a ello-, entonces el hecho crea esa energía que
destruye, elimina, arrasa la ambición, que es el origen del
conflicto.
7
DE JUNIO OCK- Vol. XII
Atención
sin resistencia
Usted
sabe qué es el espacio. Hay espacio en esta habitación. La
distancia que hay desde aquí al lugar donde se hospeda, entre el
puente y su casa, entre esta orilla del río y la otra, todo eso es
espacio. Ahora bien, ¿hay también espacio en su mente? ¿O ésta se
halla tan atestada que no contiene espacio alguno? Si su mente
dispone de espacio, entonces en ese espacio hay silencio y de ese
silencio proviene todo lo demás, porque entonces usted puede
escuchar, puede prestar atención sin resistencia alguna. Por eso es
muy importante contar con espacio en la mente. Si la mente no se
halla atestada, incesantemente ocupada, puede escuchar a ese perro
que ladra, escuchar el sonido de aquel tren que cruza el puente
distante, y también estar plenamente atenta a lo que dice una
persona que habla aquí. Entonces la mente es algo vivo, no una cosa
apagada, muerta.
8
DE JUNIO PDE
Atención
libre de esfuerzo
¿Existe
una atención sin nada que absorba la mente? ¿Hay atención sin que
la mente se concentre sobre un objeto? ¿Hay atención sin ningún
tipo de motivo, influencia o compulsión? ¿Puede la mente prestar
atención plena sin sentido alguno de exclusión? No hay duda de que
puede hacerlo, y ése es el único estado de atención; los otros
estados son mera complacencia o son trucos de la mente.
Si
usted puede prestar atención completa sin estar absorto en algo y
sin sentido alguno de exclusión, entonces descubrirá qué es
meditar; porque en esa atención no hay esfuerzo, ni división, ni
lucha, ni búsqueda de un resultado. De este modo, la meditación es
un proceso por el cual la mente se libera de todos los sistemas, y
puede conceder atención sin estar absorta en algo y sin hacer
esfuerzo alguno para concentrarse.
9
DE JUNIO OCK - Vol. IX
Una
atención que no es exclusiva
Pienso
que hay una diferencia entre la atención que dedicamos a un objeto
determinado y la atención sin un objeto. Podemos concentrarnos en
una idea especial, en una creencia, en un objeto, lo cual es un
proceso de exclusión; y también hay una atención, una percepción
alerta que no es exclusiva. De igual modo, existe un descontento sin
motivo, un descontento que no es resultado de alguna frustración,
que no puede ser canalizado, que no puede aceptar satisfacción
alguna. Quizá no esté utilizando la palabra adecuada para ello,
pero pienso que ese descontento extraordinario es lo esencial. Sin
él, toda otra forma de descontento llega a ser tan sólo un pasaje
hacia la satisfacción.
10
DE JUNIO OCK Vol. IX
La
atención es ilimitada, no tiene fronteras
En
el cultivo de la mente, nuestro acento no debe estar puesto en la
concentración, sino en la atención. La concentración es un proceso
de forzar a la mente para limitarla a un punto, mientras que la
atención no tiene fronteras. En ese proceso de concentración, la
mente está siempre limitada por una frontera, pero cuando nuestro
interés consiste en comprender la totalidad de la mente, la mera
concentración se vuelve un obstáculo. La atención es ilimitada,
sin las fronteras del conocimiento. El conocimiento llega por medio
de la concentración, y cualquier ampliación del conocimiento sigue
estando dentro de sus propias fronteras. En el estado de atención,
la mente puede usar y usa el conocimiento que es, necesariamente, el
resultado de la concentración; pero la parte jamás es lo total, y
el hecho de reunir las numerosas partes no contribuye a la percepción
de la totalidad. El conocimiento, que es el proceso aditivo de la
concentración, no origina la comprensión de lo inconmensurable. Lo
total jamás está dentro de los paréntesis de una mente
concentrada.
Por
lo tanto, la atención es de importancia primordial, pero no adviene
mediante el esfuerzo de la concentración. La atención es un estado
en el que la mente está siempre aprendiendo, sin un centro en torno
del cual el conocimiento se concentra como experiencia acumulada. Una
mente que se concentra sobre sí misma, usa el conocimiento como un
medio para su propia expansión; y una actividad así se vuelve
autocontradictoria y antisocial.
11
DE JUNIO ADV
Atención
completo
¿Qué
entendemos por atención? ¿Hay atención cuando estoy obligando a mi
mente a que atienda? Cuando me digo: «Tengo que prestar atención,
tengo que controlar mi mente y desechar todos los demás
pensamientos», ¿llamaría usted atención a eso? Por cierto, eso no
es atención. ¿Qué ocurre cuando la mente se obliga a prestar
atención? Crea una resistencia para impedir que se filtren otros
pensamientos, está interesada en resistir, en apartar, en desechar;
por lo tanto, es incapaz de prestar atención. Eso es cierto,
¿verdad?
Para
comprender algo de manera total, usted debe concederle atención
completa. Pero pronto descubrirá cuán extraordinariamente difícil
es eso, porque su mente está habituada a las distracciones, de
manera que se dice: «Dios mío, es bueno prestar atención, pero
¿cómo lo hago?». Es decir, está otra vez deseando obtener algo,
de modo que jamás prestará atención completa [...]. Cuando usted
ve un árbol o un pájaro, por ejemplo, prestar atención completa no
es decir: «Es un roble», o: «Es un loro», y pasar de largo. Al
nombrar, usted ya ha dejado de prestar atención [...]. Mientras que,
si cuando mira algo está totalmente alerta, atento, hallará que
tiene lugar una completa transformación, y que lo bueno es esa
atención total. No hay otra cosa, y uno no puede obtener atención
total por medio de la práctica. Con la práctica obtiene
concentración, esto es, erige muros de resistencia, y dentro de esos
muros de resistencia está la entidad que se concentra; pero eso no
es atención, es exclusión.
12
DE JUNIO OCK- Vol. X
La
eliminación del miedo es el principio de la atención
¿Cómo
ha de originarse el estado de atención? No puede ser cultivado
mediante la persuasión, la comparación, la recompensa o el castigo,
que son todas formas coercitivas. La eliminación del miedo es el
principio de la atención. El miedo debe existir, por fuerza, en
tanto exista el apremio de «ser» o de «llegar a ser», que es la
persecución del éxito, con todas sus frustraciones y todas sus
contradicciones tortuosas. Usted podrá enseñar concentración, pero
la atención no puede enseñarse, tal como no es posible enseñar la
liberación respecto del miedo; la eliminación del miedo radica en
la comprensión de sus causas. De modo que la atención surge
espontáneamente cuando el estudiante se halla rodeado de una
atmósfera de bienestar interno, cuando siente que está seguro,
cómodo, y se da cuenta de la acción desinteresada que adviene con
el amor. El amor no compara, y así se terminan la envidia y la
tortura del «llegar a ser»
13
DE JUNIO PDE
No hay
lugar alguno al cual llegar
¿Puede
practicarse la humildad? Por cierto, ser consciente de que uno es
humilde implica no ser humilde. Usted quiere saber que ha «llegado».
Esto indica, ¿no es así?, que escucha con el fin de alcanzar un
estado especial, un lugar donde jamás se vea perturbado, donde pueda
encontrar la felicidad perpetua, una bienaventuranza permanente.
Pero, como dije antes, no hay tal llegar, sólo existe el movimiento
del aprender, y en eso radica la belleza de la vida. Si usted ha
llegado, ya no hay nada más. Y todos ustedes han llegado o desean
llegar, no sólo en sus negocios, sino en todo lo que hacen; por eso
se sienten insatisfechos, frustrados, infelices. Señor, no hay lugar
alguno al cual llegar, sólo existe este movimiento del aprender, el
cual se vuelve penoso únicamente cuando hay acumulación. Una mente
que escucha con atención completa jamás buscará un resultado,
porque está abriéndose, desplegándose constantemente; como un río,
se halla siempre en movimiento. Una mente así es por completo
inconsciente de su propia actividad, en el sentido de que no hay
perpetuación de un «sí mismo», de un «yo», que busca llegar,
alcanzar un objetivo.
14
DE JUNIO OCK - Vol. IX
El
conocimiento no es percepción alerta
La
percepción alerta es ese estado en el que la mente observa algo sin
condenarlo ni aceptarlo, en el que meramente se enfrenta a la cosa
tal como es. Cuando usted mira una flor, cuando la mira no
botánicamente, ve la totalidad de la flor; pero si su mente está
por completo ocupada con el conocimiento botánico acerca de lo que
esa flor es, no está mirando totalmente la flor. Aunque pueda tener
conocimientos sobre esa flor, si esos conocimientos ocupan todo el
campo de su mente, no está mirando la flor de una manera total.
Así
pues, mirar un hecho es estar alerta al hecho. En esa percepción
alerta no hay opción, ni condena, ni agrado o desagrado. Pero muy
pocos de nosotros podemos hacer esto, porque ya sea tradicionalmente,
o desde el punto de vista ocupacional, o en cualquier forma, somos
incapaces de enfrentarnos al hecho sin que intervenga nuestro
trasfondo. Tenemos que estar alerta a ese trasfondo. Debemos darnos
cuenta de nuestro condicionamiento, y ese condicionamiento se revela
a sí mismo cuando observamos un hecho; como uno se interesa en la
observación del hecho y no en el trasfondo, el trasfondo queda
descartado. Cuando el interés principal es comprender el hecho
solamente, y cuando uno ve que el trasfondo le impide comprender el
hecho, entonces el interés vital en el hecho acaba con el trasfondo.
15
DE JUNIO OCK - Vol. XIII
La
introspección es incompleta
En
la percepción alerta sólo existe el presente; esto es, al estar
alerta, uno ve el proceso por el cual la influencia del pasado
controla el presente y modifica el futuro. La percepción alerta es
un movimiento integral, no un proceso de división. Por ejemplo, si
me formuló la pregunta: «¿Creo en Dios?», en el acto mismo de
formularla puedo observar, si estoy alerta, qué es lo que me impulsa
a plantearme esa pregunta; si estoy alerta, puedo percibir cuáles
han sido y cuáles son las fuerzas que están en juego y me obligan a
preguntarme eso. Entonces me doy cuenta de varias formas de miedo:
las de mis antepasados, que crearon cierta idea de Dios y me la
transmitieron; y me doy cuenta de que yo, al combinar la idea de
ellos con mis reacciones presentes, he modificado o cambiado el
concepto de Dios. Si estoy alerta, percibo todo este proceso del
pasado, su efecto en el presente y en el futuro; lo percibo
integralmente, como una totalidad.
Si
uno está alerta, ve cómo nuestro concepto de Dios surgió a causa
del miedo; o quizás hubo una persona que tuvo una experiencia
original de la realidad, de Dios, y la comunicó a otra, la cual, en
su codicia, se apropió de esa experiencia original y dio ímpetu al
proceso de la imitación. La percepción alerta es el proceso de lo
completo, y la introspección es incompleta. El resultado de la
introspección es malsano, penoso, mientras que la percepción alerta
es entusiasmo y júbilo.
16
DE JUNIO OCK - Vol. III
Ver la
totalidad
¿Cómo
usted un árbol? ¿Ve la totalidad del árbol? Si no lo ve como algo
total, no está viendo el árbol, en absoluto. Puede pasar de largo y
decir: «¡Allí hay un árbol, qué hermoso es!», o «es un mango»,
o «no sé qué árboles son ésos; puede que sean tamarindos». Pero
cuando se detiene y mira estoy refiriéndome a algo real, a
hechos-, jamás ve la totalidad del árbol; y si no ve la totalidad,
no ve el árbol. Lo mismo ocurre con la percepción alerta. Si
usted no ve la totalidad de las operaciones de su mente en el
sentido de como ve el árbol-, no está alerta. El árbol se compone
de raíces, tronco, ramas; las ramas grandes y las pequeñas y la muy
delicada que resalta allá en lo alto; y las hojas, la hoja muerta,
la hoja marchita y la hoja verde, la hoja comida, la hoja fea, la
hoja que se está desprendiendo, el fruto, la flor; todo cuanto usted
ve como una totalidad cuando mira el árbol. De igual modo, en ese
estado de ver las operaciones de su mente, en ese estado de
percepción alerta, se revelan su sentido de condena, de aprobación,
negación, lucha, futilidad, así como la desesperación, la
esperanza, la frustración; la percepción alerta abarca todo eso, no
sólo una parte. Así pues, ¿percibe usted su mente en ese sentido
muy simple, como el de ver una pintura en su totalidad? No en ver tan
sólo un ángulo de la pintura y decir: «¿Quién pintó ese
cuadro?»
17
DE JUNIO OCK - Vol. XII
No es
posible disciplinar la percepción alerta
Si
practicamos la percepción alerta, si la convertimos en un hábito,
se vuelve una tarea tediosa y difícil. No es posible disciplinar la
percepción alerta. Eso que practicamos ya no es más percepción
alerta, porque la práctica implica la creación de un hábito, el
ejercicio del esfuerzo y de la voluntad. El esfuerzo es distorsión.
La percepción alerta no actúa sólo con respecto a lo externo: el
vuelo de los pájaros, las sombras, el mar inquieto, los árboles y
el viento, el mendigo y los lujosos automóviles que pasan a su lado;
también está la percepción alerta del proceso psicológico, de las
tensiones y los conflictos internos. Uno no censura al pájaro que
vuela; lo observa, percibe su belleza. Pero, cuando uno considera su
propia lucha interna, la censura o la justifica. Es incapaz de
observar este conflicto interno sin introducir opción ni
justificación alguna.
Estar
alerta a los propios sentimientos y pensamientos, sin identificarse
con ellos, sin rechazar nada, no es una tarea tediosa y difícil;
pero cuando buscamos un resultado, cuando queremos obtener algo, el
conflicto se incrementa y comienza el tedio del esfuerzo, de la
lucha.
18
DE JUNIO OCK - Vol. IV
Permitir
que un pensamiento florezca
La
percepción alerta es ese estado de la mente que lo abarca todo: los
cuervos que cruzan volando el cielo, las flores en los árboles, las
personas sentadas frente a uno, los colores que visten; es estar
ampliamente alerta, lo cual requiere vigilancia, observación;
implica captar la forma de la hoja, la forma del tronco, la forma que
tiene la cabeza de la otra persona, lo que esa persona está
haciendo. Es estar ampliamente alerta y desde ahí actuar; o sea,
estar atento a la totalidad del propio ser. El poseer tan sólo una
capacidad parcial, fragmentada, perseguir esa capacidad y derivar
experiencias de esa capacidad restringida, hace que la calidad de la
mente se vuelva mediocre, limitada, estrecha Pero una percepción
alerta de la totalidad del propio ser, la comprensión de esa
totalidad mediante la captación íntegra de cada pensamiento y cada
sentimiento, sin limitarlos jamás, permitiendo que cada sentimiento
y cada pensamiento florezca, ese estado de alerta total es por
completo diferente de la concentración, la cual es tan sólo
capacidad y, en consecuencia, es limitada.
El
permitir que florezca un pensamiento o un sentimiento exige atención,
no concentración. Entiendo por el florecer de un pensamiento darle
libertad para ver qué ocurre, qué es lo que tiene lugar en nuestro
pensar, en nuestro sentir. Todo lo que florece debe tener libertad,
debe tener luz; no se lo puede restringir. Usted no puede asignarle
valor alguno, no puede decir: «Eso es bueno, eso es malo; esto debe
ser y aquello no debe ser»; de ese modo, limita el florecer del
pensamiento. Y éste sólo puede florecer en la percepción alerta.
Por lo tanto, si lo investiga muy profundamente, descubrirá que este
florecer del pensamiento es la terminación del pensamiento.
19
DE JUNIO OCK - Vol. XII
La
percepción pasiva
En
la percepción alerta no hay un devenir, no hay objetivo alguno que
alcanzar. Hay observación silenciosa sin opción ni condena, y en
ella surge la comprensión. En este proceso, cuando pensamiento y
sentimiento se exponen a sí mismos, lo cual sólo es posible cuando
no hay ni adquisición ni aceptación, adviene una percepción alerta
extensiva, en la que se revelan todas las capas ocultas con sus
significados. Esta percepción revela ese vacío creador que no puede
ser imaginado ni formulado. La percepción alerta extensiva y el
vacío creador son un proceso total y no etapas diferentes. Cuando
uno observa en silencio un problema, sin condenar ni justificar,
adviene la percepción pasiva. En esta percepción pasiva, el
problema es comprendido y disuelto. Existe en esta percepción, una
sensibilidad intensificada que contiene la más elevada forma del
pensar negativo. Cuando la mente está produciendo, formulando ideas,
pensamientos, no puede haber creación. Sólo cuando se halla en
silencio y vacía, cuando no genera problema alguno, en esa pasividad
alerta hay creación. La creación sólo puede tener lugar en el
estado negativo, que no es lo opuesto de lo positivo. Ser nada no es
la antítesis de ser algo. El problema surge únicamente cuando
buscamos un resultado. Cuando cesa la búsqueda de resultados, sólo
entonces, no hay problemas.
20
DE JUNIO OCK - Vol. IV
Lo que se
ha comprendido por completo no se repetiré
En
la atenta percepción de nosotros mismos no es necesaria la
confesión, porque esa percepción crea el espejo en el que todas las
cosas se reflejan sin distorsión alguna. Cada
pensamiento sentimiento es proyectado, por decirlo así, sobre
la pantalla de la percepción alerta, para ser observado, estudiado y
comprendido; pero este fluir de la comprensión se bloquea cuando hay
condena o aceptación, identificación o juicio. Cuanto más
observamos y comprendemos lo que se proyecta en la pantalla no
haciéndolo como un deber o una práctica impuesta, sino porque la
pena y el dolor han creado el interés insaciable que genera su
propia disciplina-, mayor es la intensidad de la percepción alerta,
y ésta origina, a su vez, una comprensión intensificada.
...
Ustedes pueden seguir algo si se mueve lentamente; una maquina de
alta velocidad debe aminorarla para que puedan estudiarse sus
movimientos. De igual manera, pensamientos y sentimientos podrán ser
estudiados y comprendidos sólo si la mente puede proceder con
lentitud; pero una vez que esta capacidad se ha despertado, ya puede
moverse a alta velocidad, y eso la torna extremadamente serena.
Cuando giran a alta velocidad, las aletas de un ventilador parecen
una sólida hoja de metal. Nuestra dificultad está en hacer que la
mente funcione despacio, de modo que cada pensamiento sentimiento
pueda ser seguido y comprendido. Lo que se ha comprendido
profundamente y por completo no se repetirá.
21
DE JUNIO EDK
La
violencia
¿Qué
ocurre cuando concedemos atención completa a esa cosa que llamamos
violencia? La violencia no es tan sólo lo que separa a los seres
humanos a causa de la creencia, el condicionamiento y demás, sino
también lo que se manifiesta cuando buscamos la seguridad personal,
o la seguridad del individuo, por medio del patrón social. ¿Pueden
ustedes mirar esa violencia con atención completa? Y cuando la miran
así ¿qué ocurre? Cuando concedemos atención completa a algo al
estudio de la historia o las matemáticas, al mirar a nuestra esposa
o a nuestro marido-, ¿qué ocurre? No sé si alguna vez lo han
examinado; es probable que la mayoría de nosotros jamás haya
prestado atención completa a nada, pero cuando lo hacen, ¿qué
ocurre? Señores, ¿qué es la atención? Por cierto, cuando prestan
atención completa hay preocupación por el otro, y no pueden
preocuparse por el otro si no sienten afecto, amor. Y cuando conceden
una atención que contiene afecto, ¿hay violencia? ¿Entienden?
Formalmente, uno ha condenado la violencia, ha escapado de ella, la
ha justificado, ha dicho que es natural. Todas estas cosas son
inatención. Pero cuando uno presta atención a eso que ha llamado
violencia, atención que contiene preocupación, afecto, amor, ¿dónde
hay espacio para la violencia?
22
DE JUNIO OCK - Vol. XVII
¿Es
posible terminar con la violencia?
Cuando
ustedes hablan de la violencia, ¿qué entienden por esa palabra? Es
realmente muy interesante, si lo examinan a fondo, preguntarse si un
ser humano viviendo en este mundo, puede cesar totalmente de ser
violento. Las sociedades, las comunidades religiosas, han tratado de
no matar animales. Algunas han llegado a decir: «Si ustedes no
quieren matar animales, ¿qué hay, entonces, con los vegetales?»
Uno puede llevar esto a tal extremo que dejaría de existir. ¿Dónde
traza el límite? ¿Hay una línea arbitraria, trazada conforme a
nuestro ideal, a nuestra fantasía, a nuestra norma, a nuestro
temperamento, a nuestro condicionamiento, como para poder decir:
«Llegaré hasta aquí pero no más allá»? ¿Hay, acaso, diferencia
entre la ira individual con su acción violenta por parte del
individuo, y el odio organizado de una sociedad que engendra, y forma
un ejército para destruir a otra sociedad? ¿Dónde, en qué nivel,
y qué fragmento de la violencia están ustedes discutiendo? ¿O
quieren discutir si el hombre puede estar libre de la violencia en su
totalidad, no de un fragmento en particular al que llamamos
violencia?...
Sabemos
qué es la violencia cuando no se expresa en palabras, en frases, en
actos. Como ser humano en quien el animal es todavía muy fuerte, a
pesar de los siglos de la así llamada civilización, ¿por dónde he
de comenzar? ¿Comenzaré por la periferia, que es la sociedad, o por
el centro, que soy yo mismo? Usted me dice que no sea violento,
porque eso es algo terrible. Me explica todas las razones, y yo veo
que la violencia es una cosa terrible en los seres humanos, tanto la
violencia externa como la interna. Y me pregunto: ¿Es posible poner
fin a esta violencia?
23
DE JUNIO OCK - Vol. XVI
La cansa
central del conflicto
No
piensen ustedes que mediante el mero desear la paz tendrán paz,
cuando en su vida de relación son agresivos, codiciosos, y buscan la
seguridad aquí o en el más allá. Tienen que comprender la causa
central del conflicto y del dolor, y entonces disolverla, no esperar
a que la paz les llegue desde afuera. Pero ya lo ven, casi todos
somos indolentes. Somos demasiado perezosos para encargarnos de
nosotros mismos y comprendernos a nosotros mismos; siendo perezosos,
lo cual es, en realidad, una forma de presunción, pensamos que otras
personas resolverán este problema por nosotros y nos darán la paz,
o que debemos destruir a las aparentemente pocas personas que causan
las guerras. Cuando el individuo está en conflicto dentro de sí
mismo, inevitablemente debe crear conflicto afuera; sólo él puede
originar paz en sí mismo y, por consiguiente, en el mundo, porque él
es el mundo.
24
DE JUNIO OCK- Vol. III
Dense
cuenta de que son violentos
El
animal es violento. Los seres humanos, que son el resultado del
animal, también son violentos; forma parte de su naturaleza el ser
violentos, irascibles, celosos, envidiosos, buscar el poder, la
posición, el prestigio y demás, dominar, agredir. El hombre es
violento esto se ha demostrado en miles de guerras- y ha
desarrollado una ideología que él califica de «no-violencia»
[...]. Y cuando hay violencia de hecho, como una guerra entre este
país y el país vecino, todos quedan implicados en ella. Les gusta.
Ahora bien, cuando son de hecho violentos y alimentan un ideal de
no-violencia, tienen un conflicto. Están siempre tratando de
volverse no violentos, lo cual forma parte del conflicto. Se
disciplinan con el fin de no ser violentos y eso implica, nuevamente,
conflicto, fricción. De modo que, cuando son violentos y tienen el
ideal de no-violencia, son esencialmente violentos. Lo primero que
deben hacer es darse cuenta de que son violentos, no tratar de
volverse no violentos. Vean la violencia tal como es, no traten de
interpretarla a su modo, no la disciplinen, no intenten vencerla ni
reprimirla; véanla como si estuvieran viéndola por primera vez. Eso
implica mirarla sin que intervenga ningún pensamiento. Ya he
explicado qué entendemos por mirar con inocencia un árbol: es
mirarlo sin la imagen. De igual modo, ustedes tienen que mirar la
violencia sin la imagen contenida en la palabra misma. Mirarla sin
ningún movimiento del pensar es mirarla como si la estuvieran viendo
por primera vez, es decir, mirándola con inocencia.
25
DE JUNIO OCK - Vol. XVII
Liberarse
de la violencia
¿Pueden,
entonces, ver el hecho de la violencia ver el hecho no sólo
externo, sino también el que tiene lugar dentro de ustedes- y que no
haya intervalo temporal alguno entre el ver y el actuar? Esto quiere
decir que en el acto mismo de ver están libres de la violencia.
Están totalmente libres de la violencia porque no han admitido el
tiempo, una ideología mediante la cual esperan poder desembarazarse
de la violencia. Esto requiere meditación profunda, no tan sólo un
acuerdo verbal. Jamás escuchamos nada; nuestras mentes, nuestras
células cerebrales están de tal modo condicionadas a una ideología
acerca de la violencia, que jamás miramos el hecho de la
violencia. Miramos el hecho a través de una ideología, y el mirarlo
a través de una ideología crea un intervalo de tiempo. Y cuando
admitimos el tiempo, no hay un final para la violencia; seguimos
exhibiendo violencia y predicando no-violencia.
26
DE JUNIO OCK - VOL. XVII
La
principal causa de violencia
La
principal causa de violencia, a mí entender, es que cada uno de
nosotros, internamente, psicológicamente, busca la seguridad. En
cada uno de nosotros el impulso por la seguridad psicológica esa
sensación interna de estar a salvo- se proyecta en la exigencia de
seguridad externa. Internamente, cada uno de nosotros quiere estar
seguro, tener certidumbre acerca de todo. Por eso tenemos todas estas
leyes matrimoniales, a fin de que podamos poseer a una mujer, o a un
hombre y, de ese modo, poder sentirnos seguros en nuestra relación.
Si esa relación es atacada, nos volvemos violentos; tal violencia
tiene origen en la exigencia psicológica, interna, de sentirnos
seguros en nuestras relaciones con todo. Pero en ninguna relación
hay tal cosa como la certidumbre, la seguridad. Internamente,
psicológicamente, nos gustaría estar seguros, pero la seguridad
permanente no existe [...].
Todas
éstas son, pues, causas que contribuyen a la violencia tan
generalizada e inmanejable en todo el mundo. Pienso que todo aquel
que haya observado, aunque sea un poco, lo que está sucediendo en el
mundo, y especialmente en este infortunado país [India], también
puede, sin un gran estudio intelectual, observar y descubrir en sí
mismo esas cosas que, proyectadas exteriormente, son las causas de
esta brutalidad extraordinaria, de esta insensibilidad, de esta
indiferencia y violencia que nos rodean.
27
DE JUNIO OCK- Vol. XVII
El hecho
es que solanos violentos
Todos
vemos la importancia de que la violencia llegue a su fin. Y ¿de qué
modo puedo yo, como individuo, estar libre de la violencia, no sólo
superficialmente, sino internamente y de manera total, completa? Si
el ideal de no-violencia no liberará de la violencia a la mente,
¿ayudará, entonces, a disolver la violencia el hecho de que
analicemos su causa?
Después
de todo, éste es uno de nuestros principales problemas, ¿no es así?
Todo el mundo se halla atrapado en la violencia, en las guerras; la
estructura misma de nuestra sociedad adquisitiva es esencialmente
violenta. Y si usted y yo como individuos hemos de estar libres de la
violencia totalmente libres, en lo interno, no sólo
superficial o verbalmente-, entonces, ¿cómo procede uno al respecto
sin volverse egocéntrico?
Comprende
el problema, ¿no es así? Si me intereso en liberar de la violencia
a la mente y practico una disciplina con el fin de controlar la
violencia y cambiarla en no-violencia, es obvio que eso origina un
pensar y una actividad que se centran en el ego, porque mi mente está
concentrada todo el tiempo en desembarazarse de una cosa y adquirir
otra. No obstante, veo la importancia de que la mente esté por
completo libre de violencia. Entonces, ¿qué he de hacer? No es
cuestión de cómo hace uno para no ser violento. El hecho es que
somos violentos, y preguntar: «¿Cómo hago para no ser violento?»,
lo único que consigue es crear el ideal, que a mí me parece algo
completamente inútil. Pero si uno es capaz de mirar la violencia y
comprenderla, entonces quizás haya una posibilidad de resolverla
totalmente.
28
DE JUNTO OCK- Vol. X
Destruir
el odio
Vemos
actualmente cómo el mundo del odio recoge su cosecha. Este mundo del
odio ha sido creado por nuestros padres y sus antecesores, así como
por nosotros. De este modo, la ignorancia se extiende indefinidamente
hacia el pasado. No ha surgido a la existencia por sí misma. Es el
resultado de la ignorancia humana, es un proceso histórico, ¿verdad?
Nosotros como individuos hemos cooperado con nuestros antepasados,
quienes, con sus antecesores, pusieron en marcha este proceso de
odio, miedo, codicia y demás. Ahora bien, como individuos, nosotros
pertenecemos a este mundo del odio, en tanto nos entreguemos,
individualmente, a él.
El
mundo es, por consiguiente, una extensión de nosotros mismos. Si
usted, como individuo, desea destruir el odio, entonces, como
individuo, debe dejar de odiar. Para destruir el odio, usted mismo
debe disociarse del odio en todas sus formas, groseras y sutiles; en
tanto esté preso en ellas, forma parte de ese mundo de ignorancia y
miedo. Entonces el mundo es una extensión de usted mismo, es usted
mismo duplicado y multiplicado. El mundo no existe aparte del
individuo. Puede existir como una idea, como un Estado, como una
organización social, pero para llevar a cabo esa idea, para hacer
funcionar esa organización social o religiosa, tiene que existir el
individuo. La ignorancia de éste, su codicia y su miedo, mantienen
la estructura de ignorancia, codicia y odio. Si el individuo cambia,
¿puede influir en el mundo, el mundo del odio, de la codicia etc.?
[...]. El mundo es una extensión de uno mismo, en tanto uno sea
irreflexivo y esté atrapado en la ignorancia, el odio, la codicia;
pero cuando uno es serio, reflexivo y está alerta, no sólo se
disocia de las terribles causas que crean pesadumbre y dolor, sino
que en esa comprensión hay también plenitud, totalidad.
29
DE JUNTO OCK - Vol. III
Usted se
convierte en aquello mismo contra lo que combate
Usted
se convierte en aquello mismo contra lo que combate, no hay duda
[...]. Si yo estoy furioso y usted me enfrenta con furia, ¿cuál es
el resultado? Más furia. Usted se ha convertido en aquello que soy
yo. Si soy malo y usted me combate con el mal, significa que también
usted se vuelve malo, por justo que pueda sentirse. Si soy brutal y
usted usa métodos brutales para vencerme, entonces se ha vuelto tan
brutal como yo. Y esto es lo que hemos hecho durante miles de años.
Por cierto, hay una manera de abordar esto, distinta a la de
enfrentarse con odio al odio. Si uso métodos violentos para calmar
la furia que hay en mí, entonces estoy usando malos medios para un
buen fin y, debido a eso, el buen fin deja de ser tal. De este modo
no hay comprensión, no trasciende la furia. La furia debe ser
estudiada con tolerancia y comprendida; no puede ser vencida por
medios violentos. Ella puede ser el resultado de muchas causas y, sin
comprenderlas, no hay manera de escapar de la furia.
Nosotros
hemos creado al enemigo, al bandido, y el hecho de convertirnos
nosotros mismos en el enemigo, de ninguna manera origina el fin de la
hostilidad. Tenemos que comprender la causa de la hostilidad y dejar
de alimentarla con nuestros pensamientos, sentimientos y acciones.
Esta es una tarea ardua que requiere constante percepción alerta de
nosotros mismos y una inteligente flexibilidad, porque aquello que
somos, eso es la sociedad, el Estado. El enemigo y el amigo son el
resultado de nuestro pensamiento y nuestra acción. Somos los
responsables de crear enemistad; por eso es más importante darnos
cuenta de nuestros propios pensamientos y actos que interesarnos en
el enemigo y el amigo, porque cl recto pensar pone fin a la división.
El amor trasciende al amigo y al enemigo.
30
DE JUNIO OCK Vol. III
JULIO
La
felicidad
La
pesadumbre
La
herida psicológica
El
dolor
¿Felicidad
o satisfacción?
¿Qué
es lo que busca la mayoría de nosotros? ¿Qué es lo que desea cada
uno de nosotros? Especialmente en este mundo inquieto, donde todos
tratan de encontrar alguna clase de paz, de felicidad, un refugio, es
importante, sin duda, averiguar qué es lo que intentamos buscar, qué
es lo que intentamos descubrir. ¿No es así? Probablemente, la
mayoría de nosotros busca cierta clase de felicidad, cierta clase de
paz; en un mundo dominado por la confusión, las guerras, las
disputas, las luchas, anhelamos un refugio donde pueda haber algo de
paz. Creo que eso es lo que desea la mayoría de nosotros. Y así
proseguimos, yendo de un líder a otro, de una organización
religiosa a otra, de un instructor a otro.
Ahora
bien, lo que buscamos, ¿es la felicidad, o buscamos alguna clase de
satisfacción, de la cual esperamos obtener la felicidad? Hay una
diferencia entre felicidad y satisfacción. ¿Puede uno buscar la
felicidad? Quizá pueda encontrar satisfacción, pero es obvio que no
podrá encontrar la felicidad. La felicidad es derivativa, es la
consecuencia de algo más. Por lo tanto, antes de entregar nuestras
mentes y nuestros corazones a algo que exige una gran dosis de
seriedad, atención, reflexión, cuidado, debemos descubrir, ¿no es
así?, qué es lo que buscamos: si es felicidad o satisfacción.
1
DE JULIO LPU
Uno debe
ir muy a lo profundo para conocer el júbilo
Muy
pocos de nosotros disfrutamos plenamente de algo. Es muy pequeño el
júbilo que nos despierta la visión de una puesta del sol, o ver a
una persona atractiva, o a un pájaro en vuelo, o un árbol hermoso,
o una bella danza. No disfrutamos verdaderamente de nada. Miramos
algo; ello nos entretiene o nos excita, tenemos una sensación que
llamamos gozo. Pero el disfrute pleno de algo es mucho más profundo,
y esto debe ser investigado y comprendido [... ].
A
medida que envejecemos, aunque queremos disfrutar de las cosas, lo
mejor ya nos ha abandonado; deseamos deleitarnos con otra clase de
sensaciones: pasiones, lujuria, poder, posición. Aunque sean
superficiales, éstas son las cosas normales de la vida; no son para
ser condenadas ni justificadas, sino que debemos comprenderlas y
darles su exacto lugar. Si uno las condena por carentes de valor, por
sensuales, estúpidas o poco espirituales, destruye todo el proceso
del vivir...
Para
conocer el júbilo, uno debe ir mucho más a lo profundo. El júbilo
no es mera sensación. Requiere un refinamiento extraordinario de la
mente, pero no el refinamiento del «yo» que acumula más y más
para sí mismo. Un «yo» así, un hombre así, jamás podrá
comprender este estado de regocijo en el que no existe el «uno» que
se regocija. Tenemos que comprender esta cosa extraordinaria; de lo
contrario, la vida se vuelve muy trivial, superficial, mezquina:
nacer, aprender unas cuantas cosas, sufrir, engendrar hijos, asumir
responsabilidades, ganar dinero, tener un poco de entretenimiento
intelectual y después morirse.
2
DE JULIO OCK- Vol. VIII
No
podemos perseguir la felicidad
¿Qué
entienden ustedes por felicidad? Algunos dirán que la felicidad
consiste en obtener lo que deseamos. Uno desea un auto, lo obtiene y
es feliz. Desea un sari o alguna otra indumentaria; deseo ir a
Europa y, si puedo hacerlo, soy feliz. Quiero ser el más grande de
los políticos y, si lo consigo, soy feliz; si no lo consigo, soy
desdichado. Así, lo que ustedes llaman felicidad es obtener lo que
desean, el logro o el éxito, llegar a ser nobles; en una palabra,
conseguir alguna cosa que desean. En tanto deseen algo y puedan
obtenerlo, son perfectamente felices, no se sienten frustrados; pero
si no pueden conseguir lo que desean, comienza la infelicidad. Esto
es lo que nos interesa a todos, no sólo al rico y al pobre. Tanto el
rico como el pobre desean obtener algo para sí mismos, para su
familia, para la sociedad; y si algo les impide hacerlo, si algo les
detiene, se sentirán desdichados. No estamos discutiendo esto no
decimos que los pobres no deberían tener lo que desean. Ese no es el
problema. Estamos intentando descubrir qué es la felicidad y si la
felicidad es algo de lo cual estamos conscientes. En el instante en
que estamos conscientes de que somos felices, ¿es felicidad eso? Tan
pronto tenemos conciencia de que somos felices, eso ya no es
felicidad.
En
el momento en que tenemos conciencia de que somos humildes, no somos
humildes.
Así
pues, la felicidad no es cosa que podamos perseguir: llega. Pero si
la buscamos, nos evadirá.
3
DE JULIO OCK - Vol. VII
La
felicidad no es sensación
La
mente jamás puede encontrar la felicidad. La felicidad no es, como
lo es la sensación, una cosa que pueda perseguirse y encontrarse. La
sensación podemos encontrarla una y otra vez, porque siempre la
perdemos; pero la felicidad no puede ser encontrada. La felicidad que
recordamos es tan sólo una sensación, una reacción a favor o en
contra del presente. Lo que se ha terminado no es la felicidad; la
experiencia de felicidad que se ha acabado es sensación, porque el
recuerdo es el pasado y el pasado es sensación. La felicidad no es
sensación […].
Lo
que conocemos es el pasado, no el presente; y el pasado es sensación,
reacción, memoria. Recordamos que fuimos felices. ¿Puede el pasado
decir qué es la felicidad? Puede rememorarla, pero no revivirla. El
reconocimiento no es la felicidad; saber qué es ser feliz no es
felicidad. El reconocer algo es la respuesta de la memoria; ¿puede
la mente, el complejo de recuerdos, experiencias, ser feliz alguna
vez? El reconocimiento mismo impide el experimentar.
Cuando
usted está consciente de que es feliz, ¿hay felicidad? Cuando hay
felicidad, ¿es consciente de ella? La conciencia llega sólo con el
conflicto, el conflicto de recordar lo «más». Donde hay conflicto
no existe la felicidad. El conflicto está donde está la mente. El
pensamiento en todos los niveles es la respuesta de la memoria, y así
el pensamiento engendra invariablemente conflicto. El pensamiento es
sensación, y la sensación no es felicidad. Las sensaciones están
siempre buscando satisfacerse. El objetivo es la sensación, pero la
felicidad no es un objetivo; no es posible ir en busca de ella.
4
DE JULIO CSV - Serie I
¿Puede
la felicidad hallarse por medio de alguna cosa?
Buscamos
la felicidad por medio de cosas, de pensamientos e ideas a través de
la relación. Por lo tanto, se vuelven sumamente importantes las
cosas, la relación y las ideas, no la felicidad. Cuando buscamos la
felicidad por medio de algo, ese algo adquiere un valor mayor que la
felicidad misma. Formulado de esta manera, el problema parece simple
y es simple. Buscamos la felicidad en la familia, en la propiedad, en
el nombre; entonces la propiedad, la familia, la idea, adquieren
extrema importancia, ya que la felicidad es buscada a través de un
medio; de esa manera, el medio destruye el fin. ¿Puede la felicidad
hallarse a través de algún medio, de alguna cosa hecha por la mano
o por la mente? ¡Es tan obvio que las cosas, las relaciones y las
ideas son impermanentes, que siempre terminan por hacernos
desdichados!... Las cosas son impermanentes, se gastan y se pierden;
la relación constituye una fricción constante, y la muerte aguarda;
las ideas y las creencias carecen de solidez, de permanencia.
Buscamos la felicidad en ellas, sin darnos cuenta de su
impermanencia. Así es como el dolor se convierte en nuestro
constante compañero.
Para
descubrir el verdadero significado de la felicidad debemos explorar
el río del conocimiento propio. El conocimiento propio no es un fin
en sí mismo. ¿Tiene un origen el río? Cada gota de agua, desde el
principio al fin, hace al río. Imaginar que encontraremos la
felicidad en el origen es un error. Ha de ser hallada allí donde nos
encontramos en el río del conocimiento propio.
5
DE JULIO OCK - Vol. IV
La
felicidad que no es de la mente
Podemos
movernos de un refinamiento a otro, de una sutileza a otra, de un
disfrute a otro; pero en el centro de ello está el «yo», el «yo»
que disfruta, que desea más felicidad, el «yo» que escudriña, que
busca, que anhela la felicidad, el «yo» que lucha, el «yo» que se
torna más y más refinado, pero al que jamás le agrada llegar a su
fin. Sólo cuando el «yo» en todas sus formas sutiles llega a su
fin, hay un estado de bienaventuranza que no es posible tratar de
adquirir, un éxtasis, un verdadero júbilo libre de todo
sufrimiento, de toda corrupción [...].
Cuando
la mente trasciende el pensamiento del «yo», del experimentador,
del observador, del pensador, puede haber, entonces, una felicidad
incorruptible. Tal felicidad no puede ser permanente en el
sentido con que usamos esa palabra-. Pero nuestra mente está siempre
buscando una felicidad que tenga permanencia, algo que perdure, que
continúe. El deseo mismo de continuidad es corrupción [...].
Si
podemos comprender el proceso de la vida, comprenderlo sin condenar,
sin decir que es bueno o malo, entonces surge una felicidad creadora
que no es «suya» ni «mía». Esa felicidad creadora es como la luz
del Sol. Si usted desea conservar la luz del Sol para sí mismo, ése
ya no es más el claro, cálido Sol dador de vida. De igual manera,
si desea la felicidad porque está sufriendo o porque ha perdido a
alguien o porque no ha tenido éxito, entonces eso es tan sólo una
reacción. Pero cuando la mente puede ir más allá, hay una
felicidad que no pertenece a la mente.
6
DE JULIO OCK - Vol. VIII
Comprender
el sufrimiento
¿Por
qué preguntamos «qué es la felicidad»? ¿Es ése el enfoque
correcto? ¿Es ésa la correcta manera de investigar? No somos
felices. Si fuéramos felices, nuestro mundo sería por completo
diferente; nuestra civilización, nuestra cultura, serían total y
radicalmente distintas. Somos seres humanos infelices, triviales,
carentes de valor, peleadores, vanos; nos rodeamos de cosas inútiles,
nos satisfacemos con ambiciones mezquinas, con el dinero y la
posición social. Somos seres desdichados, aunque podamos poseer
conocimientos, dinero, casas ricas, muchos hijos, automóviles,
experiencia. Somos seres humanos tristes, sufrientes, y debido a que
sufrimos, deseamos la felicidad; y así nos dejamos arrastrar por
aquellos que nos prometen esta felicidad, social, económica o
espiritual [...].
¿De
qué sirve, cuando estoy sufriendo, preguntar si existe la felicidad?
¿Puedo comprender el sufrimiento? Ese es mi problema, no cómo ser
feliz. Soy feliz cuando no estoy sufriendo, pero tan pronto tengo
conciencia de que soy feliz, eso ya no es felicidad [...]. Debo,
pues, comprender qué es el sufrimiento. ¿Puedo comprender qué es
el sufrimiento cuando una parte de mi mente está escapando en la
búsqueda de la felicidad, de una salida para esta desdicha? Por lo
tanto, si he de comprender el sufrimiento, ¿no debo estar por
completo unido a él, sin rechazarlo, ni justificarlo ni condenarlo,
ni compararlo, sino permanecer completamente con él y comprenderlo?
La
verdad acerca de lo que la felicidad es, llegará si sé cómo
escuchar. Debo saber cómo escuchar al sufrimiento, si puedo escuchar
al sufrimiento, puedo escuchar a la felicidad, porque soy eso.
7
DE JULIO OCK - Vol. VII
El
sufrimiento es sufrimiento, no es «suyo» ni «mío»
Su
sufrimiento como individuo, ¿es diferente de mi sufrimiento o del
sufrimiento de un hombre en Asia, en América o en Rusia? Las
circunstancias, los incidentes pueden variar, pero en esencia el
sufrimiento de otro ser humano es igual al suyo y al mío, ¿verdad?
El sufrimiento es sufrimiento, ciertamente, no es suyo ni mío. El
placer no es su placer ni mi placer: es placer. Cuando usted tiene
hambre, no es su hambre solamente, es también el hambre de toda
Asia. Cuando a usted le impulsa la ambición, cuando es cruel, ésa
es la misma crueldad que impulsa al político, al que ejerce el
poder, ya sea en Asia, América o Rusia.
Pero
ya ve, eso es lo que objetamos. No vemos que todos somos una sola
humanidad atrapada en esferas diferentes de la vida, en áreas
diferentes. Cuando usted ama a alguien, eso no es «su» amor. Si lo
es, se vuelve tiránico, posesivo, celoso, ansioso, brutal. De la
misma manera, el sufrimiento es sufrimiento; no es «suyo» ni «mío».
No estoy convirtiendo el sufrimiento en algo impersonal, en algo
abstracto. Cuando uno sufre, sufre. Cuando un hombre carece de
alimento, de ropa, de vivienda, sufre, ya sea que viva en Asia o en
Occidente. Las personas que hoy están siendo muertas o heridas los
vietnamitas y los estadounidenses- están sufriendo. Comprender este
sufrimiento, que no es suyo ni mío, que no es impersonal ni
abstracto, sino algo real que todos experimentamos, requiere una
dosis muy grande de penetración, de discernimiento directo, y la
terminación de este sufrimiento traerá naturalmente la paz, paz no
sólo interna, sino también externa.
8
DE JULIO OCK - Vol. XV
Sensibilidad
al sufrimiento
¿Por
qué yo o usted somos insensibles al sufrimiento del hombre? ¿Por
qué nuestra indiferencia ante el coolie que transporta una
carga pesada, ante la mujer que lleva un bebé? ¿Por qué somos tan
duros? Para comprender eso, tenemos que comprender por qué nos
embota el sufrimiento. No hay duda, es el sufrimiento el que nos
torna insensibles, debido a que río comprendemos el sufrimiento, nos
tornamos indiferentes a él. Sí comprendo el sufrimiento, entonces
me vuelvo sensible al sufrimiento, estoy despierto a todas las cosas,
no sólo a mí mismo, sino a la gente que me rodea, a mi esposa, a
mis hijos, a un animal, a un mendigo. Pero nosotros no queremos
comprender el sufrimiento y, al escapar del sufrimiento, nos
embotamos; por consiguiente, nos volvemos insensibles. Señor, el
problema es que el sufrimiento, cuando no es comprendido, entorpece
la mente y el corazón; y nosotros no comprendemos el sufrimiento,
porque deseamos escapar de él, por medio del gurú, de un salvador,
de mantrams, de la reencarnación, de las ideas, de la bebida y de
toda clase de aficiones; cualquier cosa para escapar de lo que es
[... ].
Ahora
bien, la comprensión del sufrimiento no radica en descubrir su
causa. Cualquier persona puede conocer la causa de su sufrimiento: su
propia irreflexión, su estupidez, su estrechez mental, su brutalidad
y demás. Pero si presto atención al sufrimiento mismo sin desear
una respuesta, ¿qué ocurre? Entonces, como no estoy escapando,
comienzo a comprender el sufrimiento; mi mente, vigilante, alerta,
intensa, se ha vuelto sensible; y siendo sensible, me doy cuenta del
sufrimiento de otras personas.
9
DE JULIO OCK - Vol. V
Adquirir
creencias para evitar el dolor
El
dolor físico es una respuesta nerviosa, pero el dolor psicológico
surge cuando me aferro a cosas que me dan satisfacción, porque
entonces tengo miedo de que alguien o algo pueda quitármelas. Las
acumulaciones mentales evitan el dolor psicológico en tanto
permanecen inalteradas; es decir, soy un haz de acumulaciones,
experiencias, que previenen cualquier forma seria de perturbación, y
yo no quiero que me perturben. Por lo tanto, temo que alguien pueda
alterar algo de eso. Así que mi miedo es a lo conocido; siento temor
por las acumulaciones, físicas o psicológicas, que he reunido como
medios para evitar el dolor o prevenir el pesar. Pero el pesar está
en el proceso mismo de acumular para impedir el dolor psicológico.
El conocimiento también ayuda a prevenir este dolor. Tal como el
conocimiento médico previene el dolor físico, así las creencias
ayudan a evitar el dolor psicológico; por eso tengo miedo de perder
mis creencias, aunque no tenga un conocimiento perfecto o pruebas
concretas de la realidad de tales creencias. Puede que rechace
algunas de las creencias tradicionales que me han impuesto, porque mi
propia experiencia me da fuerza, confianza, entendimiento; pero tales
creencias y el conocimiento que he adquirido son básicamente la
misma cosa: un medio de evitar el dolor.
10
DE JULIO LPU
Comprensión
integrada
¿Que
entendemos por «pesadumbre»? ¿Es algo separado de uno mismo? ¿Es
algo ajeno a uno, interna o externamente, algo que uno observa, que
uno experimenta? ¿Es uno meramente el observador experimentado? ¿O
se trata de algo diferente? Por cierto, éste es un punto importante,
¿no es así? Cuando digo: «Yo sufro», ¿qué quiero decir con eso?
¿Acaso soy diferente del sufrimiento? Obviamente, ése es el
problema, ¿verdad? Descubramos.
Hay
dolor; no me aman, mi hijo muere, etc. Hay una parte de mí que exige
saber por qué, exige una explicación, los motivos, las causas. Otra
parte de mí padece angustias por distintas razones. Y también hay
otra parte de mí que quiere librarse del dolor, que quiere
trascenderlo. Nosotros somos todas estas cosas, ¿no es así?
Entonces, si una parte de mí rechaza el dolor, le ofrece
resistencia, otra parte busca una explicación, está presa en
teorías, y otra parte escapa del hecho, ¿cómo puedo comprender
totalmente el dolor? Sólo cuando soy capaz de una comprensión
integrada, tengo posibilidad de liberarme del dolor. Pero si soy
desgarrado en diferentes direcciones, el dolor no me revela su verdad
[...].
Ahora
bien, escuche atentamente; verá que cuando hay un hecho, una verdad,
hay comprensión de ésta sólo si puedo experimentar toda la cosa
sin división alguna, y no cuando existe la separación del «yo»
observando el sufrimiento. Ésa es la verdad.
11
DE JULIO OCK - Vol. VI
Usted es
el sufrimiento
Cuando
no hay un observador que esté sufriendo, ¿es el sufrimiento
diferente de uno mismo? Uno es el sufrimiento, ¿no es así? Usted no
está separado del dolor, usted es el dolor. ¿Qué ocurre? Al
no rotular eso, al no nombrarlo, al no ignorarlo, usted es tan sólo
ese dolor, ese sentimiento, esa sensación de angustia. Cuando no lo
nombra, cuando no hay miedo con respecto a eso, ¿está el
centro relacionado con ello? Si lo está, entonces tiene miedo de
ello. Entonces tiene que actuar, hacer algo al respecto. Pero si el
centro es eso, entonces, ¿qué hace usted? No hay nada que hacer,
¿verdad? Si usted es eso y no está rotulándolo, aceptándolo o
desechándolo, si usted es esa cosa, ¿qué ocurre? ¿Dice que
sufre entonces? Por cierto, ha tenido lugar una transformación
fundamental. Ya no existe más el «yo sufro», porque no hay un
centro que sufra, y el centro sufre porque jamás hemos examinado qué
es el centro. Vivimos tan sólo de palabra en palabra, de
reacción en reacción.
12
DE JULIO LPU
¿Es
esencial el sufrimiento?
Hay
muchas variedades y complicaciones y grados de sufrimiento. Todos
conocemos eso. Ustedes lo saben muy bien, y llevamos esta carga a lo
largo de toda nuestra vida, prácticamente desde el instante en que
nacemos hasta el instante en que nos hundimos en la sepultura [...].
Si
decimos que el sufrimiento es inevitable, entonces no hay respuesta;
si lo aceptamos, hemos cesado de inquirir al respecto. Uno ha cerrado
la puerta para la investigación ulterior si escapa de ello, también
ha cerrado la puerta. Puede escapar hacia el sexo, la bebida, el
entretenimiento, distintas formas de poder, posición, prestigio,
mediante el insustancial y vacuo parloteo interno. En tal caso, sus
escapes se vuelven sumamente importantes; los objetos hacia los
cuales uno escapa asumen una importancia colosal. Así, uno ha
cerrado también la puerta: al dolor, y eso es lo que hace la mayoría
de nosotros [...]. Ahora bien, ¿podemos detener los escapes de toda
clase y regresar al sufrimiento?... Eso no significa buscar una
solución para el sufrimiento. Existe el sufrimiento físico: un
dolor de muelas, de estómago, una operación, accidentes, distintas
formas de sufrimientos físicos que tienen su propia respuesta.
También está el miedo a la dificultad futura que podría causar
subimiento. El sufrimiento está estrechamente relacionado con el
miedo, y sin comprender estos dos factores fundamentales en la vida,
jamás comprenderemos qué es ser compasivo, amar. Así pues, una
mente interesada en comprender qué es la compasión, el amor y todo
eso debe indudablemente comprender qué es el miedo y qué es el
dolor.
13
DE JULIO OCK - Vol. XII
Dolor
consciente y dolor inconsciente
El
dolor es... pesar, incertidumbre, sentimiento de completa soledad.
Está el dolor ante la muerte, el dolor de no ser capaces de
realizarnos en lo personal, el dolor de no ser reconocidos, el dolor
de amar y no ser amados a cambio. Hay innumerables formas de dolor, y
me parece que, sin comprender el dolor, no hay fin posible para el
conflicto, la desdicha, el tormento cotidiano de corrupción y
deterioro [...].
Existe
el dolor consciente, y también existe el dolor inconsciente, dolor
que parece no tener base ni causa inmediata. Casi todos conocemos el
dolor consciente, y también conocemos el modo de abordarlo: o bien
lo evadimos mediante la creencia religiosa, o lo racionalizamos, o
tomamos alguna clase de droga intelectual o física-, o nos
absorbemos en las palabras, en las divisiones, en el entretenimiento
superficial. Hacemos todo esto y, sin embargo, no podemos
desprendernos del dolor consciente.
Luego
está el dolor inconsciente que hemos heredado a través de los
siglos. El hombre siempre ha procurado vencer esta cosa
extraordinaria llamada dolor, pesadumbre, desdicha; pero aun cuando
seamos superficialmente felices y tengamos todo cuanto queremos, muy
en el fondo del inconsciente siguen estando las raíces del dolor.
Por lo tanto, cuando nos referimos a la terminación del dolor,
queremos decir la terminación de todo el dolor, tanto del
consciente como del inconsciente.
Para
terminar con el dolor, uno debe tener una mente muy clara, muy
sencilla. La sencillez no es una mera idea. Ser sencillo, simple,
exige muchísima inteligencia y sensibilidad.
14
DE JULIO OCK- Vol. XV
Lastimar sentimientos
¿Cómo
deberíamos actuar a fin de no perturbar a otros? Me temo que
entonces no actuaríamos en absoluto. Si usted vive de manera
completa, sus acciones pueden causar perturbación, pero ¿qué es
más importante, descubrir lo verdadero o no perturbar a otros? Esto
parece tan simple que apenas si necesita ser contestado. ¿Por qué
quiere usted respetar los sentimientos y puntos de vista de otras
personas? ¿Teme que lastimen sus propios sentimientos, que le hagan
cambiar su propio punto de vista? Si la gente tiene opiniones que
difieren de las suyas, usted sólo puede descubrir si son verdaderas
cuestionándolas, entrando en contacto activo con ellas. Y si
descubre que esas opiniones y esos sentimientos no responden a la
verdad, su descubrimiento puede causar perturbación a aquellos que
los alimentan. Entonces, ¿qué debe usted hacer? ¿Debe acatar tales
opiniones y sentimientos, comprometerse con ellos para no lastimar a
sus amigos?
15
DE JULIO OCK - Vol. I
La imagen
propia resulta en dolor
¿Por
qué dividimos los problemas en mayores y menores? ¿Acaso no es todo
un problema para nosotros? ¿Por qué los convertimos en problemas
pequeños o grandes, esenciales o no esenciales? Si pudiéramos
comprender un problema, investigarlo bien a fondo por pequeño o
grande que fuera, pondríamos al descubierto todos los problemas.
Ésta no es una respuesta retórica. Tome cualquier problema: ira,
celos, envidia, odio; los conocemos muy bien. Si investiga muy
profundamente la ira, si no se limita a ignorarla, ¿qué es lo que
ella implica? ¿Por qué es uno irascible? Porque se siente
lastimado, porque alguien le ha dicho algo desagradable; y cuando
alguien le prodiga una alabanza, eso le complace. ¿Por qué se
siente uno lastimado? La importancia propia, ¿verdad? Y ¿por qué
existe la importancia propia?
Existe
a causa de que tenemos una idea, un símbolo de nosotros mismos, una
imagen de lo que uno debería ser, de lo que uno es o no debería
ser. ¿Por qué creamos una imagen de nosotros mismos? Porque jamás
hemos estudiado lo que somos realmente. Pensamos que deberíamos ser
esto o aquello, el ideal, el héroe, el ejemplo. Lo que nos provoca
ira es que ataquen nuestro ideal, la idea que tenemos acerca de
nosotros mismos. Esa idea es un escape del hecho de lo que somos.
Peto cuando uno observa el hecho real de lo que uno es, nadie
puede lastimarlo. Entonces, si usted es un mentiroso y le dicen que
es un mentiroso, eso no significa que se sienta lastimado; se trata
de un hecho. Pero cuando está pretendiendo que no es un mentiroso y
le dicen que lo es, se pone furioso, violento. Así, estamos viviendo
siempre en un mundo de ideas, de mitos; jamás vivimos en el mundo de
los hechos. Para poder observar lo que es, para verlo, para
familiarizarnos realmente con ello, no debe haber juicio alguno, ni
evaluación, ni opinión, ni miedo.
16
DE JULIO OCK- Vol. XII
Placer
pervertido
Existe
una cosa como el sadismo. ¿Saben lo que significa esa palabra? Un
autor llamado el marqués de Sade escribió una vez un libro acerca
de un hombre que gozaba dañando a las personas y viéndolas sufrir.
De allí se deriva la palabra sadismo, que significa obtener placer
del sufrimiento de otros. Ciertas personas experimentan una
satisfacción peculiar viendo sufrir a los demás. Obsérvense a sí
mismos y vean si tienen ese sentimiento. Puede no ser tan obvio, pero
si está ahí hallarán que se expresa en el impulso de reír cuando
alguien se cae. Ustedes quieren derribar a los que están arriba;
critican, murmuran irreflexivamente acerca de otros, todo lo cual es
una expresión de insensibilidad, una manera de querer lastimar a la
gente. Uno puede ofender a otro deliberadamente, por venganza, o
puede hacerlo inconscientemente con una palabra, un gesto, una
mirada; pero en uno u otro caso, el impulso es dañar a alguien, y
son muy pocos los que desechan radicalmente esta forma pervertida de
placer.
17
DE JULIO PDE
La
verdadera educación
La
mente crea mediante la experiencia, la tradición, la memoria. ¿Puede
la mente librarse de acumular, aunque esté experimentando?
¿Comprende la diferencia? Lo que se requiere no es el cultivo de la
memoria, sino libertad con respecto al proceso acumulativo de la
mente.
Digamos
que usted me ofende, lo cual es una experiencia; y yo guardo esa
ofensa. Eso se convierte en mi tradición, y desde esa tradición lo
miro, reacciono desde esa tradición. Ése es el proceso cotidiano de
mi mente y de su mente. Ahora bien, ¿es posible que, aunque usted me
ofenda, no se genere el proceso acumulativo? Ambos procesos son por
completo diferentes.
Si
usted me dice algo duro, sus palabras me ofenden; pero si no doy
importancia a esa ofensa, ella no se convierte en el trasfondo desde
el cual actúo; por lo tanto, cuando me encuentro con usted puedo
hacerlo de un modo nuevo. Eso es la verdadera educación, en el
sentido profundo de la palabra. Porque, entonces, si bien veo los
efectos condicionadores de la experiencia, la mente no se condiciona.
18
DE JULIO OCK- Vol. VIII
La
terminación de la ira
Estoy
seguro de que todos hemos tratado de dominar la ira, pero por alguna
razón ésta no parece disolverse. ¿Existe una manera diferente de
abordar la disipación de la ira?... La ira puede brotar por causas
físicas o psicológicas. Uno está enfurecido, quizá, porque se
siente contrariado, se han derrumbado sus reacciones defensivas, o la
seguridad que uno ha elaborado cuidadosamente se ve amenazada, etc.
Todos estamos familiarizados con la ira. ¿Cómo puede uno
comprenderla y disolverla? Si usted considera que sus creencias, sus
ideas y opiniones son de la mayor importancia, entonces está forzado
a reaccionar violentamente cuando se las cuestiona. Si en vez de
aferrarse a las creencias y opiniones, empieza a cuestionarlas y se
pregunta si son esenciales para su comprensión de la vida, entonces,
gracias a la comprensión de las causas de la ira, ésta llega a su
fin. De ese modo, uno comienza a disolver sus propias resistencias,
que originan conflicto y dolor. Esto requiere, a su vez, gran
seriedad. Estamos acostumbrados a controlarnos por razones
sociológicas o religiosas, o por conveniencia, pero para erradicar
la ira se necesita una profunda percepción alerta [...].
Usted
dice que siente ira cuando oye acerca de las injusticias. ¿Es porque
ama a la humanidad, porque es compasivo? ¿Residen juntas la
compasión y la ira?
¿Puede
haber justicia cuando hay ira, odio? Usted quizá siente ira al
pensar en la injusticia y crueldad general, pero su Ira no altera la
injusticia ni la crueldad; sólo puede causar daño. Para generar
orden, usted mismo debe ser serio, compasivo. La acción nacida del
odio sólo puede crear más odio. No puede haber justicia donde hay
ira. La justicia y la ira no pueden vivir juntas.
19
DE JULIO OCK- Vol. III
El
perdonar no es verdadera compasión
¿Qué
es ser compasivo? Por favor, descubra por sí mismo, sondéelo, vea
si una mente lastimada y que puede lastimar es capaz de perdonar
alguna vez. ¿Puede hacerlo? Y una mente así, susceptible de ser
lastimada, que está cultivando la virtud, que es consciente de ser
generosa, ¿puede ser compasiva? La compasión, como el amor, es algo
que no pertenece a la mente. La mente no tiene conciencia de que es
compasiva, de que ama. Pero en el momento en que usted perdona
conscientemente, la mente está haciendo que su propio centro se
fortalezca en su herida psicológica. Por lo tanto, la mente que
tiene conciencia de que perdona, jamás puede perdonar; no conoce el
perdón; perdona con el fin de que no la lastimen más.
Es,
pues, muy importante descubrir por qué la mente recuerda, por qué
acumula. Lo hace porque está todo el tiempo buscando engrandecerse,
crecer en importancia, ser alguna cosa. Cuando la mente está
dispuesta a no ser cosa alguna, a ser nada, completamente nada,
entonces, en ese estado hay compasión; en él no existe el perdonar
ni puede uno lastimar o ser lastimado. Pero para comprender eso, uno
tiene que comprender el desarrollo consciente del «yo» [...].
De
modo que en tanto exista el consciente cultivo de cualquier
influencia particular, de cualquier virtud especial, no puede haber
amor ni compasión, porque el amor y la compasión no son el
resultado del esfuerzo consciente.
20
DE JULIO OCK- Vol. VII
Donde hay
posibilidad de sufrimiento no hay amor
El
interlocutor desea saber cómo puede actuar libremente y sin
reprimirse, sabiendo que su acción puede lastimar a aquellos que
ama. Vea, amar es ser libre, ambas partes que aman son libres. Donde
hay posibilidad de dolor, donde es posible sufrir en el amor, eso no
es amor, es tan sólo una sutil forma de posesión, de afán
adquisitivo. Si usted ama, si realmente ama a alguien, no hay
posibilidad de causarle dolor cuando usted hace algo que considera
correcto. Pero cuando quiere que esa persona haga lo que usted desea,
o esa persona quiere que usted haga lo que ella desea, sólo entonces
hay dolor. O sea, a usted le agrada ser poseído; se siente a salvo,
seguro, cómodo; aunque sabe que la comodidad no es sino transitoria,
encuentra refugio en ella, en esa transitoriedad. Así, cada lucha
por la comodidad, por el estímulo, no hace sino delatar realmente la
falta de riqueza interior; en consecuencia, una acción aparte,
separada de la otra individualidad, es natural que genere
perturbación, pesar y sufrimiento, y un ser humano tiene que
reprimir lo que siente de verdad, para poder así ajustarse al otro.
En otras palabras, esta constante represión, originada en el así
llamado amor, destruye a ambos individuos. En ese amor no hay
libertad; eso es tan sólo una sutil esclavitud.
21
DE JULIO OCK - Vol. II
La
naturaleza de la trampa
El
dolor es resultado de una conmoción, es la momentánea sacudida de
una mente que ha aceptado la rutina y se ha acostumbrado a ella. Algo
sucede una muerte, la pérdida de un empleo, el cuestionamiento
de una creencia muy apreciada-, y la mente se altera. Pero ¿qué
hace una mente alterada? Encuentra la manera de volver a su condición
inalterada; busca refugio en otra creencia, en un empleo más seguro,
en una nueva relación. Otra vez llega la ola de la vida y hace
añicos sus dispositivos de seguridad, pero la mente pronto
encuentra, no obstante, nuevas defensas; y así prosigue. Éste no es
el camino de la inteligencia, ¿verdad?
Ninguna
forma de compulsión externa o interna podrá ayudar. Toda
compulsión, por sutil que sea, es el resultado de la ignorancia;
nace del deseo de recompensa o del miedo al castigo. Comprender toda
la naturaleza de la trampa es estar libre de ella; ninguna persona,
ningún sistema, ninguna creencia puede liberarnos. La verdad de esto
es el único factor que libera, pero uno tiene que verla por sí
mismo, y no ser meramente persuadido. Tiene que emprender el viaje en
un mar inexplorado.
22
DE JUICO CSV - Serie III
La
terminación del dolor
Si
usted desciende por el camino, verá el esplendor de la naturaleza,
la belleza extraordinaria de los campos verdes y los cielos abiertos;
y escuchará las risas de los niños. Pero, a pesar de todo eso, hay
una sensación de dolor. Está la angustia de una mujer que lleva a
su criatura; está el dolor de la muerte; está el dolor cuando uno
espera con ansia algo y ello no ocurre; hay dolor cuando una nación
se debilita, se deteriora; y está el dolor de la corrupción, no
sólo en lo colectivo, sino también en lo individual. Hay dolor en
su propia casa, si usted mira profundamente: el dolor de no poder
realizarse, el dolor de su propia pequeñez o incapacidad, y diversos
dolores inconscientes.
Hay
también risas en la vida. La risa es algo hermoso, reír sin un
motivo, tener en el corazón una alegría sin causa, amar sin buscar
nada a cambio. Pero es muy raro que en nosotros tenga lugar una risa
semejante. Estamos agobiados de dolor; nuestra vida es un proceso de
desdicha y lucha, una continua desintegración, y casi nunca sabemos
qué es amar con la totalidad de nuestro ser [...].
Queremos
encontrar una solución, un medio, un método por el cual resolver
esta carga de la vida, y así jamás miramos realmente el dolor.
Tratamos de escapar mediante mitos, imágenes, especulaciones;
esperamos encontrar alguna manera de evitar este peso, de
anticiparnos a la ola del dolor.
...
El dolor tiene una terminación, pero ésta no acaece por medio de
método o sistema alguno. No hay dolor cuando ha, percepción de lo
que es.
23
DE JULIO OCK - Vol. XI
Enfrentarse
al dolor
¿Cómo
se enfrenta usted al dolor? Me temo que la mayoría de ustedes lo
hace de una manera muy superficial. Nuestra educación, nuestra
enseñanza, nuestro conocimiento, las influencias sociológicas a las
que estamos expuestos, todo nos torna superficiales. Una mente
superficial es la que escapa acudiendo a la iglesia, a alguna
conclusión, a algún concepto, a alguna creencia o idea. Todos esos
son refugios para la mente superficial que sufre. Y si no podemos
encontrar un refugio, construimos un muro alrededor de nosotros y nos
volvemos cínicos, duros, indiferentes, o escapamos hacia alguna
fácil reacción neurótica. Todas estas defensas contra el
sufrimiento impiden una futura investigación [...].
Por
favor, observe su propia mente, observe cómo justifica sus
sufrimientos, cómo se absorbe en el trabajo, en las ideas, o se
aferra a una creencia en Dios o en una vida futura. Y si ninguna
explicación, ninguna creencia ha sido satisfactoria, escapa a través
de la bebida, del sexo, o volviéndose cínico, duro, amargo,
irritable [...]. Generación tras generación, ello ha sido
transmitido por los padres a sus hijos, y la mente superficial jamás
quita el vendaje de esa herida; de hecho, no conoce el dolor, no está
realmente familiarizada con él. Tiene tan sólo una idea acerca del
dolor. Tiene una imagen, un símbolo del dolor, pero jamás se
enfrenta al dolor; sólo se enfrenta a la palabra dolor.
24
DE JULIO OCK- Vol. XIII
Eludiendo
dolor
Casi
todos nosotros experimentamos diferentes formas de dolor: en la
relación, debido a la muerte de alguien, al no poder realizarnos y
al deteriorarnos inútilmente, o al tratar de alcanzar el éxito, de
llegar a ser alguien y toparnos con el fracaso total. Y está todo el
problema del dolor en el aspecto físico: enfermedad, ceguera,
incapacitación, parálisis y demás. En todas partes nos encontramos
con esta cosa extraordinaria que llamamos dolor y con la muerte
que aguarda a la vuelta de la esquina-. Y no sabemos cómo
enfrentarnos al dolor, así que lo veneramos o lo racionalizamos o
escapamos de él. Vaya a cualquier iglesia cristiana y verá que el
dolor es venerado; lo han convertido en algo extraordinario, sagrado,
y se dice que sólo a través del dolor, de Cristo crucificado, puede
uno encontrar a Dios. En Oriente tienen sus propias formas de
evasión, otras formas de eludir el dolor, y me parece una cosa
extraordinaria que tan pocos, ya sea en Oriente o en Occidente, estén
verdaderamente libres del dolor.
Sería
algo maravilloso si en el proceso de escuchar lo que se está
diciendo de escucharlo no emocionalmente, no
sentimentalmente-... pudiera usted comprender de veras el dolor y
liberarse por completo de él, porque entonces no habría ni
autoengaños, ni ilusiones, ni ansiedades, ni miedo, y el cerebro
sería capaz de funcionar claramente, con agudeza, con lógica,
quizás entonces, podría usted saber qué es el amor.
25
DE JULIO OCK - Vol. XIII
Seguir el
curso del sufrimiento
¿Qué
es el sufrimiento?... ¿Qué significa? ¿Qué es lo que está
sufriendo? No por qué hay sufrimiento, no cuál es la causa del
sufrimiento, sino qué es lo que de hecho ocurre. No sé si ve la
diferencia. Entonces, estoy simplemente alerta al sufrimiento, no
como algo separado de mí, no como un observador que observa el
sufrimiento; éste forma parte de mí, esto es, la totalidad de mí
está sufriendo. Entonces soy capaz de seguir el curso del
sufrimiento, ver hacia dónde conduce. Ciertamente, si hago eso, el
sufrimiento se abre y se da a conocer, ¿no es así? Entonces veo que
he puesto énfasis en el «yo», no en la persona que amo y que se ha
ido. Ella sólo actuaba como una manera de ocultar mi propia miseria,
mi soledad, mi infortunio. Como no soy esto o aquello, esperaba que
ella lo fuese. Eso se acabó; me siento abandonado, perdido,
solo. Sin ella, nada soy. Por eso lloro. No porque ella se
haya ido, sino porque yo he sido abandonado. Yo estoy solo.
...
Hay innumerables personas para ayudarme a escapar: miles de las así
llamadas personas religiosas, con sus creencias y dogmas, esperanzas
y fantasías «es el karma, es la voluntad de Dios»-, usted
sabe, todas ofreciéndome una salida. Pero si puedo permanecer con el
sufrimiento, sin apartarlo de mí, sin tratar de circunscribirlo o
negarlo, ¿qué ocurre entonces? ¿Cuál es el estado de mi mente
cuando sigue de ese modo el movimiento del sufrir?
26
DE JULIO LDU
Comprensión
espontánea
Jamás
decimos: «Veamos qué es eso que sufre». Uno no puede verlo
recurriendo al esfuerzo, a la disciplina. Debe mirar con interés,
con comprensión espontánea. Entonces verá que la cosa que llamamos
sufrimiento, dolor, la cosa que evitamos, así como la disciplina,
todo eso se ha desvanecido. En tanto no tengo relación con la cosa
como algo independiente de mí, no hay problema; tan pronto
establezco una relación con ella como algo exterior a mí mismo,
surge el problema. Mientras trato al sufrimiento como si fuera algo
exterior sufro porque he perdido a mi hermano, porque no tengo
dinero, por esto o aquello- establezco con el sufrimiento una
relación ficticia. Pero si soy esa cosa, si veo el hecho,
entonces toda la cosa se transforma, tiene un significado diferente.
Entonces hay atención plena, atención integrada, y aquello que es
observado en su totalidad, es comprendido y disuelto; por lo tanto,
no hay miedo y, en consecuencia, la palabra dolor no existe.
27
DE JULIO LPU
El centro
del sufrimiento
Cuando
usted ve algo muy hermoso, una bella montaña, una bella puesta del
sol, una sonrisa cautivadora, un rostro encantador, ese hecho le
causa un impacto y usted se queda aturdido, silencioso; ¿jamás le
ha ocurrido? Cuando eso sucede, uno estrecha al mundo entre sus
brazos. Pero eso es algo que llega a su mente desde fuera, y yo hablo
de la mente que no está aturdida por un impacto, sino que desea
mirar, observar. Ahora bien, ¿puede usted observar sin toda esta
irrupción súbita del condicionamiento? A una persona que sufre le
explico en palabras que el dolor es inevitable, que es el resultado
de la realización personal, etc. Cuando se han terminado por
completo todas las explicaciones, sólo entonces puede usted mirar, y
eso implica que no está mirando desde un centro. Cuando mira desde
un centro, sus facultades de observación son limitadas. Si me agarro
a un poste y no me quiero mover de allí, hay una tensión, hay
dolor. Cuando desde el centro miro dentro del sufrimiento, lo que hay
es sufrimiento. Mi incapacidad de observar es la que da origen al
dolor. No puedo observar si pienso, funciono y miro desde un centro,
como cuando digo: «No debo sentir dolor, debo descubrir por qué
sufro, debo escapar». Cuando observo desde un centro, ya sea ese
centro una conclusión, una idea, una esperanza, la desesperación o
alguna otra cosa, esa observación es muy restringida, muy estrecha,
muy trivial; y eso engendra dolor.
28
DE JULIO OCK - Voy XII
Una
inmensidad más allá de toda medida
¿Qué
ocurre cuando uno pierde a alguien a causa de la muerte? La reacción
inmediata es una sensación de parálisis, y cuando uno sale de ese
estado de conmoción, existe lo que llamamos dolor. Ahora bien, qué
significa esa palabra dolor? El compañerismo, las palabras de
dicha, los paseos, las muchas cosas gratas que uno hizo y esperaba
hacer junto a esa persona, todo esto le es arrebatado en un segundo,
y uno se queda vacío, desnudo, solo. Eso es lo que uno objeta,
contra eso se rebela la mente: quedarse súbitamente consigo misma,
totalmente sola, vacía, sin apoyo alguno. Ahora bien, lo que importa
es vivir con ese vacío, simplemente vivir con él, sin ninguna
reacción, sin racionalizarlo, sin escapar de él acudiendo a
médiums, a la teoría de la reencarnación y a todo ese tonto
desatino; vivir con ese vacío y hacerlo con la totalidad del ser. Y
si usted penetra en ello paso a paso, encontrará que hay una
terminación del dolor, una terminación real, no verbal, no la
terminación superficial que llega a través del escape, de la
identificación con un concepto o del compromiso con una idea.
Entonces encontrará que no hay nada que proteger, porque la mente
está por completo vacía y ya no reacciona en el sentido de intentar
llenar ese vacío; y cuando todo el dolor ha llegado de este modo a
su fin, habrá usted emprendido otro viaje, un viaje sin comienzo ni
final. Hay una inmensidad que está más allá de toda medida, pero
uno no puede penetrar en ese mundo si no hay una terminación total
del dolor.
29
DB JULIO OCK - Vol. XIII
Vivir con
el dolor
Todos
experimentamos dolor. ¿No experimenta usted dolor en una u otra
forma? ¿Y desea saber acerca de él? Si lo desea, puede analizarlo y
explicar por qué sufre. Puede leer libros sobre el tema, o ir a la
iglesia, y pronto sabrá algo acerca del dolor. Pero no estoy
hablando de eso; hablo de la terminación del dolor. El conocimiento
no pone fin al dolor. La terminación del dolor empieza cuando nos
endentamos a los hechos psicológicos que tienen lugar dentro de
nosotros, y estamos alerta por completo, de instante en instante, a
todas las implicaciones de esos hechos. Esto significa no escapar
jamás del hecho de que uno sude, no racionalizarlo nunca ni ofrecer
opinión alguna al respecto, sino vivir completamente con ese hecho.
Vea,
vivir con la belleza de aquellas montañas y no acostumbrarse a
ellas, es muy difícil [...]. Uno ha contemplado esas montañas, ha
oído el torrente, ha visto las sombras avanzando lentamente a través
del valle, día tras día; ¿no ha notado usted con cuánta facilidad
se acostumbra uno a todo ello? Usted dice: «Sí, es bellísimo, y
sigue de largo. Vivir con la belleza, o vivir con algo desagradable y
no habituarse a ello, requiere una energía enorme, una percepción
alerta que impida a su mente embotarse. De igual manera, el
subimiento embota la mente si usted tan sólo se acostumbra a él; y
casi todos nos acostumbramos a él. Pero usted no necesita
acostumbrarse al dolor. Puede vivir con el dolor, investigarlo,
comprenderlo, pero no con el fin de conocer acerca de él.
Usted
sabe que el dolor está ahí; es un hecho, y no hay nada más que
conocer. Usted tiene que vivir con el dolor.
30
DE JULIO OCK - Vol. XIII
Estar en
comunión con el dolor
La
mayoría de nosotros no está en comunión con nada. No estamos en
comunión directa con nuestros amigos, con nuestra esposa, con
nuestros hijos [...].
Para
comprender, pues, el dolor, uno debe amarlo, ¿no es así? Es decir,
debe estar en comunión directa con él. Si usted quiera comprender
algo a su vecino, a su esposa, o a alguna relación-, si quiere
comprender algo completamente, debe estar cerca de ello. Debe llegar
a ello sin reparo alguno, sin prejuicio, condena ni repulsión; debe
mirarlo, ¿verdad? Si yo quiero comprenderlo a usted, no debo tener
prejuicios a su respecto, debo ser capaz de mirarlo, no a través de
las barreras, de las pantallas de mis prejuicios y condicionamientos.
Tengo que estar en comunión con usted, lo cual implica que debo
amarlo. De igual manera, si quiero comprender el dolor, debo amarlo,
debo estar en comunión con él. No puedo hacerlo porque estoy
escapando del dolor mediante explicaciones, teorías, esperanzas,
postergaciones, todo lo cual constituye el proceso de verbalización.
Así pues, las palabras me impiden estar en comunión con el dolor.
Las palabras palabras de explicaciones, racionalizaciones, que
siguen siendo palabras, un proceso mental- impiden que entre en
comunión directa con el dolor. Pero sólo cuando estoy en comunión
con el dolor puedo comprenderlo.
31
DE JULIO OCK- Vol. VI
AGOSTO
La
verdad
La
realidad
El
observador y lo observado
«Lo
que es»
Corazón
lleno, mente vacía
No
hay sendero hacia la verdad, ella debe llegar a uno. La verdad puede
llegar a nosotros sólo cuando la mente y el corazón son sencillos,
claros, y en nuestro corazón hay amor; no si nuestro corazón está
lleno con las cosas de la mente. Cuando en el corazón hay amor, no
hablamos acerca de organizar la fraternidad; no hablamos de
creencias, de división o de poderes que crean división, no
necesitamos reconciliarnos. Entonces somos, cada uno de nosotros,
simplemente un ser humano, sin rótulo alguno, sin una nacionalidad.
Esto significa que usted debe despojarse de todas esas cosas y
permitirle a la verdad que se manifieste; y la verdad puede
manifestarse sólo cuando la mente está vacía, cuando cesa en sus
creaciones. Entonces la verdad vendrá sin que la inviten. Llegará
tan rápida y sorpresivamente como el viento. Llega en secreto, no
cuando la aguardamos, cuando la deseamos. Está ahí, tan súbita
como la luz del sol, tan pura como la noche. Pero para recibirla, el
corazón debe estar lleno y la mente vacía. Ahora tiene usted la
mente llena y su corazón está vacío.
1
DE AGOSTO OCK - Vol. V
La verdad
es un estado del ser
No
hay camino alguno que nos conduzca a la verdad, y no hay dos
verdades. La verdad no es del pasado ni del presente, es intemporal;
y el hombre que cita la verdad del Buda, de Shankara, de Cristo, o
aquel que meramente repite lo que yo digo, no encontrará la verdad,
porque la repetición no es la verdad. La repetición es una mentira.
La verdad es un estado del ser que surge cuando la mente que busca
dividir, ser exclusiva, que sólo puede pensar en términos de
resultados, de logros, ha llegado a su fin. Sólo entonces existirá
la verdad. La mente que hace esfuerzos que se disciplina a fin de
lograr un objetivo, esa mente no puede conocer la verdad, porque el
objetivo es su propia proyección, y el hecho de perseguir esa
proyección, por noble que sea, es una forma de culto de sí misma.
Un ser así es un ególatra y, por lo tanto, no puede conocer la
verdad. La verdad es para conocerse sólo cuando comprendemos el
proceso total de la mente, es decir, cuando no luchamos.
2
DE AGOSTO OCK - Vol. VI
La verdad
no tiene lugar permanente
La
verdad es un hecho, y el hecho puede comprenderse sólo cuando las
distintas cosas que han sido puestas entre la mente y el hecho son
eliminadas. El hecho es la relación que tiene usted con la
propiedad, con su esposa, con los seres humanos, con la naturaleza y
las ideas; y en tanto no comprenda el hecho de la relación, su
búsqueda de Dios sólo aumenta la contusión, porque esa búsqueda
es un sustituto, un escape, y no tiene sentido. Mientras domine a su
mujer y ella lo domine mientras posea y sea poseído, no puede usted
conocer el amor, mientras esté reprimiendo, sustituyendo, mientras
sea ambicioso, no puede conocer la verdad.
Conoce
la verdad sólo aquel que no busca, que no lucha, que no trata de
obtener un resultado [...]. La verdad no es continua, no tiene lugar
permanente, puede ser vista sólo de instante en instante. Es siempre
nueva, por lo tanto, es intemporal. Lo que fue verdad ayer no es
verdad hoy, lo que es verdad hay no es verdad mañana. La verdad no
tiene continuidad. La mente es la que desea hacer continua la
experiencia que ella llama verdad, y una mente así no conocerá la
verdad, que es siempre nueva, que está en ver la misma sonrisa y ver
esa sonrisa de un modo nuevo, en ver la misma persona y verla de un
modo nuevo, en ver de un modo nuevo las palmeras ondulantes; la
verdad está en enfrentarse de un modo nuevo a la vida.
3
DE AGOSTO OCK - Vol. VI
No hay
guía hacia la verdad
¿Podemos
encontrar a Dios si vamos en busca de él? ¿Puede usted ir en busca
de lo desconocido? Para encontrar algo, uno debe saber qué está
buscando. Si usted procura encontrar, lo que encuentre será una
proyección de sí mismo, será lo que usted desea; y lo que crea el
deseo no es la verdad. Ir en busca de la verdad es negarla. La verdad
no tiene morada fija; no hay sendero ni guía que conduzcan hacia
ella, y la palabra verdad no es la verdad. ¿Puede la verdad ser
hallada en un medio particular, en un clima especial, entre
determinadas personas? ¿Está aquí y no allá? ¿Es tal persona la
que nos guía hacia la verdad, y no otra? ¿Existe, acaso, guía
alguna? Cuando la verdad es buscada, lo que encontramos sólo puede
provenir de la ignorancia, porque la búsqueda misma nace de la
ignorancia. Uno no puede buscar la realidad, «uno» debe cesar para
que la realidad sea.
4
DE AGOSTO CSV - Serte I
La verdad
se encuentra de instante en instante
La
verdad no puede ser acumulada. Lo que se acumula es siempre
destruido; se marchita. La verdad no puede marchitarse jamás, porque
sólo podemos dar con ella de instante en instante, en cada
pensamiento, en cada relación, en cada palabra, en cada gesto, en
una sonrisa, en las lágrimas. Y si usted y yo podemos encontrar esa
verdad y vivirla el vivirla mismo es el encontrarla-, entonces
no nos volveremos propagandistas; seremos seres humanos creativos, no
seres humanos «perfectos» sino seres humanos creativos, lo cual es
inmensamente distinto.
5
DE AGOSTO OCK - Vol. VII
El
verdadero revolucionario
La
verdad no es para aquellos que son respetables, ni para aquellos que
deseen su propia expansión, su propia realización. La verdad no es
para los que están buscando seguridad, permanencia, porque la
permanencia que buscan no es sino lo opuesto de la impermanencia.
Estando atrapados en la red del tiempo, buscan lo permanente, pero lo
permanente que buscan no es lo real, ya que es producto de su
pensamiento. Por lo tanto, el hombre que quiera descubrir la
realidad, debe dejar de buscar, lo cual no quiere decir que deba
contentarse con lo que es. Por el contrario, un hombre empeñado en
el descubrimiento de la verdad, debe ser internamente un
revolucionario completo. No puede pertenecer a ninguna clase social,
a ninguna nación, a ningún grupo, a ninguna ideología o religión
organizada, porque la verdad no se encuentra en el templo ni en la
iglesia, no puede hallársela en las cosas hechas por la mano o por
la mente. La verdad se manifiesta sólo cuando las cosas de la mano o
de la mente son puestas a un lado, y poner a un lado las cosas de la
mano o de la mente no es una cuestión de tiempo. La verdad llega a
quien está libre del tiempo, a quien no usa el tiempo como un medio
de expansión propia. El tiempo implica memoria del ayer, memoria de
mi familia, de mi raza, de mi carácter particular, de la acumulación
de experiencias propias que componen el «yo» y «lo mío».
6
DE AGOSTO OCK- Vol. V
Ver la
verdad en lo falso
Usted
puede estar superficialmente de acuerdo cuando oye decir que el
nacionalismo, con toda su carga emocional y sus intereses creados,
nos conduce a la explotación y pone al hombre contra el hombre; pero
otra cosa es que libere a su mente de la mezquindad del nacionalismo.
Estar libre, no sólo del nacionalismo sino de todas las conclusiones
de las religiones organizadas y de los sistemas políticos, es
esencial si la mente ha de ser joven, fresca, inocente, esto es, si
ha de hallarse en un estado de revolución. Sólo una mente así
puede dar origen a un mundo nuevo; no lo harán los políticos, que
son seres humanos muertos, ni los sacerdotes, atrapados en sus
propios sistemas religiosos.
De
modo que, afortunada o desafortunadamente para usted, ha oído algo
que es verdadero; si se limita a oír y no se siente activamente
perturbado de tal manera que su mente comience a liberarse de todas
las cosas que la tornan estrecha y deshonesta, entonces la verdad que
ha oído se convertirá en un veneno. No hay duda, la verdad se
convierte en un veneno, si la oímos y no actúa en la mente; ocurre
lo mismo que con la supuración de una herida. Pero descubrir por uno
mismo qué es verdadero y qué es falso, y ver la verdad en lo falso,
es permitir que la verdad opere y genere su propia acción.
7
DE AGOSTO OCK- Vol. XI
Comprender
lo real
En
realidad, esto no es complejo, aunque pueda resultar difícil. Vea,
nosotros no comenzamos con lo real, con el hecho, con lo que estamos
pensando, haciendo, deseando; partimos de suposiciones, o de ideales,
que no son realidades, y as' nos extraviamos. Para partir de hechos y
no de suposiciones, necesitamos una profunda atención, y toda forma
de pensar que no se origina en lo real es una distracción. Por eso
es tan importante comprender qué está ocurriendo tanto dentro como
alrededor de uno.
Si
uno es cristiano, sus visiones siguen cierto patrón; si es hindú,
budista, musulmán, siguen un patrón diferente. Uno ve a Cristo o a
Krishna conforme a su condicionamiento; la educación que usted ha
recibido, la cultura en que se ha desarrollado determinan sus
visiones. ¿Cuál es la realidad, el hecho: la visión o la mente que
se ha formado en cierto molde? Las visiones son la proyección de la
tradición particular que ha venido a constituir el trasfondo de la
mente. Este condicionamiento, no la visión que él proyecta, es la
realidad, el hecho. Comprender el hecho es sencillo; pero se hace
difícil debido a nuestros agrados y desagrados, a nuestra condena
del hecho, a las opiniones o los juicios que tenemos acerca del
hecho. Estar libres de estas diversas formas de evaluación es
comprender lo real, lo que es.
8
DE AGOSTO CSV - Vol. III
La
interpretación de los hechos impide el ver
Una
mente que emite una opinión acerca de un hecho es una mente
estrecha, limitada, destructiva [...]. Usted puede interpretar el
hecho de una manera, y yo puedo interpretarlo de otra. La
interpretación del hecho es una calamidad que nos impide ver el
hecho real y hacer algo al respecto. Cuando usted y yo discutimos
nuestras opiniones acerca del hecho, nada hacemos en relación
con el hecho; usted quizá pueda añadir más cosas al hecho, ver más
matices, implicaciones, significados, y yo puedo ver menos
significados en el hecho. Pero el hecho no puede ser
interpretado; yo no puedo ofrecer una opinión acerca del hecho. Es
así, y para una mente es muy difícil aceptar el hecho. Estamos
siempre interpretándolo, dándole significados diferentes de acuerdo
con nuestros prejuicios, condicionamientos, temores, nuestras
esperanzas y demás. Si usted y yo pudiéramos ver el hecho sin
ofrecer una opinión, sin interpretarlo, sin asignarle un
significado, entonces el hecho se volvería mucho más vital... no,
no mas vital... el hecho está ahí, solo, nada más importa;
entonces el hecho tiene su propia energía, y esa energía le impulsa
a uno en la dirección correcta.
9
DE AGOSTO OCK - Vol. XII
Hay tan
sólo un hecho: la impermanencia
Estamos
procurando descubrir si hay o no hay un estado permanente; no lo que
nos gustaría que hubiera, sino el hecho real, la verdad en esta
cuestión. Todo lo que nos concierne, tanto en lo interno como en lo
externo nuestras relaciones, nuestros pensamientos, nuestros
sentimientos-, es impermanente, se halla en un estado de fluir
constante. Dándose cuenta de esto, la mente anhela permanencia, un
estado perpetuo de paz, de amor, de bondad, una seguridad que ni el
tiempo ni los acontecimientos puedan destruir; en consecuencia, crea
el alma, el arman, las visiones de un paraíso permanente. Pero esta
permanencia nace de impermanencia; por lo tanto, lleva en sí las
semillas de lo impermanente. Hay tan sólo un hecho: la
impermanencia.
10
DE AGOSTO CSV - Serie III
Anhelamos
lo incognoscible
Usted
quiere que le diga qué es la realidad. ¿Puede lo indescriptible ser
expresado en palabras? ¿Puede usted medir algo inconmensurable?
¿Puede apresar el viento en su puño? Si puede, ¿es eso el viento?
Si mide lo inconmensurable, ¿lo que usted mide es lo real? Si lo
formula, ¿es lo real? Indudablemente no, porque en el momento en que
describe algo que es indescriptible, ello cesa de ser lo real. Tan
pronto traduce lo incognoscible a lo conocido, ello deja de ser lo
incognoscible. Sin embargo, eso es lo que anhelamos. Todo el tiempo
queremos conocer porque entonces pensamos que podríamos
continuar, capturar la felicidad suprema, la permanencia. Queremos
conocer a causa de que no somos felices, de que luchamos
mezquinamente, de que estamos agotados, degradados. Sin embargo, en
vez de darnos cuenta de ese simple hecho: de que estamos degradados,
embotados, hastiados, confusos, queremos alejarnos de lo que es
conocido e ir hacia lo desconocido, lo cual otra vez se convierte en
lo conocido; por consiguiente, jamás podemos encontrar lo real.
11
DE AGOSTO LPU
¿Es el
sufrimiento tan sólo una palabra o es una realidad?
¿Es
el sufrimiento tan sólo una palabra o es una realidad? Si es una
realidad y no simplemente una palabra, en ese caso ahora la palabra
carece de significado; existe tan sólo el sentimiento de intenso
dolor. ¿En relación con qué? En relación con una imagen, una
experiencia, con algo que usted tiene o no tiene. Si lo tiene, lo
llama placer, si no lo tiene, es dolor. Por lo tanto, el dolor está
en relación con algo. Ese algo, ¿es mera verbalización, o
es una realidad? Tal como el miedo, no puede existir por sí mismo,
sino sólo en relación con algo: un individuo, un incidente,
un sentimiento. Ahora bien, usted está plenamente alerta al
sufrimiento. ¿Está ese sufrimiento separado de usted y, por lo
tanto, usted es meramente el observador que percibe el sufrimiento, o
ese sufrimiento es usted?
12
DE AGOSTO LPU
Usted y
la nada son una sola cosa
Usted
es nada. Puede tener su nombre y su título, su propiedad y su cuenta
bancaria, puede tener poder y ser famoso; pero a pesar de todas esas
salvaguardas, usted es nada. Quizás esté por completo inconsciente
de esta vacuidad, de esta nada, o quizá no quiera tomar conciencia
de ella; pero ella está ahí, haga usted lo que hiciere para
evitarlo. Puede intentar escapar de maneras tortuosas, mediante la
violencia personal o colectiva, el culto personal o colectivo, el
conocimiento, las diversiones; pero ya sea que esté dormido o
despierto, esa nada está siempre ahí. Usted puede descubrir su
relación con esta nada y el miedo que la acompaña únicamente si
está alerta, sin opción alguna, a los escapes. No tiene relación
con ella como si usted fuera una entidad separada, individual; no es
el observador que la observa; sin «usted», el pensador, el
observador, ella no existe. Usted y la nada son una sola cosa, son un
fenómeno conjunto, no dos procesos separados. Si usted, el pensador,
siente miedo de la nada y la aborda como algo contrario que se opone
a usted, entonces cualquier acción que pueda emprender a su respecto
debe conducirle inevitablemente a la ilusión y a más conflicto y
desdicha. Cuando descubre y experimenta que esa nada es usted,
entonces el miedo que existe sólo cuando el pensador esta
separado de sus pensamientos y trata de establecer una relación con
ellos- desaparece completamente.
13
DE AGOSTO CSV - Serie I
Cómo
terminamos con el miedo?
Estamos
discutiendo algo que requiere su atención, no su acuerdo o
desacuerdo. Miramos la vida, la consideramos de una manera muy
rigurosa, objetiva y clara, no conforme a su sentimiento, a su
fantasía, a lo que le agrada o desagrada. Lo que nos agrada y lo que
nos desagrada es lo que ha dado origen a toda esta desdicha. Todo
cuanto estamos diciendo es esto: «¿Cómo terminamos con el miedo?»
Ése es uno de nuestros grandes problemas, porque si un ser humano no
puede terminar con el miedo, vive perpetuamente en la oscuridad, no
«perpetuamente» en el sentido cristiano, sino en el sentido
corriente con una vida basta-. Para mí, como ser humano, tiene
que haber una salida ahora, no creando esperanzas en algún futuro.
¿Puedo, como ser humano, terminar con el miedo totalmente, no con
pequeños fragmentos de él? Es probable que jamás se haya formulado
esta pregunta, y quizá no lo haya hecho porque no sabe cómo salirse
de él. Pero si se planteara esa pregunta muy seriamente, no con la
intención de averiguar cómo terminar con el miedo, sino con la
intención de descubrir su naturaleza y estructura, en el instante de
descubrirla, el miedo terminaría por sí mismo; usted no tendría
que hacer nada al respecto.
Cuando
nos damos cuenta del miedo y entramos en contacto directo con él, el
observador es lo observado. No hay diferencia entre el observador y
la cosa observada. Cuando el miedo es observado sin el observador,
hay acción, pero no es la acción del observador que actúa sobre el
miedo.
14
DE AGOSTO OCK - Vol. XVI
La
dualidad del pensador y el pensamiento
Cuando
usted observa algo, un árbol, a su esposa, a sus hijos, a su vecino,
las estrellas en la noche, la luz sobre las aguas, el pájaro en el
cielo, cualquier cosa, está siempre el observador el censor,
el pensador, el experimentador, el buscador- y está la cosa que el
observador observa, o sea, están el observador y lo observado, el
pensador y el pensamiento. Así pues, hay siempre una división. Esta
división es tiempo. Es la esencia misma del conflicto. Y cuando hay
conflicto, hay contradicción. Existen «el observador y lo
observado»; eso es una contradicción, hay una separación. En
consecuencia, donde hay contradicción hay conflicto. Y cuando hay
conflicto, está siempre la urgencia de trascenderlo, conquistarlo,
superarlo, escapar de él, hacer algo a su respecto; y toda esa
actividad implica tiempo [...]. En tanto exista esta división, el
tiempo proseguirá; y el tiempo es dolor.
Un
hombre que quiere comprender la terminación del dolor, debe
descubrir esta división, entenderla e ir más allá de la dualidad
entre el pensador y el pensamiento, el experimentador y lo
experimentado. Es decir, cuando hay una división entre el observador
y lo observado, existe el tiempo; por lo tanto, no hay terminación
del dolor. Entonces, ¿qué ha de hacer uno? ¿Comprende la pregunta?
Veo que dentro de mí está siempre el observador observando,
juzgando, censurando, aceptando, rechazando, disciplinando,
controlando, moldeando. Ese observador, ese pensador es, obviamente,
el resultado del pensamiento. Primero está el pensamiento; no el
pensador, no el observador. Si no hubiera pensar en absoluto, no
habría pensador ni observador; entonces habría tan sólo atención,
completa, total atención.
15
DE AGOSTO OCK - Vol. XVI
El
pensamiento crea al pensador
El
pensamiento es sensación verbalizada; el pensamiento es la respuesta
de la memoria, de la palabra, la experiencia, la imagen. El
pensamiento es transitorio, cambiante, impermanente, y está buscando
permanencia. Así, el pensamiento crea al pensador, el cual se
convierte, entonces, en lo permanente; asume el papel del censor, el
guía, el controlador, el moldeador del pensamiento. Esta ilusoria
entidad permanente es producto del pensamiento, de lo transitorio.
Esta entidad es pensamiento; sin el pensamiento no existe. El
pensador se compone de cualidades; sus cualidades no pueden ser
separadas de él mismo. El controlador es lo controlado, está
meramente jugando un juego engañoso consigo mismo. Hasta que lo
falso sea visto como lo falso, la verdad no existe.
16
DE AGOSTO CSV - Serie II
Un muro
de inexpugnable pensamiento
¿Cómo
puede haber una fusión del pensador con sus pensamientos? No por
acción de la voluntad, no mediante la disciplina ni forma alguna de
esfuerzo, ni a través del control, de la concentración o de
cualquier otro medio. El uso de un medio implica un agente que está
actuando, ¿no es así? En tanto haya allí un «actor», habrá una
división. La fusión tiene lugar sólo cuando la mente está por
completo quieta sin tratar de aquietarse. Esta quietud existe, no
cuando llega a su fin el pensador, sino únicamente cuando el
pensamiento mismo llega a su fin. Hay que estar libre de la respuesta
del condicionamiento, que es el pensar. Cada problema se resuelve
sólo cuando no existe la idea, la conclusión; conclusiones, ideas y
pensamientos son la agitación de la mente. ¿Cómo puede haber
comprensión cuando la mente está agitada? La seriedad debe estar
templada en el veloz juego de la espontaneidad. Usted encontrará, si
ha escuchado todo lo que se dijo, que la verdad llegará en momentos
en que no la espera. Si me permite decirlo, sea sensible, esté
abierto y plenamente alerta a lo que es de instante en
instante. No levante en torno de sí mismo un moro de inexpugnable
pensamiento. La bienaventuranza de la verdad adviene cuando la mente
no se halla ocupada con sus propias actividades y sus luchas.
17
DE AGOSTO CSV- Serie II
Cuando el
observador es lo observado
El
espacio es necesario. Sin espacio no hay libertad. Hablo desde el
punto de vista psicológico [...]. Sólo cuando estamos en contacto,
cuando no hay espacio entre el observador y lo observado, hemos
establecido una relación total, por ejemplo, con un árbol. Uno no
está identificado con el árbol con la flor, con una mujer, un
hombre o lo que fuere-, pero cuando hay completa ausencia de espacio
entre el observador y lo observado, existe un espacio inmenso. En ese
espacio no hay conflicto; en ese espacio hay libertad.
La
libertad no es una reacción. Uno no puede decir: «Bueno, soy
libre». En el momento en que uno dice que es libre, no es libre,
porque se halla consciente de sí mismo como estando libre de
algo; por lo tanto, está en la misma situación que un observador
observando un árbol. El observador ha creado un espacio, y en ese
espacio engendra conflicto. La comprensión acerca de esto requiere,
no acuerdo o desacuerdo intelectual, ni decir: «No comprendo», sino
que exige más bien entrar directamente en contacto con lo que es.
Significa ver que todas nuestras acciones, cada instante de la
acción, es cosa del observador y lo observado, y que dentro de ese
espacio hay placer, pesadumbre y sufrimiento, deseo de realizarse en
lo personal, de ser famoso. Dentro de ese espacio no hay contacto con
nada. El contacto, la relación, tiene un significado por completo
diferente cuando el observador ya no se separa más de lo observado.
Existe un espacio extraordinario, y hay libertad.
18
DE AGOSTO OCK- Vol. XVI
¿Hay un
observador observando la soledad?
Mi
mente observa la soledad y la evita, escapa de ella. Pero si no
escapo de ella, ¿hay, acaso, una división, una separación, hay un
observador observando la soledad? ¿O sólo existe un estado de
soledad, un estado en que mi mente misma se siente vacía, sola? No
hay allí un observador consciente de la soledad. Creo que es muy
importante captar esto rápidamente, sin verbalizarlo demasiado.
Decimos: «Soy envidioso y quiero librarme de la envidia», de modo
que están el observador y lo observado; el observador desea librarse
de eso que «él» observa. Pero ¿no es el observador lo mismo que
lo observado? Es la mente misma la que ha creado la envidia; en
consecuencia, la mente no puede hacer nada con respecto a la envidia.
Así, mi mente observa la soledad; el pensador tiene conciencia de
que se siente solo. Pero si permanezco plenamente en contacto con
eso, es decir, si no escapo de ello, si no lo interpreto y demás,
¿hay diferencia alguna entre el observador y lo observado? ¿O sólo
existe un estado, el de la mente misma que está vacía, sola?
Entonces, al darse cuenta la mente de que ella misma está vacía y
de que cualquier esfuerzo, cualquier movimiento que haga para
alejarse de esa vacuidad es tan sólo un escape, una dependencia,
¿puede dejar a un lado toda dependencia y permanecer así,
completamente vacía, completamente sola? Y si se halla en ese
estado, ¿no está, acaso, libre de toda dependencia, de todo apego?
19
DE AGOSTO OCK - Vol. IX
La verdad
no se acumula
En
tanto exista el experimentador recordando la experiencia, la verdad
se halla ausente. La verdad no es algo que pueda recordarse,
almacenarse, registrarse, y después sacarse a relucir. Lo que se
acumula no es la verdad. El deseo de experimentar crea al
experimentador, quien entonces acumula y recuerda. El deseo
contribuye a que el pensador se separe de su pensamiento; el deseo de
devenir, de experimentar, de ser más de esto o menos de aquello,
sirve para crear división entre el experimentador y la experiencia.
La percepción inteligente acerca de las modalidades del deseo es
conocimiento propio. El conocimiento propio es el principio de la
meditación.
20
DE AGOSTO Serte II
Acción
inmediata
Si
uno está en contacto con algo, con su esposa, con sus hijos, con el
cielo, con las nubes, con cualquier hecho, ese contacto se pierde
apenas interfiere el pensamiento. El pensamiento brota de la memoria.
La memoria es la imagen, y desde allí mira uno; por lo tanto, hay
una separación entre el observador y lo observado.
Usted
tiene que comprender esto muy a fondo. Es esta separación del
observador y lo observado la que hace que el observador desee más
experiencias, más sensaciones, y así está siempre persiguiéndolas,
buscándolas. Tiene que estar absolutamente entendido que, en tanto
haya un observador, el «uno» que busca experiencias, el censor, la
entidad que evalúa, juzga, condena, no hay contacto inmediato con lo
que es. Cuando usted experimenta dolor, un dolor físico, hay
percepción directa; no existe el observador que experimenta el
dolor; sólo hay dolor. Debido a que no hay un observador, existe una
acción inmediata. Cuando hay dolor, no existe la idea y después la
acción, sino tan sólo la acción, porque el contacto físico es
directo. El dolor es usted; hay dolor. Mientras esto no se comprende,
realiza, explora y percibe completa y profundamente, mientras no se
capta en su totalidad no intelectualmente, no verbalmente
que el observador es lo observado, toda la vida se convierte en un
conflicto, en una contradicción entre deseos opuestos, entre «lo
que debería ser» y «lo que es». Usted puede captar esto
sólo cuando se da cuenta al mirar una flor o una nube o cualquier
cosa, si está mirando eso como un observador
21
DE AGOSTO OCK - Vol. XVI
La
realidad está en «lo que es»
En
lugar de preguntar quién se ha realizado o qué es Dios, ¿por qué
no concede toda su atención y su percepción sensible a lo que
es? Entonces dará con lo desconocido, o mejor dicho, lo
desconocido vendrá a usted. Si comprende qué es lo conocido,
experimentará ese silencio extraordinario que no es inducido ni
forzado; sólo en ese silencio, en ese vacío creador, puede penetrar
la realidad. No puede hacerlo en lo que está definiendo, luchando
por llegar a ser, llega únicamente a lo que está siendo, a
lo que comprende lo que es. Entonces verá usted que la
realidad no se encuentra en la distancia; lo desconocido no está
lejos; está en lo que es. Tal como la respuesta a un problema
está en el problema mismo, así la realidad está en lo que es.
Si podemos comprender eso, conoceremos la verdad.
22
DE AGOSTO LPU
Enfrentarse
al hecho
Sufro.
Psicológicamente estoy terriblemente perturbado, y tengo una idea al
respecto: qué debería hacer, qué no debería hacer, cómo debería
cambiarse eso. Esa idea, esa fórmula, ese concepto me impide mirar
el hecho de lo que es. La ideación y la fórmula son maneras
de escapar de lo que es. Cuando existe un gran peligro, hay
acción inmediata. Entonces no tengo una idea al respecto. No formulo
una idea y después actúo conforme a esa idea.
La
mente se ha vuelto perezosa, floja, a causa de una fórmula, la cual
le ha proporcionado un medio para escapar de la acción con respecto
a lo que es. Viendo por nosotros mismos toda la estructura de
lo que se ha dicho, y no porque ello nos haya sido señalado, ¿es
posible enfrentarse al hecho, al hecho de que somos violentos, por
ejemplo? Somos seres humanos violentos, y hemos elegido la violencia
como nuestro estilo de vida la guerra y todo eso-. Aunque
perpetuamente hablamos de no-violencia, sobre todo en Oriente, no
somos personas no violentas, sino violentas. La idea de no-violencia
es sólo eso, una idea, la cual puede ser usada políticamente. Eso
tiene un sentido distinto, pero es una idea, no un hecho. Debido a
que el ser humano es incapaz de enfrentarse al hecho de la violencia,
ha inventado el ideal de no-violencia, el cual le impide habérselas
con el hecho.
Al
fin y al cabo, el hecho es que soy violento, soy irascible. ¿Qué
necesidad tengo de una idea? Lo que importa no es la idea de que soy
irascible, sino el hecho real de que lo soy. Tal como el hecho real
de tener hambre. No hay una idea de que tengo hambre. En tal caso, la
idea lo es en cuanto a lo que debería comer, y entonces como
conforme a los dictados del placer. Hay acción con respecto a lo
que es sólo cuando no existe una idea de lo que debería hacerse
en relación con lo que afrontamos, o sea, en relación con lo que
es.
23
DE AGOSTO OCK- Vol. XVII
Liberarse
de «lo que es»
La
virtud, el ser virtuoso, adviene con la comprensión de lo que es,
mientras que el volverse virtuoso es postergación, es encubrir lo
que es mediante lo que a uno le gustaría que fuese. Por lo
tanto, en el acto de volverse virtuoso está usted evitando actuar
directamente sobre lo que es. Este proceso de eludir lo que
es cultivando el ideal se considera virtuoso; pero si lo observa
detenidamente y de manera directa, será que no es nada de eso. Es
sólo una forma de posponer la acción de enfrentarse a lo que es.
La virtud no está en tratar de llegar a ser lo que uno no es; virtud
es comprender lo que es y, de ese modo, liberarse de lo que
es. La virtud resulta esencial en una sociedad que se desintegra
rápidamente.
24
DE AGOSTO LDU
Observar
el pensamiento
Tengo
que amar la cosa misma que estudio. Si usted quiere comprender a un
niño, tiene que amarlo y no censurarlo. Debe jugar con él, observar
sus movimientos, sus idiosincrasias, sus maneras de comportarse, pero
si se limita a censurarlo a resistirlo o a culparlo no comprende al
niño. De igual modo, para comprender lo que es, uno debe
observar lo que piensa y hace, de instante en instante. Eso es lo
real.
25
DE AGOSTO LPU
El escape
engendra conflicto
¿Por
qué somos ambiciosos? ¿Por qué ansiamos tener éxito, ser alguien?
¿Por qué nos empeñamos en ser superiores? ¿Por qué este esfuerzo
por imponernos, ya sea mediante una ideología o el Estado? ¿Acaso
este autoritarismo no es la causa principal de nuestro conflicto y
nuestra confusión? Sin ambiciones, ¿sucumbiríamos? ¿No podemos
sobrevivir físicamente sin ser ambiciosos?
¿Por
qué somos listos y ambiciosos? ¿No es la ambición un impulso de
eludir lo que es? Este afán de ser listos, ¿no es realmente
estúpido? ¿Por qué tememos a lo que es? ¿De qué sirve
escapar, si lo que fuere que seamos esta siempre ahí? Podemos tener
éxito en escapar, pero lo que somos sigue ahí, engendrando
conflicto y desdicha. ¿Por qué nos atemoriza tanto nuestra soledad,
nuestra vacuidad? Cualquier actividad que nos aleje de lo que es
debe originar por fuerza dolor y antagonismo. El conflicto consiste
en negar lo que es o en escapar de lo que es, no hay
otro conflicto que ése. Nuestro conflicto se vuelve más y más
complejo e insoluble porque no afrontamos lo que es. La
complejidad no está en lo que es, sino únicamente en los
múltiples escapes que buscamos.
26
DE AGOSTO CSV - Serte I
No hay
respuesta para el descontento
¿De
qué estamos descontentos? Por cierto, de lo que es. Puede ser
el orden social, la relación, lo que somos, lo que somos
esencialmente, o sea, los feos pensamientos errantes, las ambiciones,
las frustraciones, los innumerables temores; eso es lo que somos, lo
que es. Pensamos que, al alegrarnos de eso, encontraremos una
respuesta para nuestro descontento: Por lo tanto, estamos siempre
buscando un modo, un método para cambiar lo que es, en eso se
interesa nuestra mente. Si estoy descontento y quiero encontrar un
medio, un método de contentamiento, mi mente está ocupada con el
método y la práctica del método, con el fin de llegar al
contentamiento. Así pues ya no estoy más interesado en el
descontento, en las brasas, en la llama ardiente que llamamos
descontento. No me intereso en averiguar qué hay detrás de esa
llama. Lo único que me interesa es alejarme de esa llama, de esa
ardiente ansiedad [...].
Esto
es enormemente difícil, porque nuestra mente jamás se satisface,
jamás se contenta con examinar lo que es. Siempre desea
transformar lo que es, transformarlo en otra cosa, lo cual
constituye el proceso de censurar, justificar o comparar. Si usted
observa su propia mente verá que, cuando ésta se enfrenta con lo
que es, lo censura, lo compara con lo que eso «debería
ser», o lo justifica, etc.; con eso, aleja lo que es, desecha
eso que está causando la perturbación, la pena, la ansiedad.
27
DE AGOSTO OCK - Vol. VII
El
esfuerzo es una distracción con respecto a «lo que es»
Debemos
comprender el problema que implica el esforzarse. Si podemos entender
el significado del esfuerzo, entonces podemos trasladar esa
comprensión a la acción en nuestra vida cotidiana. El esfuerzo, No
implica una lucha por cambiar lo que es, transformándolo en
lo que no es, o en lo que debe ser, o en lo que ello debería
convertirse? Estamos constantemente escapando de lo que es,
para transformarlo o modificarlo. El que está verdaderamente
contento es aquel que comprende lo que es, que atribuye su
significado exacto a lo que es. El verdadero contentamiento no
radica en las pocas o muchas posesiones, sino en la comprensión del
significado total de lo que es. Ese significado se comprende
sólo en el estado de pasiva percepción alerta. Al hablar del
esfuerzo, no me estoy refiriendo ahora al esfuerzo físico con la
tierra, con la construcción o con un problema técnico, sino al
esfuerzo psicológico. Los esfuerzos y los problemas psicológicos
eclipsan siempre a los físicos. Podremos edificar una muy cuidada
estructura social, pero en tanto no se comprendan la ceguera y la
lucha psicológicas, éstas derribarán invariablemente la estructura
cuidadosamente construida.
El
esfuerzo es una distracción con respecto a lo que es. En la
aceptación de lo que es cesa el esfuerzo, la lucha. No hay
aceptación cuando existe el deseo de transformar o modificar lo
que es. El esfuerzo, que indica distracción, debe existir
mientras haya deseo de cambiar lo que es.
28
DE AGOSTO OCK- Vol. IV
Un
contentamiento que no es de la mente
¿No
es esencial el descontento? ¿No es para que se lo sofoque, sino para
que se lo estimule? para que se inquiera en él, se lo investigue, de
modo tal que, con la comprensión de lo que es, advenga el
contentamiento. Ese contentamiento no lo produce un sistema de
pensamiento, sino que adviene con la comprensión de lo que es.
Tal contentamiento no es un producto de la mente, de la mente
perturbada, agitada, incompleta, que está buscando la paz, un modo
de escapar de lo que es. Por eso la mente, mediante la
justificación, la comparación, el juicio trata de alterar lo que
es, y de ese modo espera llegar a un estado en el que no se verá
perturbada, en el que podrá estar en paz, en el que habrá sosiego.
Y cuando la mente es perturbada por las condiciones sociales, la
pobreza, el hambre, la degradación, por la miseria más horrorosa,
al ver todo eso, quiere cambiarlo, y se enreda en los modos de
cambiarlo, en los sistemas. Pero si nuestra mente es capaz de
considerar lo que es, sin comparar ni juzgar, sin el deseo de
convertir lo que es en otra cosa, veremos que adviene una
clase de contentamiento que no es de la mente.
El
contentamiento que es producto de la mente es un escape. Es estéril.
Es algo muerto. Pero existe un contentamiento que no es de la mente,
el cual surge cuando comprendemos lo que es, en ese
contentamiento hay una revolución profunda que afecta a la sociedad
y a la relación individual.
29
DE AGOSTO OCK- Vol. VII
Mantener
vivo el descontento
El
descontento es indispensable en nuestra existencia; lo es para
cuestionar, para inquirir, investigar y descubrir qué es lo real,
qué es la verdad, qué es esencial en la vida. Puede que yo tenga
este descontento apasionado en el colegio, pero después consigo un
buen empleo y este descontento se desvanece. Estoy satisfecho, lucho
para mantener a mi familia, tengo que ganarme la subsistencia; y así
mi descontento se calma, se destruye, y me convierto en una entidad
mediocre, satisfecha con las cosas que me brinda la vida; dejo de
estar descontento. Pero la llama debe ser mantenida desde el comienzo
hasta el final, de modo tal que haya un verdadero sondear, un
verdadero investigar en relación con el problema del descontento.
Debido a que la mente busca con mucha facilidad una droga que la
satisfaga con virtudes, cualidades, ideas, acciones, establece una
rutina y queda presa en ella. Estamos muy familiarizados con eso,
pero nuestro problema no es cómo calmar el descontento, sino cómo
mantenerlo encendido, activo, vital. Todos nuestros libros
religiosos, todos nuestros gurús, todos los sistemas políticos,
pacifican la mente, la aquietan, la influyen para que se someta, para
que deseche el descontento y se sumerja en alguna forma de
contentamiento [...]. ¿No es fundamental estar descontento para
poder descubrir lo verdadero?
30
DE AGOSTO OCK- Vol. VII
Comprender
«lo que es»
Vivimos
en conflicto unos con otros y nuestro mundo está siendo destruido.
Hay crisis tras crisis, una guerra tras otra; hay hambre, miseria;
están los enormemente ricos, investidos de su respetabilidad, y
están los pobres. Para resolver estos problemas, lo que se necesita
no es un nuevo sistema de pensamiento, ni una nueva revolución
económica, sino comprender lo que es el descontento, el
constante indagar en lo que es-, lo cual dará origen a una
revolución de más largo alcance que la revolución de las ideas. Y
ésta es la revolución tan necesaria para originar una cultura
diferente, una religión diferente y una diferente relación entre
los seres humanos.
31
DE AGOSTO OCK - Vol. VII
SEPTIEMBRE
El
intelecto
El
pensamiento
El
conocimiento
La
mente
Creemos
que somos intelectuales
Casi
todos hemos desarrollado capacidades intelectuales las llamadas
capacidades intelectuales, que en realidad no son en absoluto
capacidades intelectuales-, leemos muchísimos libros, nos hemos
llenado con lo que han dicho otras personas con sus numerosas teorías
e ideas. Creemos que somos muy intelectuales si podemos citar
innumerables obras de innumerables autores, si hemos leído muchas
variedades diferentes de libros y tenemos la capacidad de
correlacionarlos y explicarlos. Pero ninguno de nosotros, o muy
pocos, tenemos una concepción intelectual que sea original. Habiendo
cultivado el así llamado intelecto, toda otra capacidad, todo otro
sentimiento se han perdido, y tenemos el problema de cómo originar
un equilibrio en nuestras vidas, a fin de tener no sólo la más alta
capacidad intelectual y ser capaces de razonar objetivamente, de ver
las cosas exactamente como son, de no estar ofreciendo
interminablemente opiniones acerca de teorías y códigos, sino de
pensar por nosotros mismos, de ver muy fielmente, por nosotros
mismos, lo falso y lo verdadero. Y ésta es, a mí entender, una de
nuestras dificultades: la incapacidad de ver, no sólo las cosas
externas, sino también la clase de vida interna que uno tiene, si es
que tiene siquiera alguna.
1
DE SEPTIEMBRE OCK - Vol. XV
Todo
pensamiento es distracción
Una
mente competitiva, atrapada en el conflicto del devenir, que piensa
en términos de comparación, es incapaz de descubrir lo real. El
pensamiento sentimiento que es intensamente alerta se halla en
el proceso de constante descubrimiento propio, el cual, por ser
genuino, es liberador y creativo. Ese descubrimiento propio nos
libera del espíritu adquisitivo y de la completa vida del intelecto.
Es esta compleja vida del intelecto la que encuentra satisfacción en
las aficiones: la destructiva curiosidad, la especulación, el mero
conocimiento, la capacidad, el chismorreo, etc.; y estos obstáculos
impiden la simplicidad de la vida. Una afición, una especialización,
sirven para agudizar la mente, concentrar el pensamiento, pero no
contribuyen a que el pensar sentir florezca en la realidad.
Liberarnos
de la distracción es más difícil cuando no comprendemos plenamente
el proceso del pensar sentir, que en sí mismo se ha vuelto el
medio de distracción. Siendo este proceso siempre incompleto,
proclive a la curiosidad y a la formulación especulativa, tiene el
poder de crear sus propios obstáculos, sus ilusiones, todo lo cual
impide la percepción de lo real. Así es como se convierte en su
propia distracción, en su propio enemigo. Dado que la mente es capaz
de generar ilusión, este poder debe ser comprendido antes de que la
mente pueda liberarse de las distracciones que ella misma crea. La
mente debe estar por completo quieta, silenciosa, porque todo
pensamiento se vuelve una distracción.
2
DE SEPTIEMBRE OCK Vol. XVII
Unidad de
mente y corazón
El
adiestramiento del intelecto no resulta en inteligencia. Antes bien,
la inteligencia nace cuando actuamos en perfecta armonía, tanto
intelectual como emocionalmente. Hay una diferencia enorme entre
intelecto e inteligencia. El intelecto no es sino pensamiento
funcionando independientemente de la emoción. Cuando el intelecto,
prescindiendo de la emoción, es adiestrado en cualquier dirección
determinada, uno puede poseer un gran intelecto, pero carece de
inteligencia, porque en la inteligencia hay una capacidad inherente
tanto de sentir como de razonar; en la inteligencia, ambas
capacidades están igualmente presentes de manera intensa y
armoniosa.
Hoy
en día, la educación moderna está desarrollando el intelecto,
ofreciendo más y más explicaciones acerca de la vida, más y más
teorías, sin que en eso intervenga la calidad armoniosa del afecto.
Así es como hemos desarrollado mentes con habilidad para escapar del
conflicto; por esto nos satisfacemos con las explicaciones que nos
ofrecen los científicos y los filósofos. La mente el
intelecto- se contenta con estas innumerables explicaciones, pero la
inteligencia no, porque para comprender tiene que existir, en la
acción, unidad completa del corazón y la mente.
3
DE SEPTIEMBRE OCK- Vol. I
El
intelecto corrompe el sentimiento
Vea,
está el intelecto, y está el sentimiento puro el sentimiento
puro de amar algo, de tener emociones intensas y generosas-. El
intelecto razona, calcula, sopesa, compara. Pregunta: «¿Vale la
pena eso? ¿Me beneficiará en algo?» Por otra parte, está el
sentimiento puro: el extraordinario sentimiento que uno experimenta
por el cielo, por su prójimo, por su esposa, por su hijo, por el
mundo, por la belleza de un árbol, etc. Cuando se unen el
sentimiento puro y el intelecto hay muerte de instante en instante.
¿Comprende? Y cuando el sentimiento puro es corrompido por el
intelecto, hay mediocridad; es lo que sucede con la mayoría de
nosotros. Nuestras vidas son mediocres porque estamos siempre
calculando, preguntándonos si eso vale la pena, qué beneficio
podremos obtener, no sólo en el mundo del dinero, sino también en
el mundo así llamado espiritual: «Si hago esto, ¿obtendré
aquello?»
4
DE SEPTIEMBRE OCK - Vol. XI
El
intelecto no resolverá nuestros problemas
La
mayoría de nosotros es muy indiferente a este extraordinario
universo que nos rodea; jamás vemos el ondear de la hoja en el
viento, jamás observamos una brizna de hierba, ni la tocamos para
percibir la calidad de su ser. Esto no tiene la intención de ser
sólo poético, así que, por favor, no escapen hacia un estado
especulativo, emocional. Digo que es esencial tener este sentimiento
profundo por la vida y no quedar preso en discusiones y
ramificaciones intelectuales, en la aprobación de exámenes, en
citar a otros y descartar algo nuevo arguyendo que ya ha sido dicho
antes. El intelecto no es el camino, no resolverá nuestros
problemas; el intelecto no nos nutrirá con aquello que es
imperecedero. El intelecto puede razonar, discutir, analizar, partir
de inferencias para llegar a una conclusión, etc., pero el intelecto
es limitado, porque es el producto de nuestro condicionamiento. Pero
la sensibilidad no lo es. La sensibilidad no está condicionada; lo
saca a uno directamente fuera del campo de los temores y las
ansiedades [...] Empleamos nuestros días y nuestros años en
cultivar el intelecto, en argumentar, discutir, pelear, luchar por
ser «alguien», etcétera, a pesar de este mundo extraordinariamente
maravilloso y de esta Tierra tan rica no la tierra de Bombay,
de Punjab, no la tierra rusa o la norteamericana-; esta Tierra es
nuestra, es suya y mía; y no se trata de un disparate sentimental,
se trata de un hecho. Pero, desafortunadamente, la hemos dividido a
causa de nuestra mezquindad, de nuestro provincialismo. Y sabemos
bien por qué lo hemos hecho: por nuestra seguridad, para obtener más
y mejores empleos. Ése es el juego político que practican en todo
el mundo, y así es como nos olvidamos de ser seres humanos, de vivir
dichosamente en esta Tierra que es nuestra, y de hacer algo por ella.
5
DE SEPTIEMBRE OCK- Vol. XI
El
destello de la comprensión
No
sé si ha notado usted que hay comprensión cuando la mente está muy
quieta, siquiera por un segundo; el destello de la comprensión tiene
lugar cuando cesa la verbalización del pensamiento. Sólo
experimente con ello y verá por sí mismo que tiene el destello de
la comprensión, esa rapidez extraordinaria del discernimiento
instantáneo, cuando la mente está muy silenciosa, cuando el
pensamiento se halla ausente y la mente no está agobiada por su
propio ruido. En consecuencia, la comprensión de lo que fuere, de
una pintura moderna, de un niño, de nuestra esposa, de nuestro
vecino, o la comprensión de la verdad verdad que se encuentra
en todas las cosas-, sólo puede tener lugar cuando la mente está
muy silenciosa y quieta. Pero esa quietud no puede ser cultivada,
porque si usted cultiva una mente quieta, ésa no es una mente
quieta, es una mente muerta.
Cuanto
más se interesa uno en algo, cuanto mayor es su intención de
comprender, tanto más simple, clara y libre es la mente. Cesa la
verbalización. Al fin y al cabo, el pensamiento es la palabra, y la
palabra es la que interfiere. La pantalla de las palabras, que es la
memoria, se interpone entre el reto y la respuesta. Y lo que responde
al reto es la palabra, proceso al que llamamos intelección. Así, la
mente que parlotea, que verbaliza, no puede comprender la verdad; la
verdad en la relación, no una verdad abstracta. No hay verdad
abstracta. Pero la verdad es muy sutil [...].
Como
un ladrón en la noche, llega secretamente, no cuando uno está
preparado para recibirla.
6
DE SEPTIEMBRE OCK - Vol. V
El
intelecto desprevenido
Uno
puede conocerse a sí mismo sólo cuando no está consciente de que
lo hace, cuando no calcula, no se protege, no está constantemente
vigilando para guiar, transformar, sojuzgar, controlar; cuando se ve
a sí mismo inesperadamente, esto es, cuando la mente no tiene
preconceptos en relación consigo misma, cuando está abierta, no
cuando está preparada para encontrarse con lo desconocido.
Si
mi mente está preparada, no puedo, por cierto, conocer lo
desconocido, ya que soy lo desconocido. Si me digo a mí mismo: «Yo
soy Dios», o. «Soy nada más que un conjunto de influencias
sociales o un haz de cualidades», si tengo algún preconcepto acerca
de mí mismo, no puedo comprender lo desconocido, aquello que es
espontáneo.
Así
pues, la espontaneidad puede llegar sólo cuando el intelecto se
halla desprevenido, cuando no se está protegiendo, cuando ya no
siente temor en relación consigo mismo; y esto puede ocurrir
únicamente desde lo interno. Es decir, lo espontáneo ha de ser lo
nuevo, lo desconocido, lo incalculable, lo creativo, aquello que debe
ser expresado, amado, en lo cual la voluntad, como proceso del
intelecto que controla y dirige, no tiene participación alguna.
Observe sus propios estados emocionales y verá que los instantes de
gran júbilo, de gran éxtasis, son impremeditados; ocurren
inadvertidamente, de manera misteriosa, secreta.
7
DE SEPTIBMBRE OCK - Vol. III
La
memoria carece de vida en sí misma
¿Qué
entendemos por pensamiento? ¿Cuándo piensa uno? Obviamente, el
pensamiento es el resultado de una respuesta, neurológica o
psicológica, ¿no es así? Es la respuesta inmediata de los sentidos
a una percepción, o es la respuesta de la memoria acumulada. Es
decir, existe la respuesta inmediata de los nervios a una sensación,
y está la respuesta de la memoria almacenada, la influencia de la
raza, del grupo, del gurú, de la familia, de la tradición y demás,
a todo lo cual llamamos pensamiento. De modo que el proceso del
pensamiento es la respuesta de la memoria, ¿verdad? Uno no tendría
pensamientos si no tuviese memoria, y la respuesta de la memoria a
ciertas experiencias pone en acción el proceso del pensamiento.
¿Qué
es, entonces, la memoria? Si usted observa su propia memoria y cómo
la acumula, notará que ésta es, o bien factual, técnica, y se
relaciona con la información ingeniería, matemáticas, física
y demás-, o es el residuo de una experiencia inacabada, incompleta.
Observe su propia memoria y lo verá. Cuando usted termina una
experiencia, cuando la completa, no queda recuerdo de esa
experiencia, en el sentido de un residuo psicológico. Hay un residuo
sólo cuando una experiencia no es plenamente comprendida; y no hay
comprensión de la experiencia debido a que miramos cada experiencia
a través de los recuerdos del pasado. Por lo tanto, jamás nos
enfrentamos a lo nuevo como lo nuevo, sino siempre a través de la
pantalla de lo viejo. Está claro, pues, que nuestra respuesta a la
experiencia se halla condicionada y es siempre limitada.
8
DE SEPTIEMBRE OCK - Vol. V
La
conciencia es del pasado
Si
usted observa muy cuidadosamente, verá que el flujo del pensamiento
no es constante, sino que existe un intervalo entre dos pensamientos;
aunque no sea más que una infinitesimal fracción de segundo, existe
un intervalo que tiene significación en el balanceo del péndulo
hacia atrás y adelante. Vemos el hecho de que nuestro pensar está
condicionado por el ayer, el cual se proyecta hacia el mañana; tan
pronto admite usted el pasado, también tiene que admitir el futuro,
ya que no hay dos estados como el pasado y el futuro, sino un estilo
que incluye tanto lo consciente como lo inconsciente, tanto el pasado
individual como el colectivo. El pasado colectivo y el individual, en
reacción al presente, emiten ciertas respuestas que crean la
conciencia del individuo; por lo tanto, la conciencia es del pasado,
y ése es todo el trasfondo de nuestra existencia. Tan pronto tiene
usted el pasado, tiene inevitablemente el futuro, porque el futuro es
meramente la continuidad modificada del pasado, pero sigue siendo ese
pasado, de modo que nuestro problema es cómo originar una
transformación en este proceso del pasado, sin crear otro
condicionamiento, otro pasado.
9
DE SEPTIEMBRE LPU
¿Por qué
es uno irreflexivo?
El
pensador piensa sus pensamientos por obra del hábito, de la
repetición de la imitación, lo cual genera ignorancia y dolor. No
es un hábito la irreflexión? La percepción alerta crea orden pero
jamás crea hábito. Las tendencias arraigadas no hacen sino originar
irreflexión. ¿Por qué es uno irreflexivo? Por que reflexionar es
penoso, crea perturbaciones, genera oposición, puede ocasionar que
las acciones de uno vayan en contra del patrón establecido. Pensar y
sentir de un modo amplio, tornarse lúcidamente consciente de las
cosas, sin opción ni preferencia alguna, puede llevarnos a
profundidades desconocidas, y la mente se rebela contra lo
desconocido; por eso se mueve de lo conocido a lo conocido, de hábito
en hábito, de patrón en patrón. Una mente así jamás abandona lo
conocido para descubrir lo desconocido. Al advertir las dificultades
del pensar reflexivo, el pensador se vuelve irreflexivo a causa de la
imitación y el hábito; temiendo pensar, crea patrones de
irreflexión. Como el pensador es temeroso, sus acciones nacen de ese
temor, y entonces, al ver sus acciones, trata de cambiarlas. El
pensador siente miedo de sus propias creaciones; pero la acción es
el actor, de modo que el pensador tiene miedo de sí mismo. El
pensador es el miedo; es la causa de la ignorancia, del dolor. El
pensador puede dividirse en muchas categorías de pensamiento, pero
el pensamiento sigue siendo el pensador. El pensador y sus esfuerzos
por ser, por devenir, son las verdaderas causas de conflicto y
confusión.
10
DE SEPTIEMBRE EDK
El
pensador es el pensamiento
¿No
es, acaso, necesario comprender al pensador, al hacedor, al actor,
puesto que su pensamiento, su proceder, su acción no puede separarse
de él? El pensador es el pensamiento, el hacedor es el hecho, el
actor es la acción. El pensador se revela en su pensamiento. El
pensador mediante sus acciones crea su propia desdicha, su
ignorancia, su conflicto. El pintor pinta este cuadro de felicidad
efímera, sufrimiento y confusión. ¿Por qué produce esta pintura
dolorosa? Indudablemente, éste es el problema que debemos estudiar,
comprender y disolver. Por qué piensa el pensador sus pensamientos,
de los cuales fluyen todas sus acciones? Ésta es la roca contra la
cual ha estado usted golpeándose la cabeza, ¿verdad? Si el pensador
pudiera trascenderse a sí mismo, cesaría todo conflicto; y para
trascenderse a sí mismo tiene que conocerse. Aquello que se conoce y
comprende, que se realiza y completa, no se repite. Lo que da
continuidad al pensador es la repetición.
11
DE SEPTIEMBRE EDK
No existe
la libertad de pensamiento
No
sé si está claro para cada uno de nosotros, que vivimos en un
estado de contradicción. Hablamos de paz, y nos preparamos para la
guerra. Hablamos de no-violencia, y somos fundamentalmente violentos.
Hablamos de ser buenos, y no lo somos. Hablamos de amor, y estamos
llenos de ambición, espíritu competitivo, despiadada eficiencia.
Hay, pues, contradicción. La acción que surge de esa contradicción
no hace sino generar frustración y más contradicciones [...].
Vea,
señor, todo pensamiento es parcial, jamás puede ser total. El
pensamiento es la respuesta de la memoria, y la memoria es siempre
parcial, porque es el resultado de la experiencia; de modo que el
pensamiento es la reacción de una mente condicionada por la
experiencia. Todo pensar, toda experiencia, todo conocimiento son
inevitablemente parciales; por lo tanto, el pensamiento no puede
resolver los muchos problemas que tenemos. Usted podrá tratar de
razonar lógicamente, sensatamente, acerca de estos problemas, pero
si observa su propia mente verá que su pensar está condicionado por
sus circunstancias, por la cultura en que ha nacido, por los
alimentos que ingiere, por el clima en que vive, por los diarios que
lee, por las presiones e influencias de su vida cotidiana […].
Debemos,
pues, comprender muy claramente que nuestro pensar es la respuesta de
la memoria, y la memoria es mecánica. El conocimiento es siempre
incompleto, y todo pensar nacido del conocimiento es parcial,
limitado, jamás es libre. No existe, pues, la libertad de
pensamiento. Pero podemos empezar a descubrir una libertad que no es
un proceso del pensamiento, y en la cual la mente está alerta a
todos sus conflictos y a todas las influencias que hacen impacto en
ella.
12
DE SEPTIEMBRE OCK - Vol. XI
Pensar
sin el pensador
El
mono en el árbol siente hambre, y entonces surge el impulso de tomar
una fruta o una nuez. La acción viene primero, y después la idea de
que hubiera sido mejor guardarla. Para expresarlo en palabras
diferentes: ¿Qué viene primero, la acción o el actor? Sin la
acción, ¿hay un actor? ¿Comprende? Esto es lo que estamos
preguntándonos siempre: ¿Quién es el que ve? ¿Quién
es el observador? ¿Está el pensador separado de sus pensamientos?
¿Hay separación entre el observador y lo observado, el
experimentador y la experiencia, el actor y la acción?... Pero si
usted examina realmente el proceso, con mucho cuidado, detenimiento e
inteligencia, verá que la acción está siempre primero, y que la
acción con un objetivo en vista crea al actor. ¿Me sigue? Si la
acción tiene un objetivo en vista, el logro de ese objetivo da
origen al actor. Si usted piensa muy claramente, sin prejuicio,
conformismo, sin tratar de convencer a nadie sin un objetivo en
vista, en ese puro pensar no hay un pensador; existe únicamente el
pensar. Sólo cuando su pensar contiene la búsqueda de un objetivo,
se vuelve importante usted y no el pensamiento. Quizás haya
observado esto. Es realmente importante descubrirlo, porque a partir
de ahí sabremos cómo actuar. Si el pensador viene primero, entonces
el pensador es más Importante que el pensamiento; y todas las
filosofas, las costumbres y actividades de la presente civilización
se basan en esta hipótesis. Pero si el pensamiento viene primero
entonces el pensamiento es más importante que el pensador.
13
DE SEPTIEMBRE OCK - Vol. V
Percepción
instantánea
Para
mí sólo hay percepción, la cual consiste en ver algo,
instantáneamente, como falso o verdadero. Esta percepción
instantánea de lo falso y lo verdadero es el factor esencial, no así
el intelecto, basado en su habilidad, su conocimiento, sus
compromisos. A veces debe haberle sucedido que ha visto la verdad de
algo instantáneamente, tal como la verdad de que uno no puede
pertenecer a nada. Eso es la percepción: ver la verdad de algo
instantáneamente, sin análisis, sin razonamientos, sin todas las
cosas que el intelecto crea con el fin de posponer la percepción.
Ésta es por completo diferente de la intuición, palabra que usamos
con mucha soltura y facilidad [...].
Para
mí, sólo existe esta percepción directa, no el razonamiento, el
cálculo, el análisis. Uno debe tener la capacidad de
analizar; debe tener una mente buena y aguda para poder razonar. Pero
una mente que se limita al razonamiento y al análisis es incapaz de
percibir qué es la verdad [...].
Si
usted se comunica consigo mismo, sabrá por qué «pertenece» a
algo, por qué se ha comprometido; y si avanza más, verá la
esclavitud, el cercenamiento de la libertad, la falta de dignidad
humana que acarrea ese compromiso. Cuando percibe todo esto
instantáneamente, está libre; no tiene que hacer un esfuerzo para
liberarse. Por eso es esencial la percepción.
14
DE SEPTIEMBRE OCK- Vol. XI
Comprensión
de instante en instante
La
comprensión fundamental de uno mismo no adviene por obra del
conocimiento o de la acumulación de experiencias, todo lo cual no es
más que el cultivo de la memoria. La comprensión de uno mismo es de
instante en instante; si nos limitamos a acumular conocimientos
acerca del «yo», esos conocimientos mismos impiden toda comprensión
ulterior, porque el conocimiento y la experiencia que se acumulan se
convierten en el núcleo por medio del cual el pensamiento se
concentra y tiene su existencia.
15
DE SEPTIEMBRE LPU
Comprender
el proceso de nuestro pensar
Supongamos
que usted jamás hubiese leído un libro, religioso o filosófico, y
tuviera que descubrir el sentido, el significado de la vida. ¿Cómo
procedería al respecto? Suponga que no hubiese Maestros, ni
organizaciones religiosas, ni el Buda, ni Cristo, y usted tuviera que
empezar desde el principio, ¿cómo emprendería esa tarea? Ante
todo, tendría que comprender su proceso del pensar, ¿no es así?, y
no proyectarse a sí mismo, no proyectar sus pensamientos hacia el
futuro, creando a un Dios de su agrado; eso sería demasiado
infantil. Así que primero tendría que comprender el proceso de su
propio pensar. Ése es el único modo de descubrir algo nuevo,
¿verdad?
Cuando
decimos que el aprendizaje o el conocimiento es una traba, un
obstáculo, no estamos incluyendo el conocimiento tecnológico cómo
conducir un auto, cómo hacer funcionar una maquinaria- o la
eficiencia que trae el conocimiento. Tenemos en mente algo muy
distinto: ese sentido de felicidad creadora que ninguna cantidad de
conocimiento o estudio puede traer consigo. Ser creativo en el más
genuino sentido de esa palabra es estar libre de instante en
instante, porque el pasado es lo que continuamente ensombrece el
presente. Aferrarse tan sólo a la información, a las experiencias
de otros, a lo que alguien ha dicho, por importante que sea, y tratar
de aproximar a eso la propia acción, todo ello es conocimiento,
¿verdad? Pero para descubrir algo nuevo, uno debe empezar por sí
mismo; debe emprender un viaje, haciéndolo completamente desnudo, en
especial de conocimientos, porque es muy fácil experimentar gracias
a la creencia y al conocimiento; pero estas experiencias no son sino
los productos de nuestra propia proyección y, por lo tanto, son
completamente falsas, irreales.
16
DE SEPTIEMBRE LPU
El
conocimiento no es sabiduría
En
nuestra búsqueda de conocimiento, en nuestros deseos adquisitivos,
estamos perdiendo el amor, embotando nuestro sentido de la belleza,
nuestra respuesta sensible a la crueldad; nos volvemos más y más
especializados y cada vez menos integrados. La sabiduría no puede
ser reemplazada por el conocimiento, y ninguna cantidad de
explicaciones, ni la acumulación de hechos, liberará del
sufrimiento al hombre. El conocimiento es necesario, la ciencia tiene
su lugar; pero si la mente y el corazón son sofocados por el
conocimiento, y si la causa del sufrimiento se justifica mediante
explicaciones, la vida se torna vana y carente de sentido [...].
La
información, el conocimiento de los hechos, aunque aumente de manera
constante, es, por su propia naturaleza, limitado. La sabiduría es
infinita, incluye el conocimiento y el modo de actuar; pero nosotros
nos agarramos de una rama y pensamos que es todo el árbol. Mediante
el conocimiento de la parte, jamás podremos experimentar el júbilo
de lo total. El intelecto nunca puede conducirnos a la totalidad,
porque es tan sólo un fragmento, una parte.
Hemos
creado una separación entre el intelecto y el sentimiento,
desarrollando el primero a expensas del segundo. Somos como un objeto
de tres patas, con una pata mucho más larga que las otras; nos falta
equilibrio. Estamos adiestrados para ser intelectuales; nuestra
educación cultiva el intelecto para que sea agudo, astuto,
adquisitivo, y así es como juega el papel más importante en nuestra
vida.
La
inteligencia es mucho más grandiosa que el intelecto, porque en ella
se integran la razón y el amor; pero sólo puede haber inteligencia
cuando hay conocimiento propio, profunda comprensión del total
proceso de uno mismo.
17
DE SEPTIEMBRE ESV
La
función del intelecto
No
sé si usted ha considerado la naturaleza del intelecto. El intelecto
y sus actividades están muy bien en cierto nivel, ¿no es así? Pero
cuando el intelecto interfiere con el puro sentir, allí se establece
la mediocridad. Conocer la función del intelecto y estar atento a
ese puro sentir, sin dejar que ambos se mezclen y se destruyan entre
sí, requiere una percepción alerta muy clara y aguda [...].
De
modo que la función del intelecto es siempre inquirir, analizar,
investigar; pero debido a que internamente, psicológicamente,
queremos estar seguros, a que tenemos miedo y la vida nos causa
ansiedad, arribamos a alguna forma de conclusión con la que nos
comprometemos. Vamos de un compromiso a otro, y yo digo que una mente
así, un intelecto así, por ser esclavo de una conclusión, ha
cesado de reflexionar, de inquirir.
18
DE SEPTIEMBRE OCK - Vol. XI
Ser un
extraño
Me
pregunto si ha observado el papel enorme que el intelecto juega en
nuestra vida. Los diarios, las revistas, todo cuanto nos rodea
cultiva la razón. No es que yo esté contra la razón. Por el
contrario, debemos tener la capacidad de razonar muy clara y
agudamente. Pero si usted observa, encontrará que el intelecto está
perpetuamente analizando por qué pertenecemos o no pertenecemos a
algo, por qué debe uno ser un extraño con respecto a este mundo
para encontrar la realidad, etc. Hemos aprendido el proceso de
autoanalizarnos. Está, pues, el intelecto con su capacidad de
inquirir, analizar, razonar y llegar a conclusiones; y está el
sentir, el puro sentir, que siempre es interrumpido, coloreado por el
intelecto. Y cuando el intelecto interfiere con el puro sentir, de
esa interferencia se desarrolla una mente mediocre. Por una parte,
tenemos el intelecto, con su capacidad de razonar basada en los
agrados y desagrados, en su condicionamiento, en sus experiencias y
conocimientos; y por la otra, tenemos el sentir, corrompido por la
sociedad, por el miedo. ¿Revelarán ambos, el intelecto y el sentir,
qué es lo verdadero? ¿O sólo existe la percepción y nada más?
19
DE SEPTIEMBRE OCK- Vol. XI
Una mente que está
aprendiendo
¿Qué
entendemos por aprender? ¿Hay un aprender cuando tan sólo
acumulamos conocimiento, reunimos información? Ésa es una clase de
aprender, ¿verdad? Como estudiante de ingeniería, usted estudia
matemáticas, etc.; está aprendiendo, se informa acerca del tema.
Está acumulando conocimiento, a fin de usar ese conocimiento en la
práctica. Su aprender es acumulativo, aditivo. Ahora bien, cuando la
mente no hace sino tomar, adquirir, agregar, ¿es eso aprender? ¿O
el aprender es algo por completo diferente? Yo sostengo que el
proceso aditivo que hoy llamamos aprender, no es aprender, en
absoluto. Es tan sólo un cultivo de la memoria, el cual se vuelve
mecánico; y una mente que funciona de manera mecánica, igual que
una máquina, es incapaz de aprender. Una máquina jamás puede
aprender, excepto en el sentido aditivo. El aprender es algo
completamente distinto, como trataré de mostrárselo.
Una
mente que está aprendiendo jamás dice: «Yo sé», porque el
conocimiento es siempre parcial, mientras que el aprender es completo
todo el tiempo. Aprender no significa empezar con cierta cantidad de
conocimientos y agregarle más conocimientos. Eso no es aprender en
absoluto; es un proceso puramente mecánico. Como dije, para mí el
aprender es algo por completo diferente. Estoy aprendiendo acerca de
mí mismo, de instante en instante, y el «mí mismo» es
extraordinariamente vital; está activo, se mueve; no tiene comienzo
ni final. Cuando digo: «Me conozco a mí mismo», el aprender ha
llegado a un final que consiste en conocimiento acumulado.
El
aprender jamás es acumulativo; es un movimiento de conocer, que no
tiene principio y no tiene fin.
20
DE SEPTIEMBRE OCK- Vol. XI
El
conocimiento asume la autoridad
No
hay movimiento del aprender cuando existe la adquisición de
conocimientos; ambas cosas son incompatibles, contradictorias. El
movimiento del aprender implica un estado en el que la mente carece
de experiencia previa almacenada como conocimiento. El conocimiento
es algo adquirido, mientras que el aprender es un movimiento
constante que no constituye un proceso aditivo o adquisitivo; por lo
tanto, el movimiento del aprender implica un estado en el que la
mente no ejerce autoridad alguna. Todo conocimiento asume la
autoridad, y una mente atrincherada en la autoridad del conocimiento
no puede aprender. La mente puede aprender sólo cuando ha creado por
completo el proceso aditivo.
A la
mayoría de nosotros le resulta más bien difícil diferenciar entre
aprender y adquirir conocimientos. Por medio de la experiencia, de la
lectura, de lo que escucha, la mente acumula conocimiento; es un
proceso adquisitivo, un proceso de sumar a lo que ya conocemos, y
desde ese trasfondo de conocimiento funcionamos. Ahora bien, lo que
por lo general llamamos aprender, es este mismo proceso de adquirir
información nueva y agregarla al depósito de conocimientos que ya
poseemos [...]. Pero yo estoy hablando de algo por completo
diferente. Por aprender, no entiendo agregar a lo que uno ya conoce.
Podemos aprender sólo cuando la mente no está atada al pasado como
conocimiento, es decir, cuando vemos algo nuevo y no lo traducimos a
los términos de lo conocido.
La
mente que está aprendiendo es una mente en estado de inocencia,
mientras que la mente que tan sólo adquiere conocimientos es vieja,
está estancada, corrompida por el pasado. Una mente en estado de
inocencia percibe instantáneamente, está aprendiendo todo el
tiempo, sin acumular, y sólo una mente así es madura.
21
DE SEPTIEMBRE OCK - Vol. XIII
El
cerebro origina la mente
...
Qué es la mente? Cuando formulo esa pregunta, por favor, no espere
que yo la responda. Observe su propia mente, observe las modalidades
de su propio pensamiento. Lo que yo describo es tan sólo una
indicación, no es la realidad. La realidad debe usted experimentarla
por sí mismo. La palabra, la descripción, el símbolo, no es la
cosa real. La palabra puerta no es, evidentemente, la puerta.
La palabra amor no es el sentimiento, la cualidad
extraordinaria que la palabra indica. No confundamos, pues, la
palabra, el nombre, el símbolo, con el hecho. Si sólo permanecemos
en el nivel verbal y discutimos qué es la mente, estamos perdidos,
porque entonces jamás percibiremos la calidad asombrosa de esto que
llamamos la mente.
Entonces,
¿qué es la mente? La mente es la totalidad de nuestro conocimiento,
de nuestra conciencia; es todo el proceso de nuestro pensar, la
medida total de nuestra existencia humana. La mente es el resultado
del cerebro. El cerebro origina la mente. Sin el cerebro no hay
mente, pero la mente está separada del cerebro; es hija del cerebro.
Si el cerebro es limitado, si está dañado, la mente también está
dañada. El cerebro, que registra cada sensación, cada sentimiento
de placer o dolor, el cerebro con todos sus tejidos, con todas sus
respuestas, crea lo que llamamos la mente, aunque ésta es
independiente del cerebro.
Usted
no tiene que aceptar esto. Puede experimentar con ello y verlo por sí
mismo.
22
DE SEPTIEMBRE OCK- Vol. XI
La mente anclada
Continuamos
como máquinas con nuestra tediosa rutina cotidiana. ¡Con cuánta
avidez acepta la mente un modelo de existencia, y con cuánta
tenacidad se aferra a él! Como si estuviera clavada, la mente está
sujeta por la idea, y en torno de la idea vive y tiene su ser. La
mente jamás es libre, flexible, porque siempre está anclada; se
mueve dentro del radio, estrecho o amplio, de su propio centro. No se
atreve a salir de su centro, y cuando lo hace, se extravía en el
miedo. El miedo no es a lo desconocido, sino a la pérdida de lo
conocido. No es lo desconocido lo que incita al miedo, sino la
dependencia con respecto a lo conocido. El miedo acompaña siempre al
deseo, deseo por más o deseo por menos.
La
mente, con su incesante tejer de patrones, es la hacedora del tiempo;
y en el tiempo están el miedo, la esperanza y la muerte.
23
DE SEPTIEMBRE CSV - Serte II
La mente
es el resultado del tiempo
La
mente es influida todo el tiempo para que piense de una manera
determinada. En cierta época, sólo las religiones organizadas
solían ocuparse de nuestra mente, pero ahora son los gobiernos los
que se han hecho cargo ampliamente de esa tarea. Quieren moldear y
controlar nuestras mentes. En la superficie, la mente puede
resistirse a ese control [...]. Superficialmente, tenemos alguna voz
en el asunto, pero bajo la superficie, en lo profundo del
inconsciente, está todo el peso del tiempo, de la tradición,
impulsándonos en una dirección particular. La mente consciente
puede, hasta cierto punto, controlarse y guiarse ella misma, pero en
la inconsciente están aguardando, latiendo, apremiando, nuestras
ambiciones, nuestros problemas no resueltos, las compulsiones, las
supersticiones, los temores [...].
Todo
este campo de la mente es el resultado del tiempo, de los conflictos
y ajustes, de toda una serie de aceptaciones sin una plena
comprensión de aquello que aceptamos. Por lo tanto, vivimos en un
estado de contradicción; nuestra vida es un proceso de lucha
interminable. Somos desdichados y queremos ser felices. Siendo
violentos, practicamos el ideal de no-violencia. Hay, pues, un
conflicto continuo; la mente es un campo de batalla. Queremos estar
seguros, si bien internamente, en lo profundo, sabemos que no existe
en modo alguno una cosa como la seguridad. Lo cierto es que no
queremos afrontar el hecho de que la seguridad no existe; por
consiguiente, estamos siempre persiguiendo la seguridad, con el miedo
resultante de no encontrarla, de sentirnos inseguros.
24
DE SEPTIEMBRE OCK - Vol. XI
Vivir es
la mayor revolución
La
mente está presa en un molde; su existencia misma es el armazón
dentro del cual funciona y se mueve. El molde es del pasado o del
futuro, es desesperación y esperanza, contusión y utopía, lo que
ha sido y lo que debería ser. Todos estamos familiarizados con esto.
Querernos romper el viejo molde y sustituirlo por uno «nuevo»,
siendo el nuevo una modificación del viejo [...]. Queremos originar
un mundo nuevo. Es imposible. Usted puede engañarse a sí mismo y a
otros, pero a menos que el viejo molde se rompa por completo no puede
haber una transformación radical. Pueden ustedes jugar con ello,
pero no son la esperanza del mundo. La ruptura del molde, tanto del
molde viejo como del así llamado nuevo, es de extrema importancia si
de este caos ha de surgir el orden. Por eso es esencial comprender
las modalidades de la mente [...].
¿Puede
la mente estar sin un patrón, sin esta oscilación del deseo hacia
atrás y adelante? Puede hacerlo, no hay duda. Tal acción implica
vivir en el ahora.
Vivir
en el ahora es vivir sin la esperanza, sin la preocupación por el
mañana; no es desesperanza ni indiferencia. Pero nosotros no
vivimos, estamos siempre persiguiendo la muerte el pasado o el
futuro-. Vivir es la mayor revolución. El vivir no tiene moldes,
pero la muerte sí: el pasado o el futuro, lo que ha sido o la
utopía. Usted está viviendo para la utopía, y así invita a la
muerte, no a la vida.
25
DE SEPTIEMBRE CSV - Serie II
La
revolución interior
Lo
verdadero sólo puede ser descubierto de instante en instante; no es
una continuidad, pero la mente que desea descubrirlo, siendo ella
misma producto del tiempo, sólo puede funcionar en el campo del
tiempo; por lo tanto, es incapaz de descubrir lo verdadero.
Conocer
la mente implica que ésta debe conocerse a sí misma, ya que no
existe un «yo» aparte de la mente. No hay cualidades separadas de
la mente, tal como las cualidades del diamante no están separadas
del diamante mismo. Para comprender la mente, usted no puede
interpretarla conforme a la idea de alguna otra persona, sino que
debe observar cómo funciona en totalidad su propia mente. Cuando
conoce todo su proceso: la manera como razona, sus deseos, sus
motivos, ambiciones y búsquedas, su envidia, su codicia, su miedo,
entonces la mente puede ir mas allá de sí mismo, y cuando lo hace,
existe el descubrimiento de algo totalmente nuevo. Esa calidad de lo
nuevo genera una pasión extraordinaria, un entusiasmo tremendo que
da origen a una profunda revolución interior; sólo esta revolución
interior puede transformar el mundo; no lo hará ningún sistema
político o económico.
26
DE SEPTIEMBRE OCK - Vol. VIII
Sólo
existe la conciencia
De
hecho, sólo existe un estado, no dos estados tales como lo
consciente y lo inconsciente; hay un solo estado del ser, que es la
conciencia, aunque pueda dividírsela como lo consciente y lo
inconsciente. Pero esa conciencia es siempre del pasado, jamás del
presente; somos conscientes sólo de las cosas que han pasado. Usted
es consciente, un segundo más tarde, de lo que intento comunicarle,
¿no es así? Lo entiende un instante después. Nunca es consciente o
se da cuenta del ahora. Observe ahora su corazón y su mente, y verá
que la conciencia está funcionando entre el pasado y el futuro, y
que el presente es tan sólo un pasaje del pasado hacia el futuro
[...].
Si
observa su propia mente en funcionamiento, verá que el movimiento
del pasado hacia el futuro es un proceso en el que no existe el
presente. O bien el pasado es un medio de escapar del presente que
tal vez sea desagradable-, o el futuro es una esperanza que se halla
lejos del presente. De modo que la mente está ocupada con el pasado
o con el futuro y desecha el presente [...]. O condena y rechaza el
hecho, o lo acepta y se identifica con él. Desde luego, una mente
así es incapaz de ver ningún hecho como hecho. Es decir, nuestro
estado de conciencia que se halla condicionado por el ayer- y
nuestro pensamiento son la respuesta condicionada al reto de un
hecho; cuanto más responde usted conforme al condicionamiento de la
creencia, del pasado, tanto más se fortalece el pasado.
El
fortalecimiento del pasado es, sin duda, la continuidad de éste, a
la cual él llama el futuro. Ése es, entonces, el estado de nuestra
mente, de nuestra conciencia: un péndulo que oscila hacia atrás y
hacia delante entre el pasado y el futuro.
27
DE SEPTIEMBRE LPU
Más allá
del tiempo
La
mente condicionada es incapaz, por cierto, de descubrir qué hay mas
allá del tiempo. Es decir, señor, la mente tal como la conocemos se
halla condicionada por el pasado. El pasado, moviéndose a través
del presente hacia el futuro, condiciona a la mente; y esta mente
condicionada, estando en conflicto, en dificultades, temerosa,
insegura, busca algo más allá de las fronteras del tiempo. Eso es
lo que todos hacemos de distintas formas, ¿no es así? Pero la
mente, que es el resultado del tiempo, ¿puede alguna vez encontrar
aquello que es intemporal?
La
morada de nuestras creencias, de nuestras propiedades, de nuestros
apegos y nuestros confortadores modos de pensar, es constantemente
forzada e invadida. Pero la mente sigue buscando seguridad, de modo
que hay un conflicto entre lo que deseamos y lo que nos exige el
proceso de la vida. Es lo que le sucede a cada uno de nosotros [...].
No
sé si este problema le interesa de algún modo. La existencia de
cada día, con todas sus preocupaciones, parece ser suficiente para
la mayoría de nosotros. Nuestro único interés es encontrar una
respuesta inmediata a nuestros múltiples problemas. Pero, tarde o
temprano, las respuestas inmediatas resultan insatisfactorias, porque
ningún problema tiene una respuesta que esté separada del problema
mismo. Pero si podemos comprender el problema con todas sus
intrincaciones, entonces el problema deja de existir.
28
DE SEPTIEMBRE OCK- Vol. XI
Una mente
con problemas no es una mente seria
Una
de las preguntas principales que debemos plantearnos es ésta: ¿Hasta
dónde y hasta qué profundidad puede la mente penetrar dentro de sí
misma? Ésa es la condición de seriedad, porque implica percepción
inteligente de toda la estructura psicológica de nuestro propio ser,
con sus instintos, sus compulsiones, su deseo de realizarse, y sus
frustraciones, desdichas, tensiones, ansiedades, luchas,
sufrimientos, así como los innumerables problemas que lo perturban.
La mente que todo el tiempo tiene problemas no es en absoluto una
mente seria, pero aquella que comprende cada problema a medida que
surge, y lo disuelve de inmediato para no transferirlo al día
siguiente, ésa sí es una mente seria [...].
¿En
qué se interesa la mayoría de nosotros? Si tenemos dinero, nos
inclinamos hacia las cosas así llamadas espirituales o a los
entretenimientos intelectuales, o discutimos sobre arte, o nos
dedicamos a la pintura para expresarnos a nosotros mismos. Si no
tenemos dinero, ocupamos nuestro tiempo, día tras día, en ganarlo,
y estamos atrapados en esa desdicha, en la interminable rutina y el
tedio que implica. La mayoría de nosotros se ha adiestrado para
funcionar mecánicamente durante años en algún empleo. Tenemos
responsabilidades, esposa e hijos que mantener, y prisioneros de este
mundo dementes tratamos de ser serios, de volvernos religiosos; vamos
a la iglesia, ingresamos en ésta o aquella organización religiosa;
o quizás hayamos escuchado acerca de estas reuniones y, como estamos
en periodo de vacaciones, llegamos hasta aquí. Pero nada de eso
originará esta extraordinaria transformación de la mente.
29
DE SEPTIEMBRE OCK- Vol. XIII
La mente
religiosa incluye a la mente científica
Una
mente religiosa está libre de toda autoridad. Y es extremadamente
difícil estar libre de toda autoridad, no sólo de la autoridad
impuesta por otro, sino también de la autoridad que implica la
experiencia que uno ha reunido, la cual pertenece al pasado y es la
tradición. La mente religiosa no tiene creencias ni dogmas, se mueve
de hecho en hecho; por lo tanto, la mente religiosa es la mente
científica. Pero la mente científica no es la mente religiosa. La
mente religiosa incluye a la mente científica, pero la mente
adiestrada en el conocimiento de la ciencia no es una mente
religiosa.
Una
mente religiosa se interesa en la totalidad no en una función
determinada, sino en el funcionamiento total de la existencia
humana-. El cerebro se ocupa de una función en particular, se
especializa. Funciona en la especialización como científico,
médico, ingeniero, músico, pintor, escritor. Estas técnicas
especializadas, limitadas, crean división, no sólo internamente
sino en lo externo. El científico es probablemente considerado, hoy
en día, como la persona más importante requerida por la sociedad,
tal como lo es el médico. De este modo, la función adquiere suma
importancia, y la función viene acompañada por la posición, la
cual es prestigio. Así pues, donde hay especialización tiene que
haber contradicción y limitación mental, y ésa es la función del
cerebro.
30
DE SEPTIEMBRE OCK - Vol. XII
OCTUBRE
El
tiempo
La
percepción
El
cerebro
La
transformación
La
solución no se encuentra en el tiempo
Todas
las religiones han sostenido que el tiempo es necesario me
refiero al tiempo psicológico-. El cielo está muy lejos, y uno
puede llegar a él sólo a través del proceso gradual de la
evolución, de la represión, del crecimiento, o de la identificación
con un objeto, con algo superior. Nuestro interrogante es si resulta
posible liberarse del miedo inmediatamente. De lo contrario, el miedo
engendra desorden; el tiempo psicológico origina invariablemente,
dentro de nosotros, un desorden extraordinario.
Estoy
cuestionando toda la idea de la evolución, no la del ser físico,
sino la del pensamiento, el cual se ha identificado con una forma
particular de existencia en el tiempo. Es obvio que el cerebro ha
evolucionado en el tiempo para llegar a la etapa actual, y puede
seguir evolucionando, expandiéndose aún más. Pero, como ser
humano, he vivido durante cuarenta o cincuenta años en un mundo
compuesto de toda clase de teorías, conflictos y conceptos, en una
sociedad donde la codicia, la envidia y la competencia han engendrado
guerras. Yo formo parte de todo eso. Para un hombre que sufre, no hay
ningún sentido en recurrir al tiempo buscando una solución, en
evolucionar lentamente, como ser humano, durante los próximos dos
millones de años. Tal como estamos constituidos, ¿podemos
liberarnos del miedo y del tiempo psicológico? El tiempo físico
tiene que existir; no podemos evadirnos de ese tiempo. La cuestión
es si el tiempo psicológico puede originar orden no sólo dentro del
individuo, sino también orden social. Formamos parte de la sociedad,
no estamos separados de ella. Donde hay orden en un ser humano, es
inevitable que haya orden social externamente.
1
DE OCTUBRE OCK- Vol. XV
Un estado
intemporal
Cuando
hablo acerca del tiempo, no me refiero al tiempo cronológico, al
tiempo del reloj. Ese tiempo existe y debe existir. Si usted quiere
tomar un autobús, si quiere llegar puntualmente al tren o a una cita
el día de mañana debe contar con el tiempo cronológico. Pero
Existe un mañana, psicológico, un mañana que es el tiempo de la
mente? ¿Hay, en realidad, un mañana desde el punto de vista
psicológico? ¿O el mañana es creado por el pensamiento, debido a
que éste ve la imposibilidad de cambiar directa e inmediatamente, y
entonces inventa el proceso de lo gradual? Veo por mí mismo, como
ser humano, que es tremendamente importante dar origen a una
revolución en mi estilo de vida, en mi pensar y sentir, en mis
acciones, y me digo: «Emplearé tiempo en ello; mañana o dentro de
un mes seré diferente». A ese tiempo me estoy refiriendo: a la
estructura psicológica del tiempo, del mañana, del futuro; y en ese
tiempo vivimos. Ese tiempo no el del reloj- es el pasado, el
presente y el futuro. Fui; eso es el ayer; el ayer opera a través
del hoy y crea el futuro. Eso es bastante simple de entender. Hace un
año tuve una experiencia que dejó una huella en mi mente, y
traduzco el presente de acuerdo con esa experiencia, con ese
conocimiento, esa tradición, ese condicionamiento; y así creo el
mañana. Estoy preso en este círculo. Esto es lo que llamamos vivir;
esto es lo que llamamos tiempo.
El
pensamiento, que es usted, con todos sus recuerdos, sus
condicionamientos, sus ideas, sus esperanzas, su desesperación, con
la total soledad de la existencia, todo eso es tiempo [...]. Y para
comprender el estado intemporal, cuando el tiempo se ha detenido, uno
debe investigar si la mente puede estar por completo libre de toda
experiencia, la cual pertenece al tiempo.
2
DE OCTUBRE OCK - Vol. XVII
La
verdadera naturaleza del pensamiento
El
tiempo es pensamiento, y el pensamiento es el proceso de la memoria,
la cual crea al tiempo como ayer, hoy y mañana, una cosa que usamos
como medio de realización personal, como sistema de vida. El tiempo
es extraordinariamente importante para nosotros, vida tras vida, una
vida conduciendo a otra vida que se modifica y continúa. Por cierto,
el tiempo es la verdadera naturaleza del pensamiento; el pensamiento
es tiempo. Y mientras el tiempo exista como un medio para lograr
algo, la mente no podrá ir mas allá de sí misma; la cualidad de ir
más allá de sí misma pertenece a la mente nueva, la cual está
libre del tiempo. El tiempo es un factor que interviene en el miedo.
Por tiempo no entiendo el tiempo cronológico, del reloj segundo,
minuto, hora, día, año-, sino el tiempo como factor interno,
psicológico. Ese hecho es el que da origen al miedo. El tiempo es
miedo; como el tiempo es pensamiento, éste debe engendrar miedo, el
tiempo crea frustración conflictos, porque la percepción inmediata
del hecho, la acción de ver el hecho, es intemporal [... ].
Para
comprender, pues, el miedo, uno debe estar atento al tiempo: el
tiempo como distancia, espacio, «yo», tiempo que el pensamiento
crea como ayer, hoy y mañana, usando la memoria de ayer para
ajustarse al presente y así condicionar el futuro. Para la mayoría
de nosotros, el miedo es una realidad extraordinaria; y una mente
enredada en el miedo, en la complejidad del miedo, jamás puede ser
libre; jamás puede comprender la totalidad del miedo sin comprender
las intrincaciones del tiempo. El miedo y el tiempo marchan juntos.
3
DE OCTUBRE OCK Vol. XII
El
desorden que el tiempo crea
El
tiempo implica moverse de lo que es a «lo que debería ser».
Tengo miedo, pero un día estaré libre del miedo al menos, eso
es lo que uno piensa-. Cambiar desde lo que es a «lo que
debería ser» involucra tiempo. Ahora bien, el tiempo implica
esfuerzo en ese intervalo entre lo que es y «lo que debería
ser». No me agrada el miedo, y voy a hacer un esfuerzo para
comprenderlo, para analizarlo, disecarlo, o voy a descubrir su causa,
o voy a escapar totalmente de él. Todo esto implica esfuerzo, y al
esfuerzo es a lo que estamos habituados. Vivimos siempre en conflicto
entre lo que es y «lo que debería ser». «Lo que debería
ser» es una idea, y la idea es ficticia, no es lo que soy, que es el
hecho; y el hecho de lo que soy puede ser cambiado únicamente cuando
comprendo el desorden que el tiempo crea.
Entonces,
¿es posible para mí liberarme del miedo totalmente, completamente,
en el instante? Si permito que el miedo continúe, crearé desorden
todo el tiempo; por lo tanto, uno ve que el tiempo es un elemento de
desorden, no un medio para liberarme finalmente del miedo. De modo
que no existe un proceso gradual para desembarazarme del miedo, tal
como no existe un proceso gradual para desembarazarse del veneno del
nacionalismo. Si usted es nacionalista y dice que a la larga llegará
a la hermandad humana, en el intervalo hay guerras, odios, desdicha,
existe toda esta espantosa división entre los seres humanos; en
consecuencia, el tiempo está creando desorden.
4
DE OCTUBRE OCK- Vol. XV
El tiempo
es un veneno
En
su cuarto de baño usted tiene un frasco rotulado «veneno», y sabe
que eso es veneno; se cuida mucho de ese frasco, aun en la oscuridad.
Siempre está atento a él. No dice: «¿Cómo me mantendré alejado,
cómo estaré atento a ese frasco?» Sabe que es veneno, de modo que
está tremendamente atento a él. El tiempo es un veneno, crea
desorden. Si esto es un hecho para usted, entonces puede proseguir
con la comprensión de cómo liberarse del miedo instantáneamente.
Pero si se sigue aferrando al tiempo como el medio de liberarse, no
hay comunicación entre usted y yo.
Vea,
hay algo que es mucho más que eso, puede haber una clase total y
completamente distinta de tiempo. Nosotros sólo conocemos dos
tiempos, el físico y el psicológico, y estamos atrapados en el
tiempo. El tiempo físico juega un papel importante en la psique, y
la psique ejerce una influencia importante sobre lo físico. Estamos
presos en esta batalla, en esta influencia. Uno debe aceptar el
tiempo físico, a fin de tomar el autobús o el tren, pero si uno
rechaza por completo el tiempo psicológico, puede dar con un tiempo
que es algo totalmente distinto, un tiempo que no está relacionado
con ninguno de los otros dos. ¡Desearía que usted avanzara conmigo
dentro de ese tiempo! Entonces el tiempo no es desorden; es un orden
extraordinario.
5
DE OCTUBRE OCK- Vol. XV
La verdad
llega en un destello
La
verdad o comprensión llega en un destello, y ese destello no tiene
continuidad; no está dentro del campo del tiempo. Vea esto
claramente por sí mismo. La comprensión es fresca, instantánea, no
es la continuidad de algo que ha sido. Lo que ha sido no puede
traerle comprensión. En tanto uno esté buscando continuidad,
deseando permanencia en la relación, en el amor, anhelando encontrar
una paz duradera y todo eso, está persiguiendo algo que se halla
dentro del campo del tiempo; por lo tanto, no pertenece a lo
intemporal.
6
DE OCTUBRE OCK - Vol. XIII
Una
búsqueda vana
En
tanto estemos pensando desde el punto de vista del tiempo, tiene que
haber miedo a la muerte. He aprendido, pero no he encontrado lo
supremo, y antes de morir tengo que encontrarlo; o si no lo encuentro
antes de morir, al menos espero encontrarlo en la próxima vida, etc.
Todo nuestro pensar se basa en el tiempo. Nuestro pensar es lo
conocido, es el resultado de lo conocido, y lo conocido es el proceso
del tiempo; y con esa mente estamos tratando de descubrir qué es ser
inmortal, qué es estar más allá del tiempo, lo cual es una
búsqueda vana. No tiene sentido, excepto para filósofos, teóricos
y especuladores. Si quiero encontrar la verdad, no mañana, sino de
hecho, directamente, ¿no debo yo, el «yo», el «sí mismo», que
está siempre acumulando, luchando y otorgándose una continuidad por
medio de la memoria, no debe ese «yo» cesar de continuar? ¿No es
posible, acaso, morir mientras estoy viviendo? No perder
artificialmente la memoria, lo cual es amnesia, sino realmente cesar
de acumular por medio de la memoria y, de tal modo, dejar de dar
continuidad al «yo». Viviendo en este mundo, que es del tiempo, ¿no
es posible para la mente originar, sin ninguna forma de compulsión,
un estado en el que el experimentador y la experiencia no tengan base
alguna? En tanto exista el experimentador, el observador, el
pensador, tiene que haber miedo de terminar y, por ende, miedo a la
muerte [...].
Así
pues, si es posible para la mente conocer todo esto, darse plenamente
cuenta de ello y no limitarse a decir: «Es sencillo», si puede
percibir el proceso total de la conciencia, ver el significado
íntegro de la continuidad y del tiempo, y la inutilidad de esta
búsqueda para encontrar, por medio del tiempo, aquello que está
más allá del tiempo, si la mente puede darse cuenta de todo eso,
entonces puede haber una muerte que sea de veras una creatividad
totalmente fuera del tiempo.
7
DE OCTUBRE OCK - Vol. VIII
La
percepción actúa
Usted
ve y yo no veo; ¿por qué ocurre esto? Pienso que ocurre porque uno
está implicado en el tiempo; usted no ve las cosas en el tiempo, yo
las veo en el tiempo. Su ver es una acción de todo su ser, y su ser
no está preso en el tiempo; usted no piensa en un arribo gradual; ve
algo instantáneamente, y esa percepción misma actúa. Yo no veo;
quiero descubrir por qué no veo. ¿Qué es lo que me hará ver
totalmente algo, de modo tal que comprenda de inmediato la cosa
completa? Usted ve la estructura total de la vida: la belleza, la
fealdad, el dolor, la dicha, la extraordinaria sensibilidad; usted ve
la cosa íntegra, y yo no puedo. Veo una parte de ella, pero no la
veo en su totalidad [...]. El hombre que ve algo totalmente, que ve
la vida totalmente, es obvio que debe estar fuera del tiempo. Señor,
preste atención a esto, porque tiene algo que ver, realmente, con
nuestra existencia diaria; no es algo espiritual, filosófico, ajeno
a nuestra vida cotidiana. Si comprendemos esto, entonces
comprenderemos nuestra rutina diaria con su tedio, los sufrimientos,
las insoportables ansiedades y los temores. De modo que no lo
descarte diciendo: «¿Qué tiene esto que ver con nuestra existencia
diaria?» Tiene que ver. Uno puede percibir al menos
para mí está claro- que es posible cortar instantáneamente, como
un cirujano, toda el cordón de la desdicha humana. Eso es lo que
quiero investigar con usted.
8
DE OCTUBRE OCK - Vol. XIII
Al borde
mismo de todo pensamiento
¿Le
ha sucedido alguna vez seguramente sí- que de pronto percibe
algo y, en ese instante de percepción, no tiene problema alguno en
absoluto? En el momento mismo en que ha percibido el problema, éste
ha cesado por completo. ¿Comprende, señor? Usted tiene un problema,
piensa sobre él, arguye con él, se preocupa; dentro de los límites
de su pensar, ejercita todos los medios para comprenderlo.
Finalmente, dice: «Nada más puedo hacer». No hay nadie, ni gurú,
ni libro alguno, que le ayude a comprenderlo. Se ha quedado con el
problema y no hay salida. Habiendo indagado en el problema hasta el
pleno alcance de su capacidad, lo deja tranquilo. Su mente ya no se
preocupa más, no se tortura con el problema, no dice más: «Tengo
que encontrar una respuesta»; por lo tanto, se queda quieta, ¿no es
así? Y en esa quietud encuentra usted la respuesta. ¿No le ha
sucedido a veces? No es nada extraordinario. Ocurre con los grandes
matemáticos y científicos, y las personas lo experimentan
ocasionalmente en su vida cotidiana. ¿Qué significa eso? La mente
ha ejercitado en plenitud su capacidad de pensar y ha llegado al
borde mismo de todo pensamiento sin haber encontrado una respuesta;
entonces se queda quieta. No por agotamiento, no a causa de la
fatiga, no por decir: «Me quedaré quieta y, de ese modo, hallaré
la respuesta». Habiendo hecho ya todo lo posible para encontrar la
respuesta, la mente se aquieta de manera espontánea. Existe una
respuesta que no surge de opción alguna, de exigencia alguna, una
intensa atención exenta de toda ansiedad; y en ese estado de la
mente hay percepción. Unicamente esta percepción resolverá todos
nuestros problemas.
9
DE OCTUBRE OCK - Vol. XI
Esta
percepción sin opciones
Grandes
profetas nos han dicho que debemos adquirir experiencia, que la
experiencia nos da comprensión. Pero sólo la mente inocente, la
mente no empañada por la experiencia, totalmente libre del pasado,
puede percibir qué es la realidad. Si usted ve la verdad de eso, si
la percibe por una fracción de segundo, conocerá la extraordinaria
claridad de una mente en estado de inocencia. Eso significa la
desaparición de todas las incrustaciones de la memoria, es decir,
que la mente descarta el pasado. Pero para percibir eso, no debe
haber cuestión de «cómo», con el deseo de una respuesta. Una
mente que se distrae de ese modo, no es una mente atenta. Como dije
antes, en el principio está el final. En el principio está la
semilla de la terminación de eso que llamamos dolor. La terminación
del dolor se realiza en el dolor mismo, no fuera del dolor. Alejarse
del dolor es encontrar meramente una respuesta, una conclusión, un
escape; pero el dolor continúa. Mientras que si usted concede su
atención completa al dolor, esto es, si está atento a él con todo
su ser, verá que hay una percepción instantánea en la que no
interviene el tiempo, en la que no hay esfuerzo ni conflicto alguno;
y esta percepción instantánea, sin opciones, pone fin al dolor.
10
DE OCTUBRE OCK - Vol. XI
La activa
mente quieta
La
mente que de veras está quieta, es asombrosamente activa, fuerte,
vital; lo es en sí, no con respecto a nada en particular. Sólo una
mente así se halla libre de lo verbal, de la experiencia, del
conocimiento. Una mente así puede percibir lo verdadero, una mente
así tiene percepción directa, la cual está más allá del tiempo.
La
mente puede estar en silencio sólo cuando ha comprendido el proceso
del tiempo, y eso requiere vigilancia, ¿no es cierto? Una mente así,
¿no debe, acaso, ser libre? No estar libre de algo, sino ser libre.
Sólo conocemos la libertad con respecto a algo. Una mente que está
libre de algo no es una mente libre; esa libertad con respecto a
alguna cosa es sólo una reacción, y eso no es libertad. Una mente
que busca la libertad jamás es libre. Pero la mente es libre cuando
comprende el hecho tal como es, sin interpretarlo, sin censurarlo; y,
siendo libre, una mente así es inocente, aunque viva 100 días, 100
años y tenga todas las experiencias posibles. Es inocente porque es
libre, no libre de algo, sino libre en sí misma. Sólo una mente
semejante puede percibir lo verdadero, lo que está más allá del
tiempo.
11
DE OCTUBRE OCK- Vol. VIII
De
la percepción surge la energía
El
problema consiste, sin duda, en liberar a la mente por completo, de
modo que se halle en un estado de percepción alerta sin límites ni
fronteras. ¿Cómo ha de descubrir la mente ese estado? ¿Cómo ha de
dar con esa libertad?
Espero
que usted mismo se esté formulando seriamente esta pregunta, porque
yo no se la estoy formulando. No trato de influir sobre usted; tan
sólo señalo la importancia de plantearse uno mismo esta pregunta.
La formulación verbal de la pregunta, hecha por otro, no tiene
sentido si usted no se la formula a sí mismo con insistencia, con
urgencia. El margen de libertad se estrecha cada día que pasa, como
usted debe saberlo si tan sólo presta atención. Los políticos, los
dirigentes, los sacerdotes, los periódicos y libros que lee, el
conocimiento que adquiere, las creencias a las que se aferra, todo
esto hace que el margen de libertad se estreche más y más. Si se da
cuenta de este proceso en marcha, si de veras percibe la estrechez de
espíritu, la esclavitud en aumento, de la mente, descubrirá que
desde esa percepción surge una energía; y esta energía surgida de
la percepción es la, que va a hacer añicos a la mente mezquina, la
mente respetable, la mente que va al templo, la mente temerosa. La
percepción es, pues, el camino de la verdad.
12
DE OCTUBRE OCK - Vol. XI
La mente
parlanchina
¿Sabe?,
percibir algo es una experiencia asombrosa. No sé si alguna vez ha
percibido realmente algo: una flor o un rostro o el cielo o el mar.
Desde luego, ve estas cosas cuando pasa cerca de ellas en un autobús
o en un automóvil; pero me pregunto si alguna vez se ha tomado la
molestia de mirar realmente una flor. Y cuando sí mira una flor,
¿qué ocurre? Inmediatamente la nombra, se interesa en saber a qué
especie pertenece, o dice: «¡Qué hermosos colores tiene! Me
gustaría que creciera en mi jardín; quisiera obsequiársela a mi
esposa, o ponérmela en el ojal», etc. En otras palabras, apenas ve
una flor, su mente comienza a parlotear al respecto; por
consiguiente, jamás percibe la flor. Uno percibe algo sólo cuando
su mente está en silencio, cuando no hay parloteo de ninguna clase.
Si usted puede mirar la estrella vespertina que asoma sobre el mar,
mirarla sin un solo movimiento de la mente, entonces percibe de veras
su extraordinaria belleza; y cuando percibe la belleza, ¿no
experimenta también el estado de amor? Por cierto, la belleza y el
amor son la misma cosa. Sin amor no hay belleza, y sin belleza no hay
amor. La belleza está en la forma, la belleza está en el hablar, la
belleza está en la conducta. Si no hay amor, la conducta es trivial;
es meramente el producto de la sociedad, de una determinada cultura,
y lo que produce es mecánico, carente de vida. Pero cuando la mente
percibe sin la más leve agitación, entonces es capaz de mirar a una
profundidad total dentro de sí misma. Y una percepción semejante es
realmente intemporal. Usted no tiene que hacer nada para provocarla;
no hay disciplina, ni práctica, ni método por el cual pueda uno
aprender a percibir.
13
DE OCTUBRE OCK- Vol. XI
El
conocimiento desvía a la mente
Tenemos
un solo instrumento de percepción, que es la mente, y la mente es
también el cerebro. Por lo tanto, para descubrir la verdad en esta
cuestión, uno debe comprender las modalidades de la mente, ¿no es
así? Si la mente es torcida, uno jamás podrá ver rectamente; si es
muy limitada, uno no puede percibir lo ilimitado. La mente es el
instrumento de percepción y, para percibir con exactitud, la mente
debe tornarse recta, liberarse de todo condicionamiento, de todo
temor. La mente también debe estar libre del conocimiento, porque el
conocimiento desvía a la mente y distorsiona las cosas. La enorme
capacidad de la mente para inventar, imaginar, especular, pensar, ¿no
debe dejarse a un lado, a fin de que la mente sea muy clara y muy
simple? Porque sólo la mente en estado de inocencia, la mente que ha
experimentado muchísimo y, sin embargo, está libre del conocimiento
y de la experiencia, sólo una mente así puede descubrir aquello que
es más que el cerebro y que la mente misma. De lo contrario, lo que
descubra estará influido por lo que usted ya ha experimentado, y su
experiencia es el resultado de su condicionamiento.
14
DE OCTUBRE PDE
Ahogada
por la influencia
¿Por
qué envejece la mente? Es vieja, ¿verdad?, en el sentido de
volverse decrépita, de deteriorarse, repetirse, estar atrapada en
hábitos: hábitos sexuales, religiosos, hábitos de trabajo, o los
diversos hábitos de la ambición. La mente se halla tan agobiada de
innumerables experiencias y recuerdos, tan desfigurada y marcada por
el dolor, que no puede ver nada de manera fresca, sino que está
siempre traduciendo lo que ve; lo traduce conforme a sus propios
recuerdos, a sus propias conclusiones y fórmulas, apelando siempre a
las citas. Es una mente atada a la autoridad; es una mente vieja.
Usted puede ver por qué ocurre eso. Toda nuestra educación se
limita al cultivo de la memoria; y tenemos esta comunicación masiva
a través de los diarios, la radio, la televisión; están los
profesores que leen sus clases y repiten la misma cosa una y otra vez
hasta que el cerebro de uno se empapa de lo que ellos han repetido y
lo vomita en un examen; y uno obtiene su título y continúa con el
proceso: el empleo, la rutina, la incesante repetición. No sólo
eso, sino también nuestra propia lucha interna de la ambición con
sus frustraciones, con su competencia, no sólo por los empleos, sino
por Dios, deseando estar cerca de Dios pidiendo la vía rápida para
llegar a él [... ].
Lo
que ocurre, pues, es que debido a la presión, al esfuerzo intenso, a
las tensiones, nuestras mentes se hallan atestadas ahogadas por la
influencia, por el dolor, seamos o no conscientes de ello [...].
Desgastamos la mente, no la usamos.
15
DE OCTUBRE OCK - Vol. XI
El viejo
cerebro, nuestro cerebro animal
Pienso
que es importante comprender la operación, el funcionamiento, la
actividad del viejo cerebro. Cuando el cerebro nuevo opera, el viejo
cerebro no puede comprender al cerebro nuevo. Sólo cuando el viejo
cerebro, que es nuestro cerebro condicionado, animal, el cerebro
cultivado a lo largo de los siglos, que busca perpetuamente su propia
seguridad, su propio bienestar, sólo cuando ese viejo cerebro está
quieto, verá usted que hay una clase de movimiento por completo
diferente, y este movimiento es el que va a originar claridad. Este
movimiento es en sí mismo claridad. Para comprender, debemos
comprender el viejo cerebro, darnos cuenta de él, conocer todos sus
movimientos, sus actividades sus exigencias, sus búsquedas; por eso
la meditación es muy importante. No me refiero al sistematizado,
absurdo cultivo de cierto hábito de pensamiento y todo eso; es
demasiado inmaduro e infantil. Por meditación entiendo comprender
las operaciones del viejo cerebro, vigilarlo, conocer sus reacciones,
sus respuestas, sus tendencias, sus requerimientos, sus búsquedas
agresivas; conocer todo eso, tanto la parte consciente como la
inconsciente. Cuando usted conoce eso, cuando lo percibe, sin
controlarlo ni dirigirlo, sin decir: «Esto es bueno, esto es malo;
me quedaré con esto, no me quedaré con aquello»; cuando ve el
movimiento total de la mente vieja, cuando lo ve por completo, la
mente se aquieta por sí misma.
16
DE OCTUBRE OCK - Vol. XVI
Una mente
joven
Pienso
que el esfuerzo constante por ser alguna cosa, por llegar a ser esto
o aquello, es la verdadera causa de destrucción y envejecimiento de
la mente. Mire con cuánta rapidez envejecemos, no sólo las personas
que han pasado los sesenta años, sino también la gente joven. ¡Qué
viejos están ya, mentalmente, los jóvenes! Muy pocos sostienen o
conservan la calidad de una mente joven. Entiendo por joven no la
mente que tan sólo desea divertirse, pasarlo bien, sino la mente
incontaminada, que no está dañada, falseada, deformada por los
accidentes o incidentes de la vida, una mente no desgastada por la
lucha, la pena, los esfuerzos constantes. Por cierto, es
indispensable tener una mente joven, porque la vieja mente está tan
llena de cicatrices de recuerdos, que no puede vivir, no puede ser
seria; es una mente muerta, una mente que ya ha decidido y vive
conforme a sus decisiones; una mente así está muerta. Pero una
mente joven está siempre decidiendo de nuevo y no se carga de
innumerables recuerdos. Una mente que no lleva consigo ni un vestigio
de sufrimiento, aunque pueda pasar por el valle del dolor, permanece
indemne [...].
No
creo que una mente joven como ésa pueda adquirirse. No es cosa que
usted pueda obtener mediante el esfuerzo, el sacrificio. No hay
moneda para comprarla, no es algo comerciable; pero si ve la
importancia de una mente así, si ve su necesidad, su verdad,
entonces tiene lugar algo diferente.
17
DE OCTUBRE OCK - Vol. XI
Descarte
todos los métodos
¿Cómo
ha de surgir a la existencia la mente religiosa, la mente nueva?
¿Recurrirá usted a un sistema, a un método, es decir, a una
práctica, a una cosa repetitiva día tras día? Un método,
¿producirá una mente nueva?... Por cierto, un método implica la
continuidad de una práctica, dirigida a lo largo de una línea
determinada, hacia la obtención de cierto resultado, lo cual implica
adquirir un hábito mecánico y a través de él hacer realidad una
mente no mecánica [...].
Cuando
usted dice «disciplina», esa disciplina se basa en un método
conforme a cierto modelo; y el modelo le promete un resultado
predeterminado por una mente que ya tiene una creencia, que ya ha
tomado una posición. Entonces, ¿podrá un método, en el más
estrecho o amplio sentido de esa palabra, originar esta mente nueva?
Si no lo hace, entonces el método como hábito debe ser abandonado
por completo porque es falso [...]. El método sólo condiciona a la
mente de acuerdo con el resultado que se desea. Usted debe descartar
todo el proceso mecánico de la mente [...]. La mente tiene que
descartar todos los procesos mecánicos del pensamiento. Así pues,
la idea de que un método, un sistema, una disciplina, la continuidad
de un hábito, dará origen a esta mente nueva, no es verdadera. Todo
eso debe ser descartado íntegramente, por ser mecánico. Una mente
mecánica es una mente tradicional; no puede aprontar la vida, que no
es mecánica; en consecuencia, el método debe ser desechado por
completo.
18
DE OCTUBRE OCK- Vol. XIII
Una mente
sin ancla ni fondeadero
Uno
necesita una mente nueva, una mente libre del tiempo, una mente que
ya no piense en función de la distancia o del espacio, que no tenga
un horizonte; una mente sin ancla ni fondeadero. Uno necesita una
mente así, no sólo para enfrentarse a lo eterno, sino también a
los problemas inmediatos de la existencia.
Por
lo tanto, el punto es éste: ¿Puede, cada uno de nosotros, tener una
mente semejante? No de manera gradual, no cultivándola, porque el
cultivo, el desarrollo, un proceso, implican tiempo. Ello debe
ocurrir inmediatamente; tiene que haber una transformación ahora, en
el sentido de una cualidad intemporal. La vida es muerte, y la muerte
le está esperando; usted no puede argüir con la muerte, tal como no
puede argüir con la vida. ¿Es, entonces, posible tener una mente
así? No como un logro, no como una meta, no como algo a lo que
debemos aspirar ni como algo a lo que hay que arribar, porque todo
eso implica tiempo y espacio. Tenemos una teoría muy conveniente,
muy fastuosa, de que hay tiempo para progresar, para llegar, para
realizarnos, para acercarnos a la verdad. Esa es una idea engañosa,
es completamente ilusoria; en ese sentido, el tiempo es una ilusión.
19
DE OCTUBRE OCK - Vol. XII
Activo
pero quieto
Para
descubrir la mente nueva, no sólo es necesario que comprendamos las
respuestas del viejo cerebro, sino que también es indispensable que
el viejo cerebro esté quieto. Debe estar activo pero quieto.
¿Entiende lo que estoy diciendo? ¡Mire, señor! Si usted quiere
descubrir por sí mismo, de primera mano no según lo que dice
algún otro-, si hay una realidad, si existe una cosa como Dios la
palabra Dios no es el hecho-, su viejo cerebro, nutrido en una
tradición, ya sea ésta anti Dios o pro Dios, en una
cultura, en una influencia ambiental y propagandística, en siglos de
afirmación social, ese viejo cerebro debe estar quieto. De lo
contrario, sólo proyectará sus propias imágenes, sus propios
conceptos y valores. Pero esos valores, esos conceptos, esas
creencias son el resultado de lo que a usted le han dicho, o son el
resultado de sus propias reacciones a lo que le han dicho; de modo
que, inconscientemente, usted dice: «¡Ésta es mi experiencia!»
Tiene
que cuestionar, pues, la verdadera validez de la experiencia, de su
experiencia o de la experiencia ajena, no importa de quién sea. Así,
mediante el cuestionar, investigar, interrogar, requerir, mirar,
escuchar atentamente, el viejo cerebro se aquieta. Pero el cerebro no
está dormido; se halla muy activo, aunque quieto. Ha llegado a esa
quietud a través de la observación, de la investigación. Y para
investigar, para observar, usted debe tener luz; la luz es su
constante estado de alerta.
20
DE OCTUBRE OCK - Vol. XVI
Sólo en
esa quietud hay comprensión
Espero
que escuche, pero no con el recuerdo de lo que usted ya conoce; y
esto es muy difícil de hacer. Uno escucha algo, y la mente reacciona
de inmediato con su conocimiento, sus conclusiones, opiniones y
recuerdos del pasado. Sólo obsérvese, observe el modo como escucha,
y verá que esto es lo que ocurre. O bien escucha con una conclusión,
con el conocimiento, con ciertos recuerdos, ciertas experiencias, o
desea una respuesta y está impaciente. Desea saberlo todo al
respecto, todo acerca de la vida, de la extraordinaria complejidad de
la vida. En realidad, usted no escucha, en absoluto. Sólo puede
escuchar cuando la mente está quieta, cuando la mente no reacciona
de inmediato, cuando hay un intervalo entre su reacción y lo que se
está diciendo. Entonces, en ese intervalo hay una quietud, un
silencio, y sólo en esa quietud, en ese silencio hay comprensión,
la cual no es una comprensión intelectual. Si existe un vacío entre
lo que se dice y su propia reacción a lo que se dice, en ese
intervalo, ya sea que lo prolongue indefinidamente, por un largo
periodo o por unos cuantos segundos, en ese intervalo, si usted
observa, surge la claridad. Este intervalo es el cerebro nuevo. La
reacción inmediata es el cerebro viejo, y el cerebro viejo funciona
en su propio sentido tradicional, aceptado, reaccionario, animal.
Cuando hay una suspensión de eso, cuando la reacción se suspende,
cuando existe un intervalo, usted descubrirá que actúa el cerebro
nuevo, y sólo el cerebro nuevo puede comprender, no el cerebro
viejo.
21
DE OCTUBRE OCK- Vol. XVI
Nuestra
responsabilidad
Para
transformar el mundo debemos empezar con nosotros mismos; y lo
importante al comenzar con nosotros mismos es la intención. La
intención debe ser la de comprendernos, y no delegar en otros la
tarea de transformarse o de originar un cambio por medio de una
revolución, ya sea de izquierda o de derecha. Es indispensable
comprender que ésta es nuestra responsabilidad, la suya y la mía,
porque, por pequeño que pueda ser el mundo en que vivimos, si somos
capaces de transformarnos a nosotros mismos, de originar un punto de
vista radicalmente distinto en nuestra existencia diaria, entonces,
quizás, afectaremos al mundo en general, las extensas relaciones de
los demás.
22
DE OCTUBRE LPU
Si la
mente se encuentra ocupada
Ya
sea que el cambio se produzca consciente o inconscientemente, sigue
siendo la misma cosa. El cambio consciente implica esfuerzo; y el
empeño inconsciente de producir un cambio, también implica un
esfuerzo, una lucha. Mientras haya lucha, conflicto, el cambio es
meramente algo impuesto, no hay comprensión; por lo tanto, eso ya no
es cambio en absoluto. Entonces, ¿es capaz la mente de enfrentarse
con el problema del cambio respecto del afán adquisitivo, por
ejemplo- sin hacer esfuerzo alguno, viendo simplemente la implicación
total del espíritu adquisitivo? Porque usted no puede ver totalmente
el contenido íntegro del espíritu adquisitivo, en tanto haya
cualquier esfuerzo por cambiarlo. El verdadero cambio sólo puede
tener lugar cuando la mente aborda el problema de un modo nuevo,
fresco, no con los recuerdos agotados de un millar de ayeres. Es
obvio que uno no puede tener una mente intensa, fresca, si la mente
está ocupada. Y la mente deja de estar ocupada sólo cuando ve la
verdad acerca de su propia ocupación. Y usted no puede ver la verdad
si no está dedicando a ello toda su atención, si está
interpretando lo que se dice, interpretándolo de acuerdo con lo que
pudiera convenirle, o traduciéndolo a sus propios términos. Al
enfrentarse con algo que es nuevo, debe usted abordarlo con una mente
fresca, pura, y una mente no es fresca, no es pura si, consciente o
inconscientemente, se encuentra ocupada.
23
DE OCTUBRE OCK - Vol. IX
El
conocimiento es perjudicial para el cambio
Esto
requiere muchísimo discernimiento, mucha investigación. No esté de
acuerdo conmigo, examínelo, medite, desgárrese la mente para
descubrir la verdad o falsedad de todo esto. El conocimiento, que es
lo conocido, ¿dará origen al cambio? Yo debo poseer conocimientos
para construir un puente; pero ¿debe mi mente saber hacia qué está
ella cambiando? Por cierto, si sé cuál será el estado de la mente
cuando ésta haya cambiado, eso ya no es cambio. Tal conocimiento es
perjudicial para el cambio, porque se vuelve un medio de
satisfacción, y en tanto haya un centro que busca satisfacción,
recompensa o seguridad, no hay cambio en absoluto. Todos nuestros
esfuerzos se basan en ese centro de recompensa, castigo, éxito,
ganancia, ¿no es así? Eso es lo que nos interesa a casi todos, y si
el cambio habrá de ayudarnos a obtener lo que deseamos, cambiaremos;
pero un cambio así no es ningún cambio. Por lo tanto, la mente que
anhela de manera fundamental y profunda hallarse en un estado de
cambio, en un estado de revolución, debe estar libre de lo conocido.
Entonces se torna asombrosamente silenciosa, y sólo una mente así
experimentará la transformación radical que es tan necesaria.
24
DE OCTUBRE OCK- Vol. X
El
completo vacío
Para
que tenga lugar la completa mutación de la conciencia, uno debe
negar el análisis y la búsqueda, y no estar más bajo ninguna
influencia, lo cual es inmensamente difícil. La mente, viendo lo que
es falso, ha descartado por completo lo falso, sin saber qué es lo
verdadero. Si uno ya sabe qué es lo verdadero, está tan sólo
canjeando lo que considera falso por lo que imagina verdadero. No hay
renunciación si uno sabe qué recibirá a cambio. Sólo hay
renunciación cuando uno se desprende de algo sin saber qué va a
ocurrir después. Ese estado de negación es absolutamente necesario.
Por favor, siga esto atentamente, porque si ha llegado hasta allí,
verá que en ese estado de negación descubre qué es lo verdadero;
porque la negación es el vaciado de la conciencia de lo conocido. Al
fin y al cabo, la conciencia está basada en el conocimiento, en la
experiencia, en la herencia racial, en la memoria, en las cosas que
uno ha experimentado. Las experiencias son siempre del pasado; operan
en el presente y, al ser modificadas por el presente, continúan
hacia el futuro. Todo eso es la conciencia, el inmenso depósito de
los siglos. Tiene su utilidad únicamente en el vivir mecánico.
Sería absurdo negar todo el conocimiento científico adquirido en el
curso del largo pasado. Pero para dar origen a una mutación de la
conciencia, a una revolución en la totalidad de esta estructura,
tiene que haber un completo vacío. Y ese vacío es posible solamente
cuando descubrimos, cuando vemos realmente lo que es falso. Entonces,
si usted ha llegado tan lejos, descubrirá que el vacío mismo ha
originado una revolución completa de la conciencia.
25
DE OCTUBRE OCK - Vol. XXII
El cambio
premeditado reo es cambio en absoluto
En
la acción misma de la transformación individual también cambiará,
indudablemente, lo colectivo. No son dos cosas separadas que se
oponen la una a la otra lo individual y lo colectivo-, aunque
ciertas agrupaciones políticas traten de separarlas y de formar al
individuo para que se amolde a lo así llamado colectivo.
Si
pudiéramos, juntos, poner en claro todo el problema del cambio, cómo
originar un cambio en el individuo y qué implica ese cambio,
entonces, quizás, en el acto mismo de escuchar, de participar ambos
en esta investigación, podría ocurrir un cambio sin la intervención
de su voluntad. Para mí, un cambio premeditado, un cambio surgido de
la compulsión, de la disciplina, del amoldamiento, no es cambio en
absoluto. La fuerza, la influencia, alguna invención nueva, la
propaganda, un temor, un motivo, le obligan a cambiar; eso no es
cambio, de ningún modo. Y aun cuando desde el punto de vista
intelectual usted pueda concordar muy fácilmente con esto, le
aseguro que penetrar en la verdadera naturaleza del cambio sin
motivo, es algo sumamente extraordinario.
26
DE OCTUBRE OCK- Vol. XII
Fuera del
campo del pensamiento
Usted
ha cambiado sus ideas, ha cambiado su pensamiento, pero el
pensamiento está siempre condicionado. Ya sea que piense en Jesús,
en el Buda, X, Y o Z, eso sigue siendo pensamiento; por lo tanto, un
pensamiento puede oponerse a otro pensamiento, y donde hay oposición,
un conflicto entre dos pensamientos, el resultado es una continuidad
modificada del pensamiento. En otras palabras, el cambio sigue
estando dentro del campo del pensamiento, y un cambio dentro del
cambio del pensamiento no es cambio, en absoluto. Una idea o un
conjunto de ideas tan sólo ha sido sustituido por otro.
¿Viendo
todo este proceso, uno se pregunta: des posible dejar el pensamiento
y, fuera del campo del pensamiento, dar origen a un cambio? Toda la
conciencia, ya sea del pasado, del presente o del futuro, se halla
dentro del camino del pensamiento, es obvio; y cualquier cambio
dentro de ese campo, que fija los límites de la mente, no es un
verdadero cambio. Un cambio radical puede ocurrir sólo fuera del
campo del pensamiento, no dentro de él, y la mente puede abandonar
el campo sólo cuando ve los confines, las fronteras del campo y se
da cuenta de que, cualquier cambio dentro del campo no es cambio en
absoluto. Esto es verdadera meditación.
27
DE OCTUBRE OCK- Vol. XI
El
verdadero cambio
Un
cambio es posible sólo de lo conocido a lo desconocido, no de lo
conocido a lo conocido. Por favor, reflexione sobre esto conmigo; en
el cambio de lo conocido a lo conocido está la autoridad, hay una
perspectiva jerárquica de la vida: «Usted sabe, yo no sé». Por
consiguiente, yo lo venero, creo un sistema, voy tras un gurú, lo
sigo porque usted me da lo que quiero saber, me da una certidumbre
acerca de la conducta que habrá de producir el resultado que deseo,
el éxito. El éxito es lo conocido. Sé qué es lo que debe tener
éxito. Eso es lo que deseo. Procedemos, pues, de lo conocido a lo
conocido, y en eso debe existir la autoridad: la autoridad de la
sanción, la autoridad del líder, del gurú, de la jerarquía, del
que sabe frente al que no sabe; y el que sabe debe garantizarme el
éxito, el éxito en mi esfuerzo, en mi cambio, de modo que seré
feliz, tendré lo que deseo. No es ése el motivo que la mayoría de
nosotros tiene para cambiar? Observe, por favor, su propio pensar, y
verá las modalidades de su propia vida y conducta [...]. Cuando lo
mira bien, ¿es cambio eso? El cambio, la revolución, es algo de lo
conocido a lo desconocido, en lo cual no hay autoridad, en lo cual
puede haber un completo fracaso. Pero si a usted le aseguran
que lo logrará, que tendrá éxito, que será feliz, que tendrá una
vida eterna, entonces no tiene problema. Entonces continúa el
consabido curso de acción, el cual consiste en que usted mismo está
siempre en el centro de las cosas.
28
DE OCTUBRE OCK - Vial. VIII
¿Puede
un ser humano cambiar?
Usted
debe haberse preguntado, estoy seguro, si un ser humano puede
realmente cambiar. Sé que las circunstancias externas cambian: nos
casamos, nos divorciamos, tenemos hijos, hay muerte, un empleo mejor,
la presión de las nuevas invenciones, etc. Exteriormente se
desarrolla una tremenda revolución en la cibernética y en la
automatización. Usted debe haberse preguntado si es del todo posible
que uno cambie, no en relación con los acontecimientos externos, no
un cambio que sea una mera repetición o una continuidad modificada,
sino una revolución radical, una mutación total de la mente. Cuando
uno se da cuenta, como usted mismo debe haberlo notado, que de hecho
no cambia, uno se siente terriblemente abatido, escapa de sí mismo.
De modo que surge la pregunta inevitable: ¿Puede haber un
cambio? Recordamos un periodo en que éramos jóvenes, y esa pregunta
acude a nosotros nuevamente: ¿Cambian, en modo alguno, los seres
humanos? ¿Ha cambiado usted? Quizás ha existido una modificación
en la periferia, pero en lo profundo, radicalmente, ¿ha cambiado?
Tal vez no queremos cambiar porque nos sentimos bastante cómodos
[...].
Yo
quiero cambiar. Veo que soy terriblemente desdichado, estoy
deprimido, soy desagradable, violento, con algún destello ocasional
de otra cosa que el mero resultado de un motivo; y ejercito mi
voluntad para hacer algo al respecto. Digo que debo ser diferente,
que debo abandonar este hábito, ese otro hábito, que debo pensar y
sentir de una manera distinta, que debo actuar de una manera
distinta, que debo ser más esto y menos aquello. Uno hace un
esfuerzo tremendo, y al final de ello sigue estando deprimido, es
vulgar, desagradable, brutal, sin sentido alguno de lo que es la
calidad humana. Entonces se pregunta si existe de hecho cambio
alguno. ¿Puede un ser humano cambiar?
29
DE OCTUBRE OCK- Vol. XV
La
transformación sin motivo
¿Cómo
he de transformarme? Veo la verdad al menos veo algo al
respecto- de que un cambio, una transformación, debe comenzar en un
nivel que la mente no puede alcanzar, porque mi conciencia como
lo consciente y lo inconsciente- está condicionada en su totalidad.
Entonces, ¿qué he de hacer? Espero estar exponiendo con claridad el
problema. Para expresarlo de una manera distinta: ¿Puede mi mente
estar libre de la sociedad?, siendo la sociedad toda la educación,
la cultura, la norma, los valores, los modelos. Ya que si no está
libre, cualquier cambio que intente producir dentro de ese estado de
condicionamiento seguirá siendo limitado; por lo tanto, no será
cambio en absoluto.
Entonces,
¿puedo observar sin que para ello haya un motivo? ¿Puede mi mente
existir sin ningún incentivo, sin ningún motivo para cambiar o no
cambiar? Porque cualquier motivo es el resultado de la reacción de
una cultura en particular, nace de un trasfondo determinado.
Entonces, ¿puede mi mente estar libre de cierta cultura en la que me
he educado? Ésta es realmente una pregunta muy importante. Ya que si
la mente no se libera de la cultura en que se ha educado y nutrido,
es indudable que el individuo nunca podrá estar en paz, nunca podrá
ser libre. Sus diosas y sus mitos, sus símbolos y todos sus intentos
son limitados, porque siguen estando dentro del campo de la mente
condicionada. Cualesquiera que sean los esfuerzos que haga o deje de
hacer dentro de ese campo limitado, son realmente inútiles en el más
profundo sentido de esa palabra. Pueden constituir una decoración
mejor de la prisión en que se encuentra: más luz, más ventanas,
mejor comida, pero sigue siendo la prisión de una determinada
cultura.
30
DE OCTUBRE OCK - Vol. IX
Una
resolución psicológica
¿Pueden
el pensador y el pensamiento, el observador y lo observado, ser una
sola cosa? Usted nunca lo descubrirá si se limita a echar una ojeada
sobre este problema y me pide que le explique superficialmente qué
entiendo por esto o por aquello. Ciertamente, éste es nuestro
problema, no es tan sólo mi problema; usted no está aquí para
averiguar cómo considero yo este problema o los problemas del mundo.
Esta constante batalla interna, tan destructiva, tan deteriorante, es
su problema, ¿verdad? Y también es su problema el modo de originar
un cambio radical en sí mismo, y no satisfacerse con revoluciones
superficiales en la política, en la economía, en las distintas
burocracias. Usted no está tratando de entenderme a mí o de
entender la manera como yo considero la vida. Intenta comprenderse a
sí mismo, y éstos son sus problemas, los problemas que usted debe
aprontar. Al considerarlos usted y yo juntos, tal como lo estamos
haciendo en estas conversaciones, podremos quizás ayudarnos el uno
al otro a verlos más claramente, con mayor nitidez. Pero verlos
claramente tan sólo en el nivel verbal no basta: eso no origina un
cambio psicológico creativo. Debemos ir más allá de las palabras,
más allá de los símbolos y sus sensaciones...
Tenemos
que desechar todas estas cosas y llegar al problema central: cómo
disolver el «yo», que está atado al tiempo, en el que no hay amor
ni compasión. Es posible ir más allá sólo cuando la mente no se
separa a sí misma como pensador y pensamiento, cuando el pensador y
el pensamiento son una sola cosa; sólo entonces hay silencio, el
silencio en el que no hay formulación de imágenes o expectativa de
más experiencias. En ese silencio no hay un experimentador que esté
experimentando; sólo entonces existe una revolución psicológica
creativa.
31
DE OCTUBRE OCK- Vol. VII
NOVIEMBRE
El
vivir
El
morir
El
renacimiento
El
amor
Romper
los hábitos
Descubramos
el modo de comprender todo este proceso de formación y ruptura del
hábito. Podemos considerar el ejemplo del fumar, y usted puede
sustituirlo por su propio hábito, por su propio problema personal, y
experimentar directamente con su propio problema tal como yo
experimento con el ejemplo del fumar. Ese hábito es un problema, se
convierte en un problema cuando quiero abandonarlo; mientras estoy
satisfecho con él, no es un problema. El problema se suscita cuando
tengo que hacer algo con respecto a un determinado hábito, cuando el
hábito se vuelve una perturbación. El ha creado una perturbación,
de modo que quiero librarme de él. Quiero dejar de fumar; quiero
desembarazarme del hábito, hacerlo a un lado.
Así
pues, mi manera de abordar el hábito es resistiéndolo o
censurándolo. Esto es, no quiero fumar; por lo tanto, encaro el
fumar ya sea reprimiéndolo, condenándolo o encontrando un
sustituto: en vez de fumar, mascar. Ahora bien, ¿puedo mirar el
problema con una mirada libre de toda censura, justificación o
represión? ¿Puedo observar mi hábito, observarlo sin sentido
alguno de rechazo? Trate de experimentar con ello ahora, mientras
estoy hablando, y verá cuán extraordinariamente difícil es no
rechazar ni aceptar. Porque toda nuestra tradición, todo nuestro
trasfondo, nos impulsan a rechazar o justificar, antes que a
sentirnos curiosos al respecto. En vez de estar pasivamente alerta,
la mente opera siempre sobre el problema.
1
DE NOVIEMBRE OCK - Vol. VI
Vivir las
cuatro estaciones en un día
¿No
es esencial que haya una constante renovación, un renacimiento? Si
el presente está cargado con la experiencia de ayer, no puede haber
renovación. La renovación no es la acción de nacimiento y muerte;
está más allá de los opuestos; sólo la libertad respecto de los
recuerdos acumulados trae renovación, y la comprensión no existe,
salvo en el presente.
La
mente puede comprender el presente sólo si no compara, si no juzga;
el deseo de alterar o condenar el presente sin haberlo comprendido,
da continuidad al pasado. Hay renovación únicamente cuando
comprendemos, sin distorsión alguna, el pasado que se refleja en el
espejo del presente [...].
Si
usted ha vivido de manera plena, completa, una experiencia, ¿no ha
hallado que ésta no deja rastros tras de sí? Sólo las experiencias
incompletas dejan su huella y dan continuidad a la memoria que se
autoidentifica. Nosotros consideramos el presente como un medio hacia
un fin; de ese modo, el presente pierde su inmensa significación. El
presente es lo eterno. Pero una mente compuesta en el tiempo, ¿cómo
puede comprender aquello que no ha sido compuesto, que está más
allá de todos los valores, que es lo eterno?
A
medida que surge cada experiencia, pase por ella tan plena y
hondamente como sea posible; examínela a fondo, sondéela de manera
amplia y profunda; dése cuenta del dolor y del placer, de sus
propios juicios e identificaciones. Sólo cuando la experiencia es
completada hay renovación. Debemos ser capaces de vivir las cuatro
estaciones en un día; estar agudamente atentos a la experiencia, y
así comprender las acumulaciones de cada día y liberarnos de ellas.
2
DE NOVIEMBRE OCK Vol. IV
Creatividad
Armónica
¿Alguna
vez ha pensado en esto? Uno quiere ser famoso como escritor, pacta,
político, cantante o lo que fuere. ¿Por qué? Porque no ama de
verdad lo que hace. Si uno amara cantar, o pintar, o escribir poemas
si de veras lo amara-, no le interesaría si es famoso o no.
Querer ser famoso es algo vulgar, trivial, tonto, no tiene sentido;
pero, debido a que no amamos lo que hacemos, deseamos enriquecernos
con la fama. Nuestra educación actual es pésima porque nos enseña
a amar el éxito y no lo que hacemos. El resultado se ha vuelto más
importante que la acción.
Vea,
es muy bueno esconder nuestro brillo, taparlo, ser anónimos, amar lo
que hacemos y no sacar a relucirlo. Es bueno ser afectuoso, amable,
sin ser famoso. Eso no hace que uno tenga reputación, no hace que su
fotografía aparezca en los diarios. Los políticos no vendrán a su
puerta. Uno es simplemente un ser humano creativo que vive
anónimamente; y en eso hay riqueza y una belleza inmensa.
3
DE NOVIEMBRE PDE
Técnicas
vacías
No
podemos asociar la creatividad con el logro técnico. Uno puede ser
perfecto tocando el piano, y no ser creativo; usted puede tocar el
piano con suma brillantez y no ser un músico desde el punto de vista
creativo. Puede ser hábil para manejar el color, para aplicar muy
ingeniosamente pintura en el lienzo, y no ser un pintor creativo.
Puede crear de la piedra un rostro, una imagen, porque ha aprendido
la técnica, y no ser un artista creador. La creación viene primero,
no la técnica, y por eso somos tan desdichados en nuestras vidas.
Tenemos la técnica: cómo levantar una casa, construir un puente,
ensamblar un motor, cómo educar a nuestros hijos conformó a un
sistema; hemos aprendido todas estas técnicas, pero nuestros
corazones están vacíos, nuestras mentes están vacías. Somos
máquinas de primera clase, sabemos cómo funcionar muy bellamente,
pero no amamos a una criatura viva. Uno puede ser un buen ingeniero,
un buen pianista, puede escribir con buen estilo en inglés o marathi
o el idioma que sea, pero la creatividad no se encuentra en la
técnica. Si usted tiene algo que decir, crea su propio estilo, pero
cuando no tiene nada que decir, aunque tenga un estilo hermoso, lo
que escriba será tan sólo la rutina tradicional, una repetición,
en palabras nuevas, de la misma cosa vieja [...].
Habiendo
perdido la canción, perseguimos al cantor. Aprendemos del cantor la
técnica del canto, pero no existe la canción; y yo digo que la
canción es esencial, es esencial el júbilo de cantar. Cuando existe
el júbilo, la técnica puede desarrollarse de la nada. Uno inventará
su propia técnica, no tendrá que estudiar elocución o estilo.
Cuando hay júbilo creativo, uno ve, y el mismo ver la belleza es de
sí un arte.
4
DE NOVIEMBRE OCK- Vol. V
Saber
cuándo no cooperar
Los
reformadores políticos, sociales y religiosos sólo causarán más
dolor al hombre, a menos que éste comprenda los funcionamientos de
su propia mente. Con la comprensión del proceso total de la mente,
hay una radical revolución interna, y de ella surgen las acciones de
la verdadera cooperación, que no es cooperación de acuerdo con un
modelo, con la autoridad, con alguien que «sabe». Cuando usted
tiene bien en claro como cooperar porque existe esta revolución
interna-, también sabe cuándo no cooperar, lo cual es de veras muy
importante, quizá más importante aún. Ahora cooperamos con
cualquier persona que ofrece una reforma, un cambio, y eso sólo
perpetúa el conflicto y la desdicha; pero si sabemos qué es tener
el espíritu de cooperación que adviene con la comprensión del
proceso total de la mente que implica libertad con respecto al «yo»-,
entonces hay posibilidad de crear una civilización nueva, un mundo
por completo diferente, exento de espíritu adquisitivo, de envidia,
de comparación. Esto no es una utopía teórica, sino el verdadero
estado de la mente que, de manera constante, investiga y va en pos de
aquello que es verdadero y bienaventurado.
5
DE NOVIEMBRE OCK - Vol. VIII
¿Por qué
hay crimen?
Vea,
o bien hay una revuelta dentro del patrón de la sociedad, o hay una
revolución completa fuera de la sociedad. La revolución completa
fuera de la sociedad es lo que yo llamo revolución religiosa.
Cualquier revolución que no sea religiosa está dentro de la
sociedad y, por lo tanto, no es revolución en absoluto, sino tan
sólo una continuación modificada del viejo patrón. Lo que ocurre
En todo el mundo, creo, son rebeliones dentro de la sociedad, y estas
rebeliones toman a menudo la forma de lo que llamamos crimen. Tiene
que existir por fuerza esta clase de rebelión, en tanto nuestra
educación se siga interesando tan sólo en preparar a los jóvenes
para que encajen en la sociedad, es decir, para que consigan un
empleo, ganen dinero, sean adquisitivos, ambicionen más, se amolden.
Eso
es lo que nuestra así llamada educación está haciendo en todas
partes: enseña a los jóvenes a amoldarse, religiosa, moral,
económicamente; por eso, es natural que su rebelión no tenga
sentido, fuera de que debe ser reprimida, reformada o controlada.
Semejante rebelión sigue estando dentro de la estructura de la
sociedad; por consiguiente, no es creativa en absoluto. Pero mediante
la correcta educación podríamos quizá dar origen a una comprensión
distinta, ayudando a la mente a liberarse de todo condicionamiento,
esto es, alentando al joven a darse cuenta de las numerosas
influencias que condicionan la mente y hacen que ésta se amolde.
6
DE NOVIEMBRE OCK- Vol. X
El
propósito de la vida
Hay
muchas personas que le indicarán a usted el propósito de la vida;
le dirán lo que sostienen los libros sagrados. Personas ingeniosas
seguirán inventando cuál es el propósito de la vida. La agrupación
política tendrá un propósito, el grupo religioso tendrá otro
propósito, y así sucesivamente. Entonces, ¿cuál es el propósito
de la vida cuando uno mismo está confuso? Sólo cuando estoy confuso
le formulo esta pregunta: «¿Cuál es el propósito de la vida?»,
porque espero que, en medio de esta confusión, encontraré una
respuesta. ¿Cómo puedo encontrar una respuesta genuina cuando estoy
confuso? ¿Comprende? Si estoy confuso, sólo puedo recibir una
respuesta también confusa. Si mi mente esta confundida, perturbada,
si mi mente carece de belleza, de quietud, cualquiera sea la
respuesta que yo reciba, pasará por esta pantalla de confusión
ansiedad y miedo; por lo tanto, la respuesta estará desnaturalizada.
En consecuencia, lo que importa no es preguntar: «¿Cuál es el
propósito de la vida, de la existencia?», sino esclarecer la
confusión que hay dentro de usted. Es como un hombre ciego que
pregunta: «¿Qué es la luz?» Si le digo qué es la luz, él
escuchará conforme a su ceguera, conforme a su oscuridad; pero
suponga que él es capaz de ver; entonces jamás preguntara: «¿Qué
es la luz?» La luz está ahí.
De
igual manera, si usted puede clarificar su confusión interna,
descubrirá cuál es el propósito de la vida; no tendrá que
preguntar, no tendrá que buscarlo; todo cuanto tiene que hacer es
liberarse de las causas que generan la confusión.
7
DE NOVIEMBRE OCK - Vol. VII
Vivir en
este mundo anónimamente
¿No
es posible, acaso, vivir sin ambición en este mundo, siendo uno
simplemente lo que es? Si usted comienza a comprender lo
que es y no trata de cambiarlo, entonces lo que usted es
experimenta una transformación. Pienso que uno puede vivir en este
mundo anónimamente, por completo desconocido, sin ser famoso,
ambicioso, cruel. Uno puede vivir dichosamente cuando no da
importancia alguna al «yo»; y esto también forma parte de la
correcta educación.
Todo
el mundo está adorando el éxito. Uno escucha el relato de cómo el
muchacho pobre estudiaba de noche y finalmente llegó a ser juez, o
cómo empezó vendiendo periódicos y terminó siendo
multimillonario. Lo alimentan a uno con la glorificación del éxito.
Con el logro del gran éxito hay también un gran dolor; pero la
mayoría de nosotros está atrapada en el deseo de lograr cosas, de
alcanzar el éxito, y el éxito es para nosotros mucho más
importante que la comprensión y disolución del dolor.
8
DE NOVIEMBRE PDE
Tan sólo
una hora de vida
Si a
usted le quedara tan sólo una hora de vida, ¿qué haría? ¿No
arreglaría todo lo que fuera necesario exteriormente, sus negocios,
su última voluntad y demás? ¿No reuniría a su familia y a sus
amigos y les pediría perdón por el daño que pudiera haberles
hecho, y los perdonaría por el que pudieran haberle hecho a usted?
¿No moriría por completo a las cosas de la mente, a los deseos y al
mundo? Y si eso puede hacerse por una hora, también es posible
hacerlo durante los días y años que pudieran quedar... Inténtelo y
lo descubrirá.
9
DE NOVIEMBRE CSV - Serie III
Morir
cada día
¿Qué
es la edad? ¿Es el número de años que uno ha vivido? Eso forma
parte de la edad; uno ha nacido en tal y tal año, y ahora tiene
quince, cuarenta o sesenta años. El cuerpo envejece, y lo mismo
ocurre con la mente cuando está cargada con todas las experiencias,
desdichas y fatigas de la vida; y una mente así jamás puede
descubrir qué es la verdad. La mente puede descubrir algo sólo
cuando es joven, fresca, inocente; pero la inocencia no es una
cuestión de edad. No sólo el niño es inocente puede no
serlo-, sino la mente que es capaz de experimentar sin acumular los
residuos de la experiencia. La mente tiene que experimentar, eso es
inevitable. Tiene que responder a todo, al río, al animal enfermo,
al cuerpo muerto que llevan para la cremación, a los pobres aldeanos
que transportan sus cargas por el camino, a las torturas y miserias
de la vida; de lo contrario, la mente ya está muerta. Pero tiene que
ser capaz de responder sin quedar atrapada en la experiencia. La
tradición, la acumulación de experiencias, las cenizas de la
memoria, todo eso es lo que envejece a la mente. La mente que muere
cada día a los recuerdos del ayer, a todas las alegrías y los
dolores del pasado, una mente así es lozana, inocente, no tiene
edad; y sin esa inocencia, ya sea que uno tenga diez años o sesenta,
no encontrará a Dios.
10
DE NOVIEMBRE PDE
Percibir
el estado de muerte
Tenemos
miedo de morir. Para terminar con el miedo a la muerte debemos entrar
en contacto con la muerte, no con la imagen que el pensamiento ha
creado de la muerte, sino que de verdad debemos percibir el estado de
muerte. De lo contrario no hay final para el miedo, porque la palabra
muerte genera miedo, y ni siquiera queremos hablar de ella. Siendo
sanos, normales, capaces de razonar claramente, de pensar con
objetividad, de observar, ¿es posible para nosotros entrar
totalmente en contacto con el hecho de la muerte? El organismo, a
causa del uso, de la enfermedad, finalmente morirá. Si estamos
sanos, queremos descubrir qué significa la muerte. No es un deseo
morboso, porque quizás al morir comprenderemos el vivir. El vivir,
tal como es ahora, implica tortura, continuo desorden contradicción;
por lo tanto, hay conflicto, confusión y desdicha. El diario acudir
a la oficina, la repetición del placer, con sus penas y su ansiedad,
el andar a tientas, la incertidumbre, eso es lo que llamamos el
vivir. A ese tipo de vivir nos hemos acostumbrado. Lo aceptamos;
envejecemos con él y morimos.
Para
descubrir qué es el vivir, así como para descubrir qué es el
morir, uno debe entrar en contacto con la muerte; esto es, uno debe
terminar cada día con todo lo que ha conocido. Debe terminar con la
imagen que ha elaborado respecto de sí mismo, de su familia, de sus
relaciones, la imagen que ha formado a causa del placer, de su
relación con la sociedad, con todo. Eso es lo que va a suceder
cuando la muerte ocurra.
11
DE NOVIEMBRE OCK Vol. XVI
¿Miedo a
la muerte?
¿Por
qué teme usted a la muerte? ¿Será, acaso, porque no sabe cómo
vivir? Si supiera cómo vivir con plenitud, ¿tendría miedo de
morir? Si amara los árboles, la puesta del sol, la hoja que cae, si
amara a los pájaros; si estuviera atento a los hombres y mujeres que
lloran, a los pobres, y si de veras sintiera amor en su corazón,
¿temería a la muerte? ¿Le temería? No se deje persuadir por mí;
reflexionemos juntos sobre ello. Usted no vive con alegría, no es
feliz, no es vitalmente sensible a las cosas; ¿por esa razón
pregunta qué va a ocurrir cuando muera? La vida es para usted dolor
y, por eso, está mucho más interesado en la muerte. Siente que tal
vez habrá más felicidad después de la muerte. Pero ése es un
problema tremendo, y yo no sé si usted desea investigarlo. Al fin y
al cabo, en el fondo de todo esto está el miedo: miedo de vivir,
miedo de morir, miedo de sufrir. Si usted no puede comprender qué es
lo que da origen al miedo, y así se libera de ello, entonces no
importa mucho si está vivo o muerto.
12
DE NOVIEMBRE ADV
Tengo
miedo
Lo
que ahora me pregunto es cómo estar libre del miedo a lo conocido,
que es el miedo de perder a mi familia, mi reputación, mi carácter,
mi cuenta bancaria, mis apetitos, etc. Usted puede decir que el miedo
surge de la conciencia; pero su conciencia está formada por su
condicionamiento, de modo que la conciencia sigue siendo el resultado
de lo conocido. ¿Qué es lo que conozco? El conocimiento implica
tener ideas, tener opiniones acerca de las cosas, tener un sentido de
continuidad en cuanto a lo conocido, y nada más [... ].
Está
el miedo al dolor. El dolor físico es una respuesta nerviosa, pero
el dolor psicológico surge cuando me aferro a las cosas que me
brindan satisfacción, porque entonces tengo miedo de que alguien o
algo me las quite. Las acumulaciones psicológicas evitan el dolor
psicológico en tanto no se vean perturbadas; es decir, soy un manojo
de acumulaciones, experiencias, el cual impide cualquier forma seria
de perturbación; y yo no quiero que me perturben. Por lo tanto,
tengo miedo de cualquiera que pueda alterar eso. Así que mi miedo es
a lo conocido, estoy temeroso de las acumulaciones, físicas o
psicológicas, que he reunido como un recurso para detener el dolor
impedir el sufrimiento [...]. También el conocimiento ayuda a evitar
el dolor. Tal como el conocimiento médico ayuda a evitar el dolor
físico, así las creencias ayudan a evitar el dolor psicológico;
por eso tengo miedo de perder mis creencias, aunque no tenga un
conocimiento perfecto o una prueba concreta con respecto a la
realidad de tales creencias.
13
DE NOVIEMBRE LPU
Sólo
aquello que muere puede renovarse
Cuando
hablamos de una entidad espiritual, entendemos con ello algo que no
está dentro del campo de la mente, es obvio. Ahora bien, el «Yo»,
¿es una entidad espiritual? Si es una entidad espiritual, debe estar
más allá de todo el tiempo; por lo tanto, no puede renacer ni
continuar. El pensamiento no puede pensar en ella, porque el
pensamiento está dentro de la medida del tiempo, el pensamiento
proviene del ayer, es un movimiento continuo, la respuesta del
pasado; así pues, el pensamiento es, en esencia, un producto del
tiempo. Si el pensamiento puede pensar acerca del «yo», éste forma
parte del tiempo; en consecuencia, el «yo» no está libre del
tiempo y, por ende, no es espiritual, lo cual resulta evidente. De
modo que el «Yo» es tan sólo un proceso del pensamiento; y usted
quiere saber si ese proceso del pensamiento, continuando aparte del
cuerpo físico, nace nuevamente, se reencarna en una forma física.
Ahora avancemos un poco más. Aquello que continúa, ¿puede, en modo
alguno, descubrir lo real, lo que está más allá del tiempo y la
medida? Ese «Yo», esa entidad que es un proceso del pensamiento,
¿puede alguna vez ser nuevo? Si no puede, entonces tiene que haber
una terminación para el pensamiento. ¿Acaso no es inherentemente
destructiva toda cosa que continúa? Aquello que tiene continuidad
jamás puede renovarse. En tanto el pensamiento continúe a través
de la memoria, del deseo, de la experiencia, jamás podrá renovarse;
por consiguiente, lo que es continuo no puede conocer lo real. Puede
usted renacer mil veces, pero jamás podrá conocer la real, porque
sólo aquello que muere, que llega a su fin, puede renovarse.
14
DE NOVIEMBRE OCK - Vol. VI
Morir sin
argumento alguno
¿Sabe
usted qué significa entrar en contacto con la muerte, morir sin
argumento alguno? Porque la muerte, cuando llega, no argumenta con
usted. Para enfrentarse a ella tiene usted que morir cada día para
todas las cosas: para su angustia, para su soledad, para la relación
a la que se apega; tiene que morir para su pensamiento, para su
hábito, morir para su esposa, de modo que pueda mirarla de un modo
nuevo; tiene que morir para su sociedad, a fin de que usted, como ser
humano, sea nuevo, lozano, joven, y desde ese estado pueda
considerarla. Pero usted no puede enfrentarse a la muerte si no muere
cada día. Sólo cuando uno muere para lo conocido, hay amor. Una
mente atemorizada no ama; tiene hábitos, simpatía, puede forzarse a
ser amable y superficialmente considerada. Pero el miedo engendra
dolor, y el dolor es tiempo como pensamiento.
En
consecuencia, terminar con el dolor es entrar en contacto con la
muerte mientras uno está vivo, muriendo para su nombre, para su
casa, su propiedad, su causa eso es lo que va a ocurrir cuando
uno muera-, de modo que esté fresco, joven, claro y pueda ver las
cosas como son, sin distorsión alguna. Pero tenemos una muerte
limitada a lo físico. Sabemos muy bien, lógicamente, sensatamente,
que el organismo va a llegar a su fin. De modo que inventamos una
vida que ya hemos vivido, una vida de angustia cotidiana, de
insensibilidad cotidiana, de problemas crecientes con su estupidez;
ésa es la vida que queremos llevar al otro lado, y la llamamos el
«alma», de la que decimos que es la cosa más sagrada, una fracción
de lo divino; pero eso sigue formando parte de nuestro pensamiento y,
por lo tanto, no tiene nada que ver con la divinidad. ¡Es nuestra
vida!
De
manera que uno tiene que vivir cada día muriendo; muriendo, porque
entonces está uno en verdadero contacto con la vida.
15
DE NOVIEMBRE OCK- Vol. XV
En la
muerte está la inmortalidad
Por
cierto, en el morir hay renovación, ¿no es así? Sólo en la muerte
algo nuevo surge a la existencia. No le estoy brindando consuelo.
Esto no es algo en lo que pueda creer o pensar, o que pueda examinar
y aceptar intelectualmente, porque entonces lo convertirá en otro
consuelo, tal como ahora cree en la reencarnación o en la
continuidad en el más allá, etcétera. Pero lo real es que, para
aquello que continúa, no hay renacimiento, no hay renovación. Por
lo tanto, la renovación, el renacimiento está en el morir de cada
día. Eso es la inmortalidad. En la muerte está la inmortalidad; no
en la muerte que usted teme, sino en la muerte de las conclusiones
previas, de los recuerdos, de las experiencias, con todo lo cual
usted se ha identificado como el «yo». En el morir del «yo» a
cada instante hay eternidad, hay inmortalidad, hay algo que ha de
experimentarse; no es para que se especule o se diserte al respecto,
como hacen ustedes con la reencarnación y toda esa clase de cosas
[...].
Cuando
uno ya no tiene miedo, porque hay un morir a cada instante y, por lo
tanto, una renovación, entonces se halla abierto a lo desconocido.
La realidad es lo desconocido. La muerte es también lo desconocido.
Pero decir que la muerte es bella, maravillosa, porque continuaremos
en el más allá y toda esa insensatez, carece de realidad. Lo real
es ver la muerte tal como es: un final, un final en el que hay
renovación, renacimiento, no una continuidad. Porque aquello que
continúa se deteriora, y lo que tiene el poder de renovarse a sí
mismo es eterno.
16
DE NOVIEMBRE OCK - Vol. V
La
reencarnación es esencialmente egoísta
Ustedes
desean que yo les asegure que vivirán otra vida, pero en eso no hay
felicidad ni sabiduría. La búsqueda de inmortalidad por medio de la
reencarnación, es esencialmente egoísta; por lo tanto, no es
verdadera. Nuestra búsqueda de inmortalidad es sólo otra forma del
deseo de que continúen las reacciones autodefensivas contra la vida
y la inteligencia. Un anhelo semejante sólo puede conducirnos a la
ilusión. Lo que importa, pues, no es si hay reencarnación sino
comprender la plenitud de realización en el presente. Y eso puede
uno hacerlo sólo si su mente y su corazón ya no se están
protegiendo contra la vida. La mente es astuta y sutil en su
autodefensa, y debe discernir por sí misma la naturaleza ilusoria de
la autoprotección. Esto significa que uno debe pensar y actuar de
una manera completamente nueva. Debe liberarse de la red de valores
falsos que el entorno nos ha impuesto. Tiene que haber una total
desnudez interna. Entonces existe la inmortalidad, la realidad.
17
DE NOVIEMBRE OCK Vol. II
¿Qué es la
reencarnación?
Averigüemos
qué entiende usted por reencarnación la verdad de ello, no lo que
le gusta creer, no lo que alguien le ha dicho o lo que su instructor
le ha enseñado al respecto. Por cierto, es la verdad la que libera,
no su propia conclusión personal, su propia opinión [...]. Cuando
usted dice: «Yo renaceré», tiene que saber qué es el «Yo»
[...]. El «Yo», ¿es una entidad espiritual, es algo continuo? ¿Es
el «Yo» algo independiente de la memoria, de la experiencia, del
conocimiento? El «Yo», o bien es una entidad espiritual, o es tan
sólo un proceso de pensamiento. O es algo fuera del tiempo, algo que
llamamos espiritual y que no es medible en términos temporales, o
está dentro del campo del tiempo, de la memoria, del pensamiento. No
puede ser otra cosa. Descubramos si está más allá de la medida del
tiempo. Espero que esté siguiendo todo esto. Descubramos si el «yo»
es, en esencia, algo espiritual. Por «espiritual» entendemos, ¿no
es así?, algo no susceptible de ser condicionado, algo que no es una
proyección de la mente humana, algo que no está dentro del campo
del pensamiento, algo que no muere. Cuando hablamos de una entidad
espiritual, es obvio que nos referimos a algo que no está dentro del
campo de la mente. Entonces, ¿es el «Yo» una entidad espiritual
semejante? Si lo es, debe estar más allá del tiempo; por lo tanto,
no puede renacer ni continuar [...]. Lo que tiene continuidad jamás
puede renovarse. En tanto el pensamiento continúe a través de la
memoria, del deseo, de la experiencia, jamás podrá renovarse; en
consecuencia, lo que continúa no puede conocer lo real.
18
DE NOVIEMBRE OCK - Vol. VI
¿Existe
una cosa como el alma?
Para
comprender esta cuestión de la muerte, debemos liberarnos del miedo,
el cual inventa las diversas teorías de la vida futura o la
inmortalidad o la reencarnación. Así que decimos lo dicen en
Oriente que existe la reencarnación, que hay renacimiento, una
renovación constante que continúa y continúa: el alma, lo que
llamamos el alma. Ahora, por favor, escuche muy atentamente.
¿Existe
tal cosa? Nos gusta pensar que existe, porque eso nos da placer,
porque es algo que hemos colocado más allá del pensamiento, más
allá de las palabras, más allá; es algo eterno, espiritual, que
jamás puede morir, y entonces el pensamiento se aferra a eso. Pero
¿existe una cosa como el alma, una cosa que está más allá del
tiempo y del pensamiento, algo no inventado por el hombre, algo que
se encuentra más allá de la naturaleza humana, que no ha sido
elaborado por la mente astuta? Porque la mente ve esta enorme
incertidumbre, esta confusión, ve que en la vida no hay nada
permanente, nada. La relación que tenemos con nuestra esposa,
nuestro marido, nuestro empleo, nada de eso es permanente. Entonces
la mente inventa algo que sea permanente, y lo llama el alma. Pero,
dado que la mente piensa en ello, tal cosa sigue estando dentro del
campo del tiempo. Es obvio. Si puedo pensar en algo, eso forma parte
de mi pensamiento. Y mi pensamiento es el resultado del tiempo, de la
experiencia, del conocimiento. De modo que el alma está ano en el
campo del tiempo [...].
Así
pues, la idea de la continuidad de un alma que renacerá una y otra y
otra vez no tiene sentido, porque es la invención de una mente
atemorizada, de una mente que desea y busca una duración a través
de la permanencia, que anhela certidumbre, porque en eso hay una
esperanza.
19
DE NOVIEMBRE OCK - Vol. XV
¿Qué
entendemos por karma?
El
karma implica causa y efecto, ¿no es así? La acción basada en una
causa produce determinado efecto; la acción nacida del
condicionamiento produce resultados ulteriores. Es decir, causa y
efecto. Ahora bien, la causa y el efecto, ¿son estáticos, son
siempre fijos? El efecto, ¿no se convierte también en causa? No
hay, pues, causa o efecto fijos. El hoy es un resultado del ayer,
¿verdad? Lo es tanto cronológica como psicológicamente; y el hoy
es la causa del mañana. De modo que la causa es efecto y el efecto
se vuelve causa; es un solo movimiento continuo... no hay causa fija
o efecto fijo. Si hubiera causa fija y un efecto fijo, habría
especialización, y ¿no es muerte la especialización? Cualquier
especie viviente que se especializa llega a su fin, es obvio. La
grandeza del hombre es que no puede especializarse. Una semilla de
bellota está especializada, no puede ser otra cosa que lo que es.
Pero el ser humano no termina de completarse. Existe una constante
posibilidad de renovación; la especialización no lo limita. En
tanto consideremos la causa, el trasfondo, el condicionamiento, como
independiente del efecto, tiene que haber conflicto entre el
pensamiento y el trasfondo. En consecuencia, el problema es mucho más
complejo que si creemos o no creemos en la reencarnación, porque la
cuestión es cómo actuar, no si uno cree en la reencarnación o en
el karma. Eso está absolutamente fuera de lugar.
20
DE NOVIEMBRE OCK - Vol. VI
La acción
basada en la idea
¿Puede
la acción liberarnos alguna vez de esta cadena de causa efecto?
He hecho algo en el pasado; he tenido una experiencia, la cual,
evidentemente, condiciona mi respuesta de hoy; y la respuesta de hoy
condiciona el mañana. Ése es todo el proceso del karma: causa y
efecto. Es obvio que, aun cuando transitoriamente pueda darnos
placer, tal proceso de causa y efecto conduce finalmente al dolor.
Ese es el verdadero quid de la cuestión: ¿Puede el pensamiento ser
libre? El pensamiento o la acción libres no producen dolor, no
originan condicionamiento. Es el punto vital en todo este asunto.
Entonces, ¿puede haber una acción no relacionada con el pasado?
¿Puede haber una acción no basada en la idea? La idea es la
continuación del ayer en una forma modificada, y esa continuación
condicionará el mañana, lo cual no quiere decir que la acción
basada en la idea jamás puede ser libre. Mientras la acción se base
en la idea, producirá inevitablemente más conflicto. Como dice,
¿puede haber una acción no relacionada con el pasado? ¿Puede haber
una acción sin la carga de la experiencia, del conocimiento del
ayer? En tanto la acción sea una consecuencia del pasado, jamás
puede ser libre, y sólo en libertad puede uno descubrir lo
verdadero. Lo que ocurre es que, como la mente no es libre, no puede
actuar, sólo puede reaccionar, y la reacción es la base de
nuestras acciones. Tales acciones no son acciones, sino que tan sólo
continúan la reacción, ya que son el resultado de la memoria, de la
experiencia, de la respuesta de ayer. De modo que la pregunta es:
¿Puede la mente estar libre de su condicionamiento?
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DE NOVIEMBRE OCK - Vol. VI
El amor
no es placer
Sin
comprender el placer usted jamás podrá comprender el amor. El amor
no es placer. Es algo por completo diferente. Y para comprender el
placer, como dijimos, uno tiene que aprender al respecto. Ahora bien,
para la mayoría de nosotros, para cada ser humano, el sexo es un
problema. ¿Por qué? Escuche esto muy cuidadosamente. Debido a que
no puede usted resolver el problema, escapa de él. El sanyasi escapa
tomando un voto de celibato, negando el sexo. Por favor, vea lo que
le ocurre a una mente semejante. Al negar algo que forma parte de
toda su estructura las glándulas, etc.-, al reprimirlo, se ha
vuelto usted ávido, y en su interior se desarrolla una batalla
constante.
Así
pues, aparentemente tenemos sólo dos maneras de encarar cualquier
problema: o lo reprimimos o escapamos de él. En realidad, reprimirlo
es lo mismo que escapar de él. Y disponemos de toda una red de
escapes muy intrincada, intelectual, emocional, y también la de la
común actividad cotidiana. Hay varias formas de escapes que no
examinaremos por el momento. Pero tenemos este problema del sexo. El
sanyasi escapa de él a su modo, pero no lo ha resuelto; lo ha
reprimido tomando un voto, y todo el problema hierve en su interior.
Puede ponerse la túnica exterior de la sencillez, pero esto también
se vuelve para él un problema extraordinario, tal como lo es para el
hombre que vive una vida corriente. ¿Cómo resuelve usted ese
problema?
22
DE NOVIEMBRE OCK - Vol. XV
El amor
no se cultiva
El
amor no puede cultivarse. El amor no puede dividirse en divino y
físico; sólo es amor no se trata de que usted ame a una sola
persona o a muchas-. Es absurdo preguntar: «¿Ama usted a todos?»
Vea, a una flor que tiene perfume no le preocupa quién viene a
aspirarlo o quién la desdeña. Así es el amor. El amor no es un
recuerdo. No es cosa de la mente o del intelecto. Adviene
naturalmente como la compasión, cuando todo este problema de la
existencia miedo, codicia, envidia, desesperación, esperanza-
ha sido comprendido y resuelto. Un hombre ambicioso no puede amar. Un
hombre apegado a su familia no ama. Tampoco los celos tienen algo que
ver con el amor. Cuando usted dice: «Amo a mi esposa», en realidad
no es eso lo que quiere decir, porque al instante siguiente está
celoso de ella.
El
amor implica gran libertad que no es hacer lo que a uno le
plazca-. Pero el amor llega tan sólo cuando la mente está muy
quieta, no interesada ni centrada en sí misma. Éstos no son
ideales. Si en usted no hay amor, haga lo que hiciere, ir tras todos
los dioses de la Tierra, desarrollar todas las actividades sociales,
tratar de reformar la pobreza, dedicarse a la política, escribir
libros, poemas, etc., aunque haga todo eso, es un ser humano muerto.
Sin amor, los problemas aumentarán, se multiplicarán
interminablemente. Y con amor, haga usted lo que hiciere, no hay
riesgo alguno, no hay conflicto. El amor es, entonces, la esencia de
la virtud. Una mente que no se halla en estado de amor, no es en
absoluto una mente religiosa. Y sólo la mente religiosa está libre
de problemas y conoce la belleza del amor y la verdad.
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DE NOVIEMBRE OCK - Vol. XV
Amor sin
incentivo
¿Qué
es el amor sin motivo? ¿Puede haber amor sin ningún incentivo, sin
que uno desee nada para sí mismo del amor? ¿Puede haber amor sin
que uno se sienta lastimado cuando el amor no es retribuido? Si yo te
ofrezco mi amistad y tú la rechazas, ¿no me siento lastimado? Ese
sentirse lastimado, ¿es el resultado de la amistad, de la
generosidad, de la simpatía? Ciertamente, en tanto me sienta
lastimado, en tanto haya temor, en tanto te ayude esperando que tú
puedas ayudarme -a lo cual llaman servicio-, no hay amor.
Si
comprendes esto, la respuesta está ahí.
24
DE NOVIEMBRE ADV
El amor
es peligroso
¿Cómo
puede el hombre vivir sin amor? Sólo podemos existir, y la
existencia sin amor es control, confusión y dolor; y eso es lo que
casi todos estamos generando. Nos organizamos para la existencia y
aceptamos el conflicto como inevitable, porque nuestra existencia es
un constante requerimiento de poder. Por cierto, cuando amamos, la
organización tiene su propio lugar, su lugar exacto; pero sin amor,
la organización se vuelve una pesadilla, algo meramente mecánico y
eficiente, como el ejército; pero como la sociedad moderna se basa
en la mera eficiencia, necesitamos ejércitos y el propósito
de un ejército es crear guerra-. Aun en tiempos de la así llamada
paz, cuanto más eficientes somos en lo intelectual, tanto más
crueles, más brutales e insensibles nos volvemos. Por eso hay
confusión en el mundo, porque la burocracia es cada vez más
poderosa, porque más y más gobiernos se están volviendo
totalitarios. Nos sometemos a todo esto como a algo inevitable,
porque vivimos con nuestros cerebros y no con nuestros corazones; en
consecuencia, el amor no existe. El amor es el elemento más
peligroso e incierto que hay en la vida; y debido a que no queremos
la incertidumbre, porque no queremos sentirnos en peligro, vivimos en
el reino de la mente. Un hombre que ama está en peligro, y nosotros
no deseamos vivir peligrosamente; deseamos vivir eficientemente,
vivir tan sólo dentro del sistema de la organización, porque
pensamos que las organizaciones van a producir orden y paz en el
mundo. Las organizaciones jamás han producido orden y paz. Sólo el
amor, la buena voluntad, la piedad, pueden traer finalmente y,
por lo tanto, ahora- orden y paz.
25
DE NOVIEMBRE OCK - Vol. V
¿Cuál
es tu reacción?
Cuando
observas a esas pobres mujeres que llevan una pesada carga al
mercado, o miras cómo los niños de la aldea juegan en el barro sin
tener casi ninguna otra cosa con que jugar, esos niños que no
recibirán la educación que ustedes reciben, que no tienen una casa
digna donde vivir, ni limpieza, ni ropa suficiente, ni comida
adecuada, cuando observas todo eso, ¿cuál es tu reacción? Es muy
importante que descubras por ti mismo cuál es tu reacción. Te diré
cuál fue la mía.
Esos
niños carecen de un lugar apropiado donde dormir; el padre y la
madre están ocupados durante todo el día, sin tener nunca un
periodo de vacaciones; los niños no conocen jamás lo que es ser
amados, cuidados; los padres nunca se sientan con ellos y les cuentan
historias acerca de la belleza de la Tierra y de los cielos. Y ¿qué
clase de sociedad es la que han producido estas circunstancias? Una
sociedad en la que hay personas inmensamente ricas que tienen todo lo
que anhelan en la Tierra, y donde al mismo tiempo hay chicos y chicas
que no tienen nada. ¿Qué clase de sociedad es ésta y cómo se ha
originado? Ustedes podrán hacer revoluciones, romper el patrón de
esta sociedad, pero en la ruptura misma de ese patrón ha nacido uno
nuevo, que es otra vez la misma cosa en una forma distinta: los
comisarios políticos con sus casas especiales en el campo, los
privilegios, los uniformes, y así sucesivamente. Esto ha ocurrido
después de todas las revoluciones, la francesa, la rusa, la china. Y
¿es posible crear una sociedad en la que no existan toda esta
corrupción y esta desdicha? Podrá crearse sólo cuando tú y yo,
como individuos, rompamos con lo colectivo, cuando estemos libres de
ambición y sepamos qué significa amar. Ésa fue, en un destello,
toda mi reacción.
26
DE NOVIEMBRE PDE
La
compasión es del presente activo
El
pensamiento no puede, por ningún medio, cultivar la compasión. No
uso la palabra compasión para indicar lo opuesto, la antítesis del
odio o la violencia. Pero, a menos que cada uno de nosotros tenga un
sentido profundo de compasión, nos volveremos más y más brutales,
inhumanos el uno para el otro. Tendremos mentes mecánicas, mentes
como computadoras, adiestradas tan sólo para cumplir determinadas
funciones; continuaremos buscando seguridad, tanto física como
psicológica, y desperdiciaremos la extraordinaria profundidad y
belleza, el significado íntegro de la vida.
No
entiendo por compasión una cosa que pueda adquirirse. La compasión
no es la palabra ésta es meramente del pasado-, sino que es
algo del presente activo; es la acción y no la palabra, el nombre,
el sustantivo. Hay una diferencia entre la acción y la palabra. La
acción es del presente, mientras que la palabra es siempre del
pasado y, por lo tanto, es estática. Uno puede atribuir vitalidad o
movimiento al nombre, a la palabra, pero no es lo mismo que la
acción, la cual es siempre del presente [...].
La
compasión no es sentimentalismo; no es esta vaga simpatía o empata.
La compasión no es algo que uno pueda cultivar por medio del
pensamiento, de la disciplina, del control, de la represión, ni
siendo uno amable, cortés, gentil y demás. La compasión adviene
sólo cuando el pensamiento ha llegado a su fin hasta la raíz misma.
27
DE NOVIEMBRE OCK- Vol. XIII
Compasión
y bondad
¿Puede
la compasión, ese sentido de bondad, ese sentimiento de lo sagrado
de la vida, del cual estuvimos hablando la última vez que nos
encontramos, puede ser originado mediante la compulsión?
Ciertamente, cuando hay compulsión de cualquier forma, cuando hay
propaganda o moralización, no hay compasión; tampoco hay compasión
cuando el cambio se origina meramente en la necesidad de aprontar el
reto tecnológico de tal manera que los seres humanos sigan siendo
seres humanos y no se conviertan en máquinas. Así pues, tiene que
haber un cambio sin proceso causativo. Un cambio que tiene su origen
en una causa no es compasión; es tan sólo una cosa del mercado. Ese
es entonces un problema.
Otro
problema es: Si yo cambio, ¿cómo afectará eso a la sociedad? ¿O
no estoy en absoluto interesado en eso? Porque la inmensa mayoría de
las personas no se interesa en eso de que estamos hablando, ni le
interesa a usted si escucha por curiosidad o por alguna clase de
impulso, y luego lo deja. Las máquinas están progresando tan
rápidamente, que casi todos los seres humanos son meramente
empujados por ellas y se muestran incapaces de afrontar la vida con
la riqueza del amor, con compasión, con un pensar profundo. Y si yo
cambio, ¿cómo afectará eso a la sociedad, la cual es mi relación
con usted? La sociedad no es alguna extraordinaria entidad mítica;
es nuestra relación mutua, y si dos o tres de nosotros cambian,
¿cómo afectará eso al resto del mundo? ¿O existe un modo de
influir sobre la mente total del hombre?
Es
decir, ¿hay un proceso por el cual el individuo que ha cambiado
puede afectar el inconsciente del ser humano?
28
DE NOVIEMBRE OCK - Vol. X
Transmitir
la compasión
Si
estoy profundamente relacionado con la compasión... con el amor, con
el verdadero sentimiento de algo sagrado, ¿cómo puedo transmitir
ese sentimiento? Por favor, siga esto. Si lo transmito a través de
un micrófono, mecanismo de la propaganda, y de tal modo convenzo a
otro, su corazón seguirá estando vacío. Operará la llama de una
ideología, y él tan sólo repetirá, como todos ustedes repiten,
que debemos ser afectuosos, buenos, libres toda la tontería
que pregonan los políticos, los socialistas, y demás-. Viendo,
pues, que cualquier forma de compulsión, por sutil que sea, no trae
consigo esta belleza, este florecimiento de la bondad, de la
compasión, ¿qué ha de hacer el individuo?...
¿Qué
relación hay entre el hombre que tiene este sentido de la compasión
y el hombre cuya mente está atrincherada en lo colectivo, en lo
tradicional? ¿Cómo hemos de descubrir, no teóricamente sino de
hecho, la relación que hay entre ambos?...
Aquel
que se amolda jamás puede florecer en la bondad. Tiene que haber
libertad, y la libertad adviene sólo cuando uno comprende todo el
problema de la envidia, la codicia, la ambición y el deseo de poder.
La libertad con respecto a todo eso permite que florezca la cosa
extraordinaria que llamamos carácter. Un hombre así tiene
compasión, sabe lo que es amar, no aquel que repite meramente un
montón de palabras acerca de la moralidad.
El
florecimiento de la bondad no se encuentra, pues, dentro de la
sociedad, porque la sociedad en sí misma está siempre corrupta.
Sólo el hombre que comprende toda la estructura y el proceso de la
sociedad y se libera de ella tiene carácter, y sólo él puede
florecer en bondad.
29
DE NOVIEMBRE OCK - Vol. X
Llegar a
la fuente con las manos vacías
No
es difícil que advenga la compasión cuando el corazón no está
lleno con las astutas cosas de la mente. Es la mente con sus
exigencias y temores, sus apegos y rechazos, sus determinaciones e
impulsos, la que destruye el amor. ¡Cuán difícil es ser sencillos
respecto de todo esto! No necesitamos filosofas y doctrinas para ser
amables y bondadosos. Los eficientes y poderosos del país se
organizaran para alimentar y vestir a la gente, para suministrarle
albergue y cuidados médicos. Esto resulta inevitable con el rápido
incremento de la producción; es la función de un gobierno bien
organizado y de una sociedad equilibrada. Pero la organización no
origina generosidad del corazón y de la mano. La generosidad
proviene de una fuente muy distinta, una fuente mas allá de toda
medida. La ambición y la envidia la destruyen tan firmemente como el
fuego quema. Esta fuente debe ser alcanzada, pero uno tiene que
llegar a ella con las manos vacías, sin plegarias, sin sacrificios.
Los libros no pueden enseñarnos acerca de esta fuente, ni hay gurú
que pueda conducirnos a ella. Esta fuente no puede alcanzarse
mediante el cultivo de la virtud si bien la virtud es
necesaria-, ni por medio de la capacidad y la obediencia. Cuando la
mente está serena, sin movimiento alguno, la fuente está ahí. La
serenidad carece de motivo, está libre del impulso por el «más».
30
DE NOVIEMBRE CSV - Serie II
DICIEMBRE
La
soledad
La
religión
Dios
La
meditación
Estar
solo tiene belleza
No
sé si alguna vez se ha sentido angustiosamente solo; cuando de
pronto se da cuenta de que no tiene relación con nadie no es
un darse cuenta intelectual, sino factual-... se da cuenta de que
está completamente aislado. Se hallan bloqueadas todas las formas
del pensamiento y de la emoción; usted no puede dirigirse a ninguna
parte, no hay nadie a quien acudir; los dioses, los ángeles, todos
se han ido más allá de las nubes, y tal como las nubes se
desvanecen, también ellos se han desvanecido; usted está
absolutamente aislado, separado de todo no usaré aquí la
palabra solo.
Solo
tiene un significado muy diferente, tiene belleza. Estar solo, en ese
sentido, es algo por completo distinto. Y uno debe estar solo.
Cuando el hombre se libera de la estructura social de codicia,
envidia, ambición, arrogancia, logro, posición cuando se libera de
todo eso, está completamente solo. Esa soledad es muy diferente de
la soledad del aislamiento. En ella hay una gran belleza, existe el
sentimiento de una energía inmensa.
1
DE DICIEMBRE OCK- Vol. XV
Soledad
no es aislamiento
Aunque
todos somos seres humanos, hemos levantado muros entre nosotros y
nuestros semejantes, a causa del nacionalismo, de la raza, la casta y
la clase social, lo cual, a su vez, engendra aislamiento.
Ahora
bien, una mente presa en este estado de soledad en este estado de
aislamiento, no puede comprender jamás qué es la religión. Puede
tener creencias, ciertas teorías, conceptos, fórmulas, puede tratar
de identificarse con eso que ella llama Dios; pero la religión, a mi
entender, no tiene nada que ver con ninguna creencia, con ningún
sacerdote, con ninguna iglesia ni con los así llamados libros
sagrados. El estado de la mente religiosa puede ser comprendido sólo
cuando empezamos a comprender qué es la belleza; y la comprensión
de la belleza debe ser abordada desde la total soledad. Cuando la
mente está por completo sola, únicamente así y en ningún otro
estado, puede saber qué es la belleza.
La
soledad no es, obviamente, aislamiento, y no es singularidad. Ser
singular, único, es meramente ser excepcional en algún sentido,
mientras que estar completamente solo exige sensibilidad,
inteligencia y comprensión extraordinarias. Estar completamente solo
en lo interno, implica que la mente se halla libre de toda clase de
influencias; por lo tanto, no está contaminada por la sociedad. Y
debe hallarse en esa condición de soledad para comprender qué es la
religión, la cual implica descubrir por uno mismo si existe algo
inmortal, más allá del tiempo.
2
DE DICIEMBRE OCK - Vol. XIV
Percibir
el aislamiento
El
aislamiento es por completo diferente de la soledad. Uno debe
atravesar ese aislamiento para estar solo. El aislamiento no puede
compararse con la soledad. El hombre aislado, solitario, jamás puede
saber qué es estar creativamente solo. ¿Se halla usted en ese
estado de soledad? Nuestras mentes no están integradas como para
estar solas. El proceso mental mismo es separativo. Y lo que separa
conoce el aislamiento, la exclusión.
Pero
la soledad no es separativa. Es algo que no pertenece a las masas,
que no está influido por las masas, que no es el resultado de las
masas, que no está constituido como lo está la mente; la mente es
de las masas. La mente no es una entidad sola, creativa, puesto que
ha sido ensamblada, fabricada en el curso de los siglos. La mente
nunca puede estar sola. Jamás puede conocer la soledad. Pero, al
percibir su aislamiento cuando atraviesa por él, surge a la
existencia esa soledad. Unicamente entonces puede existir aquello que
es inconmensurable. Desafortunadamente, la mayoría de nosotros busca
la dependencia. Queremos depender de compañeros, amigos, queremos
vivir en un estado de separación, en un estado que origina
conflicto. Aquel que está solo jamás puede hallarse en un estado de
conflicto. Pero la mente no puede percibir eso, no puede
comprenderlo; ella sólo conoce la soledad de la exclusión, del
aislamiento.
3
DE DICIEMBRE OCK - Vol. VI
Únicamente
en la soledad hay inocencia
Muy
pocos de nosotros estamos solos alguna vez. Uno puede retirarse a las
montañas y vivir como un ermitaño, pero cuando esté físicamente a
solas, tendrá consigo sus ideas, sus experiencias, sus tradiciones,
su conocimiento de lo que ha sido. El monje cristiano en una celda
monástica no está solo; está con su Jesús conceptual, con su
teología, con las creencias y los dogmas de su condicionamiento
particular. De igual manera, el sanyasi que en la India se aparta del
mundo y vive en aislamiento, no está solo, porque él también vive
con sus recuerdos.
Yo
hablo de una soledad en la que la mente está por completo libre del
pasado; sólo una mente así es virtuosa, porque únicamente en esta
soledad hay inocencia. Tal vez usted diga: «Eso es demasiado pedir.
Uno no puede vivir así en este mundo caótico, donde tiene que ir
todos los días a la oficina, ganarse la subsistencia, criar a los
hijos, soportar los regaños de su esposa, etc.» Pero yo pienso que
lo que se está diciendo se halla directamente relacionado con el
vivir y actuar de cada día; de lo contrario, no tiene valor alguno.
Vea, desde esta soledad adviene una virtud que es viril y trae
consigo un sentido extraordinario de pureza y bondad. No importa si
uno comete errores; eso significa muy poco. Lo que importa es tener
este sentimiento de que uno está completamente incontaminado, solo
porque únicamente una mente así puede conocer o percibir aquello
que está más allá de la palabra, del nombre, más allá de todas
las proyecciones de la imaginación.
4
DE DICIEMBRE OCK- Vol. XIII
La
inocencia libera del dolor a la mente
Uno
de los factores del dolor es el extraordinario aislamiento del ser
humano. Uno puede tener compañeros, puede tener dioses, poseer
muchísimos conocimientos, ser extraordinariamente activo en lo
social, contar interminables chismes sobre política; no obstante,
este aislamiento sigue ahí. Por consiguiente, uno busca encontrarle
un significado a la vida, y le inventa un significado, un sentido.
Pero el aislamiento aún sigue ahí. Entonces, ¿puede usted mirar el
aislamiento sin comparar, verlo simplemente como es, sin tratar de
escapar de él, sin intentar disimularlo? Entonces verá que el
aislamiento se convierte en algo por completo diferente.
Nosotros
no estamos internamente solos. Somos el resultado de un millar de
influencias, un millar de condicionamientos, de herencias
psicológicas, propaganda, cultura. No estamos solos; por lo tanto,
somos seres de segunda mano. Cuando uno está internamente solo,
totalmente solo, cuando no pertenece a ninguna familia aunque pueda
tener una familia, cuando no pertenece a ninguna nación, a ninguna
cultura, a ningún compromiso en particular, existe el sentimiento de
ser un extraño, extraño a toda forma de pensamiento, de acción, de
familia, de nación. Y únicamente aquel que está absolutamente solo
de este modo, es inocente. Esta inocencia es lo que libera del dolor
a la mente.
5
DE DICIEMBRE OCK- Vol. XVII
Crear un
mundo nuevo
Si
hemos de crear un mundo nuevo, una nueva civilización, un arte
nuevo, no contaminado por la tradición, el miedo, las ambiciones, si
hemos de originar juntos una nueva sociedad en la que no existan el
«tú» y el «yo», sino lo nuestro, ¿no tiene que haber una mente
que sea por completo anónima y que, por lo tanto, esté
creativamente sola? Esto implica, ¿no es así?, que tiene que haber
una rebelión contra el conformismo, contra la respetabilidad, porque
el hombre respetable es el hombre mediocre, debido a que siempre
desea algo; para su felicidad depende de la influencia, o de lo que
piensa su prójimo, su gurú, de lo que dice el Bagavad Gita o
los Upanishads o la Biblia o Cristo. Su mente jamás está
sola. Ese hombre nunca camina solo, sino que siempre lo hace con un
acompañante, el acompañante de sus ideas.
¿No
es, acaso, importante descubrir, ver todo el significado de la
interferencia, de la influencia, ver la afirmación del «yo», que
es lo opuesto de lo anónimo? Viendo todo eso, surge inevitablemente
la pregunta: ¿Es posible originar de inmediato ese estado de la
mente libre de influencias, el cual no puede ser afectado por su
propia experiencia ni por la experiencia de otros, ese estado de la
mente incorruptible, sola? Unicamente entonces es posible dar origen
a un mundo diferente, a una cultura y una sociedad diferentes donde
puede existir la felicidad.
6
DE DICIEMBRE OCK - Vol. VII
Una
soledad exenta de miedo
Cuando
la mente es capaz de desprenderse de todas las influencias e
interferencias, y estar por completo sola, únicamente entonces hay
creatividad.
La
técnica se está desarrollando más y más en todo el mundo: la
técnica de como influir sobre la gente por medio de la propaganda,
de la compulsión, de la imitación [...]. Hay innumerables libros
escritos acerca de cómo hacer una cosa, cómo pensar eficientemente,
cómo construir una casa, cómo armar una maquinaria; así,
gradualmente, estamos perdiendo iniciativa, iniciativa para
desarrollar algo original por nosotros mismos. En nuestra educación,
en nuestra relación con el gobierno, a través de diversos medios,
ejercen influencia sobre nosotros para que nos amoldemos, para que
imitemos. Y cuando permitimos que alguien influya en nosotros
persuadiéndonos a adoptar una actitud determinada o a emprender
cierta acción, nos resistimos naturalmente a otras influencias. En
ese proceso mismo de resistirnos a la influencia de otro, ¿no
sucumbimos a ella de un modo negativo?
¿No
debería la mente hallarse siempre en estado de rebelión como para
comprender las influencias que están haciendo siempre impacto sobre
uno, interfiriendo, controlando, moldeando? ¿No es uno de los
factores de la mente mediocre el hecho de que siempre tenga miedo y
que, al hallarse en un estado de contusión, desee orden, coherencia,
quiera una forma, un molde que la guíe y la controle? No obstante,
estas formas, estas diversas influencias crean contradicciones y
confusión en el individuo [...]. Cualquier opción entre influencias
sigue siendo, por cierto, un estado de mediocridad.
...
¿No debe la mente tener la capacidad de profundizar en los hechos
no imitar, no ser moldeada- y estar libre de temor? ¿No
debería una mente así permanecer sola y, por lo tanto, en un estado
de creatividad? Esa creatividad no es «de uno», no es suya ni mía;
es anónima.
7
DE DICIEMBRE OCK- Vol. VII
Comenzar
aquí
Un
hombre religioso no busca a Dios. El hombre religioso se interesa en
la transformación de la sociedad, que es él mismo. El hombre
religioso no es aquel que practica innumerables rituales, que sigue
tradiciones, que vive en una cultura pasada, muerta, explicando
perpetuamente el Gita o la Biblia, cantando sin cesar o practicando
sannyasa; ése no es un hombre religioso, es alguien que escapa de
los hechos. El hombre religioso se interesa total y completamente en
la comprensión de la sociedad, que es él mismo. No está separado
de la sociedad. Generar en sí mismo una mutación completa implica
para él la terminación total de la codicia, de la envidia, de la
ambición; debido a eso, no depende de las circunstancias, aunque sea
el resultado de la circunstancia la comida que come, los libros
que lee, los cines a los que va, los dogmas religiosos, las
creencias, los rituales y todo eso-. Es responsable. Por lo tanto, el
hombre religioso debe comprenderse a sí mismo, ya que es el producto
de la sociedad que él mismo ha creado. En consecuencia, para
encontrar la realidad debe comenzar aquí, no en un templo, no en una
imagen, ya sea una imagen labrada por la mano o por la mente. De lo
contrario, ¿cómo puede dar con algo nuevo, un estado nuevo?
8
DE DICIEMBRE OCK - Vol. XV
La mente
religiosa es explosiva
¿Podemos
descubrir por nosotros mismos cuál es la mente religiosa? El
científico en su laboratorio es realmente un científico; no es
persuadido por su nacionalismo, por sus miedos, por sus vanidades,
ambiciones y exigencias limitadas; allí está meramente
investigando. Pero fuera del laboratorio es como cualquier otra
persona con sus prejuicios, ambiciones, vanidades, celos, con su
nacionalidad y todo eso. Una mente así no tiene acceso a la mente
religiosa. La mente religiosa no funciona desde un centro de
autoridad, centro que puede ser conocimiento acumulado como
tradición, o experiencia acumulada la cual, en realidad,
continúa la tradición, continúa el condicionamiento-. El espíritu
religioso no piensa en función del tiempo, de resultados inmediatos,
de una reforma inmediata dentro del patrón de la sociedad [...].
Dijimos que la mente religiosa no es una mente ritualista, no
pertenece a ninguna iglesia, a ningún grupo, a ningún patrón de
pensamiento. La mente religiosa es la mente que ha penetrado en lo
desconocido, y uno no puede dar con lo desconocido excepto de un
salto; no puede entrar en lo desconocido mediante un cálculo
cuidadoso. La mente religiosa es la verdaderamente revolucionaria, y
la mente revolucionaría no es una reacción a lo que ha sido. La
mente religiosa es, en realidad, explosiva, creadora no
creadora en el sentido de lo que esa palabra implica para la
poesía, la decoración, la arquitectura, la música, etc.-; es una
mente que se halla en estado de creación.
9
DE DICIEMBRE OCK - Vol. XII
La
oración es un asunto complejo
Como
todos los problemas humanos profundos, la oración es un asunto
completo que no puede ser tratado a la ligera requiere paciencia,
investigación cuidadosa y tolerante, y uno no puede exigir
conclusiones y decisiones definidas. Sin comprenderse a sí mismo,
aquel que reza puede, por obra de su misma oración, verse conducido
al autoengaño. A veces escuchamos decir a la gente, y algunas
personas me lo han dicho, que cuando rezan por cosas mundanas
dirigiéndose a lo que ellas llaman Dios, sus plegarias les son a
menudo otorgadas. Si tienen fe, y según sea la intensidad de su
plegaria, lo que busca salud, bienestar, posesiones mundanas
finalmente lo obtienen. Si uno se entrega a la oración
suplicante, ésta trae su propia recompensa; la cosa que uno pide le
es a menudo concedida, y esto da fuerza a súplicas futuras. Después,
está la oración no por cosas o por personas, sino por experimentar
la realidad, Dios, la cual también es frecuentemente respondida; y
existen aún otras formas de oración suplicante, formas más sutiles
y tortuosas, pero, con todo, son oraciones que suplican, imploran,
ofrecen. Todas estas oraciones, estas plegarias, tienen su propia
retribución, traen sus propias experiencias, pero ¿conducen a la
realización de la realidad suprema?
¿No
somos, acaso, el producto del pasado, y no estamos, por ende,
relacionados con el enorme depósito de codicia y odio, así como de
sus opuestos? Ciertamente, cuando hacemos una petición, u ofrecemos
una plegaria suplicante, estamos dirigiendo un llamado a este
depósito de codicia acumulada etcétera el cual trae realmente su
propia retribución, y tiene su propio precio [...]. La súplica a
otro, a algo externo, ¿da origen a la comprensión de la verdad?
10
DE DICIEMBRE EDK - Vol. XII
La respuesta a la
plegaria
La
plegaria, que es una súplica, una petición, jamás puede encontrar
esa realidad que no es el resultado de un requerimiento. Nosotros
requerimos, suplicamos, oramos, sólo cuando estamos confusos cuando
sufrimos; al no comprender esa confusión, ese dolor, nos dirigimos
hacia alguien más. La respuesta a la plegaria es nuestra propia
proyección; de uno u otro modo es siempre satisfactoria,
gratificadora; de lo contrario, la rechazaríamos. Así, cuando uno
ha aprendido a aquietar la mente por medio de la repetición,
continúa con ese hábito, pero la respuesta a la súplica debe,
obviamente, ser moldeada conforme al deseo de la persona que suplica.
Ahora
bien, la plegaria, la súplica, la petición, jamás puede revelar
aquello que no es proyección de la mente. Para dar con lo que no es
fabricación de la mente, la mente debe estar quieta, no aquietada
por la repetición de palabras la cual es autohipnosis-, ni por
otros medios de inducir la quietud mental.
La
quietud inducida, forzada, no es quietud en absoluto. Es como poner a
un niño en el rincón; superficialmente, puede estar quieto, pero
internamente está Sirviendo. De igual modo, una mente aquietada por
la disciplina, no está verdaderamente quieta, y la quietud inducida
jamás puede revelar ese estado creativo en el que se manifiesta la
realidad.
11
DE DICIEMBRE OCK - Vol. VI
¿Es la
religión una cuestión de creencia?
La
religión, tal como generalmente la conocemos, es una serie de
creencias, dogmas, rituales, supersticiones, adoración de ídolos,
de amuletos y gurús que le llevarán adonde usted quiera como meta
final. La verdad suprema es su propia proyección, es lo que usted
desea, lo que le hará feliz dándole certidumbre acerca del estado
inmortal. Así, la mente atrapada en todas estas cosas crea una
religión, una religión de dogmas, de prácticas sacerdotales, etc.;
en eso está usted atrapado y la mente se estanca. ¿Es religión
eso? La religión, ¿es una cuestión de creencia, de conocimiento
acerca de las experiencias y afirmaciones de otras personas? ¿Es
religión el mero seguimiento de preceptos morales? Usted sabe, es
comparativamente fácil ser moral: «Haz esto y no hagas aquello».
Debido a que es fácil, usted puede imitar un sistema moral. Detrás
de esa moralidad está al acecho el «yo», creciendo, expandiéndose,
agresivo, dominador. ¿Es religión eso?
Usted
tiene que descubrir qué es la verdad, porque eso es lo único que
importa, no si es rico o pobre, o si está felizmente casado y tiene
hijos, porque todo ello tiene un final, está siempre la muerte. Por
lo tanto, sin ninguna forma de creencia, debe descubrir eso; debe
tener el vigor, la autoconfianza, la iniciativa como para saber por
sí mismo qué es la verdad, qué es Dios. La creencia no le dará
nada; la creencia sólo corrompe, ata, oscurece. La mente puede ser
libre sólo gracias a su propia vitalidad, sólo confiando en sí
misma.
12
DE DICIEMBRE OCK - Vol. VII
¿Está
la verdad en las religiones?
La
pregunta es: ¿Está la verdad en las religiones, en las teorías, en
los ideales y las creencias? Examinémoslo. ¿Qué entendemos por
religión? Ciertamente, no la religión organizada, no el hinduismo,
el budismo o el cristianismo, que son todas creencias organizadas,
con su propaganda, conversión, proselitismo, compulsión, etc. ¿Hay
alguna verdad en la religión organizada? Puede absorber la verdad,
atraparla en su red, pero la religión organizada, en sí misma, no
es verdadera. Por consiguiente, la religión organizada es falsa,
separa a los seres humanos. Usted es musulmán, yo soy hindú, otro
es cristiano o budista, y reñimos, nos asesinamos entre nosotros.
¿Hay alguna verdad en eso? No estamos discutiendo la religión como
búsqueda de la verdad; consideramos si existe verdad alguna en la
religión organizada. Estamos tan condicionados por la religión
organizada para pensar que en ella está la verdad, que hemos llegado
a creer que por llamarse uno hindú, es «alguien» o que encontrará
a Dios. ¡Qué absurdo, señor! Para encontrar a Dios, para dar con
la realidad, tiene que haber virtud. La virtud es libertad, y sólo
siendo libres podemos descubrir la verdad, no cuando estamos presos
en manos de la religión organizada, con sus creencias. Y, ¿hay
verdad alguna en las teorías, en los ideales y en las creencias?
¿Por qué tienen ustedes creencias? Es obvio; porque las creencias
les brindan seguridad, consuelo, certidumbre, una guía. En sí
mismos están atemorizados, quieren que se les proteja, quieren
apoyarse en alguien; por lo tanto, crean el ideal, el cual les impide
comprender lo que es. En consecuencia, el ideal se vuelve un
obstáculo para la acción.
13
DE DICIEMBRE OCK - Vol. V
Para
subir alto, uno debe empezar abajo
Las
organizaciones religiosas se vuelven tan fijas y rígidas como los
pensamientos de quienes pertenecen a ellas. La vida es un cambio
constante, un devenir continuo, una incesante revolución; y debido a
que una organización jamás puede ser flexible, es un impedimento
para el cambio; se vuelve retrógrada para protegerse. La búsqueda
de la verdad es individual, no un asunto de congregaciones. Para
comunicarse con lo verdadero es indispensable la soledad; no el
aislamiento, sino la libertad con respecto a toda influencia y
opinión. Las organizaciones del pensamiento se vuelven,
inevitablemente, obstáculos para el pensamiento.
Cuando
usted mismo está atento, ve que la codicia del poder es casi
inagotable en una así llamada organización espiritual; esta codicia
se halla disimulada bajo toda clase de palabras que suenan muy
agradables, pero la llaga corrosiva de la avaricia, el orgullo y el
antagonismo es alimentada y compartida por todos. De esto surgen el
conflicto, la intolerancia, el sectarismo y otras lamentables
manifestaciones.
¿No
sería más sabio tener pequeños grupos informales de veinte o
veinticinco personas, sin cuotas ni socios, que se reunieran donde
fuera conveniente para discutir con delicadeza la aproximación a la
realidad? A fin de evitar que cualquier grupo se vuelva exclusivo,
cada miembro podría, de cuando en cuando, alentar y tal vez reunir
otro pequeño grupo; de ese modo, ello sería extensivo, no estrecho
y localista.
Para
subir alto, uno debe empezar abajo. Desde este modesto comienzo puede
ayudar a crear un mundo cuerdo y feliz.
14
DE DICIEMBRE EDK
Sus
dioses los están dividiendo
¿Qué
está pasando en el mundo? Ustedes tienen un Dios cristiano, o tienen
dioses hindúes; y están los mahometanos con su idea particular de
Dios; cada pequeña secta tiene su verdad peculiar. Y todas estas
verdades se están volviendo como otras tantas enfermedades en el
mundo, enfermedades que separan a la gente. Estas verdades, en manos
de unos pocos, se convierten en medios de explotación. Ustedes
acuden a cada uno de ellos, uno tras otro, porque empiezan a perder
todo sentido de discriminación, porque sufren y desean un remedio, y
aceptan cualquier remedio que les ofrece cualquiera de esas sectas,
ya sea cristiana, hindú o la que fuere. Entonces, ¿qué está
ocurriendo? Sus dioses los dividen, sus creencias en Dios les están
dividiendo y, no obstante, hablan ustedes de la hermandad humana, de
la unidad en Dios, y al mismo tiempo niegan la cosa misma que quieren
descubrir, porque se aferran a estas creencias como si fueran el más
poderoso medio para destruir la limitación, mientras que en realidad
no hacen sino intensificarla. Estas cosas son muy obvias.
15
DE DICIEMBRE OCK- Vol. II
La
verdadera religión
¿Sabe
usted qué es la religión? No está en los cantos, no está en la
práctica del puja o de cualquier otro ritual, no está en la
adoración de dioses de hojalata o de imágenes de piedra, no está
en los templos y en las iglesias, ni en la lectura de la Biblia o del
Gita, ni en la repetición de un nombre sagrado, ni en el
seguimiento de alguna otra superstición inventada por los hombres.
Ninguna de estas cosas es religión.
La
religión es el sentimiento de la bondad, de ese amor que es como el
río, vital, moviéndose perpetuamente. En ese estado encontrará
usted que llega un momento en que ya no hay ninguna búsqueda más; y
esta cesación total de la búsqueda es el principio de algo por
completo diferente. La búsqueda de Dios, de la verdad, el sentir que
uno es totalmente bueno... no el cultivo de la bondad, de la
humildad, sino la aspiración a algo más allá de todas las
invenciones y todos los trucos de la mente, lo cual implica tener una
percepción de ese «algo», vivir en ello, serlo, eso es
verdadera religión. Pero usted puede hacer eso únicamente cuando
abandona el pozo que ha cavado para sí mismo y penetra en el río de
la vida. Entonces la vida tiene una manera asombrosa de cuidarle,
porque entonces usted no se cuida a sí mismo. La vida le lleva donde
ella quiere, porque usted forma parte de ella misma. Entonces no hay
problema de seguridad, de lo que la gente dice o deja de decir; y ésa
es la belleza de la vida.
16
DE DICIEMBRE PDE
Un escape
maravilloso
¿Cuál
es el incentivo que hay tras la búsqueda de Dios? ¿Es real esa
búsqueda? Para la mayoría de nosotros, es una manera de escapar de
la realidad. Por lo tanto, debe estar muy claro en nosotros si este
ir en busca de Dios es un escape o si es una búsqueda de la verdad
en todo: la verdad en nuestras relaciones, la verdad en el valor de
las cosas, la verdad en las ideas. Si estamos buscando a Dios
meramente porque nos sentimos cansados de este mundo y sus desdichas,
entonces esa búsqueda es un escape. Entonces creamos a Dios; por
consiguiente, eso no es Dios. El Dios de los templos, de los libros,
no es Dios, obviamente; es un escape maravilloso. Pero si tratamos de
encontrar la verdad, no en una serie exclusiva de acciones sino en
todas nuestras acciones, ideas y relaciones, si buscamos la correcta
evaluación del alimento, la ropa y la vivienda que necesitamos,
entonces, debido a que nuestras mentes son capaces de tener claridad
y comprensión, cuando busquemos la realidad la encontraremos. No
será un escape. Pero si estamos contundidos con respecto a las cosas
del mundo alimento, ropa, vivienda, relaciones e ideas-, ¿cómo
podemos encontrar la realidad? Sólo podemos inventar la realidad.
Así pues, una mente contusa, condicionada, limitada, no puede
conocer a Dios, la verdad o la realidad. ¿Cómo puede una mente así
pensar en Dios? Primero tiene que liberarse de su condicionamiento.
Tiene que liberarse de sus propias limitaciones, y sólo entonces
puede saber qué es Dios; evidentemente, no puede saberlo antes. La
realidad es lo desconocido, y aquello que conocemos no es lo real.
17
DE DICIEMBRE OCK - Vol. V
Si Dios
no es Dios
Un
hombre que cree en Dios, jamás puede encontrar a Dios. Si usted está
abierto a la realidad, no puede «creer» en la realidad. Si está
abierto a lo desconocido, no puede haber creencia en lo desconocido.
Al fin y al cabo, la creencia es una forma de autoprotección, y sólo
una mente trivial puede «creer» en Dios. Considere la creencia de
los aviadores durante la guerra; según ellos, tenían a Dios por
compañero ¡mientras arrojaban las bombas! De modo que uno cree en
Dios cuando mata, cuando está explotando a la gente. Ustedes adoran
a Dios y siguen despiadadamente extorsionando dinero, apoyando al
ejército... pese a lo cual afirman que creen en la piedad, en la
compasión, en la bondad [...]. En tanto exista la creencia, jamás
puede existir lo desconocido; usted no puede pensar en lo
desconocido; el pensamiento no puede medirlo.
La
mente es producto del pasado, es la consecuencia del ayer; ¿puede
una mente así estar abierta a lo desconocido? Sólo puede proyectar
una imagen, pero esa proyección carece de realidad; así que su Dios
no es Dios, es una imagen de su propia hechura, una imagen para su
propia satisfacción. La realidad puede existir sólo cuando la mente
comprende el proceso total de sí misma y ese proceso llega a su fin.
Cuando la mente está por completo vacía, sólo entonces, es capaz
de recibir lo desconocido. La mente no se purifica hasta que
comprende el contenido de la relación su relación con la
propiedad, con la gente-, hasta que ha establecido la correcta
relación con todo. Hasta que la mente no comprende el proceso total
del conflicto en la relación, no puede ser libre. Sólo cuando está
completamente silenciosa, por completo inactiva, sin proyecciones,
cuando no busca y se halla absolutamente quieta, sólo entonces se
manifiesta aquello que es eterno, intemporal.
18
DE DICIEMBRE OCK - Vol. VI
El hombre
religioso
¿Cuál
es el estado de la mente que dice: «No sé si Dios existe, si existe
el amor», es decir, cuando no hay respuesta alguna de la memoria?
Por favor, no se conteste inmediatamente la pregunta, porque si lo
hace, su respuesta será tan sólo el reconocimiento de lo que usted
piensa que debería ser o no ser tal estado. Si dice: «Es un estado
de negación», lo está comparando con algo que ya conoce; por lo
tanto, ese estado en el que usted dice «No sé», es inexistente
[...].
Así
pues, la mente que es capaz de decir: «No sé», se halla en el
único estado en que algo puede ser descubierto. Pero el hombre que
dice: «Yo sé», el hombre que ha estudiado infinitamente las
variedades de la experiencia humana y cuya mente está cargada de
información, de conocimientos enciclopédicos, ¿puede alguna vez
experimentar algo que no sea para acumularse? Lo encontrará
extremadamente difícil. Cuando la mente descarta por completo todo
el conocimiento que ha adquirido, cuando para ella no hay Budas, ni
Cristos, ni Maestros, ni instructores, ni religiones, ni citas de
textos sagrados, cuando está totalmente sola, incontaminada lo
cual implica que ha llegado a su fin el movimiento de lo conocido-,
sólo entonces hay posibilidad de una revolución tremenda, de un
cambio fundamental [...]. El hombre religioso es aquel que no
pertenece a ninguna religión, a ninguna nación, a ninguna raza, que
en lo interno está completamente solo, en un estado de no saber;
para él adviene la bienaventuranza de lo sagrado.
19
DE DICIEMBRE OCK- Vol. IX
«No sé»
Si
uno puede llegar realmente a ese estado en que dice: «No sé», ello
indica un sentido extraordinario de humildad; no existe la arrogancia
del conocimiento, ni la respuesta presuntuosa para causar impresión.
Cuando uno dice de verdad: «No sé», lo cual muy pocos son capaces
de decir, entonces en ese estado cesa todo temor, porque ha llegado a
su fin todo sentido de reconocimiento, de búsqueda dentro de la
memoria; ya no hay más indagación en el campo de lo conocido.
Entonces adviene eso que es extraordinario. Si usted ha seguido hasta
aquí lo que he estado diciendo, no sólo si lo ha seguido
verbalmente, sino que en realidad lo ha estado experimentando,
encontrará que cuando puede decir: «No sé», se ha detenido todo
el condicionamiento. ¿Cuál es, entonces, ese estado de la mente?...
Nosotros
buscamos algo que sea permanente, permanente en el sentido del
tiempo, algo perdurable, duradero. Vemos que todo cuanto nos rodea es
transitorio, fluye, nace, se deteriora y muere, y nuestra búsqueda
tiende siempre a establecer algo que perdure dentro del campo de lo
conocido. Pero aquello que es verdaderamente sagrado está más allá
de la medida del tiempo; no puede encontrarse dentro del campo de lo
conocido. Lo conocido opera sólo a través del pensamiento, que es
la respuesta de la memoria al reto. Si veo eso y quiero descubrir
cómo poner fin al pensamiento, ¿qué he de hacer? Debo,
indudablemente, estar alerta, mediante el conocimiento propio, a todo
el proceso de mí pensar. Debo ver que cada pensamiento, por sutil,
por excelso o por innoble y necio que sea, tiene sus raíces en lo
conocido, en la memoria. Si veo eso con mucha claridad, entonces la
mente, al ser confrontada con un problema inmenso, es capaz de decir:
«No sé», porque no tiene ninguna respuesta.
20
DE DICIEMBRE OCK - Vol. IX
Más allá
de las limitaciones de las creencias
Para
mí, es tan absurdo ser teísta como ser ateo. Si usted supiera qué
es la verdad, qué es Dios, jamás sería ni teísta ni ateo, porque
en ese estado de percepción alerta la creencia es innecesaria. Sólo
el hombre que no percibe abriga esperanzas y suposiciones, recurre a
la creencia o a la incredulidad para que lo respalden y lo lleven a
actuar de determinada manera.
Ahora
bien, si usted aborda esto de una manera por completo diferente,
descubrirá por sí mismo, como individuo, algo real que está más
allá de todas las limitaciones de las creencias, más allá de la
ilusión de las palabras. Por eso, el descubrimiento de la verdad, de
Dios, exige gran inteligencia, la cual no es la afirmación de la
creencia o del descreimiento, sino el reconocimiento de los
obstáculos creados por la falta de inteligencia. Así, para
descubrir a Dios o la verdad y yo digo que tal cosa existe, la
he realizado-, para reconocer eso, comprender eso, la mente debe
estar libre de todos los obstáculos que han sido creados a lo largo
de los siglos, obstáculos que se basan en la autoprotección y la
seguridad. Uno no puede estar libre del anhelo de seguridad
limitándose a decir que está libre. Para traspasar los muros de
estos obstáculos necesitamos mucha inteligencia, no mero intelecto.
Inteligencia es, para mí, mente y corazón en plena armonía, y
entonces descubrirá usted por sí mismo, sin tener que preguntárselo
a nadie, qué es la realidad.
21
DE DICIEMBRE OCK - Vol. II
Libres de
la red del tiempo
Sin
meditación no hay conocimiento propio; sin conocimiento propio no
hay meditación. Debe usted comenzar, pues, por conocer lo que usted
es. No puede ir lejos sin comenzar cerca, sin comprender su proceso
cotidiano de pensamiento, sentimiento y acción. En otras palabras,
el pensamiento debe comprender sus propias modalidades operativas, y
cuando usted se vea a sí mismo en acción, observará que el
pensamiento se mueve de lo conocido a lo conocido. Uno no puede
pensar en lo desconocido. Lo que uno conoce no es lo real, porque lo
que uno conoce está sólo en el tiempo. Nuestro interés fundamental
es estar libres de la red del tiempo, no pensar acerca de lo
desconocido, porque, como acabamos de decir, usted no puede pensar en
lo desconocido. Las respuestas a sus plegarias provienen de lo
conocido. Para recibir lo desconocido, la mente misma debe tornarse
en lo desconocido. La mente es el resultado del proceso del
pensamiento, el resultado del tiempo, y este proceso del pensamiento
debe llegar a su fin. La mente no puede pensar en aquello que es
eterno, intemporal; por lo tanto, debe estar libre del tiempo; el
proceso de tiempo de la mente debe disolverse. Sólo cuando la mente
está por completo libre del ayer y, en consecuencia, no está usando
el presente como un medio para el futuro, es capaz de recibir lo
eterno [...]. Por lo tanto, nuestro interés en la meditación es el
de conocernos a nosotros mismos, no sólo superficialmente, sino todo
el contenido de la conciencia interna, oculta. Sin conocer todo eso y
estar libre del condicionamiento que implica, usted no puede ir más
allá de los límites de la mente. Por eso debe cesar el proceso del
pensamiento, y para ello debe uno conocerse a sí mismo. Por lo
tanto, la meditación es el principio de la sabiduría, la cual
consiste en comprender nuestra propia mente y nuestro corazón.
22
DE DICIEMBRE OCK - Vol. V
La
meditación
Voy
a investigar, paso a paso, qué es la meditación. Por favor, no
espere hasta el final confiando en tener una descripción completa de
cómo meditar. Lo que estamos haciendo ahora forma parte de la
meditación.
Y
bien, lo que uno debe hacer es estar atento al pensador; no tratar de
resolver la contradicción produciendo una integración entre el
pensamiento y el pensador. El pensador es la entidad psicológica que
ha acumulado experiencia como conocimiento; es el centro que nos ata
al tiempo y es el resultado de la siempre cambiante influencia
ambiental; desde este centro, el pensador mira, escucha, experimenta.
En tanto uno no comprenda la estructura y anatomía de este centro,
el conflicto es siempre inevitable, y una mente en conflicto no puede
comprender la profundidad y belleza de la meditación.
En
la meditación no puede haber un pensador, lo cual implica que debe
terminarse el pensamiento el pensamiento urgido por el deseo de
alcanzar un resultado-. La meditación no tiene nada que ver con
alcanzar un resultado. No es cuestión de respirar de una manera
especial o de mirarse la nariz o de despertar el poder de realizar
ciertos trucos, y todo lo demás de ese inmaduro disparate [...]. La
meditación no es algo separado de la vida. Cuando usted conduce un
auto, o se encuentra sentado en el autobús, cuando está charlando
sin objeto, cuando camina a solas por el bosque o contempla una
mariposa llevada por el viento... si está pasivamente alerta a todo
eso, ello forma parte de la meditación.
23
DE DICIEMBRE OCK - Vol. XIII
Conozca
todo el contenido de un pensamiento
No
ser nada es el principio de la libertad. Por lo tanto, si usted es
capaz de sentir esto, de investigarlo, descubrirá, a medida que
avance en su percepción, que no está libre, que se halla atado a
muchas cosas diferentes y que, al mismo tiempo, la mente abriga la
esperanza de ser libre. Y podrá ver que ambas cosas se contradicen.
En ese caso, la mente tiene que investigar por qué se aferra a esto
o a aquello. Todo lo cual implica un duro trabajo, mucho más arduo
que ir a una oficina, que cualquier labor física, que todas las
ciencias juntas. Porque la mente humilde, inteligente, se interesa en
sí misma sin ser autocentrada. Debido a eso, tiene que estar
extraordinariamente alerta, atenta, y eso implica, de hecho, una dura
tarea cotidiana, cada hora, cada minuto [...]. Exige insistencia en
el trabajo, porque la libertad no adviene fácilmente. Todo la
dificulta: la esposa, el marido, el hijo, el vecino, nuestros dioses,
nuestras religiones, nuestra tradición. Son todos impedimentos, pero
nosotros mismos los hemos creado porque ansiamos seguridad. Y la
mente que busca seguridad jamás puede encontrarla. Si usted ha
observado un poco lo que ocurre en el mundo, sabrá que no hay tal
cosa como la seguridad. Muere la esposa, el marido, el hijo se escapa
de la casa, algo ocurre. La vida no es estática, si bien nos
gustaría hacer que lo fuera. Ninguna relación es estática, porque
toda vida es movimiento. Eso es algo que debemos captar, es una
verdad que debe ser vista, percibida, no es algo para argumentar al
respecto. Entonces verá usted, a medida que comience a investigarlo,
que ése es realmente un proceso de meditación.
Pero
no se deje hipnotizar por esa palabra. Esté alerta a cada
pensamiento para saber de qué fuente brota y cuál es su propósito;
eso es la meditación. Y cuando se conoce todo el contenido de un
pensamiento, ello revela el proceso total de la mente.
24
DE DICIEMBRE OCK- Vol. XI
Encender
la llama del conocimiento propio
Si
usted encuentra difícil estar atento, experimente entonces anotando
cada uno de los pensamientos y sentimientos que surgen a lo largo del
día; anote sus reacciones de celos, envidia, vanidad, sensualidad,
las intenciones que hay detrás de las palabras, etc. Emplee algún
tiempo antes del desayuno en anotarlos; ello puede requerir acostarse
más temprano y dejar a un lado algún asunto social. Si anota estas
cosas siempre que pueda, y por la noche, antes de acostarse, echa un
vistazo a todo lo que ha escrito durante el día, lo estudia y
examina sin juzgarlo, sin censurarlo, comenzará a descubrir las
causas ocultas de sus pensamientos y sentimientos, de sus deseos, de
sus palabras [...].
Ahora
bien, lo importante en esto es estudiar, con inteligencia abierta,
qué es lo que usted ha escrito, y al estudiarlo tomará conciencia
de su propio estado. En la llama de la percepción alerta, del
conocimiento propio, son descubiertas y se consumen las causas del
conflicto. Usted debe continuar anotando sus pensamientos y
sentimientos, intenciones y reacciones, no una o dos veces, sino
durante un número considerable de días, hasta que adquiera la
capacidad de percibirlas instantáneamente [...].
La
meditación es no sólo el constante conocimiento de uno mismo, sino
la constante negación del «yo». Del recto pensar surge la
meditación, y de ésta proviene la serenidad de la sabiduría; en
esa serenidad se realiza lo supremo.
Al
anotar lo que uno piensa y siente, los propios deseos y las
reacciones, se origina un estado interno de percepción alerta, la
cooperación del inconsciente con el consciente, y esto, a su vez,
resulta en integración y comprensión.
25
DE DICIEMBRE EDK
El camino
de la meditación
¿Es
la verdad algo final, absoluto, fijo? Nos gustaría que fuera
absoluto, porque entonces podríamos refugiarnos en ella. Quisiéramos
que fuera permanente, porque así podríamos afirmarnos en ella y
encontrar allí la felicidad. Pero, ¿es absoluta la verdad, es
continua, puede experimentarse una y otra vez? La repetición de la
experiencia es el mero cultivo de la memoria, ¿no es así? En
instantes de quietud puedo experimentar cierta verdad, pero si me
afierro a esa experiencia por medio de la memoria y la convierto en
absoluta, fija, ¿es eso la verdad? La verdad, ¿es la continuación,
el cultivo de la memoria? ¿O la verdad puede descubrirse sólo
cuando la mente se halla por completo quieta, silenciosa? Cuando mi
mente no está presa en los recuerdos, cuando no cultiva la memoria
como el centro del reconocimiento, sino que está atenta a todo lo
que digo, a todo lo que hago en mis relaciones, en mis actividades,
viendo la verdad de todo tal como se manifiesta de instante en
instante, ése es, por cierto, el camino de la meditación, ¿verdad?
Hay comprensión tan sólo cuando la mente está quieta, y la mente
no puede estar quieta mientras se desconoce a sí misma. Ese
desconocimiento no se disipa mediante ninguna forma de disciplina, ni
yendo en pos de ninguna autoridad, antigua o moderna. Las creencias
sólo generan resistencia, aislamiento, y donde hay aislamiento no es
posible que haya serenidad. La serenidad interna adviene únicamente
cuando comprendo todo el proceso de mí mismo, las diversas entidades
que componen el «yo» y están en conflicto la una con la otra. Como
ésta es una tarea ardua, recurrimos a otros para aprender distintos
trucos, a los que llamamos «meditación». Los trucos de la mente no
son la meditación. La meditación es el principio del conocimiento
propio; sin meditación, no hay conocimiento propio.
26
DE DICIEMBRE OCK- Vol. VI
Una mente
en estado de creación
La
meditación consiste en vaciar la mente, vaciarla de todas las cosas
que ha reunido. Si usted hace eso tal vez no lo haga, pero no
importa, sólo escuche esto-, descubrirá que en la mente hay un
espacio extraordinario, y ese espacio es libertad. Así pues, usted
debe exigir la libertad desde el principio mismo y no limitarse a
esperar, confiando en tenerla al final. Debe hallar el significado de
la libertad en su trabajo, en sus relaciones, en todo cuanto hace.
Entonces descubrirá que la meditación es creación.
Creación
es una palabra que usamos muy fácilmente y sin mucha reflexión. Un
pintor pone unos cuantos colores en la tela y se excita tremendamente
con ello. Es su realización, el medio a través del cual se expresa;
es su mercado donde puede ganar reputación y dinero, ¡y a eso llama
él «creación»! Cada escritor «crea», y hay escuelas de
escritura «creativa»; pero nada de eso tiene que ver con la
creación. Todo es la respuesta condicionada de una mente que vive en
una determinada sociedad.
La
creación de la que estoy hablando es algo por completo diferente.
Implica una mente que se halla en el estado de creación.
Puede o no expresar ese estado. La expresión tiene muy poco valor.
Ese estado de creación no tiene causa; por lo tanto, una mente que
se encuentra en ese estado está muriendo y viviendo, amando y siendo
a cada instante. La totalidad de ello es meditación.
27
DE DICIEMBRE OCK - Vol. XIII
Echar las
bases instantáneamente
Una
mente quieta no busca experiencias de ninguna clase. Y si no está
buscando y, por lo tanto, se halla completamente inmóvil, sin
movimiento alguno del pasado y, en consecuencia, libre de lo
conocido, encontrará usted, si ha llegado hasta ahí, que existe un
movimiento de lo desconocido que no es reconocible, que no puede
traducirse, expresarse en palabras; descubrirá que existe un
movimiento de lo inmenso. Ese movimiento es intemporal, en él no hay
tiempo ni espacio; no hay nada que pueda experimentarse, nada que
obtener ni alcanzar. Una mente así conoce la creación, no la
«creación» del pintor, del poeta, del verbalizador, sino esa
creación sin motivo, sin expresión externa. Esa creación es amor y
muerte.
Toda
esta cosa, desde el principio hasta el fin, es el camino de la
meditación. Un hombre que quiera meditar, debe conocerse a sí
mismo. Sin conocerse a sí mismo, usted no puede ir lejos. Por mucho
que intente llegar lejos, sólo puede llegar hasta donde se lo
permite su propia proyección; y su propia proyección está muy
cerca y no lo conduce a ninguna parte. La meditación es ese proceso
de echar las bases instantáneamente, de inmediato, y dar origen
naturalmente, sin esfuerzo alguno, al estado de quietud mental. Sólo
entonces existe ahí una mente que se encuentra más allá del
tiempo, de la experiencia, del conocimiento.
28
DE DICIEMBRE OCK- Vol. XIII
Descubriendo
el silencio
Si
usted ha seguido esto, investigando qué es la meditación, y ha
comprendido todo el proceso del pensar, hallará que la mente está
por completo silenciosa. En ese silencio total de la mente, no hay un
observador; por lo tanto, no hay experimentador alguno; no hay una
entidad que esté acumulando experiencia, actividad ésta que
pertenece a la mente centrada en sí misma. No diga: «Eso es
samadhi»; para usted no tiene sentido, ya que sólo lo ha
leído en algún libro y no lo ha descubierto por sí mismo. Hay una
diferencia inmensa entre la palabra y la cosa. La palabra no es la
cosa, la palabra puerta no es la puerta.
Así
pues, meditar es purificar la mente de su actividad egocéntrica. Y
si usted ha llegado hasta aquí en la meditación, hallará que hay
silencio, un vacío total. La mente ya no está contaminada por la
sociedad, ya no se encuentra sujeta a ninguna influencia ni a la
presión de deseo alguno. Está completamente sola y, al estar sola,
nada la afecta, es inocente. En consecuencia, existe una posibilidad
de que se manifieste aquello que es intemporal, eterno.
Todo
este proceso es meditación.
29
DE DICIEMBRE OCK- Vol. X
Un
corazón generoso es el principio de la meditación
Vamos
a hablar de algo que requiere una mente capaz de penetrar muy en lo
profundo. Debemos comenzar muy cerca, ya que no podemos ir muy lejos
si no sabemos cómo empezar muy cerca, si no sabemos cómo dar el
primer paso. El florecimiento de la meditación es bondad, y un
corazón generoso es el principio de la meditación. Hemos hablado de
muchas cosas que conciernen a la vida: autoridad, ambición, miedo,
codicia, envidia, muerte, tiempo; hemos hablado de muchas cosas. Si
usted observa, si lo ha investigado, si ha escuchado correctamente,
todas esas cosas constituyen la base para una mente que es capaz de
meditar. Usted no puede meditar si es ambicioso; podrá jugar con la
idea de la meditación. Si su mente se halla dominada por la
autoridad, si está atada a la tradición, si acepta, si sigue, usted
jamás sabrá qué es meditar, jamás conocerá esta extraordinaria
belleza [...].
La
persecución de su propia realización en el tiempo, es lo que impide
la generosidad de la mente. Y uno necesita tener una mente generosa;
no sólo una mente amplia, llena de espacio, sino también un corazón
que se entregue sin pensarlo, sin un motivo, y que no busque ninguna
recompensa a cambio. Pero ese dar, por poco o mucho que uno tenga,
esa condición de espontaneidad expansiva sin restricción alguna,
sin retener nada, es indispensable. No puede haber meditación sin
generosidad, sin bondad, lo cual implica estar libre de orgullo, no
trepar jamás la escalera del éxito, no saber nunca qué es ser
famoso. Es morir para todo lo que uno ha logrado, morir en cada
minuto del día. Sólo en un suelo así de fértil puede crecer y
florecer la bondad. Y la meditación es el florecimiento de la
bondad.
30
DE DICIEMBRE OCK - Vol. XIII
La
meditación es esencial para la vida
Comprender
todo este problema de la influencia, la influencia del conocimiento,
de la experiencia, de los motivos internos y externos descubrir
qué es verdadero y qué es falso, y ver la verdad en lo así llamado
falso-, requiere un discernimiento tremendo, una comprensión de las
cosas tal como son, ¿no es así? Todo este proceso es, ciertamente,
el camino de la meditación. La meditación es esencial en la vida,
en nuestra existencia cotidiana, tal como es esencial la belleza. La
percepción de la belleza, la sensibilidad hacia las cosas, tanto a
las desagradables como a las bellas, es fundamental: ver un árbol
hermoso, un cielo bello en el atardecer, ver el vasto horizonte donde
las nubes se reúnen a medida que el Sol se va poniendo.
Todo
esto es necesario: la percepción de la belleza y comprender el
camino de la meditación, porque la vida es todo eso, como lo es
también el asistir a la oficina, como lo son las riñas, las
desdichas, el esfuerzo perpetuo, la ansiedad, los temores profundos,
el amor y el hambre. La comprensión de este proceso total de la
existencia: las influencias, los sufrimientos, el esfuerzo cotidiano,
la perspectiva autoritaria del vivir, las acciones políticas, etc.,
todo esto es la vida, y el proceso de comprenderlo todo y liberar la
mente, es meditación. Si uno comprende realmente esto, entonces la
vida es siempre un proceso meditativo, un proceso de contemplación,
pero no con respecto a algo en particular. Estar alerta a este
proceso total de la existencia, observarlo, penetrar
desapasionadamente en él y liberarnos de él, eso es meditación.
31
DE DICIEMBRE OCK- Vol. XI
ABREVIATURAS
DE
LAS FUENTES
BIBLIOGRÁFICAS
(Mencionadas
a pie de página)
CSV
- Comentarios sobre el vivir, Series I, II y III.
OCK
- Obras Completas de J. Krishnamurti, 17 volúmenes.
ESV
- La educación y el significado de la vida.
LPU
- La libertad primera y última.
EDK-
Entrevistas de Krishnamurti; Archivos de la Krishnamurti
Foundation of America.
ADV
- El arte de vivir.
PDE
- El propósito de la educación.
(Página
2 y penúltima)
JIDDU KRISHNAMURTI nació
en la India en 1895, siendo recogido a la edad de trece años por la
Sociedad Teosófica y educado en Inglaterra.
En
1929 renunció a toda vinculación con dicha sociedad, al rechazar
cualquier tipo de organización que jerarquizara la conciencia. Se
dedicó durante su vida a dar conferencias por todo el mundo y
mantuvo diálogos con renombrados científicos, políticos y líderes
religiosos como David Bohm, el Dalai Lama, Aldous Huxley, etc.
Urgía
a sus oyentes a que fuesen maestros de sí mismos, promoviendo una
actitud de autodescubrimiento del conflicto y de la conciencia en
general, y rechazaba todo dirigismo religioso o sectario.
Estudió
el panorama de la civilización actual, vinculando el nivel de
conciencia del ser humano con los problemas sociales.
Creó
cuatro fundaciones para conservar sus escritos y conferencias, así
como escuelas para niños y jóvenes.
Falleció
en California a la edad de 90 años.
Renombrado
como un filósofo y maestro espiritual de gran jerarquía, sus
conferencias y escritos han inspirado a millones de seres en el
mundo.
La libertad respecto
del condicionamiento
"El deseo de
liberarnos del condicionamiento sólo fomenta el condicionamiento.
Pero si, en vez de tratar de reprimir el deseo, comprendemos todo el
proceso del deseo, esa comprensión misma llega a liberarnos del
condicionamiento. La libertad respecto del condicionamiento no es un
resultado directo. ¿Comprende? Si emprendo deliberadamente la tarea
de liberarme de mi condicionamiento, ese deseo crea su propio
condicionamiento. Puedo destruir una forma de condicionamiento, pero
quedo atrapado en otra. En cambio, si comprendo el deseo mismo, que
incluye el deseo de liberarme, entonces esa misma comprensión
destruye todo condicionamiento. La libertad respecto del
condicionamiento es un producto secundario; no es importante. Lo que
importa es comprender qué es lo que da origen al condicionamiento"
TEXTO
DEL LIBRO CORRESPONDIENTE AL 26 DE MAYO
(Página
última)
El
Libro de La Vida
K R I S H N A M U R T I
Inspirado
en la afirmación de Krishnamurti acerca de que la verdad se
encuentra a través del vivir, El Libro de la Vida presenta
365 meditaciones, desarrolladas en 48 temas. Estas meditaciones
abarcan cuestiones como la verdad, el pensamiento, el deseo, las
creencias, el apego, la inteligencia, los sentimientos, la atención,
el bien y el mal, entre otros temas, y tienen como eje de referencia
los conceptos de libertad, transformación interior y el vivir
plenamente despiertos.
Un
libro que evidencia toda la capacidad y sabiduría de este
extraordinario maestro capaz de elevarnos a unos niveles de
comprensión y claridad de pensamiento difíciles de acceder sin el
estímulo poderoso de su profunda sabiduría y espiritualidad. El
Libro de la Vida es un tesoro de conocimiento tanto para aquellos
que ya conocen a esta enorme figura filosófica y religiosa como para
quienes la descubren por primera vez.
Foto
de cubierta Frunces McCann, cortesía de la Fundación Krishnamurti
de América.
ISBN:
84-414-0107-1