LOS ORÍGENES DE LA CIVILIZACIÓN


LOS ORÍGENES DE LA CIVILIZACIÓN
Desde los primeros agricultores hasta la sociedad urbana en el Próximo Oriente


Charles L. Redman


1. UNA PERSPECTIVA DEL PASADO

En general, podría decirse que las consecuencias esenciales de la transformación urbana atañen a un cambio en la escala de los asentamientos y en la complejidad de la organización  social. El incremento  en el tamaño de las comunidades  supuso, a su vez, otros  cambios  en  los  mecanismos  organizativos.  Por  todo  ello,  la aparición  de formas institucionales de integración social totalmente nuevas distingue al urbanismo como uno de los pocos logros fundamentales de la historia.


FOCUS GEOGRÁFICO

Las llamadas "regiones prístinas" proporcionan más información sobre el crecimiento interno de las sociedades  complejas  que sobre los efectos  secundarios  producidos  por factores externos en las culturas que tuvieron varias opciones ante sí. Las civilizaciones prístinas se limitan a Mesopotamia, India, China, Mesoamérica y los Andes centrales. Se ha defendido incluso que India y China recibieron una gran influencia de la antigua civilización mesopotámica.

Las evidencias arqueológicas actuales indican que no existe ninguna región donde la agricultura o el urbanismo se desarrolla antes que en el Próximo Oriente, aunque nuevos descubrimientos  en el sureste asiático u otros lugares puedan demostrar,  a la larga, lo contrario. Sin embargo, nadie pondrá en cuestión que el Próximo Oriente influyó mucho más  en la naturaleza  de la civilización  occidental  que  cualquier  otra  parte  del mundo. Directas y concatenadas relaciones históricas vinculan los últimos pueblos e imperios históricos del Próximo Oriente   con las antiguas civilizaciones mediterráneas de Grecia y Roma,  reconocidas  en  muchos  aspectos  como  ancestros  de  la  civilización  europea. Griegos y romanos se vieron influidos por la literatura, la ética, la ciencia, la ingeniería, el arte,  la  mitología,  la  arquitectura  y  la  administración  política  de  sus  predecesores  del Próximo Oriente.

Aunque   no  todas  la  civilizaciones   emanen   del  Próximo   oriente,   no  debería minimizarse la gran importancia de los tempranos avances de esta región. Precisamente, por ser un región prístina  e influir sobre otras civilizaciones,  muchos estudiosos  la han seleccionado para investigar sus sociedades prehistóricas e históricas tempranas.

Las dos subregiones cruciales en la transformación agrícola son el Levante y el arco que conforman los montes Taurus-Zagros. El área geográfica en atención al surgimiento de las  ciudades  se  restringe  a  la  Baja  Mesopotamia,  descrita  con  mayor  detalle  que  el desarrollo sincrónico egipcio.


PERSPECTIVA INTELECTUAL

Cambio Cultural. Si bien no cabe duda que comprender el funcionamiento de una sociedad  preshistórica  en un momento  determinado  es importante,  también es esencial saber cómo cambiaron tales sociedades a través del tiempo. Propuestas de cronologías y periodizaciones constituyen la respuesta usual de los arqueólogos a los interrogantes del cambio cultural. Esta manera de proceder es un reflejo de la estructura física de nuestros datos y una perspectiva conceptual que prima la clasificación.

Es necesario adoptar un sistema cronológico para estudiar los datos arqueológicos en referencia al cambio y a la estructuración sincrónica. Una forma de hacerlo es clasificar la   información   en   períodos   cronológicos,   entendiéndose   como   unidades   analíticas primarias. Aunque los arqueólogos proceden así a menudo, la precisión cronológica suele resultar insuficiente para deducir contemporaneidad,  y sus interpretaciones  tienden a ser meros listados de artefactos-tipo en vez de análisis de funcionamiento social.
Se suele utilizar un perspectiva evolutiva para integrar el material correspondiente al largo período que comprende el advenimiento de la civilización en el Próximo Oriente. Para poder investigar las causas del cambio cultural desde una perspectiva evolutiva son necesarias dos hipótesis interpretativas: 1) el comportamiento humano es adaptativo, y ") las formas sucesivas de una comunidad están ligadas por la cultura y la tradición.

Dos procesos se combinan para determinar la continuidad cultural y el cambio evolutivo:   generación   de   variedad   y  selección   de   variedad.   Cada   población   está continuamente generando variedad. Por ejemplo, una forma de generar variedad desde el punto  de  vista  de  las  manifestaciones  culturales  podría  ser  la  representada  por  los diferentes  modos  de fabricar  y decorar  vasos  cerámicos  de almacenamiento  del agua; desde el punto de vista de las estrategias  y los conceptos culturales, se trataría de los diferentes métodos para la obtención y preparación de un determinado alimento.

Seleccionar  la variedad es el proceso por el cual los miembros de una sociedad hacen   uso   únicamente   de  un  número   limitado   de  las  variaciones   potencialmente disponibles.  En un sociedad en la que los procedimientos  de selección los deciden sus miembros de común acuerdo, se suele preferir un modelo de comportamiento.  Entre las presiones que afectan a los patrones selectivos de un grupo humano, se encuentran el medio ambiente, la tecnología disponible y las creencias culturales.

La evolución específica conlleva una especialización que conduce a múltiples vías de cambio. En una situación extrema, una cultura puede especializarse extraordinariamente para adaptarse a unas condiciones ambientales particulares, pero la mayor parte de las sociedades de este tipo no prosperan durante mucho tiempo. Las situaciones y los recursos cambian, y si una comunidad permanece aferrada a un modo de vida específico, puede ser incapaz de superar el cambio. De aquí que uno de los mayores logros de las sociedades del Próximo Oriente radique en su capacidad para apropiarse de los recursos disponibles y adaptar  su  organización  a  las  oportunidades  cambiantes  que  el  medio  ambiente  y  la tecnología hacían posibles.

Esquema   interpretativo.   Los   métodos   para   recoger   y   analizar   los   datos arqueológicos,  así como  para presentar  la información,  están  estrechamente  ligados  al esquema  interpretativo  de cada investigador.  De estas propuestas  se deducen diversas implicaciones  metodológicas,  la más importante de las cuales establece que un ejemplo "típico" por sí solo no puede suministrar información suficiente sobre el pasado, y que una comprensión adecuada de las sociedad del pasado es posible únicamente a partir del rango de variación entre los miembros de un sistema y sus interrelaciones.

En  arqueología  se  han  empleado  modelos  sistémicos  en  una  amplia  gama  de objetivos  porque  permiten  a los investigadores  organizar  grandes  cantidades  de datos, evaluar si las interrelaciones sugeridas de variables son lógicas y completas y determinar en qué condiciones se produjeron los resultados postuladoS mediante un análisis de simulación.

Las  acciones  individuales,  aparentemente  impredecibles,  pueden  causar perturbaciones  mínimas en el curso de un proceso determinado, pero carecerán a largo plazo de significado  a menos  que sean acometidas  por muchos  otros miembros  de la comunidad e incorporadas a unas relaciones progresivas de retroalimentación.

La ecología humana es la que estudia la relación de los seres humanos con otros organismos y con su entorno físico. Algunos ecólogos creen que la ecología debería ser considerada una incisiva perspectiva de conocimiento, más que una disciplina. Un enfoque ecológico parte de diversas proposiciones sobre cultura y medio ambiente:

1. Cada entorno biofísico presenta determinadas limitaciones para su utilización por
parte de los seres humanos y provoca diferentes tipos de respuestas (tecnológicas, organizativas, ideológicas o fisiológicas).
2.  Las  posibilidades  de  adaptación  de  una  sociedad  a  un  entorno  determinado siempre son limitadas, aunque las vías posibles son prácticamente infinitas. Con algunas excepciones, las sociedades que se desarrollan en medio ambientes semejantes tienden a adaptarse en forma similar, y las que se desarrollan en medio ambientes dispares experimentan adaptaciones diferentes.
3. En términos ecológicos, la cultura humana es un instrumento de integración de animales, plantas  y otras personas, y de competición ubicado en un medio físico concreto. La  mayor  parte  de  los  elementos  culturales  tienen  importancia  adaptativa,  positiva  o negativa, pero los efectos de las respuestas humanas deben valorarse en el contexto de las condiciones específicas de cada comunidad.

El nicho ecológico se define, en términos culturales, como la posición de un grupo humano en el sistema medioambiental total; en otras palabras, consiste en las relaciones del grupo con los recursos y competidores existentes. El nicho ecológico que ocupa una sociedad no es parte de una región geográfica, sino una estructura compleja de relaciones. Está limitado por las zonas medioambientales  que lo integran con los recursos que las caracterizan,  pero dependen en mayor grado de la gama específica de recursos que la sociedad decide utilizar.


2. EL MEDIO AMBIENTE

Para   comprender   las   transformaciones   fundamentales   que   dieron   lugar   al advenimiento de la civilización, es imprescindible conocer el medio ecológico porque estas transformaciones,  pese  a ser  primordialmente  culturales,  no  pueden  disociarse  de  sus respectivos marcos ambientales. Los seres humanos constituyen una parte integrante de los ecosistemas, que están compuestos por el relieve, el clima, las plantas y los animales. El medio  ambiente  de una determinada  región  ofrece  posibilidades  y al mismo  tiempo limitaciones para la adaptación humana. Por otra parte, la forma en que se adaptan los seres humanos afecta al medio natural. La humanidad, para lograr una mejor adaptación, desarrolló la cultura, que actúa como intermediario entre el grupo humano y su entorno. Los seres humanos mediante el uso de instrumentos culturales han desarrollado mecanismos defensivos, se han asegurado los alimentos y han trasmitido información crucial sobre el medio. Se trata de los objetivos básicos de cualquier organismo, especialmente bien desarrollados por los seres humanos. La introducción de la agricultura y la aparición de la vida urbana constituyen importantes estrategias adaptativas, utilizadas por las sociades del Próximo Oriente para enfrentarse con mayor eficacia a su medio ambiente. Para alcanzar una mejor comprensión de estos procesos, de otros aspectos del comportamiento humano o de la evolución  de cualquier  cultura,  tenemos  que examinar  en cada caso el marco ecológico y el sistema de adaptación a éste de los diversos grupos humanos.


SOCIEDAD Y NATURALEZA

En el Próximo  Oriente  existe abundante  evidencia  de que las sociedades,  como consecuencia del uso intensivo y de la mala gestión, han creado en los últimos 10.000 años un medio mucho más hostil al poblamiento humano que el que existía cuando los primeros agricultores  ocuparon  la  tierra.  En  muchas  partes  del  mundo  pueden  estudiarse  las relaciones  ecológicas,  pero el Próximo Oriente ofrece uno de los mejores conjuntos  de información, con abundantes y variados datos bien documentados.
Amplias zonas montañosas han sido desforestadas por la tala de árboles para su utilización en la construcción y como combustible. Vastas áreas de pradera perdieron su cobertura vegetal como consecuencia de unas prácticas agrícolas de pobre calidad y del pastoreo generalizado. La desprotección del suelo produjo la erosión generalizada de las laderas escarpadas. La regeneración de los suelos, necesaria para el crecimiento de las plantas y para la subsistencia de los animales, necesita bastante tiempo. Al recorrer las zonas del Próximo Oriente que se hallan en las inmediaciones de las laderas montañosas, emplazamiento que corresponde a muchas de las primeras aldeas campesinas conocidas, encontramos  actualmente  un  panorama  sobrecogedor.  El registro  arqueológico  permite saber   que,   además   de   cultivar   cereales   y   legumbres,   las   primeras   comunidades campesinas  recolectaban  bellotas,  almendras  y pistachos,  entre otros tipos de frutos, y cazaban animales salvajes como el ciervo, el cerdo y el uro. En la actualidad estas zonas carecen de cualquier tipo de vida animal y arbórea, a pesar de que el clima apenas se ha modificado en los últimos ocho mil años. La sociedad humana ha sido la causante de la alteración del paisaje.

El área nuclear de la civilización mesopotámica, situada en el valle formado por los cursos bajos del Tigris y el Éufrates, donde las comunidades humanas se organizaron por primera  vez  en  ciudades  y desarrollaron  sociedades  complejas,  representa  un  notable ejemplo  de  este  tipo  de  alteraciones.  La  gran  eficacia  del  sistema  agrícola  permitía alimentar a poblaciones muy densas. En cambio, hoy no existe un solo asentamiento en los lugares donde antiguamente se ubicaron ciudades importantes. La mayor parte de Sumer es actualmente   un desierto. Vastas extensiones de lo que en su día fue la cuna de la civilización son páramos yermos donde, tan sólo ocasionalmente, se ven pasar pastores de cabras  o camelleros  acompañados  de sus animales.  La causa  fue,  y sigue  siendo,  la salinización  del  suelo  como  consecuencia  de  una  irrigación  excesiva  y  del  drenaje inadecuado.  Es difícil que alguna clase de vegetación pueda crecer en terrenos con un contenido  tan elevado  de sal en el suelo  y en el agua  del subsuelo  que la superficie adquiere  un  color  blanco  debido  a  las  incrustaciones  salinas.  La  salinidad  no  es  un fenómeno  reciente, puesto que ya en los primero tiempos históricos  constituía  un serio problema  que  exigía  muchos  esfuerzos  para  paliar  los  efectos  nocivos.  De  hecho,  en diversos  momentos  del  pasado,  los  grupos  humanos  lograron  retardar  y  corregir  los elevados índices de salinidad con mayor éxito que en el presente.

La topografía constituía un factor importante a la hora de evaluar la defensa de un emplazamiento e influía también en la organización de rutas de comunicación y de intercambios. El relieve regional y local afecta al clima de una zona y a la naturaleza de los suelos  que la componen.  Otros  factores,  como  la proximidad  a una corriente  de agua importante, aun área continental seca o a una barrera montañosa, inciden también en el clima de una región. La combinación entre la topografía de un territorio y las influencias de las  zonas  circundantes  determina  el  patrón  hidrológico  y,  por  tanto,  el  potencial  de desarrollo de animales y plantas. La localización de fuentes de agua y la accesibilidad a las mismas son de importancia fundamental para los habitantes de una región.  De igual modo, la ubicación de los recursos minerales, sea en silex, la obsidiana, el oro o el betún, puede ser decisiva en el desarrollo de una comunidad.


FACTORES GENERALES DEL MEDIO AMBIENTE EN EL PRÓXIMO ORIENTE

Orografía. La primera zona se define a partir de las principales cadenas montañosas ( el arco Póntico y los montes Taurus en Anatolia, y los montes Zagros y Elburz en Irán ) que recorren la mitad septentrional del Próximo Oriente. Existen dos grandes altiplanicies: la meseta de Anatolia, rodeada por el arco Póntico y los montes Taurus, y la meseta de Irán, circundada por los montes Zagros, los montes Elburz y otros sistemas montañosos.

La segunda formación destacada del relieve comprende los montes y llanuras meridionales. La diversidad topográfica va desde las llanuras aluviales hasta las colinas y los montes de poca altitud.
Las particularidades del relieve del Levante restringieron la posibilidad de desarrollo de estados políticamente unificados, y durante mucho tiempo favorecieron la presencia de grupos  étnicos  y religiosos  minoritarios.  Debido  a los  bajos  índices  de  pluviosidad  del interior, conforme se avanza hacia el desierto de Siria, las comunidades tuvieron que optar por  emplazamientos  situados  cerca  de  los  ríos  o  manantiales.  Estos  y  otros  factores primaron el desarrollo de ciudades-estado en lugar de imperios unificados.

El Rift Valley del Jordán es una zona del Levante de gran interés arqueológico y geológico.  Constituye  el extremo septentrional  de una gran falla que se prolonga  hasta Sudáfrica y se extiende 400 kilómetros al norte del golfo de Akaba.

Clima.   La   latitud,   la   topografía,   los   accidentes   geográficos   limítrofes   y   las condiciones de la flora local producen efectos en la temperatura y en las precipitaciones. Una característica regional del Próximo Oriente es la proximidad de vastos desiertos, donde puede originarse un aire extremadamente caliente y seco. Las dos características climáticas principales de las tierras bajas del Próximo Oriente son las altas temperaturas estivales y la amplia variación térmica, tanto a lo largo del día como del año. Así pues las características climáticas,  junto  con  las  de  los  propios  cultivos,  determinaron  la  localización  y  las actividades de los primeros agricultores. Las ventajas que proporcionan los veranos cálidos y soleados y los inviernos húmedos, combinadas con los rasgos topográficos e hidrológicos de la región, se mostraron favorables para el surgimiento de las primeras civilizaciones del mundo.

Vegetación. La distribución de la vegetación natural fue de primordial importancia para el asentamiento humano en el Próximo Oriente, debido a que todos los alimentos tanto animales como vegetales derivan en última instancia de las plantas. El clima determina la cantidad de luz solar y humedad disponible para las plantas, limitando de este modo la cantidad  de  especies  vegetales  que  pueden  crecer  en  una  zona  determinada.  Una topografía diferente puede dar lugar a vegetaciones diferentes en tan sólo un centenar de metros, según la existencia de corrientes subterráneas o vientos. El tipo de suelo de un área se relaciona con la topografía, el clima y el subsuelo rocoso. La distribución de las regiones fitogeográficas, o sea, las zonas de donde proceden originariamente las plantas es un factor  que tiene  consecuencias  en la vegetación  natural.  Las poblaciones  humanas influyen en el entorno de múltiples maneras ( actividad antrópica). En el Próximo Oriente la deforestación  de  muchas  áreas  de  bosque  fue  resultado  no  sólo  de  la  tala  y  cultivo necesarios para la agricultura, sino también de la obtención de combustible y madera para la construcción de edificios.


3. EL PANORAMA CULTURAL

Durante  el  pleistoceno  se  desarrolló  en  el  Próximo  Oriente  una  lenta  evolución biológica  y  cultural  de  la  que  surgieron  los  seres  humanos  de  anatomía  moderna  y preparados desde el punto de vista cultural para llevar a cabo la transformación agrícola. El pleistoceno medio constituyó una larga etapa en la que se alternaron fases de humedad con fases de aridez. Los grupos humanos,  con un bajo nivel de organización,  estaban compuestos por cazadores no especializados y por recolectores con herramientas toscas. El ritmo de cambio cultural era muy lento. Los instrumentos líticos son los objetos arqueológicos más indicativos del desarrollo tecnológico durante este período.

Durante el pleistoceno final, el cambio cultural comenzó a acelerarse. El número de yacimientos  arqueológicos  aumenta, así como su tamaño. Los anteriores yacimientos  al aire  libre  de  la  costa  mediterránea  y  del  valle  del  Jordán  fueron  sustituidos  por  otros situados en cuevas o en terrazas. Los conjuntos de instrumentos líticos atestiguan la mayor variabilidad de los procesos de trabajo y una creciente especialización  de los artefactos utilizados. La organización  social y la comunicación  experimentaron  importantes cambio, aunque la evidencia arqueológica conservada hace difícil establecer las causas. Durante este  período  se  documenta  por  primera  vez  la  existencia  de  grupos  sociales  más numerosos que realizaban enterramientos intencionados y cacerías planeadas.

Los arqueólogos denominan "mesolíticas"  a las culturas de la Europa occidental de finales del pleistoceno. Algunos investigadores utilizan el término "mesolítico" con referencia a las culturas de finales de la última glaciación en el Próximo Oriente. Sin embargo, estas culturas y su instrumental no son tan marcadamente diferentes de los de sus predecesoras y otros arqueólogos tienden a llamar a ese período "epipaleolítico". Con todo, se registraron cambios importantes en el modo de vida de los grupos humanos epipaleolíticos. Pueden mencionarse,  por ejemplo,  el continuo  incremento  de tamaño  de las comunidades  y la mayor especialización tecnológica, especialmente por la introducción de nuevos elementos como los silos de almacenamiento y los molinos. Si bien todos estos cambios tienen sus orígenes en etapas anteriores,  las primeras comunidades  que manifiestan  adaptaciones agrícolas son las del final de paleolítico superior y las del epipaleolítico.


LA TRANSFORMACIÓN DEL PALEOLÍTICO: UNA HIPÓTESIS

La "transformación paleolítica" sentó las bases para las espectaculares realizaciones humanas  que  iban  a  surgir  posteriormente.   Puede  afirmarse  que  consistió  en  dos transiciones. Durante la primera, a principios del paleolítico superior, se produjo un cambio en las estrategias adpatativas y en la capacidad organizativa. De este modo se incrementó rápidamente la habilidad de los seres humanos para reconocer las posiblidades del medio ambiente, para comunicar sus descubrimientos y para obtener provecho de ellos.
La segunda  transición  de las transformación  paleolítcia  fue, en cierta medida,  la culminación  de la primera  y se dio durante  los primeros  estadios  de la transformación agrícola  que llevaron  a la aparición  de comunidades  sedentarias  dotadas  de artefactos culturales no transportables. En algunas sociedades esta segunda transición comportó la modificación de las actividades subsistenciales con la especialización para la obtención de recursos cárnicos en una o dos especies animales. Otros grupos ampliaron el espectro de alimentos consumidos, incluyendo mamíferos pequeños, caracoles, aves acuáticas, peces, mejillones y plantas. Las dos posibilidades de transformación de las estrategias subsistenciales  permitían  a una comunidad  permanecer  en un mismo lugar durante  un período más prolongado e hicieron posible los asentamientos estables a lo largo de todo el año.

Algunas comunidades de finales del período paleolítico similaron los avances de la transformación paleolítica con una serie de rasgos que pueden calificarse como preadaptaciones a la agricultura. Algunos grupos que basaban su subsistencia en la caza y en la recolección empezaron a experimentar con las plantas y los animales. Los nuevos asentamientos  permanentes tenían una arquitectura sólida y una cantidad importante de conjuntos de artefactos no trasnportables, usados para la preparación y el almacenamiento de alimentos vegetales. En cada cultura se produjeron adaptaciones diferentes, pero, desde una perspectiva general, configuran un continuum de cambios que se iniciaron a finales del pleistoceno y que prepararon el terreno para la aparición de la agricultura.


LAS PRIMERAS EVIDENCIAS DE OCUPACIÓN HUMANA EN EL PRÓXIMO ORIENTE

Las investigaciones llevadas a cabo recientemente permiten afirmar que las primeras criaturas   de  aspecto   humano   habitaron   en  el  este  y  sur  de  África.   Los  nuevos descubrimientos  han demostrado que nuestros predecesores más antiguos, los primeros bípedos de posición erecta y manipuladores de útiles, pueden siturarse cronológicamente en un momento que se remonta de 3 a 5 millones de años. En algún momento del período que oscila entre el millón y millón y medio de años, los seres humanos se desplazaron desde África hacia otras regiones del Viejo Mundo. En esta fase, conocida en términos geológicos como el final del pleistoceno antiguo, se documenta la evidencia más antigua de ocupaciones humanas en el Próximo Oriente. Eran cazadores y carroñeros; fabricaban y utilizaban  instrumentos  líticos  muy  simples.  Probablemente  se  comunicaban  entre  sí mediante signos lingüísticos, y su estilo de vida y de organización social eran muy sencillos.

Desafortunadamente,  en los yacimientos arqueológicos no se excavan los cambios en el modo de vida y las adaptaciones consiguientes. Por eso, el sistema de vida paleolítico ha de interpretarse a partir de los objetos hallados. Con todo, la investigación cuidadosa de las pautas del cambio tecnológico y de las variedades faunísticas consumidas puede proporcionar información sobre los cambios en las condiciones de existencia.
Ubeidiya  es  el  yacimiento  más  antiguo  del  Próximo  Oriente  en  el  que  se  han localizado restos de ocupación humana. Ubeidiya estaba entonces junto a un lago de agua dulce y a zonas de marismas,  con praderas  y bosque abierto en las colinas cercanas. Sabemos que los depósitos más antiguos de Ubeidiya tienen una antigüedad de 600.000 años  como mínimo. La evidencia arqueológica de Ubeidiya y de otros yacimientos antiguos del Levante no nos ofrece un panorama completo de los modos de vida de los primeros habitantes del Próximo Oriente, pero proporciona una idea general de sus potencialidades e indica que su antigüedad es dos veces mayor de lo que se había pensado.

Latamne, un yacimiento situado en el centro de Siria, puede tener una antigüedad de medio millón de años. Se han descubierto algunos bloques grandes de piedra caliza, transportados   desde   otro   lugar,   que   pudieron   servir   de   base   de   una   estructura arquitectónica.  Los  habitantes  cazaban  o  carroñeaban  elefantes,  rinocerontes, hipopótamos, caballos, bisontes, camellos, ciervos gigantes, gacelas y otros antílopes. Este tipo de fauna sugiere un medio abierto, con bosques de galería a lo largo del río y estepas
en los terrenos de mayor altitud. En la actualidad Latamne es asentamiento más antiguo del Próximo Oriente que no sufrió perturbaciones posteriores.

La evolución  biológica y cultural de los habitantes  de la región durante el primer medio millón de años fue lenta y gradual. Los grupos humanos eran pequeños, de 10 a 25 miembros,  y  su  tecnología  se  modificó  lentamente.  Los  asentamientos  del  pleistoceno medio son en su mayor parte emplazamientos al aire libre, aunque en algunos casos se utilizaron cuevas. Entre las localizaciones privilegiadas pueden señalarse la llanura costera mediterránea  y el valle del río Jordán. El progreso  tecnológico  durante el primer medio millón de años de ocupación humana el Próximo Oriente fue modesto, pero constituyó la base tecnológica y cultural a partir de la cual se produjeron una serie de transformaciones de gran importancia en el pleistoceno superior.


CAZADORES Y RECOLECTORES DEL LEVANTE

La secuencia de las ocupaciones paleolíticas. Los artefactos líticos descubiertos en  el  Monte  Carmelo  muestran  un  ritmo  acelerado  de  innovaciones  tecnológicas.  Los objetos líticos más antiguos corresponden  a una industria tosca de lascas, denominada tayaciense (o tabuniense),  que fue seguida por una cultura de hachas de mano de tipo achelense.  El siguiente  período,  el jabrudiense,  se caracteriza  por raspadores  gruesos fabricados sobre lascas obtenidas por percusión plana. Después aparece la industria de láminas llamada amudiense, que anuncia las industrias de este tipo del paleolítico superior.

La transición a las culturas del paleolítico superior. Aunque es difícil conocer los patrones  socioculturales  de los humanos  de las industria  líticas, se ha sugerido  que la transición entre el paleolítico medio y el superior supuso importantes cambios en el sistema de vida. El paleolítico superior se distingue por la presencia de instrumentos más variados, de menor tamaño y más cuidadosamente trabajados, se denominan industrias de hojas o láminas.  La  producción  y  uso  de  láminas  representa  un  gran  avance  tecnológico  en términos de capacidad para producir útiles más especializados.

Durante  el paleolítico  inferior  y el paleolítico  medio,  los cazadores  explotaban  la totalidad del espectro de recursos cinegéticos del entorno inmediato y consumían todos los alimentos disponibles. En cambio durante la mayor parte del paleolítico superior, los grupos humanos tendían a concentrar sus esfuerzos en la caza de una sola especia animal. El cambio puede responder a una mejora de la planificación, comunicación y organización de las actividades de caza y una actitud diferente hacia la comida y el medio.

Se han hallado también interesantes testimonios de un cambio en la morfología del esqueleto humano durante este período de transición, en la tecnología lítica y en las estrategias de subsistencia.

Según las evidencias arqueológicas de que disponemos, la transición al paleolítico superior fue más gradual, y quizás anterior, en el Próximo Oriente que en aquellos lugares de Europa donde ha sido bien estudiada. En general la sucesión de industrias líticas en el Próximo  Oriente  es  comparable  a  la  de  la  Europa  occidental.  Por  otra  parte  fue precisamente  entonces  cuando  las industrias  líticas  del Próximo  Oriente  comenzaron  a adquirir  paulatinamente un aspecto propio y a diferenciarse cada vez más de las europeas. No hay equivalente de la industria lítica solutrense producida en Francia, en el Próximo Oriente, tampoco de pinturas en cuevas, ni huesos o piedras con incisiones. Aunque la cultura material del Próximo Oriente parece menos espectacular que la de sus vecinos del noroeste, esto no debe interpretarse como un indicio de diferencias en la inteligencia o en la organización.


MODELO GENERAL PARA LA SOCIEDAD PALEOLÍTICA

El patrón de asentamiento  hipotético.  Se han propuesto tres posibles tipos de asentamientos para explicar las variaciones en los restos arqueológicos observables: campamentos base estacionales, estaciones de descuartización y estaciones de tránsito. El mayor de los tres tipos hipotéticos es el "campamentos base estacional". La mayoría de los campamentos base conocidos se localizan en grandes cuevas compartimentadas,  desde donde se pueden divisar los movimientos de las manadas. Estos campamentos suelen ser lo  suficientemente  grandes  como  para  acomodar  de  dos  a  cinco  familias  (10  a  30 personas), se hallan próximos a fuentes de agua, madera y sílex, pudieron, por lo tanto, haber sido ocupados por una banda de cazadores económicamente autosuficiente y políticamente autónoma. La mayor parte de las tareas de fabricación de instrumentos y de preparación de alimentos tendría lugar en estos campamentos base.

El  segundo   tipo  de  yacimientos   que  caracteriza   el  patrón   de  asentamiento paleolíticos  son los "lugares de matanza".  La mayoría de ellos se ubican en pequeños abrigos rocosos. Estas estaciones fueron utilizadas por los grupos cazadores (entre dos y seis personas)   para descuartizar  al animal y posteriormente,  regresar con los restos al campamento base.

El tercer tipo de yacimiento hipotético podrá denominarse "avanzadillas". Muchos de estos yacimientos pueden haber servido como puestos de ojeo para los cazadores, donde pasarían el tiempo preparando nuevos instrumentos y armas.

Los cambios en las estrategias de subsistencia. Los asentamientos se ubicaban en lugares próximos a los animales a fin de facilitar la caza durante la mayor parte del año. Debido a la movilidad  de las manadas  en algunas  estaciones  era necesario  mover los campamentos base. En el Levante, los efectos atemperadores del mar Mediterráneo sobre el clima y la proximidad a diferentes zonas medioambientales permitieron que los cazadores prehistóricos permaneciesen más tiempo en un lugar antes de verse obligados a emigrar.
Hacia el 20.000 a.C. se observa un cambio gradual en los recursos alimentarios. La base subsistencial se amplió, incluyendo progresivamente mayores cantidades de pescado, cangrejos,  tortugas,  moluscos,  caracoles,  pájaros,  y posiblemente,  alimentos  vegetales. Cuando la caza escaseaba estos alimentos ayudaban a la subsistencia. Los grupos que utilizasen esta serie de recursos podrían permanecer en un lugar durante más tiempo que aquellos que dependiesen  de la caza de grandes animales migratorios.  Así, los grupos humanos  empezaron  a asentarse  y a desarrollar  tradiciones  tecnológicas  locales, como instrumentos  de molienda más pesados, viviendas más elaboradas y contenedores para almacenar el alimento. La ampliación de la gama de recursos pudo ocurrir de forma muy simple, pudo ser consumido ocasionalmente por los otros miembros de la comunidad, hasta su aceptación como una fuente de alimento buscada por sí misma.

Así  pues,  durante  el  paleolítico  se  desarrollaron   dos  patrones  diferentes  de estrategias  de subsistencia.  Mientras  algunas  sociedades  iniciaron  unas  estrategias  de aprovisionamiento especializadas regionalmente, que se basaban en un "amplio espectro" de recursos locales, otras, por el contrario, se concentraron en la recolección de unas pocas especies, aunque en grandes cantidades. Las poblaciones conscientes de la potencialidad como  alimento  de  todo  lo  que  le  rodeaba,  estaba  desarrollando  paralelamente  unos sistemas organizativos receptivos a la recolección y domesticación de cereales silvestres. En este sentido hay que decir que la capacidad para almacenar alimento es un prerrequisito indispensable para el cultivo de plantas y la sedentarización de las comunidades.

El cambio climático pudo alterar las pautas migratorias de los animales o su número y, de este modo, afectar a los grupos humanos que dependían de ellos. Así mientras se dedicaba  el mismo  esfuerzo  en la caza,  miembros  de la comunidad  pudieron  haberse dedicado a conseguir tipos diferentes de alimento. En los grupos actuales de cazadores- recolectores, los hombres jóvenes y de mediana edad son los que cazan, mientras que las mujeres, los niños y los ancianos recogen y preparan otras clases de alimentos. Muchos estudios etnográficos revelan que la mujer junto a miembros de la comunidad considerados débiles son los que aportan la mayor parte del alimento cuando la caza escasea. Dado que las mujeres de la prehistoria recolectaron una gran variedad de animales pequeños, invertebrados y vegetales, pudieron haber contribuido a su reconocimiento como sustancias comestibles propiciando la reorganización de las actividades necesarias para una economía productora de alimentos.

La evolución tecnológica. Durante el Paleolítico, la tecnología lítica se desarrolló lentamente, evolucionando desde unos instrumentos grandes y polifuncionales hacia otros más  pequeños  y  especializados,.  La  introducción  de  molinos  y  el  uso  de  silos  se manifiestan  por primera vez durante la segunda mitad del paleolítco superior. Es pasos iniciales de desarrollo tecnológico, se intensificaron más tarde constituyendo los cimientos de los indicios de la agricultura.

El empleo de los instrumentos compuestos elaborados con microlitos y enmangamientos de hueso o asta, constituyó una innovación tecnológica e intelectual de gran importancia.

La evolución humana en el Próximo Oriente. La presencia más antigua de seres humanos en el Próximo Oriente se documenta en los depósitos inferiores de Ubeidiya, con una antigüedad de más de 600.000 años. Durante el paleolítico medio, entre el 100.000 y el 50.000 a.C aproximadamente,  los grupos humanos  emigraron  hacia diversas  zonas del Próximo Oriente. Los arqueólogos han encontrado un número significativo de esqueletos y sus restos óseos han sido adscritos a partir de su morfología al grupo neandertal (Homo sapiens neanderthalensis). Durante el paleolítico superior, los esqueletos humanos recuperados muestran ya una anatomía moderna y se designan con el término de Homo sapiens sapiens, mientras que aquellos que corresponden al pleistoceno final presentan ya un aspecto  completamente  similar al actual, asemejándose  a la raza mediterránea  que ocupa hoy algunas zonas del Próximo Oriente.

Probablemente durante el paleolítico superior y más hacia finales del pleistoceno, los habitantes del Próximo Oriente ya disponían de las capacidades mentales y físicas de los seres humanos modernos. El lenguaje y otras formas de comunicación simbólica estaban probablemente bien desarrollados, al tiempo que la producción de instrumentos estandarizados era algo común. Es probable que los individuos que vivieron a finales del Pleistoceno  y que propiciaron  el surgimiento  de la civilización  fuesen  tan inteligentes  y estuviesen tan capacitados como la gente de hoy. A partir de este momento, la evolución cultural  empezó  a  aventajar  a  la  biológica  como  factor  determinante  en  el  modo  de existencia humano.

Las criaturas de aspecto humano más antiguas se encontraron en África y la mayor densidad  de  población  paleolítica  habitó  el  suroeste  de  Francia.  Las  construcciones paleolíticas de mayor envergadura se localizan, por su parte, en la Europa oriental, y los logros más espectaculares de arte y simbolismo, en Francia y España. Sin embargo, el final del pleistoceno constituye un momento decisivo de ruptura en el desarrollo cultural. Los grupos  mesolíticos   y  epipaleolíticos   de  Europa,  Asia  y  África  siguieron  cazando  y recolectando  alimentos  mucho  tiempo  después  de que  las gentes  del Próximo  Oriente hubiesen  abandonado  estas  actividades  en  favor  de  la  agricultura.  Tomando  como referencia cualquier baremo de desarrollo o cambio cultural, la tasa de innovaciones en el Próximo Oriente experimentó una aceleración hasta entonces desconocida. De este modo, la mayoría de ellas se institucionalizaron y transmitieron hasta formar la base de las civilizaciones occidentales y del cercano oriente actuales.


LOS GRUPOS DE RECOLECTORES DEL LEVANTE

Los asentamientos natufienses. En el Levante, se ha definido un conjunto cultural ampliamente extendido que sucedió a las ocupaciones kebaranienses y que se ha denominado "natufiense". Floreció entre 10.000 y 8.000 a.C., o quizás antes. El área en que se han encontrado materiales natufienses se limita a una franja litoral de unos 80 kilómetros de  anchura,  desde  Beirut  a  El  Cairo.  Los  natufienses  fueron  seres  biológicamente modernos,  similares  a los mediterráneos  actuales,  aunque  su estatura  era ligeramente inferior a la de éstos, nada más les distingue de ellos. Los natufienses invirtieron esfuerzo considerable en la recolección de ciertos cereales y en su preparación.

El yacimiento de Mallaha está al aire libre y los habitantes de esta aldea vivieron en casas circulares y semisubterráneas con basamentos de piedra, y cuyo diámetro rondaba los 7 metros. Son los ejemplos más antiguos de arquitectura permanente y constituyen el primer caso conocido en todo el mundo de un poblado propiamente dicho. Habitaban entre 200 y 300 personas. Se encontraron piezas zoomorfas de hueso y piedra, algunos vasos de piedra decorados con dibujos geométricos incisos en el exterior.

Jericó se encuentra en una zona árida junto a un gran manantial, que debía atraer, desde distancias considerables, a los animales y que propició un notable desarrollo vegetal. La  prosperidad  de  Jericó  pudo  radicar  en  la  expansión  de  los  contactos  comerciales. Aunque los restos arquitectónicos de Jericó son propios de una comunidad avanzada, no hay evidencias  que indiquen  que los habitantes  del neolítico  precerámico  A practicaran algún tipo de agricultura. La mayoría de las estructuras excavadas en Jericó son similares a las  de  otros  yacimientos  contemporáneos.  Los  logros  arquitectónicos  de  Jericó  son  la muralla  y  la  torre  defensivas.  Todo  esto  fue  obra  de  trabajadores  hábiles  y  de  una comunidad  organizada.  En  general  los  asentamientos  levantinos  de  finales  del  octavo milenio eran grandes y predominantemente sedentarios y la arquitectura tenía un carácter permanente.  La subsistencia  dependía  de la caza intensiva  y de la recolección  de una amplia variedad de recursos.


EL DESARROLLO GENERAL EN EL PRÓXIMO ORIENTE DEL 12000 AL 8000 A.C.

El final del pleistoceno fue un período de alteraciones relativamente rápidas en los modos de vida de las poblaciones del Próximo Oriente. Aunque existe una continuidad clara con  las  economías  y los  tipos  de  asentamiento  del  paleolítico  superior,  se  produjeron cambios  fundamentales.   Las  transiciones   se  iniciaron  durante  las  fases  finales  del paleolítico, tanto en la región del Levante como en la de los Zagros. Desde entonces, las cuevas  dejaron  de ser los principales  emplazamientos  para  las ocupaciones  humanas. Hacia   el 8000 a.C., la forma normal de asentamiento era al aire libre y se constata una población  significativamente  más numerosa  que en la época  anterior.  La recolección  y procesado de plantas se intensificó y probablemente ya se controlaban algunas especies vegetales.

La importancia creciente de los útiles de piedra pulimentada y del instrumental óseo en estas poblaciones manifiesta una serie de cambios en sus estrategias subsistenciales y una estabilidad cada vez mayor de los asentamientos. La especialización y la división del trabajo  seguramente  aumentaron  durante  el  epipaleolítico.  El  empleo  de  técnicas  más eficaces para la recolección y el procesado de alimentos permitió que las comunidades se establecieran en áreas marginales que con anterioridad no podían soportar asentamientos grandes o permanentes. Una de estas áreas es la región semiárida del desierto sirio, en Jordania y Siria.

Puede mencionarse también otro cambio tecnológico fundamental,documentado  por primera vez en el paleolítico superior y que desempeñó un papel cada vez más importante en el proceso de emergencia de la civilización. Se trata del empleo de dos tipos básicos de artefactos humanos: herramientas y contenedores. Los primeros transmiten o implican el movimientos   de  energía  cinética,  como  las  hachas  de  mano  o  los  cuchillos.  Los contenedores, por su parte, almacenan energía potencial o impiden su transferencia como, por ejemplo, los silos de almacenamiento, la cerámica y los hornos. La variedad de instrumentos  compuestos de amplió con el enmangue de hojas de sílex en soportes de hueso y asta. Objetos tales como anzuelos y plomos de redes de pesca atestiguan  un consumo creciente de pescado y de otros recursos acuáticos.

El  modelado  de  arcilla  ejemplifica  el  control  humano  de  la  propia  tierra.  Desde nuestra perspectiva, varios milenios después, se trata de un símbolo de nuestros propios esfuerzos para controlar el medio y forjar nuestro destino. No es casual que los primeros experimentos con arcilla coincidiesen cronológicamente con los intentos incipientes de producción de alimentos. El arte figurativo sobre diferentes soportes apareció también por primera vez en el Próximo Oriente a finales del pleistoceno. En concreto, los natufienses recurrían al grabado y a la escultura para representar animales y formas geométricas sobre hueso. En definitiva, durante el pleistoceno final e indicios del postpleistoceno, los grupos humanos aumentaron su capacidad para comprender y manipular su entorno con mayor eficacia que en épocas anteriores.

Hacia   el   8000   a.C.   ya   existían   diferentes   importantes   entre   las   culturas epipaleolíticas del Levante y de los Zagros. Las culturas epipaleolíticas seguían teniendo estilos de vida parecidos, pero los asentamientos permanentes eran más frecuentes en el Levante. La continuidad del nomadismo en los Zagros se relaciona con la situación de los asentamientos, y se debe a que se trata de áreas con menor riqueza ecológica y sujetas a mayores  variaciones  climáticas  que  en  el  Levante.  Aunque  estos  factores medioambientales pudieran haber retardado a finales del pleistoceno el establecimiento de poblados  grandes  y  con  un  arquitectura  permanente,   alentaron,  por  otro  lado,  los movimientos  interregionales  de población  y de productos,  que estimularon,  a su vez, la formación de la primera civilización mesopotámica.


4. LOS ORÍGENES DE LA AGRICULTURA

La arqueología ha integrado las ciencias naturales en la investigación de cuestiones relacionadas  con las primeras  domesticaciones  de plantas  y animales.  Por lo tanto, es necesario conocer sus métodos y resultados a fin de poder evaluar las limitaciones de la recogida  de datos  y la fiabilidad  de las hipótesis.  La reconstrucción  del paleoambiente requiere la participación de geólogos, palinólogos, botánicos y zoólogos. La contribución de la paleoetnobotánica  en la recuperación e identificación de restos de antiguas plantas ha introducido una nueva dimensión a la información arqueológica. Igualmente, los zooarqueólogos suministran información detallada sobre los tipos de animales consumidos por los primeros agricultores, así como sobre sus características. En el extenso devenir de la historia humana, ningún acontecimiento ha tenido mayores consecuencias que el de la introducción de la agricultura. Con ella se crearon las bases económicas y las situaciones sociales propicias para el surgimiento de las sociedades estatales. Además de incrementar la población y las provisiones de alimento, los inicios de la agricultura aceleraron las innovaciones tecnológicas y se vieron acompañados de rápidos cambios en la organización social.  El  período  correspondiente  a  esta  fase  inicial  se  ha  denominado  "revolución neolítica".


HISTORIA DE LA INVESTIGACIÓN. HACIA UN CONCEPTO DE AGRICULTURA.

De   Candolle   propuso   cinco   condiciones   para   identificar   un   zona   como   el emplazamiento del primer intento de domesticación de una especie determinada. Son las siguientes: 1) que dicha especie haya crecido allí en estado silvestre; 2) que el clima se templado; 3) que durante alguna parte del año se produzca sequía acompañada de temperaturas elevadas; 4) que el hombre se haya establecido allí; 5) que la caza, la pesca o la recolección de plantas silvestres sea insuficiente para alimentar una comunidad humana. Su enunciado, como el de tantos otros estudiosos, identificaba el Próximo Oriente con uno de los primeros centros de domesticación del mundo.

Para  las  comunidades  con  acceso  directo  a  densas  aglomeraciones  de  cereal silvestre, la agricultura no era un necesidad. La agricultura adoptó fórmulas diferentes en distintas partes del mundo, e incluso podemos hablar de un cierta diversidad dentro de los límites   del   antiguo   Próximo   Oriente.   En   una   comunidad   agrícola   completamente desarrollada existen cuatro grupos básicos de actividades que componen necesariamente un sistema de subsistencia  basado en la producción de alimentos: 1) la reproducción  o siembra y crianza selectiva  de semillas y animales;  2) la manipulación  o el cuidado de plantas o animales mientras están en la fase de crecimiento; 3) la obtención o recogida de los productos alimentarios generados por los primeros conjuntos de actividades; 4) el almacenamiento  del grano o el mantenimiento  de determinados  animales para asegurar una  adecuada  fuente  reproductiva  durante  el año  subsiguiente.  Así pues,  los términos agricultura, domesticación y producción de alimentos implican estos cuatro grupos de actividades.

La principal característica evolutiva de una planta domesticada es la pérdida de su capacidad de diversificarse,  de la que depende su reproducción  continua. Sin embargo, esta pérdida conlleva una ventaja capital para las personas, ya que el control de la diversificación  de  una  planta  presupone  que  las  generaciones  siguientes  puedan  ser explotadas en beneficio de los seres humanos. Por lo tanto, puede decirse que cultivar una planta no es domesticarla, pero que una planta doméstica sólo existe mediante el cultivo.

Cuando  las comunidades,  además  de dedicarse  a la recolección,  se ocupan del cuidado de las plantas o animales que recolectan, nos hallamos ante un tipo de estrategia subsistencial denominada manipulación sin domesticación. Es probable que los natufienses y los habitantes de Zawi Chemi Shanidar utilizasen esta estrategia económica.


HACIA UNA EXPLICACIÓN MULTICAUSAL  DEL ORIGEN DE LA AGRICULTURA

Frecuentemente  se  ha  sugerido  que  el  medio  ambiente  fue  el  factor  crucial  en muchos de los desarrollos fundamentales de la evolución humana. En algunas teorías el cambio climático figura como el motor principal de la introducción de la agricultura.

La cultura también pudo haber sido responsable de la introducción de la agricultura.
Desde esta perspectiva podemos considerar que la cultura comprende todo los aprendido y transmitido  por  las  personas,  incluyendo  el  conocimiento  tecnológico  y  el  instrumental técnico. Alguna vez se ha sugerido que la posesión de un cierto nivel. tecnológico y de un profundo conocimiento de las potencialidades que conlleva la domesticación de plantas y animales son factores clave en el origen de la agricultura.

Muchas  veces  se  considera  la  organización  social  como  el  motor  principal  del cambio, pero la documentación arqueológica al respecto es escasa. Muchos aspectos de los cambios en cuanto a organización pudieron haber sido cruciales para la introducción de la agricultura. Entre los aspectos más revolucionarios de las primeras sociedades agrícolas destacan  la  formación  de  grandes  comunidades,  la  planificación  de  actividades  y  el desarrollo de un ética radicalmente  nueva. Las instituciones  sociales que comenzaron  a gestarse pueden ser clasificadas en dos grupos, las que se relacionan con la subsistencia y las relacionadas  con el establecimiento  definitivo de la vida sedentaria. Las instituciones relacionadas con la subsistencia pudieron haber conducido hacia la agricultura, o bien ser sus productos.

Uno de los principales cambios relacionados con el proceso de sedentarización fue el aumento  de  tamaño  de  la  comunidad.  Mientras  que  los  grupo  nómadas  constaban normalmente de unos 25 a 50 individuos en las estaciones más duras, la población de las primeras aldeas sedentarias alcanzó los 100 e incluso los 200 habitantes durante todo el año. La organización de las interrelaciones  y la programación  de las actividades de una comunidad de tañes dimensiones requerían grandes cambios   en la estructura social. Es probable  que  se  generalizase  la  organización  tribal  y  que  la  sociedad  jerarquizada adquiriese primacía y, también, que la producción de bienes inmuebles fuera propiciada por los  muchos  años  de  permanencia  en  un  único  asentamiento.  Este  sería  el  caso,  por ejemplo, de los molino de mano, los morteros, la cerámica, la arquitectura elaborada, etc., que podían ser utilizados, así, durante largas temporadas. Al mismo tiempo que crecía el catálogo de la cultura material inmueble y las casas se construían con un claro objetivo de residencia,  pudo haberse  producido  una tendencia  hacia la adquisición  de propiedades personales.  El  agricultor  sedentario  aventajaba  al  cazador-recolector   nómada  en  su capacidad de almacenar grandes cantidades de alimentos para sobrevivir bajo las mismas condiciones.

Modelo para un sistema de asentamiento y subsistencia. El modelo indica dos de las vías que los cazadores-
sedentarios.   Una  de  ellas  consiste  en  pasar  a  ser  primero  cazadores-recolectores intensivos y sedentarios y después  agricultores sedentarios, como sucedió en varias zonas del Levante; y la segunda vía pasa por adoptar, en primer lugar, una economía intensiva que mantenga la movilidad y que más tarde incluya el pastoreo nómada, y finalmente se transforme en agricultura sedentaria. El modelo incluye asimismo la transición de los cazadores-recolectores  nómadas a recolectores especializados y sedentarios, y viceversa. Estos recolectores  especializados  dependían  casi por completo de una única fuente de alimentos a la que se podía acceder fácilmente.

Obstáculos   para   un   próspera   agricultura..   Muchos   son   los   factores   que dificultaron la ejecución de las primeras tareas agrícolas, y debieron llevarse a cabo numerosos reajustes para contrarrestar los efectos negativos de la propia agricultura para que  ella  misma  resultara  un  actividad  económicamente  ventajosa.  Las  fluctuaciones anuales que caracterizaban el clima del Próximo Oriente convertían a la agricultura en una tarea muy insegura.

La cosecha de trigo y cebada silvestres era un tarea  difícil debido a la fragilidad que caracteriza los tallos de este tipo de cereales; cuando maduran, el más mínimo movimiento puede  dispersar las semillas. A las dificultades que entraña la cosecha del cereal silvestre debe añadirse un trabajo adicional previo al consumo: extraer la semilla del interior de las resistentes vainas que la cubren. Para que una cosecha a gran escala fuese productiva se necesitaban   útiles   de  siega   adecuados,   contenedores   y  algún   tipo  de  transporte. Igualmente, para que una gran cosecha pudiese ser aprovechada durante todo el año se requerían  recipientes  de  almacenamiento,  los  cuales  deberían  ser  impermeables  para impedir  que  las  semillas  se  pudriesen  durante  los  lluviosos  meses  del  invierno.  Al trasladarse a espacios abiertos, las comunidades humanas se encontraron más próximas de los cereales  silvestres  potencialmente  cosechables,  pero se alejaron  de los hábitats naturales de las cabras salvajes.

Las comunidades grandes son, desde un punto de vista agrícola, más eficaces que las  pequeñas,  sin  embargo  los  grupos  prehistóricos  fueron  evitándolas  debido  a  los problemas organizativos y a las tensiones interpersonales que las caracterizaban.

Condiciones  previas para la agricultura.  Generalmente  suele aceptarse  que la disponibilidad de plantas y animales potencialmente domesticables fue una condición previa a la aparición de la agricultura. Las comunidades que permanecieron durante largas temporadas en una misma región llegaron a conocer profundamente los recursos medioambientales de su hábitat. La combinación de diferentes plantas y animales garantizó una dieta más estable y equilibrada, debido a que los distintos períodos de recolección o crianza se distribuían a lo largo de todo el año. Esta estrategia mixta estimuló el rápido crecimiento  y desarollo de la agricultura como forma de vida, así como la formación de grandes comunidades  sedentarias.  El desarrollo de técnicas y útiles especializados  hizo posible que cada trabajador recolectase mayores cantidades de cereal durante los cortos períodos  de cosecha.  El perfeccionamiento  del utillaje  para  el procesado  de alimentos aumentó el potencial nutritivo de cada kilo de material vegetal recolectado. Inventos como los molinos de piedra o los hornos para tostar cereal simplificaron el proceso de separar la gluma del grano.

Factores   que   estimularon   la  introducción   de  la  agricultura.   Algunos   se relacionan con cambios climáticos acontecidos durante el pleistoceno final, mientras que otros se derivan de procesos culturales evolutivos a largo plazo, como es el caso de la invención de útiles y contenedores. En cada región la organización de las comunidades y la densidad demográfica local pudieron haber actuado en el mismo sentido. Las comunidades prehistóricas  asentadas en regiones de una gran diversidad ecológica disponían de una gran variedad de recursos alimentarios, ya que constituían el hábitat natural de las ovejas, cabras y cereales. Esta diversidad contribuyó a la sedentarización de las comunidades y tuvo como consecuencia una programación cuidadosa de las actividades que debían desempeñar  sus  miembros.  El cambio  climático  que  tuvo  lugar  en  el Próximo  Oriente durante el pleistoceno final hizo posible que, gracias a unas temperaturas más elevadas y a mayores índices de pluviosidad, aumentase la superficie de bosque abierto y, por lo tanto existiesen mayores posibilidades de domesticar plantas y recolectar frutos secos. Las temperaturas invernales más benignas contribuyeron a que muchos grupos humanos abandonaran las cuevas y los hábitats escarpados para trasladarse a zonas más idóneas para la obtención de cereal.

La recolección de cereales silvestres, como el trigo y la cebada, fue en sí misma un gran estimulo, ya que provocó la creación de toda una gama de artefactos (hoces, molinos de  piedra,  y  estructuras  de  almacenamiento)   que  constituían  preadaptaciones   a  la agricultura.  Probablemente,  el factor más importante  que estimuló  la introducción  de la agricultura en el Próximo Oriente fue el establecimiento de comunidades sedentarias, que permitieron el empleo de utillaje pesado para el procesado de alimentos e hicieron comunes las estructuras  de almacenamiento.  Además, al minimizarse  los efectos negativos de la dureza del nomadismo sobre la vida de las mujeres, se obviaron el infanticidio y los largos períodos    que  debían  transcurrir  entre  embarazos.  Los  ancianos  de  las  comunidades dejaron de estar sujetos a las penurias y tribulaciones de los largos viajes del grupo. Por todo ello, creció la población y las comunidades aumentaron de tamaño. La participación de los niños y los ancianos en las actividades agrícolas fue mayor que la que habían tenido en la caza y en la recolección. Por lo tanto, el establecimiento de comunidades sedentarias tuvo como consecuencia  un crecimiento  demográfico  y, en algunos casos, provocó una modificación en las estructuras de edad de la población.

El  establecimiento   de  contactos  comerciales   a  larga  distancia,  constituyó  un mecanismo  que  sirvió  tanto  para  el  intercambio  de  ideas  como  para  el  transporte  de cereales   y  quizás  de  otras  especies  domésticas.   El  crecimiento   demográfico   y  la intensificación de interrelaciones impulsaron la aparición de inventores y la mejora de los medios  de  comunicación.  Estos  procesos  fueron  responsables  de  la  aceleración  en progresión geométrica de la tasa de innovación cultural que ha seguido hasta nuestros días.


LA RECONSTRUCCIÓN PALEOAMBIENTAL

La importancia  del medio se ha enfatizado  a raíz de la profusa adopción  de las perspectivas ecológicas para el estudio de la cultura, y por tanto, las variables relaciones entre los seres humanos y su entorno biofísico se han convertido en un tema básico de los estudios prehistóricos.

Las características del paleoambiente se infieren a partir de una gran variedad de datos geológicos y biológicos que, como fuentes informativas, poseen virtudes relativas y ciertas deficiencias. Se destacan tres tipos de información sobre el paleoambiente:  1) la información  geológica sobre la sedimentología,  la extensión de los glaciares, los niveles marinos y los regímenes de lluvias locales; 2) los restos óseos faunísticos procedentes de estratigrafías arqueológicas u otros depósitos datables; y 3) el polen y otros tipos de materia vegetal conservados en sedimentos naturales o arqueológicos.


LAS EVIDENCIAS BOTÁNICAS DE LA PRIMERA AGRICULTURA

Especialistas profesionales en la identificación de plantas suelen acompañar a los arqueólogos en los trabajos de campo y trabajan sobre las muestras en los laboratorios específicos de las instituciones a las que pertenecen. Dichos especialistas suelen denominarse  paleoetnobotánicos,  entendiendo  por  paleoetnobotánica  el  estudio  de  los restos de plantas cultivadas o utilizadas por los seres humanos en tiempos remotos.


DISTRIBUCIÓN Y USOS DE LAS ESPECIES VEGETALES MÁS CONOCIDAS

Hace 10.000 años las comunidades prehistóricas del Próximo Oriente utilizaba una gran variedad de plantas como recursos alimentarios. Las variantes silvestres de cereales, legumbres y frutos secos constituían la proporción más importante de la dieta humana.

Cereales. Entre las primeras plantas domésticas, los cereales aparecen con mayor frecuencia  en el registro  arqueológico.  La resistencia  de la espiga  fue la característica esencial que hizo del cultivo de cereales una tarea rentable. La cebada fue una de las bases económicas de las civilizaciones del Próximo Oriente. La variedad de trigo conocida bajo el nombre de esprilla también se encuentra en la mayoría de las aldeas primitivas. La escanda es otra gramínea abundante en las primeras aldeas agrícolas.

Legumbres. El cultivo de legumbres puede ser tan antiguo como el de los cereales y se han hallado restos   en la mayor parte de las primeras aldeas agrícolas del Próximo Oriente.  Las  legumbres  constituyen  un elemento  esencial  de la primera  producción  de alimentos  y  debía  de  formar  un  ingrediente  destacado  en  la  dieta  de  los  primeros agricultores.

Frutas y Frutos Secos. A pesar de que los datos son relativamente escaso, parece que  las  aceitunas,  las  uvas,  los  dátiles,  pistachos  y  los  higos  eran  un  complemento importante de las estrategias de explotación agrícola del Próximo Oriente entre el cuarto y el tercer milenio. En el Próximo Oriente, la caza y después el ganado contribuyeron significativamente a la dieta de los primeros agricultores, aunque la variedad y equilibrio de las especies vegetales disponibles favorecieron la explotación de estos recursos. Tras el trillado,  aventado  y  molienda  del  grano  se  preparaban  papillas  y  pan.  Los  cereales constituían la principal fuente de hidratos de carbono y de vitaminas B y E, mientras que las leguminosas proporcionaban la mayor parte de las proteínas vegetales.

Gracias a una estrategia mixta basada en 1) la diversidad de cultivos, 2) la variedad de animales domesticados y 3) la explotación de recursos salvajes o silvestres, la economía agropecuaria  del  Próximo  Oriente  se  afianzó  con  un  éxito  tal  que  estimuló  su  rápida difusión.


LOS ANIMALES DE LAS PRIMERAS COMUNIDADES CAMPESINAS

Los animales no sólo constituyeron una fuente de proteínas sino también una forma de almacenar excedentes disponibles en todo momento. Los rebaños, que se alimentaban de los rastrojos de los campos cosechados, podían ser sacrificados cuando escaseaban otras  fuentes  de  alimento.  Estos  animales  domésticos  proporcionaban  además  otros productos importantes, como leche, lana, estiércol y pieles.

Conservación. Durante la excavación los zooarqueólogos puede observar el medio local, examinar colecciones de animales en los museos locales y obtener esqueletos de especies salvajes y domésticas de la zona. Esto les permite identificar con precisión las especies e interpretar plausiblemente el entorno natural de un asentamiento prehistórico.

Identificación. Un zooarqueólogo experimentado puede determinar muchas características de los animales utilizados por las comunidades prehistóricas a partir de la morfología  y  composición  de  los  fragmentos  óseos  recuperados.  La  diferenciación  de algunas de las primeras especies domesticadas, como ovejas y cabras, suele ser particularmente difícil incluso para un experto, ya que las diferencias tan sólo se manifiestan en un pequeño número de huesos. Por tanto, las partes del esqueleto de otros animales pueden proporcionar información sobre la especie a la que pertenecen y sobre el tamaño, la edad y el sexo del individuo, e incluso de cómo fue sacrificado y preparado.

Salvaje versus doméstico. Un objetivo prioritario de la labor del zooarqueólogo es discernir si los animales destinados a la alimentación de una comunidad eran cazados en estado salvaje o criados en rebaños, e investigar la naturaleza de la transición de la caza a la  domesticación  en  las  actividades  de  subsistencia.  La  domesticación  animal  puede definirse a partir de tres factores generales:

1. La docilidad, que implica que el animal no huya ni ataque a los seres humanos.
2. Los cambios en la conducta, como variaciones en las migraciones estacionales, en el comportamiento diario y en la composición o el tamaño del rebaño.
3. El control de la crianza, que incluye el sacrificio  y apareamiento  selectivos,  la castración y, por lo tanto, la creación de nuevos grupos genéticos y presiones selectivas.

En la domesticación animal en el antiguo Próximo Oriente, pueden distinguirse dos etapas principales. La primera fue el período de manipulación del ganado tras la captura y amansamiento de animales preferentemente jóvenes. Se trataba más bien de disponer de un   suministro   cárnico.   En   contrapartida,   se   protegía   a   estos   animales   de   otros depredadores y se les proporcionaba alimento durante las estaciones más duras. Este tipo de manipulación desembocó en cambios morfológicos, lentos y reducidos.

En la segunda etapa se practicó una crianza selectiva y un control de la cantidad y la calidad de la alimentación. Se favoreció la crianza de animales particularmente dóciles y de apareamiento precoz, mientras que los machos más rebeldes eran castrados o sacrificados para alimento. Los criadores aceleraron el proceso de domesticación estimulando la reproducción  de los mutantes,  al tiempo que limitaban  las actividades  reproductivas  del resto.

La manipulación  animal  y los primeros  experimentos  de crianza  provocaron  una disminución en el tamaño de los animales en comparación con sus ancestros salvajes.

Proceso  de  domesticación.  La  adopción  como  mascotas  de  ciertos  animales jóvenes derivó en su amansamiento y desembocó en la cría de los adultos. El creciente sedentarismo asociado a la vida aldeana creó circunstancias favorables para la posesión de animales y nuevas motivaciones  para disponer de reservas alimentarias en previsión de una mala época. Un factor importante en la selección de los animales para la domesticación es su capacidad de digerir celulosa. En consecuencia, no compiten directamente con los humanos por los alimentos disponibles. Por esta razón, se dio prioridad a la domesticación de los bóvidos, que podían transformar sustancias ricas en celulosa en hidratos de carbono, grasas y proteínas bajo la forma de carne, leche y productos secundarios  como pieles, pelambre y estiércol.


LAS PRIMERAS COMUNIDADES ALDEANAS

El neolítico significaba la introducción, relativamente sincrónica, de la vida sedentaria en aldeas, una economía de producción de alimentos, instrumentos de molienda líticos y el uso extendido de la cerámica. El neolítico se entendía como una transformación global que afectaba a todos los aspectos de la vida. A medida que los arqueólogos fueron excavando los restos de las primeras aldeas, este cuadro tan simple se hizo más complejo.  Cada nuevo  yacimiento  revelaba  unas  características  propias  y únicas,  confirmando  de  este modo que la revolución neolítica, aun dentro de los límites del Próximo Oriente, no fue ni instantánea  ni uniforme. Los arqueólogos  no tardaron en descubrir que en las primeras aldeas no había cerámica bien cocida, ni tampoco parte del instrumental de los primeros agricultores.


CARACTERÍSTICAS GENERALES DE LA VIDA EN LAS PRIMERAS ALDEAS

Pese a las diversas manifestaciones culturales de las primeras aldeas (7500-6000 a.C.), no debería  enfatizarse  la especificad  de cada una de ellas. Pueden,  en cambio, distinguirse  múltiples características  generales en los procesos combinados  de sedentarización y producción temprana de alimentos. Una de ellas es la concerniente a la transición de la caza y la recolección a la agricultura, que abarca un largo período y una vasta zona geográfica. Una segunda característica es la extensa distribución geográfica de las aldeas preagrícolas,  pero que, generalmente,  se circunscribe  a áreas de diversidad ecológica. Una tercera característica se halla en relación tanto con la información biológica como con la arqueológica. La agricultura inicial no supuso una gran ventaja para los que la practicaron  por primera  vez. En casi todos  los yacimientos,  los datos  muestran  que la domesticación  temprana constituyó sólo un complemento  a las actividades normales, ya que la mayor proporción de alimentos continuaba procediendo de la caza y la recolección. Dos actividades relacionadas con los recursos salvajes habrían de conformar las bases de los primeros sistemas subsistenciales  agrícola-ganaderos:  la recolección  de plantas y la caza de ungulados. La explotación de ambos, plantas y animales, por parte de los primeros pobladores agrícolas constituyó una estrategia eficaz para la maximización de los recursos potenciales  de  alimentos.  La  dependencia  con  respecto  a  los  recursos  domesticados empezó  a  resultar  cada  vez  más  ventajosa,  y  pronto  sustituyeron  a  la  caza  y  a  la recolección como actividades primarias de subsistencia. Las decisiones anuales de cómo obtener  suficiente  alimento,  tomadas  por  los  que  participaron  en  esta  transformación, fueron imperceptibles, pero irreversibles, y transformaron el curso de la historia humana.
La ordenación de las comunidades primitivas era nuclear, acudiendo regularmente los campesinos a sus tierras de labor. En las comunidades preagrícolas, la mayoría de las casas  eran  circulares,  semisubterráneas  y  de  una  sola  cámara  y  probablemente  se construían  con maderas  y pieles. Por el contrario  las aldeas de la agricultura  inicial se caracterizaban por una arquitectura rectilínea. Muchos de los edificios consistían en estructuras de varias habitaciones, algunas de ellas especializadas según la función y con diferencias entre sí. Al igual que en las aldeas preagrícolas, los edificios tenían cimientos de piedra, pero sus superestructuras eran de adobe o ladrillos de turba, alojando a una familia de 5 a 8 miembros.  Una comunidad  agrícola entera pudo haber estado compuesta  por varias familias extensas organizadas como una sociedad tribal.

El equipaje artefactual de las primeras aldeas incluye una gran diversidad de herramientas  de diferentes  tipos  de materiales.  Normalmente  para  la manufactura  y la subsistencia se utilizaban herramientas fabricadas de diferentes materiales. Las puntas de flecha  aparecen  por  primera  vez  en  el Levante  durante  el período  de  aparición  de  la agricultura. En la mayoría de los yacimientos aparecen también figurillas antropomorfas y de   animales   domésticos,   así   como   objetos   ornamentales   (cuentas,   colgantes)   y bajorrelieves sobre hueso y piedra.

A partir de la excavación de las aldeas más antiguas, se han obtenido abundantes pruebas  de  la  existencia  de  una  red  comercial  en  el  Próximo  Oriente.  Se  ha  hallado obsidiana de Anatolia central y orientas en yacimientos situados a 800 km. Otros materiales de origen  específico  se han encontrado  lejos de sus lugares  de origen,  como  son los caparazones marinos procedentes del Mar Rojo y del golfo Pérsico. Como quiera que fuera, el comercio  de bienes especiales  representó  una etapa económica  importante,  ya que, mediante estos objetos de disponibilidad limitada, se podía llegar a reconocer y regular un valor,  por  lo  que  su  posesión  se  convertiría  en  un  indicador  de  status  (un  aspecto importante de la sociedad futura). El movimiento de bienes también implica movimientos de gentes,  aunque  posiblemente  tan  sólo  de  algunos  mercaderes  o de  pequeños  grupos nómadas. Este movimiento se convirtió en una vía para el intercambio de ideas, así como un  mecanismo  para  la  alteración  genética  de  los  cereales  de  diferentes  regiones  (las semillas se transportaban como comida).

Las prácticas de enterramiento establecidas son características  de muchos de los yacimientos del séptimo milenio en el Levante. Los cráneos se separaban de los cuerpos y se recubrían de forma naturalista con una capa de enlucido, que algunas veces se pintaba de rojo. La uniformidad en las prácticas de enterramiento y las de edificación, desde el sur al norte y oeste del Levante, llegando al oeste de Anatolia, sugiere la existencia de un sistema religioso muy difundido, no identificado en fases anteriores de la historia humana. Estas prácticas podrían relacionarse con lo que podríamos denominar religión. La atención prestada a los enterramientos  constituye también un indicio de la consideración  de que gozaban los ancianos en las primeras sociedades agrícolas.


LAS PRIMERAS ALDEAS DEL LEVANTE Y LOS MONTES ZAGROS

La región que incluye actualmente  a Israel, Jordania,  Líbano y el oeste de Siria desempeñó  un    papel  importante  en  el  origen  de  las  comunidades  sedentarias.  La diversidad topográfica y la accesibilidad a los recursos alimentarios marinos y de agua dulce la hicieron  apropiada  para la habitabilidad  humana  desde que se comenzó  a poblar el Próximo Oriente. Gran cantidad de comunidades cazadoras-recolectoras  se desarrollaron allí donde había una mayor variedad y amplitud de recursos alimentarios disponibles. Con el desarrollo de las técnicas para procesar los alimentos, algunas de estas comunidades se convirtieron en grandes asentamientos. Durante el octavo y séptimo milenios, el Levante fue  un  centro  clave  de  desarrollo,  atestiguado  por  la  abundancia  de  comunidades avanzadas. El Levante no volvería a gozar de esta posición de primacía en el desarrollo económico hasta transcurridos varios miles de años.

La primera investigación importante sobre los orígenes de la agricultura y del sedentarismo se llevó a cabo en las laderas de los montes Zagros en el Irak septentrional, donde Braidwood reunió a un grupo de arqueólogos, botánicos, zoólogos y geólogos.



LAS PRIMERAS ALDEAS EN LA REGIONES ADYACENTES

Los patrones de vida en las regiones adyacentes al Próximo Oriente pudieron haber afectado el desarrollo de esta zona de tres formas distintas:

1. La agricultura pudo haberse introducido con anterioridad en otras regiones, y la idea ser adoptada, o bien importada alguna especie domesticada  por los habitantes del Próximo Orientes.
2. Los pobladores de regiones periféricas pudieron haber interactuado con los habitantes del Próximo Oriente.
3.  Las  ideas,  las  especies  domesticadas  y  las  habilidades  organizativas  que surgieron en el Próximo Oriente pudieron exportarse a los asentamientos de las regiones adyacentes.

Sureste  de  Europa.  La  única  región  que  se  configura  como  posible  foco  de estímulos, por sus interacciones con el Próximo Oriente, es el sureste de Europa. Ciertos conjuntos artefactuales y asentamientos aldeanos en diversos lugares de Grecia se fechas en el séptimo milenio. Está ampliamente aceptada la hipótesis de que la domesticación de los bóvidos tuvo lugar en el sureste de Europa y que, posteriormente,  fue adoptada en Anatolia y eventualmente en el resto del Próximo Oriente.

Transcaspio. Por lo general, se piensa que la zona del Transcaspio experimentó un desarrollo algo más tardío que el de áreas vecinas del Próximo Oriente.

Egipto. El valle del Nilo fue escenario de los primeros asentamientos con una caza y recolección intensivas y algo de infraestructura agrícola. A pesar de la temprana aparición de hojas de hoz y de molinos, no existen pruebas directas de agricultura ni ejemplos de comunidades importantes permanentes antes de finales des sexto milenio. Hasta que no se obtengan  nuevos  datos,  el  proceso  de  sedentarización   en  el  Valle  del  Nilo  debe interpretarse en función de la influencia de sus vecinos, y no como un desarrollo paralelo al del Próximo Oriente.


PATRONES DE DESARROLLO EN LAS PRIMERAS ALDEAS DEL PRÓXIMO ORIENTE

Focos geográficos. En general contamos con pruebas directas de la domesticación de especies vegetales y de animales para todo el Próximo Oriente desde principios del séptimo milenio. Hacia el 7000 a.C., las prácticas agrícolas se habían difundido ya por estas aldeas. Sin embargo, la agricultura todavía no conformaba la base subsistencial de ninguna de ellas, ni tampoco la habían adoptado todas las comunidades.  Las aldeas cazadoras coexistieron  junto  a  comunidades  fundamentalmente  agrícolas  durante  todavía  mucho tiempo.  En algunos  yacimientos  del Levante  la aparición  de la vida sedentaria  y de la arquitectura permanente tuvo lugar durante el natufiense. Sin embargo, en esta región no se documenta la dependencia con respecto a la producción de alimentos hasta el sexto milenio.  Por  otra  parte,  los  datos  procedentes  de  yacimientos  de  los  montes  Zagros sugieren que ya se practicaba la domesticación en el 8900 a.C. en Zawi Chemi Shanidar. No obstante, los asentamientos de los Zagros no pueden paralelizarse con la sofisticación arquitectónica  y  la  magnitud  de  las  aldeas  levantinas.  Por  lo  tanto,  en  esta  región montañosa  parece  haberse  enfatizado  la  producción  de  alimentos,  especialmente  el pastoreo, en lugar de la construcción de importantes y complejos asentamientos.

Zonas nucleares versus marginales. La mayoría de las primeras aldeas estaban situadas junto a áreas de alturas diversas, por ejemplo, se encuentran en lechos de valles a poca distancia de las montañas, en riscos o terrazas sobre wadis, se hallan en depresiones de valles próximas a fuentes de agua dulce. Los argumentos de mayor peso en la elección del  emplazamiento  de  uno  de  estos  poblados  debieron  de  ser  la  maximización  en  la variedad de hábitats potenciales y la proximidad a una fuente de agua, más que, probablemente, consideraciones referentes a la defensa y el control de pasos importantes o rutas comerciales.

Tendencias Adaptativas. Sorprende la coincidencia en la aparición de la agricultura y la de las abundantes estructuras arquitectónicas rectilíneas de varias habitaciones, que debe probablemente  relacionarse  con un cambio en las actividades  domésticas  y en la organización de la comunidad. Las casas rectilíneas pueden adosarse unas con otras con mayor facilidad  que las estructuras  circulares,   y también se puede subdividir  mejor su interior  para  su  uso  diferenciado.  La  transición  a  un  arquitectura  rectilíneas  puede interpretarse  como  uno  de  los  muchos  cambios  experimentados  por  estos  primeros habitantes de aldeas en su búsqueda de una mayor eficacia en la explotación del medio y en las relaciones humanas.
El creciente número de piezas artísticas y de objetos enigmáticos, el incremento en la ornamentación y decoración, el empleo de nuevas materias primas, la experimentación con contenedores y la manufactura de otros artículos especializados representan posibles manifestaciones   de   estas   mismas   tendencias.   Además   de   la  universalidad   de   la arquitectura  rectilínea  en las primeras  aldeas,  también  son comunes  los cimientos  con cámaras que probablemente sostenían un segundo piso.

Los asentamientos con edificios con planta celular representan, probablemente, una adaptación óptima a la agricultura antigua, en el marco de una organización unifamiliar, ya que las subsiguientes  transformaciones  requirieron  mayores unidades organizativas.  Las primeras aldeas del Próximo Oriente encarnan la transición más fundamental  en la historia humana, ya que, aunque nos puedan parecer primitivas desde nuestra perspectiva actual, fueron la cuna de muchas de las innovaciones tecnológicas y subsistenciales necesarias para la sociedad urbana. Desde entonces, los procesos de cambio afectan la organización y el manejo de la creciente complejidad social.



EL DESARROLLO DE LA ECONOMÍA DE ALDEA

Los primeros agricultores  del Próximo Oriente, aunque modificaron  drásticamente sus estrategias subsistenciales y sus formas de organización, mantuvieron sus estilos de vida en un estadio relativamente primitivo. Su alimentación se basaba casi totalmente en las plantas y animales salvajes y, por este motivo, sus logros no parecen superar a los de los cazadores y recolectores sedentarios.

Los avances realizados durante el sexto y quinto milenios cambiaron completamente esta situación. Hacia el 4000 a.C., e incluso antes en muchos lugares, la aldea agrícola se había  consolidado  como  la unidad  económica  más  efectiva,  dando  pie  a que  algunas comunidades formaran grandes poblados. La caza, mientras tanto, se había convertido en un  medio  de  subsistencia  subsidiario,  y  las  comunidades   no  agrícolas  ya  eran  el equivalente cultural de las omnipresentes comunidades campesinas. La distribución de las aldeas  campesinas   y  de  los  primeros  poblados  llegaba  mucho  más  allá  de  Irán, Transcaspio, Afganistán, la Baja Mesopotamia, el valle del Nilo y el sureste de Europa. Así pues, la agricultura se estaba convirtiendo en el medio de subsistencia principal para una porción creciente de la población mundial. La aldea campesina,  al afrontar con éxito la adversidad del clima y producir un suministro importante de alimentos, fue imponiéndose como forma dominante de comunidad. Las aldeas sedentarias fueron la culminación de la transformación agrícola.


¿ CUALES FUERON LAS CAUSAS DEL ÉXITO DE LAS COMUNIDADES ALDEANAS?

Entre los factores medioambientales,  culturales y organizativos que favorecieron el crecimiento de las aldeas, los más importantes fueron los que crearon una situación de retroalimentación  positiva. La retroalimentación  positiva incide en el proceso de cambio, porque cualquier pequeño incremento en un factor provoca el incremento en un tercero. Por este   motivo,   las   transformaciones   van  intensificándose   hasta   que   alguna   fuerza determinada disminuye el efecto de la retroalimentación.

Durante la época de las grandes aldeas, actuaron tres importantes  relaciones de retroalimentación positiva que mejoraron las posibilidades de la economía agropecuaria de las aldeas, permitiendo su establecimiento como el principal  medio de subsistencia en todo el Próximo Oriente. En primer lugar, este tipo de economía originó un rápido crecimiento de la población.

La primera  relación  de retroalimentación  consistió  en la mejora  fisiológica  de las especies domésticas utilizadas por los primeros campesinos.  Posiblemente,  los pastores seleccionaron deliberadamente la reproducción de los animales más productivos, mientras que los agricultores  hacían lo propio con las mejores semillas. Cuando los campesinos trasladaron las especies domésticas a las altitudes inferiores de Mesopotamia, solamente pudieron  sobrevivir  los  animales  que  mejor  toleraban  el calor  y las  plantas  que  mejor soportaban la aridez. A medida que las plantas y animales se convertían en fuentes de alimento más efectivas que en su estado salvaje, las poblaciones humanas confiaban en ellas cada vez más. Si entendemos la expansión de la agricultura primitiva hacia nuevas regiones geográficas como un proceso, no hay duda de que con él se mejoró la efectividad de  la  producción  de  alimentos,  y  cuanto  mayor  fuera  la  efectividad  como  medio  de subsistencia, mejor sería la predisposición de nuevas regiones a adoptarla.

La segunda relación de retroalimentación positiva que contribuyó al éxito de la organización  social en las aldeas campesinas  es de tipo tecnológico.  A medida  que la agricultura y la ganadería se establecían como actividades de subsistencia predominantes en un buen número de comunidades, se intensificaron los esfuerzos por mejorar las herramientas  y  las  técnicas  de  obtención,  procesado  y  almacenaje  de  las  plantas  y animales  domésticos.  Las  innovaciones  en el equipo  de procesamiento  de las  plantas afectaron a los útiles de molienda,  a los hornos para tostar el grano y separarlo de su cáscara, y a los hornos abovedados  para la cocción del pan. En el séptimo milenio, la introducción de vasos de cerámica cocida supuso la existencia de recipientes relativamente ligeros,  impermeables  y  económicos,  lo  cual  implicó  una  rápida  consolidación  de  la producción de estos objetos en todo el Próximo Oriente. El transporte y almacenamiento de productos  agrícolas  se  hizo  mucho  más  fácil  y  eficaz  que  en  épocas  anteriores,  y aumentaron así las posibilidades de la agricultura y la ganadería.

La tercera relación de retroalimentación positiva concierne a la organización de las comunidades humanas. El hecho de permanecer durante todo el año en un mismo lugar impulsó  a los agricultores  a construir  instalaciones  permanentes,  y ello facilitó  en gran medida el almacenamiento,  a la vez que produjo un incremento en la variabilidad  de la cultura material. A medida que la economía  agropecuaria  se imponía como uno de los medios de subsistencia más efectivos, aumentaron el tamaño de las comunidades  y las densidades  demográficas  regionales.  Paralelamente,  estos  cambios  se  vieron acompañados de nuevas formas de organización comunitarias y relaciones intercomunales. En  este  sentido,  se  desarrollaron  fuertes  vínculos  en  el  seno  de  las  comunidades  en expansión y creció la necesidad de establecer alianzas intergrupales.

Estas tres relaciones generales de retroalimentación contribuyeron a mostrar la agricultura como una forma de existencia atractiva, efectiva y estable. Por añadidura, otro proceso destacable que aseguró que la población no regresara al sistema de caza- recolección fue el derivado del impacto acumulativo de las comunidades aldeanas sobre el paisaje. La domesticación y el cultivo rompieron el equilibrio ecológico natural, provocando una alteración inexorable e irreversible del paisaje. Conforme aumentaban la población, se incrementó también la cantidad de aldeas campesinas que irrumpieron en áreas nuevas, provocando, consciente o inconscientemente, la destrucción de los recursos subsistenciales básicos de los cazadores y recolectores. Las plantas y animales recién domesticados no podían sobrevivir sin el cuidado y la atención humanas, de la misma manera que los seres humanos dependían cada vez más de los recursos agropecuarios. En definitiva, la creciente eficacia del sistema agrícola era el resultado de la combinación de decisiones e invenciones explícitas, que condujeron a un tipo de cambios que imposibilitaron  cualquier intento de invertir la dirección del proceso. Los seres humanos habían emprendido el camino de la producción de alimentos y, al fin y al cabo, de la vida urbana.


LAS ALDEAS CAMPESINAS SEDENTARIAS DEL LEVANTE MERIDIONAL

A comienzos del sexto milenio disminuyó la preeminencia de las primeras aldeas del Levante meridional. Los natufienses y los primeros aldeanos del Levante habían constituido la vanguardia del movimiento hacia las aldeas sedentarias y la economía campesina, pero durante los siguientes milenios, éstos ya no ocuparían el primer plano.

Aproximadamente   hacia   el   6000   a.C.   fueron   abandonadas   algunas   de   las comunidades  del  sur  del  levante,  a  la  vez  que  algunas  áreas  muy  extensas  iban  a permanecer desocupadas durante, al menos, los siguientes mil años. La causa se debió, probablemente, a una desecación del clima que alcanzó su máximo cerca del 6000 a.C. En general, la población se desplazó hacia el norte o hacia las regiones costeras, donde los efectos de la sequía fueron menores.


LOS NUEVOS POBLADOS DE ANATOLIA: UN DESTELLO DE ESPLENDOR

Anatolia había sido uno de los principales escenarios del desarrollo de las primeras aldeas sedentarias. Los habitantes de la meseta de Anatolia y de las laderas de los montes Taurus conocían las técnicas de la domesticación y la arquitectura de adobe y de piedra. No obstante, a diferencia del Levante, en Anatolia los cambios que siguieron a las simples aldeas  campesinas  fueron  similares  a  los  que  caracterizaron  el  surgimiento  de  las sociedades complejas en el Próximo Oriente. La inexistencia de anteriores evidencias arqueológicas  y la falta de ejemplos contemporáneos  a los grandes centros urbanos de Mesopotamia, llevaron a la conclusión de que la evolución en Anatolia había sido marginal respecto a la que se estaba documentando  en la cuenca de Mesopotámia.  La labor de investigadores durante los últimos años ha proporcionado numerosos datos que permiten corregir esta errónea interpretación.

Çatal Hüyük. Los restos arqueológicos de Çatal Hüyük han demostrado, más que los de cualquier otro yacimiento, el grado de sofisticación alcanzado por los antiguos habitantes de Anatolia y la gran complejidad de sus comunidades. Çatal Hüyük es el mayor yacimiento  arqueológico  del séptimo  milenio  que se conoce  en el Próximo  Oriente.  En realidad, sería posible considerar Çatal como una ciudad, tal como han defendido investigadores, pero que esto fuera o no apropiado, sería más una cuestión de concepto que  de  número  de  habitantes.  La  economía  fue  básicamente  agrícola,  aunque  sus habitantes también practicaron el comercio y la producción artesanal. La arquitectura de Çatal revela un grado de sofisticación y organización que la distinguen de las aldeas más antiguas  del  séptimo  milenio.  Los  edificios,  de  adobe  y  madera,  seguían  un  trazado rectilíneo normalizado. De las 139 estructuras descubiertas, se interpretaron un mínimo de 40 como templos, que se distinguían de las unidades domésticas por su decoración, sus hallazgos materiales y sus enterramientos. Su estructura no difería de la de las casas, entre las  cuales  se  encuentran  repartidos.  Probablemente,  el  comercio  y  la  industria  fueron aspectos  importantes  en la economía  de Çatal Hüyük.  La gran cantidad  de puntas  de obsidiana magníficamente realizadas pero sin usar, la abundancia de adornos personales, la evidencia de cestería, de recipientes de madera y de tejidos, son elementos que sugieren una industria artesanal que pudo basarse en el trabajo de familias especificas.
Se ha recuperado una gran variedad de objetos de arcilla y figuritas zoomorfas y antropomorfas,  tanto  en  barro  como  en  piedra.  También  se  han  descubierto  algunos grandes sellos de arcilla con diseños geométricos. Tanto si se utilizaban para la decoración como para la comunicación  simbólica, su técnica constituyó un avance importante en el desarrollo de la comunicación.

Además de este rico y bien representado  material inventariable,  existen en Çatal diversas  pinturas  murales  y  objetos  moldeados  en  arcilla  que  podrían  ilustrar  otros aspectos, frecuentemente intuidos pero raramente observados, de una sociedad desaparecida. Dado que Çatal era una comunidad con una base de subsistencia eficaz, un gran  abanico  de  actividades  económicas  alternativas  y  una  población  que  crecía  con rapidez,  se  hizo  necesario  efectuar  cambios  básicos  en  la  organización  social  para mantener   su   estabilidad.   Pueden   producirse   dos   posibles   consecuencias   ante   un crecimiento  como  el  que  experimento  Çatal.  La  primera  tendería  hacia  un perfeccionamiento  de las instituciones  organizadoras  y de los mecanismos  reguladores. Ésos se irían haciendo más complejos a medida que el sistema incrementase su volumen, hasta alcanzar un punto en el que ya no fuera posible una mayor elaboración y el sistema no pudiese integrar a la población y entrara en crisis. La segunda consistiría en el desarrollo de   nuevas   formas   de   organización   y   regulación   que   en   un   primer   momento complementarían las antiguas y que, más adelante, llegarían a reemplazarlas. En Çatal, el resultado coincide con la primera alternativa. Este yacimiento fue finalmente abandonado, y sus sucesores, tanto en la llanura de Konya como en otras partes de Anatolia, se instalaron en comunidades más pequeñas, prescindiendo de algunas de las anteriores sofisticaciones económicas. Los sistemas culturales que optaron por la segunda alternativa pudieron mantener un crecimiento y cambios internos mayores, produciendo sistemas estables a una nueva escala de complejidad. Esto fue lo que sucedió en la Baja Mesopotamia y lo que finalmente condujo a la sociedad estatal. En muchos sentidos, el poblado de Çatal Hüyük y sus  habitantes   deberían  considerarse   como  un  prematuro   destello  de  esplendor   y complejidad que tuvo lugar con mil años de antelación.


LAS ALDEAS EN LAS ESTRIBACIONES  DE LOS ZAGROS Y EL POBLAMIENTO  DE MESOPOTAMIA

Durante el sexto milenio, el área ocupada en las estribaciones de los Zagros había aumentado, abarcando los territorios de altitudes inferiores cercanos a la llanura aluvial. Los primeros pasos hacia la colonización de la Baja Mesopotamia, iniciados al principios de este milenio,  no se realizaron  rápidamente,  ya que fueron muchas  las generaciones  que se dedicaron a preparar las especies cultivables y los animales que pudieran tolerar el calor y la aridez de las tierras bajas. De este modo, la expansión inicial se limitó a aquellas zonas con posibilidades  de recibir lluvias suficientes. Posteriormente,  gracias a la ayuda de un primitivo sistema de irrigación, los nuevos pobladores se trasladaron hacia áreas que los primeros agricultores no habían podido ocupar.

Las comunidades aldeanas más evolucionadas. A mediados del sexto milenio, la mayoría de las comunidades fabricaban cerámicas decoradas con incisiones o pintadas. Normalmente se asume que si los grupos comparten un estilo de cerámica determinado, también  comparten  otras  cosas,  lo  que  permite  su  reconocimiento  como  una  "cultura" distinta. El crecimiento demográfico general de la población de sexto milenio, implicaron la colonización de áreas que no habían sido ocupadas anteriormente Es difícil averiguar si fue la presión de la población o simplemente el deseo de trasladarse hacia un área desocupada el factor que motivó que los habitantes de las tierras altas se dirigieran hacia la árida y calurosa  llanura.  

Quizás  fueran  conscientes  de  la  productividad  potencial  de  aquellas tierras, o tal vez solamente  buscaran  un lugar donde refugiarse.  En cualquier caso, las migraciones existieron y dieron pie al inicio de un proceso de gran importancia

Comunidades tipo Hassuna. Una de las primeras regiones colonizadas por comunidades que utilizaban plantas y animales domésticos fue la zona norte de la llanura de Mesopotamia, especialmente el área que más tarde se denominaría Asiria. La economía se  basaba  en  prácticas  agrícolas  bien  desarrolladas,  aunque  no  exista  evidencia  de irrigación  ni de variedades  de plantas y animales  capaces de resistir los rigores de las zonas bajas. Muchos de los yacimientos tipo Hassuna no tienen por qué haber sido comunidades completamente sedentarias, ya que la sequía forzaría a las comunidades a dejar sus campos y a trasladarse hacia los altiplanos, o bien a confiar más en sus rebaños y apacentarlos en los prados estivales. Este factor de nomadismo podía estar restringido a una  parte  de  la  comunidad,  y  puesto  en  práctica  solamente  cada  cierto  tiempo.  La necesidad de retornar a una existencia menos sedentaria amenazó a los habitantes de la cuenca mesopotámica  hasta que la irrigación  posibilitó  un suministro  de alimentos  más seguro.

Comunidades tipo Samarra. Estos yacimientos se localizaban a lo largo de un área extensa  situada  en los límites  septentrionales  de las tierras  aluviales  de Mesopotamia, principalmente   en  regiones  que  no  habían  sido  ocupadas  por  los  agricultores.   La distribución de sus asentamientos se extendía desde el piedemonte de los Zagros hasta el Éufrates  medio  en  Siria.  Las  comunidades  variaban  en  tamaño  y  naturaleza  pero,  en general, se trataba de aldeas o pequeños poblados con una arquitectura de adobe bien construida.  El  aspecto  más  característico  de  su  cultura  material  consistía  en  un  bella cerámica pintada, con formas no utilizadas con anterioridad como, por ejemplo, los platos.

La evidencia botánica confirma la práctica de la irrigación, al menos desde mediados del sexto milenio. El regadío fue practicado en un momento muy temprano, debido precisamente  a que  la topografía  del terreno  ofrecía  unas  condiciones  favorables.  Las mejoras subsiguientes en las técnicas de irrigación permitieron el movimiento de las comunidades agrícolas hacia aquellas regiones que hasta entonces habían resultado ecológicamente hostiles a los agricultores. Durante este período existen diferentes clases de datos que pueden considerarse indicativos de un desarrollo adicional del concepto de los derechos de propiedad. En primer lugar, los edificios se construían directamente encima de los cimientos en ruinas de los edificios más antiguos, práctica que se habían desarrollado durante la época de las primeras aldeas. Por otro lado, la aparición de sellos para estampar impresiones,  tanto en los yacimientos  de Hassuna como en los de Samarra y en otras aldeas avanzadas, puede interpretarse como señas de una preocupación por el almacenamiento  comunal de bienes. La utilización, novedosa pero muy difundida, de las marcas de ceramista prueba la importancia creciente de las actividades artesanales y el sentido  de  profesionalidad   que  podría  haber  acompañado  la  transferencia  de  tales actividades de manufactura de familias específicas a grupos especializados.

Se encontraron numerosas tumbas, muchas pertenecientes a niños pequeños, que contenían una extraordinaria serie de objetos. Existen muchos motivos para incluir bienes valiosos en los enterramientos pero, en general, suelen indicar la riqueza o el status de una persona, por lo que una posible explicación de su presencia en la tumbas de niños afirmaría que la sociedad  estaba organizada  según rangos adscritos.  En otras palabras,  algunas familias  controlaban  más  riqueza  que  otras,  siendo  la  edad  algo  secundario  para  la adquisición de un rango elevado.

La principal innovación que les permitió habitar las regiones áridas y calurosas fue la utilización de la irrigación y de variedades de plantas resistentes al calor. Precisamente a causa  de este  uso de la irrigación  y de la ocupación  de las altitudes  inferiores,  estas comunidades   jugaron  un  papel  crucial  en  el  desarrollo  posterior,  ya  que  activaron totalmente las tres relaciones de retroalimentación positiva que hemos analizado. Todo ello dio lugar a un mayor  desarrollo  de las poblaciones  que ocupaban  las tierras  bajas de Mesopotamia, algunos de cuyos primeros habitantes fueron los colonos con tradiciones de tipo Samarra.

Las  comunidades  tipo  Halaf.  Tras  la ocupación  del norte  de Mesopotamia  en tiempos de Hassuna y sincrónica a los yacimientos tipo Samarra mas tardíos, apareció una nueva cultura material conocida  como "halafiense".  Este conjunto  se caracteriza  por su bella cerámica pintada, sus edificios de planta circular y una gran variedad   de cuentas y amuletos característicos.

Las  poblaciones  de  la  tradición  halafiense  heredaron  la  región  que  había  sido ocupada por la mayoría de los yacimientos tipo Hassuna, y se expandieron también hacia nuevas zonas del oeste y del norte. La principal innovación de estas comunidades no fue tecnológica, económica o demográfica, puesto que básicamente vivían con la misma economía que sus predecesores, su tecnología no había mejorado de forma perceptible y sus comunidades no habían aumentado de tamaño. Mas bien, la diferencia crucial hay que buscarla en los mecanismos de interacción y en la organización social. Por primera vez en el Próximo Oriente, existía un extenso grupo cultural caracterizado por una sorprendente similitud  de  motivos  cerámicos   pintados,  unos  estilos  arquitectónicos   característicos comunes a todos los yacimientos y una gran semejanza de los objetos de pequeño tamaño. Las analogías son mayores que en las épocas anteriores, a pesar de que las distancias también  los  sol,  ya  que  hay  cerca  de  550  km.  entre  los  lugares  más  distantes  con yacimientos considerados de tipo Halaf con seguridad.
La economía halafiense se basaba, especialmente durante los estadios más tardíos, en las actividades agropecuarias de las aldeas sedentarias.


LOS MODELOS DE ORGANIZACIÓN SOCIAL DE LAS COMUNIDADES

Las  aldeas   sedentarias   del  sexto   milenio   representan   la  culminación   de  la tranformación agrícola. La interrelación de los avances en la tecnología, en la economía y en los patrones  de asentamiento  provocó la creación de una forma de comunidad  que alcanzó una gran prosperidad. Aunque estos progresos materiales fueron cruciales para el advenimiento  de la civilización,  durante el sexto milenio también se produjeron  cambios igualmente significativos en la estructura social.


Terminologías empleadas por Service, Fried y la empleada en este libro:

Termin. de Fried                             Termin. de Service            Termin. este libro


Sociedad Estatal                           Organización Estatal                     Estadio 7. Estados nacionales
Estadio 6. Ciudades-estado
Sociedad Estratificada                                                                         Estadio 5. Ciudades templo
Organización Jefaturas                 Estadio 4. Poblados agric.avanz. Sociedad jerarquizada                                                                         Estadio 3. Poblados sedent. y mov.
Organización Tribal                       en la manipulación de manadas
Sociedad igualitaria                                                                             Estadio 2. Sedent. y mov.intensiva
Organización bandas                    de cazadores recolectores.
Estadio 1. Cazad.-recolec.móviles



EVIDENCIAS  ARQUEOLÓGICAS  DE  LAS  TRANSFORMACIONES   EN  LA ORGANIZACIÓN SOCIAL DE LAS COMUNIDADES.

La diferencia entre bandas y tribus era de carácter demográfico y económico. Los cazadores y recolectores del pleistoceno estaban organizados como bandas igualitarias. La transición hacia la forma tribal podía haber ido acompañada del desarrollo de las aldeas de construcciones de planta rectangular.

Las jefaturas deberían mostrar una de las tres siguientes pautas de asentamiento:

1. Un centro ceremonial donde sólo residieran algunas personas, rodeado de comunidades próximas que albergarían a los demás miembros de la jefatura.
2. Un gran centro que albergara la totalidad de la jefatura.
3. Un gran centro que albergara a la mayoría de la población, mientras que el resto viviría en asentamientos cercanos más pequeños.

En numerosos yacimientos del sexto milenio han aparecido ciertas evidencias que podrían interpretarse como indicios del tipo de organización de jefatura. Así, los yacimientos de tipo Halaf y de tipo Samarra, con su barroca cerámica pintada distribuida a lo largo de grandes áreas, podrían constituir jefaturas. Çatal hüyük, con su especialización artesanal desarrollada y sus actividades rituales, podría haber sido una jefatura, o bien un tribu con un sistema religioso regulador muy elaborado.

La transformación de las jefaturas en sociedades estratificadas y estatales tuvo lugar en la Baja Mesopotamia durante los milenios cuarto y tercero.

Patrones de asentamiento. Las viviendas circulares tienden a correlacionarse con sociedades nómadas o seminómadas, mientras que las viviendas rectangulares tienden a hacer lo propio con sociedades plenamente sedentarias. En muchas áreas arqueológicas, las estructuras rectangulares tienden a reemplazar a las circulares con el paso del tiempo. Y aunque puede ser más sencillo construir estructuras circulares, es mucho más fácil añadir nuevas unidades cuando se trata de estructuras rectangulares. Las cabañas albergarían a un hombre  o mujer con sus hijos, se ordenarían  en forma de circulo o de óvalo y los contenedores de alimentos se compartirían por toda la comunidad que suele ser de entre 10  y 100  individuos  (estadios  1 y 2).  La  población  de  aldeas  de  casas  rectangulares (estadio 3) oscila entre las 100 y 1000 personas y coincide con economías agrícolas. Las casas son mayores que las circulares y facilitan la adición o eliminación de habitaciones para diversas actividades económicas. La organización general de este tipo de comunidad es igualitaria pero con algunos aspectos o nociones de propiedad privada. Así la aldea de unidades  rectangulares  resultó  ser  superior  al  recinto  de  cabañas  circulares  en  tres aspectos esenciales: la defensa, el crecimiento demográfico y la producción.

Los patrones de asentamiento para aldeas más consolidadas (estadio 4) y tal como percibieron sus propios habitantes deben relacionarse con una compleja combinación de factores, tales como la proximidad a los recursos de subsistencia y a las materias primas, el acceso al abastecimiento de agua durante todo el año y la cercanía a otras comunidades o a rutas comerciales. Durante el pleistoceno final, las técnicas de construcción de viviendas aún  no  estaban  muy  desarrolladas  y,  por  este  motivo,  las  cuevas  se  utilizaban  con frecuencia. Para los cazadores-recolectores del pleistoceno, el acceso a las diversas zonas topográficas y a los recursos que contenían era algo muy importante. A lo largo de la costa mediterránea y en el valle del Jordán, muchos yacimientos responden a este criterio. Con la aparición de las primeras aldeas agrícolas, la consideración principal hacían hincapié en la proximidad   a   los   campos   de   cultivo   y   a   fuentes   complementarias   de   alimento. Paralelamente, la arquitectura había mejorado y las cuevas perdieron sus ventajas como lugar de habitación. Por este motivo, gran parte de las primeras aldeas se encuentran no tan sólo cerca de zonas aptas para la agricultura de secano, sino también en las inmediaciones  de zonas con una gran diversidad topográfica, con objeto de posibilitar el acceso a otras fuentes de alimentación.

Con el aumento  de eficacia  de la agricultura,  el acceso  a la tierra  cultivable  se convirtió en un factor decisivo. Las regiones aptas para el cultivo se incrementaron gracias a las mejoras en los sistemas de cultivo, en la ganadería y en las técnicas agrícolas. Al mismo tiempo, la población creció rápidamente y se colonizaron nuevas áreas. Debido a la importancia creciente del comercio de materias primas, dos factores destacaron en la localización de los yacimientos: la proximidad a las fuentes de materias primas, como la obsidiana y el metal, y a las redes comerciales.  La importancia  de estos factores en la prehistoria varió considerablemente de un período a otro, pero se convirtió en algo crucial durante los tiempos históricos.
Con la introducción de la agricultura de regadío y el aumento de las cosechas, la proximidad a las fuentes de agua adquirió una gran importancia. Se primaron las localizaciones a lo largo de un río, en el lecho de un valle aluvial o en la proximidad de un torrente primaveral. En la misma medida en que la producción de plantas y animales más eficaces posibilitó la dispersión de la agricultura, la introducción del regadío abrió nuevas áreas a la colonización, pero también limitó severamente las áreas donde se podía practicar el  tipo  de  agricultura  más  productiva.  De  ahí  que,  aunque  la  agricultura  de  regadío permitiera el aumento de la superficie cultivable, la extensión de terreno que producía las mejores cosechas quedó finalmente muy limitada.  A causa de la importancia creciente de la agricultura de regadío y del control de la rutas comerciales, se buscó especialmente la localización a lo largo de los ríos, sobre todo en su confluencia con algún afluente.

Ideas, tradiciones  e influencias  compartidas.  La introducción  de las cerámicas pintadas  facilita  al  arqueólogo  el  reconocimiento  de  similitudes  de  diseño  en  centros separados por grandes distancias. Uno de los primeros ejemplos de este tipo de similitudes lo constituye el "estilo renacuajo", propio de varias de las antiguas aldeas de los Zagros. La distancia entre los yacimientos que poseen este tipo de cerámica es de unos 300 km.

La distribución de la cerámica indica la posibilidad de que fueran valorados como objetos de status por grupos muy separados entre sí, aunque también podrían testimoniar la existencia de vínculos organizativos entre grupos separados espacialmente. La evidencia arqueológica prueba cada vez más que, durante la prehistoria, el Próximo Oriente estaba habitado por numerosos grupos étnicos distintos, que compartían tradiciones comunes susceptibles de ser reconocidas a través de la distribución de sus artefactos.

El desarrollo de las instituciones organizativas. El origen de la civilización estuvo marcado  por  el  incremento  en  el  tamaño  y  complejidad  de  las  comunidades  y por  el desarrollo de mecanismos para la organización y regulación de esta complejidad. Probablemente, muchos de estos mecanismos reguladores, como la religión, se originaron como  prácticas  comunes  en  grupos  igualitarios.  Conforme  crecía  su  importancia,  la sociedad  se hallaba  cada vez más jerarquizada  y la práctica  de la religión  pasó a ser responsabilidad de individuos con status específico. Durante este período, los mecanismos de  regulación  se  sofisticaron  de  tal  modo  que  resultaron  incomprensibles  para  los  no iniciados.   Aunque  en  un  principio   el  status  no  comportaba   beneficios   económicos personales a quienes los ostentaban, esto cambió a medida que se incrementó la autoridad que se les concedía. Finalmente, los mecanismos  reguladores se formalizaron cada vez más, convirtiéndose  en instituciones con un acceso limitado y un poder definido. Con el desarrollo de esta estructura formalizada, las sociedades se estratificaron.
La evidencia sugiere que en las primeras aldeas del estadio 3, y en las aldeas ya consolidadas  y en los pequeños  poblados  del estadio  4, empezaban  a surgir  y varios mecanismos reguladores, que al final se transformaron en factores básicos de la civilización como, por ejemplo, la guerra, el concepto de propiedad, una religión formalizada y una serie de prácticas rituales.

La guerra organizada fue un elemento crucial en la formación y el mantenimiento de ciudades y estados, pues tuvo dos consecuencias  importantes: 1) obligaba a los grupos atacados  a  desarrollar  estrategias  defensivas,  y  2)  obligaba  a  los  grupos  atacantes  a organizar  operaciones  ofensivas.  Las poblaciones  grandes  y densamente  concentradas disfrutaban de grandes ventajas para la defensa, pero su acumulación de riqueza material las convertía en atractivos objetivos para el saqueo.

El desarrollo del concepto de propiedad fue un factor esencial de las civilizaciones antiguas. Las bandas de cazadores y recolectores del pleistoceno tenían nociones básicas de territorialidad  y también de propiedad  privada respecto a sus propias armas. Con el advenimiento de las comunidades agrícolas sedentarias, aumentó el esfuerzo invertido en los objetos materiales, de modo que entonces la inversión de tiempo que comportaba la construcción de casas y la necesidad de almacenar grandes cantidades de alimentos engendraron la noción de propiedad privada. El concepto de "propiedad", así como el de "frontera",  únicamente  se  aplicaba  en  referencia  a  la  totalidad  de  la  comunidad.  La instauración de la propiedad privada fue un proceso lento, paralelo al surgimiento de las sociedades jerarquizadas y estratificadas. La formalización e institucionalización de la propiedad privada como un mecanismo regulador esencial se llevó a cabo en el seno de las comunidades que conocieron la irrigación, la especialización  artesanal y la estratificación social.  En  este  sentido,  la  propiedad  privada  de  los  recursos  productivos  y  el  acceso diferencial a ellos formaron la base de la sociedad estratificada.

A pesar  de que la religión   y las práctica  rituales  son las instituciones  que han recibido la mayor atención por parte de los investigadores, son todavía muy mal conocidas. Las prácticas rituales actuarían como importantes mecanismos reguladores en los grupos de cazadores y recolectores, pero su evidencia material sólo se ha constatado entre los restos de las primeras aldeas.

Los  cuidadosos  enterramientos  de  los  yacimientos  natufienses  y  las  prácticas mortuorias normalizadas del neolítico precerámico B del Levante son claros indicadores de la preocupación por la muerte y por los rituales de enterramiento. La cantidad y diversidad crecientes  de adornos  personales  también  sugiere  un comportamiento  ritual  y diversas posiciones de status. Las estatuillas figurativas constituyen una tercera forma de evidencia que ha sido objeto de controversia.

Una forma alternativa de desarollo de las prácticas religiosas o rituales consistía en depositar el control en manos de un pequeño número de individuos, que las dirigían en beneficio de toda la comunidad. El urbanismo, las instituciones religiosas y el gobiermo del Próximo Oriente marcaron el curso de las civilizaciones posteriores. Aunque la formación de las ciudades y de los estados ha proporcionado  espectaculares  evidencias  materiales  y escritas, fueron las innovaciones  en la organización  de las aldeas prehistóricas  las que crearon la estructura que posibilitó los posteriores logros de la civilización.


LOS ORÍGENES DE LA SOCIEDAD URBANA

Una de las consecuencias del cambio de escala que acompañó la transformación urbana  fue  el  incremento  de  la  complejidad  de  la  organización  social.  El  aumento  de población de la comunidad produjo cambios en los mecanismos organizativos que no eran tan   sólo   cuantitativos.   Aparecieron   formas   completamente   nuevas   de   integración institucional  que convirtieron  la transformación  urbana en un proceso fundamental  en la historia humana.


CIUDADES, CIVILIZACIÓN Y ESTADO

La ciudad fue el foco del proceso de los orígenes de la civilización antigua en el Próximo Oriente y, de una forma u otra, se ha convertido en el tipo de comunidad más importante  en  todo  el  mundo.  La  mayoría  de  las  ciudades  de  Mesopotamia  pueden describirse como grandes centros expansivos de población, que crecieron por agregación, sin una planificación rigurosa. Presentaban una alta densidad demográfica y estaban compartimentadas en barrios.

La cualidad más importante que define a una ciudad es la complejidad y la forma de integración. Las ciudades no sólo constan de un gran número de habitantes, sino que la población está diversificada con muchas actividades. Las formas de interdependencia económica y organizativa distinguen a una ciudad de otras formas más simples de asentamiento.  La  presencia  de  una  arquitectura  monumental  constituye  un  testimonio evidente de los mecanismos organizativos para el control de un gran número de personas y resulta   también   un   índice   de   la   posible   existencia   de   artesanos.   Los   productos manufacturados  sugieren  la  presencia  de  especialización  artesanal  y  una  distribución desigual de estos bienes responde a la existencia de una élite acomodada. Los artesanos y la élite probablemente  no producían sus propios alimentos, y para su mantenimiento  los campesinos que constituían la base de la sociedad se veían obligados a producir más de lo que necesitaban,  al tiempo  que surgían  mecanismos  para recaudar  y redistribuir  estos excedentes. La mayoría de las ciudades presentan las siguientes características:

1. Población numerosa y densa.
2. Alto nivel de complejidad y de interdependencia.
3. Organización formal e impersonal.
4. Numerosas actividades no agrícolas.
5. Servicios  centrales  diversificados  para sus habitantes  y para las comunidades menores de las áreas circundantes.

Sólo existen ciudades en el contexto de una civilización. Por esta razón, si queremos distinguir y definir a la ciudad, hay que comprender qué se entiende como civilización. Los dos términos están estrechamente interrelacionados al igual que sus manifestaciones.

La definición  de civilización  como  conjunto  de características.  Las características primarias se relacionan con los cambios demográficos, económicos y organizativos  que  constituyen  aspectos  esenciales  de los  inicios  de la civilización.  Las características  secundarias documentan la existencia de ciertas características  primarias. Por ejemplo, una comunidad capaz de construir obras públicas monumentales ha de contar con artesanos especializados y con el excedente suficiente para financiar esos trabajos. El comercio a larga distancia y a gran escala también resulta indicativo de la existencia de las características  primarias. La especialización  artesanal para crear bienes de consumo, la habilidad  para concentrar  excedentes  y una organización  política capaz de organizar  el comercio se imbricarían en una red de comercio a gran escala. La escritura, el arte normalizado, y las civilizaciones antiguas, cuya aparición se produjo simultáneamente, estaban claramente relacionados y formaban parte de un mismo proceso.

El  enfoque   sistémico-ecológico   de  las  civilizaciones.   La  mejor  forma  de reconocer  y definir  las civilizaciones  es mediante  la referencia  a la complejidad  de las instituciones sociales y políticas interactuantes. Los factores medioambientales, las innovaciones  tecnológicas  y  las  instituciones  sociales  fueron  cruciales  en  los  primeros pasos hacia la sociedad estatal. Una vez el proceso en marcha, los cambios en las instituciones sociales fueron adquiriendo un papel de gran importancia para otras transformaciones en diversos ámbitos del comportamiento, siempre con procesos de retroalimentación.

En líneas generales puede afirmarse que las ciudades, los estados y la civilización aparecieron aproximadamente al mismo tiempo en el Próximo Oriente, aunque resulta útil realizar por separado el análisis de las tres entidades y examinar luego los procesos de interacción.  La civilización  representa  un nivel  de complejidad  social,  las ciudades  son elementos dentro de una sociedad compleja y los estados son instituciones basadas en una forma de administración de las sociedades complejas.

La ciudad es el elemento dominante en el sistema de asentamiento de la civilización. Es más grande, con más población y con mayor diversidad interna que otros asentamientos del  sistema  de  una  civilización.  Debido  a  su  mayor  tamaño  y  a  la  diversidad  de  sus habitantes, una ciudad puede proveer de servicios especializados a los que viven en ella o en  áreas   adyacentes.   En  contrapartida,   la  ciudad   recibe   materias   primas,   bienes alimentarios y fuerza de trabajo periódica. Esta relación simbiótica entre la ciudad y sus alrededores  no se limita  a elementos  subsistenciales,  sino que es visible  en todos  los aspectos de la sociedad.


HIPÓTESIS ALTERNATIVAS SOBRE LOS ORÍGENES DE LA SOCIEDAD URBANA

En  la  transformación  urbana  de  la  Baja  Mesopotamia  existieron  tres  estadios generales  que se caracterizaron  por la aparición  de las ciudades-templo,  las ciudades- estado  y los estados  nacionales.  El proceso  de desarrollo  en cada región del Próximo Oriente fue en cierta medida diferente al de las demás regiones.

La hipótesis de Childe sobre la especialización artesanal y la irrigación. Childe pensaba que la especialización del trabajo habría comenzado con artesanos itinerantes. En el cuarto milenio, el desarrollo de una agricultura de regadío eficiente, así como la pesca y la  ganadería  en  los  valles  aluviales  de  Mesopotamia  y  Egipto,  se  combinaron  en  la obtención del excedente necesario para mantener a un número creciente de especialistas con residencia estable. Otros dos aspectos de la agricultura de regadío facilitaron el surgimiento de las ciudades. En primer lugar, el transporte de agua por medio de animales de carga y vehículos de ruedas, recientemente inventadas, posibilitó recoger grandes cantidades de alimentos en unos pocos centros. En segundo lugar, el uso de la irrigación restringió las áreas que podían cultivarse de manera eficaz a los terrenos situados cerca de cursos de agua y de canales.

Un modelo sistémico-ecológico.  Una situación ecológica favorable incidió en la formación  de la civilización  mesopotámica.  Hacia  el 5500  a.C.,  una gran  extensión  de tierras potencialmente cultivables de Mesopotamia se hallaba desocupada. La llanura meridional de Mesopotamia pudo haber tenido un poblamiento poco denso de grupos seminomadas  y carecía, al parecer, de asentamientos  agropecuarios.  Con la tecnología apropiada, el potencial agrícola de las tierras adyacentes a los cursos naturales de agua era inmenso. Las limitaciones consistían en una pluviosidad insuficiente para practicar la agricultura de secano y en la incapacidad de las plantas y animales de las tierras altas para tolerar las condiciones medioambientales de las tierras bajas del valle fluvial.

Hacia el 5000 a.C., se estaban produciendo grandes avances en la formación de las bases del urbanismo en Mesopotamia. Un cierto número de comunidades aldeanas agropecuarias   se  habían  extendido  más  allá  de  las  áreas  en  las  que  se  habían domesticado, por primera vez, plantas y animales. En algunas de estas áreas aparecieron nuevas  presiones  medioambientales  sobre  las plantas  y el ganado,  que estimularon  la selección de las variantes más tolerantes. Así cuatro avances (animales que toleraban el calor,  plantas  resistentes  a la salinidad,  sistemas  sencillos  de irrigación  y organización jerarquizada  o  de  jefaturas)  pusieron  los  fundamentos  para  una  rápida  aparición  del urbanismo en la Baja Mesopotamia. Por tanto fue el sistema medioambiental, tecnológico y social el que dirigió la evolución de estas sociedades.

El  establecimiento  de  comunidades  agrícolas  a  lo  largo  de  los  cursos  de  agua naturales de la Baja Mesopotamia inició tres procesos que pusieron en marcha relaciones cruciales de retroalimentación positiva:

1. Crecimiento lento pero constante.
2. Especialización  de la producción  alimentaria  por parte  de diferentes  unidades sociales.
3. Adquisición de materias primas alóctonas, necesarias para fines utilitarios.

A medida que crecía el número de habitantes, también lo hacía la cantidad de tierra de cultivo utilizada,  y pronto se hizo necesario  cultivar tierras sin acceso directo al río, obteniendo el agua a partir de canales que transcurrían por tierras de otros campesinos. Este problema se iría complicando  con el crecimiento  de la población porque todas las tierras apetecibles ya se estaban utilizando, y por esta razón tenían que ponerse en cultivo tierras  menos  adecuadas.  En  consecuencia,  se  construyeron  obras  de  irrigación  que pudieran abastecer con agua a áreas mayores.

Cuanto mayores eran la población y la cantidad de tierra puesta en cultivo, más ventajoso resultaba el control de las tierras de acceso directo al agua de riego. La riqueza acumulada por los campesinos  con mejores tierras les permitía la adquisición de tierras adicionales. Los valores diferenciales de la tierra pudieron haber animado a los que poseían las tierras más valiosas a tomas posición en favor del concepto de propiedad privada más que  del  de  propiedad  comunal.  De  este  modo,  la  división  social  entre  ricos  y  pobres comenzó hace 6000 años.

El  crecimiento   de  centros   demográficos   estimuló   la  formación   de  diferentes instituciones de regulación. La concentración de un gran número de personas en asentamientos nucleares, donde se almacenan alimentos y herramientas, creaba concentraciones de riqueza en cantidades desconocidas hasta entonces. El hecho de que tan solo unas  pocas  familias  de estos  grandes  asentamientos  se beneficiaran  de esta riqueza   acentuaba   su   concentración.   La   concentración   de   riqueza   provocó   una preocupación  por  la defensa  que  llevó  a institucionalizar  ejércitos  profesionales  con  el propósito de regular y mantener las crecientes divisiones en el seno de la sociedad. Otra necesidad creada por la aparición de los grandes asentamientos era la mejora del flujo de información, que exigía reglas formalizadas y una estructura para transmitir datos técnicos concernientes a la economía productiva. Parece que la comunidad del templo asumió estas tareas en las primeras ciudades mesopotámicas,  usando dos mecanismos principales, la escritura y el arte normalizado. La tercera consecuencia de los grandes asentamientos fue la aparición de tensiones sociales originadas pro las densas concentraciones de población. Es probable que se hicieran necesarios nuevos mecanismos de integración., un regulación más estrecha y la aparición de la judicatura. En las primeras ciudades, estas instituciones estaban  administradas  por la élite del templo  y se reforzaban  por medio de sanciones sociales o del cuerpo militar recién creado.

La especialización implicaba la necesidad de medios de intercambio de bienes y, por tanto, la élite del templo organizó un sistema de recaudación y distribución. De esta forma, el  templo  empleaba  a  una  gran  parte  de  la  población  del  asentamiento  en  tareas productivas.

Un  requisito  fundamental   en  una  sociedad  compleja  es  que  los  excedentes alimentarios del segmento productivo de la sociedad deben ser acumulados para mantener a los artesanos, a los comerciantes y a la élite. Un sistema redistributivo permite al administrador fijar la cantidad de alimentos con la que un campesino debe contribuir para obtener a cambio una cierta cantidad de pescado o de carne.

La creciente importancia del comercio tuvo diferentes consecuencias en la sociedad mesopotámica; por un lado, requería de una administración central para llevar a cabo los intercambios a larga distancia de forma eficaz, y por otro, de un excedente agrícola que permitiera la dedicación a tiempo completo de los mercaderes.

Los administradores mesopotámicos recaudaban los excedentes alimentarios de la población agraria para mantener a los especialistas a tiempo completo que fabricaban la cerámica, el instrumental agrícola, los tejidos, las esculturas y los productos metálicos que se utilizaban para pagar las materias primas. Los artesanos estaban bien organizados y existen  evidencias  fehacientes  de  que  ciertos  productos  se  fabricaban  en  grandes cantidades desde un momento muy antiguo. De esta manera, el comercio y la industria incrementaron la complejidad de la sociedad urbana.

El crecimiento de los asentamientos y la riqueza diferencial crearon concentraciones importantes  de  materiales,  productos  agrícolas,  equipamientos   mueble  y  bienes  de prestigio. Estos bienes valiosos se convertían en una tentación para posibles asaltantes exteriores y para los miembros pobres de la comunidad. Al mismo tiempo, existían razones que favorecían el uso de fuerzas militares en campañas  ofensivas. Estos ejércitos pudieron utilizarse para dirimir disputas sobre tierras, para proteger las rutas de comercio o para saquear las riquezas de otras comunidades.

En primer lugar, el ejército tenía que ser mantenido con los excedentes acumulados por la élite administrativa,  y en contrapartida,  ayudaba a ejecutar las directrices de esta última. Mientras que la élite de la comunidad del templo ejercía su poder por medio del ritual, la información y la economía, el ejército basaba su autoridad directamente en el uso de la fuerza.


LOS PRIMEROS PASOS HACIA EL URBANISMO

La aparición del urbanismo, se produjo sólo dos mil años después de las primeras ocupaciones conocidas en la región, que se remontan a mediados del sexto milenio. Las innovaciones  y  los  cambios  en  las  estructuras  organizativas  que  conducen  hacia  la sociedad  compleja  se  fueron  sucediendo  de  modo  continuo.  Algunos  elementos  de  la sociedad  urbana  hicieron  su  aparición  antes  que  otros  y  seguramente   estimularon posteriores avances. En este sentido, disponemos de testimonios arqueológicos acerca de al existencia de escritura, actividades industriales, élites religiosas, obras públicas monumentales y arte figurativo con anterioridad al establecimiento de la sociedad estatal.

También  surgieron  las  primeras  comunidades   con  un  tamaño  y  complejidad suficientes para ser consideradas verdaderas ciudades. Hacia el 2900 a.C. la población del sur de Mesopotámia  ya había dado pasos de gigante hacia la civilización y, a partir de entonces, el proceso se desarrollo ininterrumpidamente.


CRONOLOGÍA Y FASES DE OCUPACIÓN EN LA ANTIGUA MESOPOTAMIA

Secuencia  cronológica  de ocupaciones.  El principal  método  para subdividir  el quinto y el cuarto milenios en períodos más cortos se basa en los cambios de la cerámica. Los tres períodos principales son tres. El más antigua es el 'Ubaid (c. 5300-3600 a.C.); el siguiente  es  el  período  Uruk  (c.3600-3100  a.C.),  subdividido  en  Uruk  antiguo  y  Uruk reciente, y el último es el período Jemdet Nasr (c.3100-2900 a.C.). Al igual que los períodos las culturas se suelen denominar a partir de los nombres de los yacimientos arqueológicos en los que sus características distintivas se identificaron por primera vez.

La ocupación  del sur de Mesopotamia  en el período  'Ubaid.  En principio  se trataba  de aldeas  dispersas  de tamaño  mediano,  pero con el tiempo  algunas  de ellas albergaron grandes concentraciones de población. Las gentes de este período dieron los primeros pasos hacia el urbanismo y, de hecho, parece que constituyeron el antecedente directo de la población sumeria. Parece ser que la cultura ubadiense se desarrolló a partir de la de Halaf. El momento de apogeo del período fue hacia el 4000 momentos en que se produjeron grandes influencias y múltiples, una de las cuales y principal impulsora fue la cultura de Samarra. El período 'Ubaid recibe su denominación de un pequeño yacimiento., Tell Al'Ubaid, situado en las proximidades de Ur, pero es conocido sobre todo gracias al yacimiento de Eridú. El período 'Ubaid tiene cuatro subdivisiones. Eridú y otros yacimientos del sur de Mesopotamia  correspondientes  al período 'Ubaid se fundaron sobre el suelo virgen.  Así,  'Ubaid  1,  también  conocido  como  cultura  de  Eridú,  parece  representar  el momento inicial de la colonización del sur de Mesopotamia por campesinos sedentarios. Eridú albergaba probablemente  de 2000 a 4000 habitantes.  Los primeros habitantes de esta región fueron capaces de cultivar en las riberas del Éufrates y en las orillas de los pantanos, donde el acceso al agua era relativamente fácil. Utilizaron instrumentos de arcilla cocida, como hoces, martillos, hachas o clavos curvos. Se generalizaron los pitorros y las asas como apéndices útiles para el manejo de los recipientes; ello hace suponer que la cerámica quedó relegada, en su mayor parte, a un status utilitario.

La ocupación del sur de Mesopotamia durante el período Uruk. El período Uruk tiene dos subdivisiones, antiguo y reciente. Hacia el 3600 a.C. cuando se inicia el período conocido como Uruk, la primacía del sur de Mesopotamia en el desarrollo del urbanismo ya estaba asegurada. Conocemos bien la secuencia cronológica y la cultura material de este período gracias a las excavaciones  de Warka. La mayor parte de su cerámica no está pintada  y está fabricada  con torno rápido.  Al período  Uruk se asocia la producción  de cerámica en serie y las primeras evidencias de escritura. A partir de entonces, las divisiones cronológicas más importantes de los siguientes períodos se establecen según los cambios en la arquitectura, en la glíptica y en las dinastías históricas conocidas. En la cerámica de Uruk  reciente  se  encuentran  apliques,  impresiones  digitales,  asas  en  forma  de  soga trenzada. Se han encontrado un gran número de sellos con temas naturalistas zoomorfos y antropomorfos. Es posible que la ciudad tuviese una población de unos 10.000 habitantes. La  arquitectura  religiosa  del  período  Uruk  evidencian  cambios  sociales  importantes, señalando la existencia de una élite que ejerce un formidable control sobre una fuerza de trabajo  muy  bien  organizada,  una  jerarquía  institucionalizada    con  acceso  a  grandes recursos económicos y numerosos grupos de trabajadores y artesanos cualificados. Otro rasgo que caracteriza el período Uruk son sus vasos de piedra con una gran variedad de formas.

La ocupación de Mesopotamia en el período Jemdet Nasr. Muchas de las innovaciones producidas con anterioridad perduran en estos momentos, consolidándose y perfeccionándose  hasta  el punto  de aglutinarse  y dar lugar a una nueva  sociedad.  La cerámica producida en serie, incluye ahora una gama de copas cónicas a torno rápido. Las obras de arte del período Uruk siguen apareciendo y lo que es más importante, los escasos ensayos de escritura del período Uruk, ahora se multiplican y perfeccionan. El templo era el centro organizativo y arquitectónico de la ciudad, y la élite religiosa dirigía seguramente las actividades económicas y políticas. El incremento de las relaciones comerciales también se refleja en un aumento del número de vasos de cobre y de plata. En este período aumento la importancia de la glíptica, una forma artística que ya existía en el período Uruk y que más tarde se convirtió en un elemento esencial de la antigua sociedad sumeria. Se han diferenciado cuatro clases de cilindro-sellos. Dado que cada sello no sólo corresponde a un determinado poseedor, sino que éste podría intentar buscar cierto glifo para representar su nombre, es lógico que mientras el arte de la glíptica maduraba y se hacía más complejo, también se produjeran los primeros ensayos de escritura.

El urbanismo en la región de Warka. Warka se considera la ciudad más antigua de la primera civilización. Alcanzo apogeo en el período dinástico primitivo, hacia 2700 a.C., momento en el que se construyeron murallas defensivas alrededor de la ciudad que tenían entonces unos 50.000 habitantes. La organización de las comunidades de un área situada a unos 35 kilómetros al noreste de Warka proporciona datos relevantes sobre las nuevas técnicas de control hidráulico. Nos hallamos ante la primera evidencia conocida de un gran sistema de control hidráulico que requería de la cooperación de varias comunidades, tal vez organizadas  en algún tipo de federación.  El canal tenía unos 15 km. de longitud  y su construcción  no debió de suponer una empresa extraordinaria  pero, aun así, resulta un hecho significativo. El descubrimiento de este sistema de cooperación nos lleva a plantear la cuestión de la importancia de control del agua para el desarrollo inicial del urbanismo y la formación  del estado.  La despoblación  del campo  en favor de los núcleos  urbanos  se agudizó en los períodos de guerra y de desordenes, mientras que el proceso se invertía en
las épocas en que un poder centralizado fuerte se encontraba en condiciones de garantizar la paz.


LAS MANIFESTACIONES CULTURALES EN LA ANTIGUA MESOPOTAMIA

Las actividades  de subsistencia.  El arado fue introducido  en el cuarto milenio. Esta herramienta jugó un papel fundamental para preparar la dura arcilla aluvial que forma los suelos de las tierras bajas de Mesopotamia.  La invención  de la rueda en el cuarto milenio  (período  Uruk),  fue  el  momento  en  que  el  torno  empezó  a  utilizarse  para  la fabricación de cerámica. La invención de los carros tuvo repercusiones muy importantes en los medios de transporte, ya que permitió intensificar la economía redistributiva. Los cultivos más importantes eran los de trigo panificable, cebada y lino. Dado que la cebad tolera mejor el problema  de la salinización  de las tierras por culpa de la irrigación de terrenos,   los cultivos  se fueron orientando hacia este tipo de cereal. Un nuevo cultivo se introdució con anterioridad al 3000 a.C. fue el de las plantaciones de árboles, concretamente  palmeras datileras  en Mesopotamia,  higueras  en las tierras altas y olivos en Levante.  El ganado bovino fue el principal debido al hecho de poder utilizarlos como animales de carga. La lana de  oveja  fue  una  de  las  principales  materias  primas  de  las  industrias  textiles  de Mesopotamia así como también el lino.

La  capacidad  de  producir  y  almacenar  excedente  es  la  piedra  angular  de  toda sociedad compleja, en la que gran parte de la población no se ocupa de la producción subsistencial. Más significativa que la cantidad absoluta de los alimentos obtenidos es la relación entre calorías producidas y calorías invertidas en la producción de alimentos. El perfeccionamiento de las técnicas  agrarias , la especialización, el intercambio y una forma de  vida  más  sedentaria  permitieron  a  la  población  gastar  menos  energía  de  la  que producían y, por tanto, conseguir un excedente.

Las consecuencias para la tasa de natalidad de una dieta más abundante y segura tienen una gran importancia, aunque difícil de estimar, y constituyen un factor clave en el crecimiento  de la población.  En efecto,  la sedentarización  facilitó  la disminución  de los intervalos entre nacimientos,  mientras que la mejora nutricional  pudo haber permitido el aumento del período fértil en la mujer. Además los cereales permiten preparar alimentos para los niños y complementar, así, a la leche materna desde una edad más temprana de lo que era posible con anterioridad,  lo cual facilitará la reducción de los intervalos entre nacimientos.

El desarrollo industrial y económico. La especialización artesanal, la industria y el comercio son rasgos característicos de la civilización que, por añadidura, estimulan nuevos progresos. La diversidad de los tipos de vasijas y de útiles tanto como su normalización, implican la existencia de especialistas  en la producción. La habilidad en la planificación, construcción y decoración de los edificios monumentales de las antiguas ciudades mesopotámicas  también constituye unas evidencias  casi directas de la presencia de un grana número de especialistas. En el mismo sentido, los vasos de piedra, las piezas de metal, los conos de arcilla o las obras escultóricas suponen el trabajo de especialistas a tiempo completo. Las redes comerciales fueron cobrando importancia en la misma medida en que era necesario proveer de materias primas a la industria y otros elementos para la vida cotidiana.

A cambio de las materias primas importadas, la población del sur de Mesopotamia comerciaba con productos manufacturado y con excedentes alimentarios.

La invención de la escritura. La escritura quizás sea la invención mesopotámica más importante.  Los sistemas  de registro,  empezaron  a utilizarse  ya en el pleistoceno. Ciertas marcas sobre huesos o piedras pudieron servir como calendarios  o registros de diversa índole, pero sólo a nivel local y, probablemente, sin que estuviesen destinados a la utilización  por  otras  personas.  Algunos  bloques  de  arcilla  y  de  piedra  con  formas geométricas  pudieron funcionar  como pesas o registros,  al menos desde los inicios del período. Sin embargo la existen numerosos datos bastante claros de que hacia el final del período Uruk la escritura hizo su aparición por primera vez en el mundo. A partir del 3500 a.C.  y  sobre  todo  hacia  el  3000  a.C.,  el  empleo  de  tablillas  de  arcilla  de  reducidas dimensiones con marcas incisas se generalizó por el sur de Mesopotamia. Los primeros signos escritos eran simples representaciones de objetos comunes de la vida cotidiana, por ejemplo, un pie humano significaba acción de caminar, o una cabeza humana, el acto de comer. En Egipto, donde se desarrollo la escritura jeroglífica supuso un incremento en la dificultad para utilizar sus símbolos.  No obstante,  la escritura,  tanto en Egipto como en Mesopotamia,  tuvo un uso restringido y no se difundió entre la mayoría de los estratos sociales. Para simplificar la escritura los escribas sumerios sustituyeron los símbolos pictográficos por signos con forma de cuña, de ahí la denominación de "cuneiforme".

La escritura de la primera escritura mesopotámica fue logográfica, es decir, en un texto cada signo o grupo de signos aludía a una sola palabra. Una novedad importante fue el principio de acertijo por el cual en lugar de representar la idea que se pretendía transmitir, el escriba dibujaba las imágenes de otras cosas, cuya lectura en voz alta sugería la palabra que expresaba dicha idea.

Las implicaciones de esta mejora fueron enormes, pues con ella aumentó considerablemente  el número  de conceptos  expresables,  se simplificó  la escritura  y se redujo la ambigüedad de los símbolos. Al generalizarse el uso del principio de acertijo, el énfasis en la escritura pasó de la representación  de la idea a la representación  de los sonidos de la palabra hablada, cuyo significado correspondía a dicha idea. Lentamente la escritura evolucionó hacia sistemas de fonemas, así la escritura alcanzó con el tiempo una forma  silábica  y uno logográfica.  La fonetización  ya se había  conseguido  a finales  del dinástico  primitivo  y  desde  entonces  la  escritura  se  empleó  en  una  amplia  gama  de funciones.

Las tablillas se utilizaron con fines contables, para registrar y contar transacciones del  templo.  En  la  última  etapa  del  dinástico  primitivo,  y  sobre  todo  en  los  períodos posteriores, la escritura se utilizó como medio para registrar sucesos históricos, listas de gobernantes, comunicaciones y para trasmitir grandes corpus de literatura oral.

Al facilitar las tareas administrativas, la escritura hizo posible el posterior desarrollo y centralización de las ciudades mesopotámicas y contribuyó al mantenimiento de grandes unidades económicas y políticas, que quizás no hubieran perdurado si la única forma de comunicación hubiera sido oral.


EL DESARROLLO ORGANIZATIVO EN LA ANTIGUA MESOPOTAMIA

Ciudades-templo  (estadio 5). Los rituales y las creencias religiosas eran medios para   el   mantenimiento   del   orden   empleados   ya   en   los   primeros   asentamientos permanentes del Próximo Oriente. En estos momentos, un orden religioso centrado en el templo  pasó  a  asumir  en  gran  parte  la  responsabilidad  de  la  estructuración  de  las sociedades en desarrollo. Entre las enseñanzas teológicas de la élite religiosa figuraban un sistema de moralidad y un modelo de interrelación individual.   Según los textos del tercer milenio,   la   religión   sumeria   estaba   basada   en   una   teología   fatalista.   Los   dioses establecieron unas leyes inalterables que privaban a la gente de libertad. Los dioses eran los amos de los templos-estado y de las ciudades, mientras que los seres humanos habían sido  creados  con  la intención  de reemplazarlos  en los tediosos  trabajos  pesados.  Los dioses designaban a sus representantes  humanos para dirigir las actividades diarias: los sacerdotes  del templo de la divinidad,  encabezados  normalmente  por una persona que ostentaba el título de En.

Los dioses sumerios estaban relacionados con las fuerzas vitales de la naturaleza como el agua, la tierra y el aire. A comienzos del dinástico las representaciones  de las divinidades se fueron haciendo cada vez más antropomorfas, aunque siguieron distinguiéndose   por  sus  tocados.  Diariamente,  en  el  templo  se  ofrecían  libaciones, sacrificios de animales y ofrendas de vegetales y de pescado a la divinidad patrona de la ciudad. Los funcionarios del templo llevaban a cabo fiestas o celebraciones periódicas, a muchas de las cuales asistía el público en general.

Muchos elementos de la estructura y del contenido de la religión sumeria pasaron a formar  parte  de religiones  posteriores.  La construcción  de templos,  llevada  a cabo por funcionarios religiosos con dedicación exclusiva, es un hecho que se ha mantenido en la mayoría de las principales religiones. El mito sumerio de la creación, la epopeya del diluvio y diversas parábolas se han conservado en los textos judeocristianas. Además, la religión sumeria elaboró una doctrina de comportamiento y unos ideales de humanidad que tuvieron gran influencia en todo el pensamiento religioso posterior.

El templo era el lugar donde se centraba toda la economía redistributiva., enmarcada en los rituales de regeneración y en las doctrinas de orden y justicia. Pronto los administradores  del templo, empezaron a aconsejar a los campesinos sobre los trabajos agrícolas,  tomaron  medidas  de  control  del  agua,  iniciaron  empresas  corporativas    con grupos amplios de población y recompensaron  a los individuos que colaboraban en sus actividades. La élite se convirtió en administradora de muchos sectores de producción  en las antiguas ciudades. El templo controló también el comercio a larga distancia, necesario para obtener materia primas empleadas por los especialistas a tiempo completo.

De acuerdo con el papel central que el templo jugaba en la economía redistributiva, éste se convirtió en el monumento  arquitectónico  que dominaba la ciudad y en el lugar donde se desarrollaban las innovaciones organizativas y tecnológicas, por lo que sus administradores   pasaron  a  detentar  el  poder  político  y  económico.   A  medida  que aumentaba el poder de la élite, el conjunto de la comunidad del templo se fue apartando del resto de la ciudad y el poder político y económico creció paralelamente al tamaño de los monumentos. A medida que aumentaba su poder, el conjunto de la comunidad del templo se fue apartando del resto de la ciudad. Durante los períodos Uruk y Jemdet Nasr, las plataformas y los zigurats elevaban los templos por encima del resto de las construcciones.

No conocemos hasta dónde llegaba el control político ejercido por la élite religiosa, pero es incuestionable  que ésta constituía el grupo con mayor poder económico  en las antiguas ciudades de Mesopotamia.

La estratificación  social  y la aparición  de la sociedad  de clases.  Aunque  la evidencia a nuestra disposición dista mucho de ser concluyente, parece que ciertas familias o grupos de familias lograron una situación de riqueza y poderío sobre la base de sus éxitos agrícolas. Al parecer, junto con el aumento de la riqueza y del poder de la comunidad del templo,  durante  el cuarto  milenio,  hubo  familias  o grupos  independientes  que  poseían riquezas considerables procedentes de sus actividades agrícolas e industriales.


EL NACIMIENTO DE LA POLÍTICA Y DE LA SOCIEDAD

Durante el tercer milenio, los sumerios y los acadios elevaron la civilización mesopotámica  a nuevas cotas de creatividad  y de complejidad.  La organización  política avanzó con la formación de ciudades-estado, confederaciones de ciudades y, durante un tiempo, de estados nacionales regidos por poderosos gobernantes militares. Mientras estos hechos tenían lugar, se había ido configurando en el valle del Nilo una sociedad estatal que iba a interactuar estrechamente con la mesopotámica, aunque manteniendo una forma y contenido propios.

Durante la segunda mitad del tercer milenio, Mesopotamia  estuvo regida por dos poderosos  gobiernos  estatales.  Los  acadios,  un  pueblo  semita  liderado  por  Sargón, formaron lo que se considera el primer imperio de la historia del Próximo Oriente. Esta amalgama, de corta duración, fue reemplazada al resurgir el dominio sumerio con la tercera dinastía de Ur. Bajo ambos gobiernos se realizaron diferentes avances en la administración, la legislación, el comercio y la organización militar.

La culminación  del proceso de formación de la civilización en el antiguo Próximo Oriente llegó con la aparición de una sociedad urbana con organizaciones administrativas y estatales.  Mientras  que las civilizaciones  sumeria  y acadia  florecieron  en Mesopotamia durante el tercer milenio, las ciudades-templo se transformaron en ciudades-estado políticamente  autónomas.  El  poder  secular  emergió  como  la  fuerza  dominante  en  las primeras ciudades, las cuales se unían en confederaciones inestables que, periódicamente, se  consolidaban   como   estados   nacionales.   Muchos   elementos   de  las  sociedades complejas, como el comercio exterior, la producción en serie, la metalurgia, los carros con tracción animal, las obras de irrigación, las artes decorativas, la joyería, la legislación y la guerra,  maduraron  durante  la primera  mitad  del  tercer  milenio  gracias  al genio  de los sumerios.  El desarrollo  urbano, que se había iniciado en los milenios  anteriores  en las tierras altas, alcanzó su madurez en el sur de Mesopotamia. Además, en muchos aspectos, la primitiva civilización de los sumerios nunca fue superada por posteriores generaciones. Lo único que no lograron los sumerios fue la unificación política con la formación del estado nacional, que sería la obra de otro grupo: los semitas.

Los "imperios" acadios y de la tercera dinastía de Ur presentan una estructuración débil   si  los  comparamos   con   las  organizaciones   administrativas   posteriores,   pero, comparados con sus predecesores, aportaron importantes innovaciones que anunciaban ya las formas políticas futuras. Destacan varias tendencias generales en el nacimiento de las administraciones estatales:

1) Un incremento en el poder militar organizado.
2) La aparición  de gobernantes  cuyo principal  apoyo  se encuentra  en el ámbito secular, aunque reforzado a menudo por el sector religioso.
3) Un rápido crecimiento en la amplitud y la complejidad de las funciones gubernamentales y de la burocracia.
4) Un control centralizado  de los sistemas  económicos  locales, promovido  por la expansión de las redes de integración económica.

Las cabezas visibles de los primeros estados mesopotámicos eran, frecuentemente, gobernantes   seculares   que  controlaban   directamente   las  fuerzas   militares   pero  no ostentaban el poder en solitario. Las diferentes instancias, la militar, la religiosa y la riqueza, se unieron coyunturalmente para apoyar a alguna dinastía potente, pero en otras ocasiones fomentaron la competencia entre grupos de poder en determinadas sociedades. Cada uno de ellos contaba con sus propios medios para incidir en el curso de los acontecimientos y para seleccionar los futuros gobernantes, pero fue el control de la fuerza, especialmente a través de la promulgación de leyes y del ejército, lo que proporcionó al poder secular su autoridad preeminente.


CRONOLOGÍA DE LOS INICIOS DE LA CIVILIZACIÓN EGIPCIA

El lago de la depresión  del El Fayum,  alimentado  por el río Nilo, permitió  a los campesinos el aprovechamiento  de los recursos hídricos y la utilización del agua para la agricultura. Se practicó la cría de ganado, mientras que la caza sólo complementaba  la dieta. Aunque las investigaciones del período neolítico en el valle del Nilo están lejos de ser exhaustivas, la evidencia actual revela que la agricultura se introdujo hacia el 5500 a.C. o poco despues. Esto supone que su introducción tuvo lugar en un momento muy posterior a la aparición de los cultivos en las tierras altas de Mesopotamia.
Las primeras aldeas del valle del Nilo pronto evolucionaron para dar lugar a asentamientos más extensos, con una notable cultura material. Incluso durante el neolítico, existían grandes diferencias entre los materiales del norte y los del sur. A lo largo de toda la prehistoria  y la historia  de Egipto,  las culturas  de ambas  regiones  fueron diferentes,  al menos  en algunos  aspectos.  Así pues, el éxito de la administración  política del estado egipcio puede medirse por el grado de cohesión logrado entre las poblaciones de las dos regiones.

Badariense. La primera de las tres fases del período predinástico en el Alto Egipto se denomina "cultura badariense", dado que su caracterización inicial se estableció en el yacimiento  de  El  Badari.  Fueron  simples  agricultores  y  recolectores,  y  habitaron  en pequeñas cabañas del barro. La atención prestada al enterramiento de los muertos fue en aumento, generándose una costumbre que continuaría a lo largo de toda la historia egipcia. Muchos enterramientos badarienses se realizaron en pequeñas tumbas de madera, en las cuales se depositaban alimentos y utensilios.

Amratiense. El segundo estadio del desarrollo del Egipto predinástico es el llamado "amratiense", a partir del yacimiento de El Amra, próximo a Abidos. Las primeras cerámicas decoradas en Egipto surgen en este período, y se caracterizan por sus diseños geométricos o figuras naturalistas de color blanco mate sobre un fondo rojo-marrón. También sabemos que durante este período los egipcios se aplicaban maquillaje verde o gris en los ojos, que elaboraban a partir de una base mineral.

Gerzense. Los hallazgos gerzenses se hallan muy extendidos tanto en el Alto como en el Bajo Egipto y testimonias el momento de apogeo del Egipto predinástico, que coincide con el inicio de la formación  de un estado nacional.  En los enterramientos  del período gerzense se depositaron más piedras preciosas y oro que en todos los períodos anteriores. Su  presencia  en  las  tumbas  indica  la  creciente  participación  egipcia  en  las  redes comerciales  del  Próximo  Oriente.  A  finales  del  gerzense,  la  economía  agrícola  se encontraba muy desarrollada y quizás dio lugar a una clase acomodada agrícola que podría haber constituido el núcleo de la élite religiosa surgida en Egipto, aunque tal vez ambos grupos fueran independientes.

La unificación  de Egipto. A inicios del gerzense,  pudieron haber existido varias ciudades  en competencia,  cada  una bajo el patronazgo  de su propia  divinidad.  Se ha documentado el hecho de que en un momento de este período predinástico, las ciudades del norte lograron una situación de preeminencia sobre las del sur, que podría explicar la distribución  generalizada  de  los  rasgos  culturales  gerzenses.  Por  consiguiente,  el  sur adoptó muchas de las innovaciones del norte hasta que pasó a liderar los nuevos avances. Posteriormente, cada área pudo unirse en una confederación dirigida por el gobernante de la  ciudad  más  poderosa  o  con  el  culto  con  mayor  implantación.   Inscripciones   en monumentos posteriores hacen referencia a estas confederaciones como "reinos" y a sus líderes  como  "reyes",  pero  estas  denominaciones   podrían  ser  el  resultado  de  una proyección hacia el pasado de instituciones más tardías.

A partir de estas y otras fuentes de información, suponemos que las ciudades del norte y del sur estuvieron  en lucha durante mucho tiempo, quizás a lo largo de varias generaciones. Cuando el ejército del sur ganó la última batalla, su líder convirtió en permanente  la confederación  y la sometió a su control directo. Desde ese momento, la unificación de Egipto y el primer estado faraónico parecen mantenerse al margen de los conflictos militares.

La primera y segunda dinastías. Con el establecimiento del gobierno centralizado de  la  primera  dinastía,  Egipto  entró  en  un  período  histórico  (c.  3100  a.C.).  Se  han encontrado e identificado inscripciones y monumentos de los gobernantes de las primeras dinastías. Faraones posteriores se encargaron de que sus escribas compilasen listas de todos sus predecesores, creando un registro de la sucesión al trono que comenzaba con el primero  de  ellos.  Desafortunadamente,   las  listas  de  reyes  subsiguientes  no  se  han conservado  completas.  El  registro  más  complejo  es  la  inscripción  sobre  la  Piedra  de Palermo, esculpida hacia el 2500 a.C. y que incluye el nombre de cada faraón, así como la duración  exacta  de  su  reinado.  Utilizando  este  registro  y  las  copias  de  Manetón,  un sacerdote  egipcio del siglo III a.C. que elaboró una lista de los reyes clave, es posible reconstruir con cierta precisión los nombres de los primeros gobernantes del estado egipcio y la duración de sus reinados. La primera dinastía se fecha hacia la misma época que los comienzos del período dinástico antiguo en Mesopotamia.

A inicios  de  la  segunda  dinastía,  Menfis,  próxima  al  delta  del  Nilo,  se  convirtió definitivamente en la capital de Egipto. La unificación de Egipto requirió probablemente de varias generaciones para consolidarse y hacerse permanente. A fin de fomentar la unidad nacional, se recurrió a tres procedimientos: el traslado de la capital a una ciudad situada en un punto intermedio, el empleo del ejército y las alianzas matrimoniales. La práctica inexistencia de disensiones internas permitió a los primeros reyes de Egipto concentrarse en las amenazas externas con el inicio de campañas militares hacia el sur, contra Nubia, y en el noroeste, contra los moradores del desierto libio.

Los gobernantes de la primera dinastía favorecieron el comercio internacional. Tanto la administración del comercio a larga distancia como la construcción  de grandes obras de regadío estuvieron bajo el control de la autoridad centralizada de Menfis. Durante las dos primeras  dinastías,  aparecieron  por primera  vez los cargos  y la burocracia  que iban a caracterizar al estado egipcio a lo largo de 3000 años; los gobernadores  provinciales, la realización de censos oficiales y la figura del gran visir tuvieron sus precedentes en este período. El rey (llamado más tarde "el Faraón") se situaba en el centro de la estructura administrativa, así como de la religión, el arte y la escritura. La propia monarquía definió sus reglas específicas de parentesco y fijó las ceremonias de entronización. Periódicamente se celebraban festejos estrechamente relacionados con la ideología del poder real, a la vez que surgió un culto centrado en la propia persona del rey por el que el faraón, representante y descendiente del dios Horus, era considerado como un dios.

Con la consolidación de una monarquía unitaria en Egipto, florecieron la escritura y la ciencia. La escritura jeroglífica ya se conocía a finales del período gerzense, pero con la primera dinastía se extendió su uso. Las principales desventajas del sistema de escritura egipcio consistía en su enorme número de símbolos, con la dificultad que implicaba su ejecución,  y en la ausencia  de indicaciones  sobre si un símbolo debía leerse como un signo-palabra (ideograma) o como un signo-sonido (fonema). Las matemáticas ya estaban muy   desarrolladas   durante   las   primeras   dinastías,   aunque   con   una   orientación eminentemente  pragmática  y  no  teórica.  Tal  y  como  sucedió  más  tarde,  los  avances científicos  se encaminaron  a obtener  una  mayor  precisión  en las mediciones.  En esta época, la astronomía también estaba consolidada. Al principio se empleaba un calendario lunar, que luego sería reemplazado por otro solar de 12 meses, más preciso que el anterior. Los astrónomos eran los encargados de fijar la localización de los edificios y su orientación.

Hacia finales de la segunda dinastía, alrededor del 2600 a.C. ya se había definido el modelo de lo que iba a ser la civilización egipcia. El legado de los primeros gobernantes incluía una administración  cuyo centro era el faraón, una religión en la que cada ciudad contaba con una divinidad protectora y sus propios templos, y un sistema de escritura y un estilo artístico que permanecerían inmutables durante mucho tiempo. Egipto había evolucionado siguiendo una trayectoria muy diferente a la que siguió la civilización mesopotámica.  La tardía aparición de las aldeas agrícolas dejó paso rápidamente  a las ciudades  y  a  una  base  agrícola  eficiente,  en  las  que  el  comercio  y  la  irrigación desempeñaron papeles muy destacados desde el principio. A diferencia de lo ocurrido en Mesopotamia,  la etapa  de rivalidades  entre  ciudades  no duró  demasiado  tiempo  ni se prolongó después de la consolidación del primer gobierno estatal de carácter nacional. Las ciudades alcanzaron en Egipto un gran desarrollo, pero sin llegar a grandes tamaños. El poder residía  en el gobernante  y no en la ciudad.  Los faraones  fundaron  santuarios  y templos a lo largo y ancho del país, que contribuyeron a mantener la estabilidad interna y la unidad  política;  sin  embargo,  cuando  la  autoridad  central  se  debilitaba,  las  provincias adquirían una gran autonomía.


LA  SECUENCIA  CRONOLÓGICA   DE  LAS  PRINCIPALES   CIUDADES-ESTADO   DE MESOPOTAMIA

El sexto estadio de evolución general de las comunidades  fue el resultado de la aparición  de  numerosas  ciudades-estado  en  el  sur  de  Mesopotamia.  Los  arqueólogos piensan que este estadio se corresponde  aproximadamente  con el período denominado dinástico antiguo en sus momentos I, II y III. Las ciudades se expandieron y el número de centros  urbanos  sumerios  alcanzó  la  docena.  Las  fuentes  escritas  y  las  imponentes murallas defensivas construidas alrededor de las ciudades más importantes señalan una actividad bélica organizada. Además, la estratificación social está ampliamente atestiguada, especialmente  en las tumbas  reales  de Ur. El templo  siguió  siendo  el centro  de los a asuntos económicos, religiosos y administrativos. No obstante, durante el período dinástico antiguo se generó una autoridad secular que, en algunos casos, llegó a independizarse del templo, como queda evidenciado por los palacios excavados en varias ciudades mesopotámicas.

Las ciudades-estado del período dinástico representan la culminación del proceso de urbanización de los períodos precedentes de 'Ubaid, Uruk y Jemdet Nasr. Aparte de caracterizarse  como un período de rápida evolución política, el dinástico antiguo fue un momento de grandes logros artísticos. En las diversas formas de expresión artística, desde los diminutos diseños glípticos de los cilindros-sellos hasta las monumentales edificaciones de piedra, se emplearon grandes cantidades de materias primas.

Artefactos. Muchos de los cilindros-sellos hallados en las ciudades del sur de Mesopotamia presentan diseños en los cuales la escritura cuneiforme constituye un componente muy destacado. Las combinaciones entre signos cuneiformes y otros tipos de representaciones son muy comunes. En estos casos , los trazos cuneiformes pudieron ser meramente  decorativos  o bien  estar  dotados  de  un  determinado  significado  (nombres, sortilegios).

Arquitectura. el comienzo del período dinástico antiguo se caracteriza en muchos yacimientos por la introducción del ladrillo plano-convexo. Durante el dinástico antiguo, casi todas las construcciones importantes del sur de Mesopotamia y gran parte de las del resto de esta región se realizaron con este tipo de ladrillos.

Los  fundamentos  de los edificios  más  grandes  se construyeron  con  bloques  de piedra  toscos,  cuando  podía  obtenerse  en las inmediaciones.  Tal como  evidencian  los restos   de   varias   construcciones,   cada   vez   se   prestó   una   mayor   atención   a   la monumentalidad  de  las  entradas  principales.  Siguiendo  esta  pauta,  se  realzaron  las entradas de ciertos edificios con torres o pilares.

La edificación de grandes recintos ovales alrededor de los templos más importantes de Khafaje y Al'Ubaid es un hecho excepcional en este período. El Templo Oval era un recinto sagrado amurallado, autosuficiente en muchos sentidos. El imponente muro de su perímetro rodeaba una gran superficie que incluía un gran patio, talleres, almacenes, una residencia  sacerdotal,  un  segundo  recinto  murario  y  un  templo-santuario  sobre  una plataforma. Así, en el interior del recinto del Templo Oval se ubicó un taller de escultura, con el que se relacionan las abundantes piezas antropomorfas halladas en diversos lugares dentro  del recinto,  entre las que destacan  desnudos  masculinos  de cobre.  Se trata de algunos de los más antiguos objetos conocidos realizados mediante la técnica de fundición a la cera perdida.

Los grandes templos situados en el centro de recintos murarios de forma oval constituyen una manifestación arquitectónica del creciente poder de la élite del templo. El Templo  Oval  fue  el  centro  de  muchas  actividades  económicas  y  de  culto  de  gran importancia en Khafaje y, probablemente, su acceso estaba restringido a ciertas personas o durante épocas especificas del año.

Durante el dinástico antiguo II y III, se construyeron complejos arquitectónicos que rivalizaron  por  primera  vez  en  tamaño  y  sofisticación  con  los  recintos  religiosos.  La presencia de palacios junto a santuarios indica que, en la sociedad del tercer milenio, la autoridad y el poder no se concentraban únicamente en manos de la élite del templo. Por tanto, podemos inferir que en la mayoría de las ciudades sumerias se había desarrollado una base de poder independiente, y tal vez más fuerte, que rivalizaba con la autoridad del templo.

Otra de las modalidades arquitectónicas que aparecieron durante el dinástico antiguo estaba en relación con el surgimiento del poder secular y con la actividad bélica que lo acompañó.  En efecto, las primeras  murallas defensivas  que rodearon  a algunas de las ciudades sumerias parecen haber sido construidas durante la segunda mitad del período dinástico antiguo.


PATRONES DE ASENTAMIENTO DEL DINÁSTICO ANTIGUO EN MESOPOTAMIA

La segunda mitad del período dinástico antiguo marca el inicio de la época histórica y, en muchos aspectos, de la consolidación  de la sociedad urbana. Hacia el 2700 a.C. había aproximadamente una docena de ciudades sumerias importantes, junto a un número muy superior de centros secundarios. Varias ciudades del dinástico antiguo se situaron a lo largo del curso principal del Éufrates, ya que ofrecía un caudal de agua más constante y manejable para sistemas de irrigación simples que el del Tigris.

La pauta básica de poblamiento residía en la existencia de enclaves dispersos en las zonas irrigables de la llanura mesopotámica, denominados por uno o varios de los grandes centros urbanos. Los asentamientos más pequeños se ubicaban a corta distancia de los importantes,  a menudo  siguiendo  patrones  lineales  a lo largo del principal  curso fluvial controlado por la ciudad.

La concepción de las ciudades del dinástico antiguo muestra una serie de rasgos comunes. Se han documentado complejos monumentales, con un templo central, edificios palaciegos e impresionantes murallas defensivas. Probablemente abundaban los edificios de  dos  plantas,  construidos  alrededor  de  pequeños  patios  interiores.  Se  cree  que  las ciudades más grandes no se hallaban totalmente cubiertas por construcciones,  sino que incluían zonas abiertas, huertos de frutales y jardines. Además, los extensos recintos de los templos albergarían a muy poca gente.

En base a estimaciones demográficas generales y a cálculos sobre la tierra agrícola disponible,  se  cree  que  la población  en  Warka  durante  el dinástico  antiguo  era  como máximo de 50.000 habitantes. De hecho, la población de casi todas las restantes oscilaría entre los 20.000 y los 25.000 habitantes.

La evidencia obtenida de las primeras fuentes escritas indica que la mayor parte de las ciudades del dinástico antiguo eran entidades políticas independientes. Así pues, puede afirmarse que la ciudad y sus alrededores inmediatos constituían la unidad política básica en el período dinástico antiguo. Las comunidades más pequeñas proporcionaban al centro urbano productos agrícolas y prestaciones en trabajo, y recibían a cambio bienes manufacturados, protección en tiempos de guerra e información religiosa y agrícola.

En las tierras  bajas  se habían  desarrollado  ciudades-estado  independientes  que lucharon  entre  sí por  la supremacía.  En  el norte  de Mesopotamia  y en algunas  otras regiones surgieron centros urbanos similares a los de las ciudades-estado, pero no pueden considerarse entidades políticas autónomas debido a su reducido tamaño y a la carencia de un desarrollo equiparable en las instituciones centrales y en las actividades especializadas. Por su parte, en el Levante, en Anatolia y en las tierras altas iraníes surgieron algunos grandes  asentamientos,  de entre  5 y 50 hectáreas,  cuya  forma    es prototípica  de los enclaves   urbanos   en   los   altiplanos   húmedos.   Durante   el   tercer   milenio,   sólo   se desarrollaron grandes ciudades en las tierras bajas, donde resultaba necesario recurrir a la agricultura de regadío. Mientras tanto, la escritura siguió siendo desconocida en la mayor parte de las regiones de las tierras altas, donde también son prácticamente inexistentes las impresionantes obras arquitectónicas que caracterizaron la existencia de una control centralizado.

Nippur fue la ciudad de Enlil, el dios de la tierra. Ubicada a medio camino entre las ciudades del norte y del sur de Sumer, Nippur desempeñó el papel de centro religioso de todas las ciudades sumerias. Su función como centro religioso, sin embargo, no la convirtió en un centro político, lo que indica la existencia de alguna forma de colaboración no militar ni política entre algunas ciudades. Otros aspectos cooperativos de las diversas ciudades- estado sumerias se manifiesta en la amplia distribución de tablillas idénticas para el aprendizaje  del  lenguaje  sumerio  por  parte  de  los  escribas,  así  como  de  medidas  y sistemas numéricos normalizados.


LA CULTURA MATERIAL DEL DINÁSTICO ANTIGUO EN MESOPOTAMIA

La cultura material floreció y las obras artísticas exhibieron una excelencia inusitada. Tras este esplendor se hallaba un sistema económico eficaz que producía los excedentes agrícolas necesarios para mantener artesanos a tiempo completo y un comercio a larga distancia. En teste sentido, las obras de irrigación debieron de aumentar su tamaño y su distribución. El creciente poder centralizado de los templos y, posteriormente, de los reyes propició  una  mejor  organización  y  planificación  del  control  regional  del  agua,  de  su distribución y del uso del territorio. A partir de este momento, gracias a la fertilidad de la tierra, a los altos rendimientos de los cereales y a los bóvidos y las ovejas, los campesinos sumerios gozaron de una gran prosperidad económica.

La cerámica producida en serie siguió empleándose  para el almacenamiento  y la preparación de los alimentos. La industria textil, centrada en la lana y el lino, creció hasta alcanzar una gran envergadura. De los tiempos del dinástico antiguo datan las primeras noticias sobre la existencia de esclavos, concretamente trabajadores de la pujante industria textil.  La  metalurgia  se  desarrolló  y  pasó  a  producir  cada  vez  más  herramientas, contenedores y obras de arte. Se registro un incremento en el volumen y la extensión de las redes comerciales.  La práctica  totalidad  del comercio  interurbano  e interregional  estuvo dirigido por una clase de agentes mercantiles (dam gar) que trabajaron en beneficio del rey. Los dam gar actuaban como parte de la jerarquía administrativa de las primeras ciudades, pero quizá complementaban sus actividades con iniciativas privadas.

El cementerio  real de Ur. El más elocuente  testimonio  de la gran diversidad  y riqueza de la cultura material de la segunda mitad del período dinástica antiguo proviene de la  excavación  del  cementerio  real  de  Ur.  Más  de  2.500  tumbas,  muchas  de  ellas  de personajes importantes. Las inscripciones halladas en algunos enterramientos documentan que las tumbas más grandes eran de reyes de la primera dinastía de Ur y de miembros de sus familias.

Durante  la  primera  mitad  del  período  dinástico  antiguo,  al  igual  que  durante  el período precedente de Jemdet Nasr, la élite del templo parece haber ostentado casi todo el poder de la ciudad primitiva. No obstante, durante la segunda mitad, se construyeron impresionantes   estructuras  palaciegas  atribuidas  a  una  élite  secular  emergente.   La evidencia arquitectónica en combinación con el registro escrito indican que el poder cambió de manos, del templo al palacio.

El arte antiguo como medio de comunicación. Al final del período Uruk, alrededor del 3100 a.C., todos los elementos de civilización ya se había desarrollado, al menos de forma embrionaria. No obstante, fue durante el período dinástico antiguo cuando muchas de estas características llegaron a alcanzar su máxima expresión. El gobierno, el comercio, la artesanía  y la escritura  adquirieron  su mayor  grado  de madurez  hacia  el 2500 a.C. Probablemente,  el logro más espectacular  de los sumerios durante el período dinástico antiguo, por lo menos desde el punto de vista de los arqueólogos, fueron sus obras de arte. Tal  como  queda  documentado  en  el  templo  real  de  Ur,  algunas  formas  de  expresión artística habían alcanzado niveles de creatividad y de sofisticación que no se superarían en milenios.

El  arte  en  las  sociedades  más  antiguas  es  fundamentalmente  una  forma  de encauzar la creatividad, pero los sumerios llevaron más allá su producción artística. Las obras  de  arte  eran  símbolos  de  riqueza  y status,  producidas  para  una  nacientes  élite administrativa que disponía de ellas en vida y que la acompañaban a la tumba. Los objetos no sólo eran símbolos de status, sino que muchos de ellos representaban los roles estratificados de la sociedad sumeria.

A lo largo del período dinástico antiguo, la escritura tenía como finalidad el registro económico y administrativo y, en menor medida, la historia o la literatura. Esta última quedó restringida a sólo algunos miembros de la sociedad, de los cuales la mayoría eran escribas.

Dioses, reyes y personajes míticos constituyeron los temas de las esculturas más destacadas. Las obras de arte de menor tamaño contenían información específica sobre determinados temas como, por ejemplo, las normas de comportamiento.


CAMBIOS  DE LA ORGANIZACIÓN  SOCIAL DURANTE  EL DINÁSTICO  ANTIGUO  EN MESOPOTAMIA

La primera sociedad estratificada se consolidó durante el período dinástico antiguo. Las tumbas reales de Ur, contenían enormes cantidades de objetos, mientras que otras presentaban modestas cantidades de materiales y la gran mayoría prácticamente carecían de ajuares funerarios.

La evolución política. Entre los cambios más significativos  del período dinástico antiguo en Mesopotamia figura la aparición de una autoridad política secular. Se cree que los asuntos públicos cotidianos en las comunidades autónomas que formaban parte de una ciudad-estado  dependían  de un consejo  de ancianos.  Además,  los temas  cruciales  se decidían  en una  asamblea  de todos  los ciudadanos.  En tiempos  d crisis,  por  ejemplo cuando existía una amenaza de guerra, esta asamblea estaba capacitada para conferir la autoridad suprema a uno de sus miembros, proclamándolo rey. Presumiblemente, tal cargo sería ostentado  sólo durante  un período  limitado,  de modo  que los poderes  otorgados retornarían a la asamblea una vez superada la situación de emergencia.

Es probable que, en cada ciudad, los gobernantes surgieran en función de circunstancias  diversas y que los cambios en las primeras dinastías pudieran deberse a transformaciones en los fundamentos de su poder. Si bien los primeros gobernantes de las ciudades  sólo representaban  una ampliación  de la autoridad  de uno de los grupos  de interés rivales en la sociedad sumeria, pronto quedaron consolidados los fundamentos de su poder. A menudo, la religión se utilizó para sacralizar al rey, haciéndole protagonista de los grandes festivales.

Los problemas que probablemente más exigían la presencia de un gobernante fuerte serían los relacionados con el incremento de la actividad bélica. A medida que los conflictos entre  ciudades  se  hicieron  más  comunes,  la  población  habría  requerido  con  mayor frecuencia el mando de un líder guerrero.

Hacia el 2500 a.C. la llanura  mesopotámica  ofrecía  un mosaico  fragmentado  de pequeñas  ciudades-estado  relativamente  autosuficientes  y políticamente  autónomas.  En cada estado, un gobernante principal reunía en su cargo los poderes políticos más importantes: el legislativo, el ejecutivo y el judicial. Sólo el podía promulgar nuevas leyes y llevarlas a efecto; sólo él era personalmente  responsable,  por contrato en el dios de la ciudad,  de defender  la justicia.  Investido  con  el mando  supremo  de todas  las  fuerzas armadas dirigía las batallas y, como administrador del templo principal, controlaba la unidad económica más poderosa de la ciudad-estado.

Los  primeros   reyes  de  Mesopotamia.   El  documento   más  importante   para reconstruir  la secuencia  de los primeros  gobernantes  de las ciudades-estado mesopotámicas  consiste  en una  lista  de reyes  redactada  alrededor  del 1800  a.C.  Las primeras dinastías posteriores al "diluvio" pertenecen a las tres ciudades más importantes de la época: Kish, Warka y Ur. Kish parece haber sido el centro de poder más antiguo, por lo que el título de "rey de Kish" adquirió un significado muy especial para los gobernantes de  otras  ciudades.  Asumiendo  este  título,  un  gobernante  de  otra  ciudad  afirmaba  su dominio sobre toda la tierra como señor principal con gobernantes urbanos locales subordinados.

En  torno  al 2500  a.C.,  Lagash  aparece  como  una  de  las  ciudades-estado  más competitivas. El último soberano de Lagash en el período dinástico antiguo tuvo un reinado corto pero muy importante. Su nombre era Urukagina, y fue más conocido por sus realizaciones sociales y éticas que pos sus proezas militares. Al iniciarse su reinado, Urukagina promulgó una serie de reformas legales que se conservan en forma de inscripciones  en las construcciones  de su época. Cualquiera  que fuese la causa, estas reformas marcan un hito en la historia política, pues constituyen el primer esfuerzo serio conocido de formular un sistema legal que estableciera explícitamente derechos, autoridad y castigos.

En  esos  momentos,  en  torno  al  2350  a.C.,  la  burocracia  gubernamental  había crecido demasiado, los ricos engañabana a los pobres y el sistema de impuestos había crecido demasiado, al igual que las costumbres sociales. Los temas planteados y los propósitos  de este antiguo  código  fueron  reproducidos  en muchos  documentos  legales posteriores,  definiendo  un modelo  de actitud  que muchos  gobernantes  adoptarían  más adelante frente a las conductas sociales desviadas.

El último gran gobernante del dinástico antiguo en Mesopotamia fue Lugalzagesi, de la ciudad de Umma. Asumió los títulos de "rey de Uruk" (Warka) y de "rey de la tierra de Sumer". Con estos triunfos, Lugalzagesi se convirtió en el gobernante supremo de   todo Sumer y con ello se inició una nueva era política. Este soberano afirmó ser el jefe supremo de una confederación de ciudades-estado, cuyos límites abarcaban una región entera. Un nuevo rey guerrero procedente del norte, Sargón de Acad, derrotó a Lugalzagesi y le sacó del templo de Enlil en Nippur atado a un yugo.

La   derrota   de   Lugalzagesi   marcó   una   inflexión   importante   en   la   historia mesopotámica. Sargón de Acad y sus sucesores unificaron las ciudades-estado mesopotámicas en un estado nacional y establecieron la supremacía de los semitas sobre los sumerios.


CRONOLOGÍA DE LOS PRIMEROS ESTADOS NACIONALES MESOPOTÁMICOS

La historia de Mesopotamia en la segunda mitad del tercer milenio puede dividirse en tres períodos: acadio, guteo y Ur III (neosumerio). Estas divisiones hacen referencia a las fuerzas políticas dominantes en el sur de Mesopotamia, pero debemos tener presente que existieron  otros  centros  de  poder  en  competencia  y  que,  a  menudo,  la  información procedente  de  enclaves  de  provincias  es  más  segura  que  la  que  aportan  los  centros políticos.

El imperio acadio tuvo su centro en la ciudad de Acad y estuvo gobernado por una única dinastía de cinco reyes, aproximadadmente entre el 2340 a.C y e 2220 a.C. A este período  le siguió otro más corto en el que grupos  procedentes  de los montes  Zagros, conocidos  como  "guti",  desarticularon  el imperio  de los acadios  y asumieron  el control político de gran parte de las tierras bajas. Posteriormente, estos grupos fueron rápidamente asimilados  y  desplazados  por  gentes  que  afirmaban  ser  sumerios.  Ur-Nammu  fue  el fundador del segundo estado nacional mesopotámico, el de la tercera dinastía de Ur. Esta dinastía se mantuvo durante unos 100 años aproximadamente, apoyándose en varias ciudades  del sur de Mesopotamia.  Se suele considerar  la tercera dinastía  de Ur como neosumeria porque propició una recuperación  del lenguaje, las costumbres y las formas artísticas que los sumerios habían desarrollado a lo largo del dinástico antiguo.

El estado acadio.  Se utilizó un nuevo lenguaje de los asuntos oficiales que, en algunas ocasiones, llegó a convertirse en el lenguaje de los asuntos internacionales en el antiguo Próximo Oriente. Asimismo se creó un sistema de gobernadores con guarniciones militares en cada provincia. Mas que en cualquier otra dinastía precedente, el nacimiento del estado acadio puede atribuirse a un solo hombre, Sargón.

La formación  del estado acadio por Sargón se considera  uno de los logros más importantes de los pueblos semíticos y constituyó un hecho emulado a lo largo de la historia mesopotámica. El acadio reemplazó al sumerio como lenguaje oficial y llegó a convertirse en el idioma internacional de comunicación.

Con el control de Kish, Sargón se convirtió en el señor de todo el norte de Babilonia, dirigiéndose hacia Sumer, en el sur. Sumer estaba controlada por una liga de "cincuenta gobernantes" liderados por Lugalzagesi de Uruk. Tras la conquista, Sargón, añadió a sus títulos  los  de  "rey  de  Acad",  "rey  de  Kish"  y  "rey  de  la  Tierra".  En  estos  momentos, controlaba militarmente toda la zona nuclear sumeria, pero la sociedad urbana se extendía mucho más allá de la llanura mesopotámica meridional, por lo que emprendió dos grandes campañas militares contra el noroeste: la primera, en el Éufrates medio contra las ciudades de Mari y de Hit, y la segunda, aún más ambiciosa, hacia las costas del Mediterráneo y los montes Taurus de Anatolia. Con estas conquistas, el imperio de Sargón comprendía desde el "mar inferior"  (golfo  Pérsico)  hasta el "mar superior"  (Mediterráneo).  Sargón  también emprendió campañas contra Elam, en el sureste, y contra los asentamientos del norte de Mesopotamia.

El estado se creó gracias al poder militar, y fue mantenido por medio de guarniciones y de campañas en zonas lejanas para reprimir las revueltas. Así pues, el estado acadio pudo mantenerse por la fuerza de las armas durante cerca de 150 años, pero sucumbió ante las fuerzas centrífugas locales y las presiones exteriores.

De los cuatro soberanos acadios que sucedieron a Sargón, sólo su nieto Naram-Sin, destacó por sus éxitos militares. La expansión militar de Naram-Sin se extendió más allá de las antiguas fronteras del estado acadio y, sobre esa base, el soberano sumó dos título adicionales a los de su abuelo: "rey de las Cuatro Regiones" y "Dios de Acad". La atribución de cualidades divinas por parte de los gobernantes acadios evidencia su creciente control sobre la jerarquía religiosa y la asunción por parte del palacio de muchas de las actividades relacionadas con el templo, como la jurisdicción, la autoridad administrativa y el comercio. Durante la etapa acadia, se documenta ya la propiedad privada de la tierra. La mayoría de las propiedades permanecieron bajo el control del palacio o del templo, pero algunas tierras fueron vendidas u otorgadas a cambio de los servicios prestados al rey.

Al carecer  de mecanismos  de integración  eficientes  para mantener  unidas  a las diferentes regiones, el imperio acadio comenzó a desintegrarse tan pronto como disminuyó el  poderío  militar  de  sus  gobernantes.  A  continuación  se  inició  un  período  en  el  cual distintas ciudades-estado recuperaron la autonomía. Gobernantes con nombres guti controlaron diferentes ciudades-estado del norte, aunque resulta difícil determinar las consecuencias que tuvo este dominio.

La tercera dinastía de Ur. Un gobernante de Uruk llamado Utuhengal se atribuyó la expulsión de los guti de las ciudades del norte. En el marco de la consolidación  de su poder, Utuhengal designó un gobernador militar para Ur, Ur-Nammu, quien pronto demostró ser un líder militar y un gobernante efectivo, y que acabó derrocando a su antiguo señor. Ur- Nammu fundó una dinastía en Ur (c. 2111-2094 a.C.) que, en poco tiempo, pasó a controlar toda Mesopotamia. Ur-Nammu asumió el título de "rey de Sumer y Acad", que expresaba la naturaleza  dual del sur de Mesopotamia.  La organización  de los asuntos de estado se estableció  con  mucha  precisión,  con  definiciones  muy  claras  de  la autoridad  y de  las conductas, según se evidencia en el código de Ur-Nammu, otro hito en el desarrollo de los textos legales. El código estaba compuesto por un largo preámbulo y una series de leyes presentadas en forma de casos hipotéticos seguidos de la norma adecuada, y tenía como finalidad explícita el establecimiento de la justicia en los asuntos relacionados con la tierra.

Un  segundo  documento  que  arroja  luz  sobre  las  prácticas  administrativas  de  la época de la tercera dinastía de Ur es un texto hallado en un mojón fronterizo, que establece con  precisión  las  jurisdicciones  de  los  respectivos  gobernadores  de  las  ciudades.  Un ejemplo de la iniciativa y de la energía de Ur-Nammu y de sus sucesores es el grandioso programa de construcciones  llevado a cabo. El sistema de canales fue ampliado con la finalidad de incrementar la cantidad de tierra de cultivo irrigable y de mejorar el transporte interurbano por vía fluvial. La mayor actividad constructiva se centró en Ur, Uruk y Nippur. Ur-Nammu dio la forma final al zigurat de Nanna, diosa de la luna, en Ur. Los gobernantes de la tercera dinastía de Ur ostentaron una autoridad absoluta en lo que para Mesopotamia suponía un estado altamente centralizado, donde el rey poseía una autoridad suprema en todos los ámbitos del gobierno.

A diferencia de sus predecesores acadios, los gobernantes de la tercera dinastía de Ur no se preocuparon  por mantener unido al imperio. De hecho, una organización  más eficiente, lazos económicos más fuertes y una prosperidad material general parecen haber actuado como poderosos agentes unificadores. Los historiadores caracterizan al período de la tercera dinastía de Ur como una edad de oro pacífica que propició un florecimiento de las artes, de al arquitectura y de la literatura.

Los dos centros de actividad administrativa más importantes de una ciudad eran el palacio y los templos. Estas comunidades, eran prácticamente autónomas, poseían tierras, comerciaban y producían manufacturas.
Varios fueron los factores que intervinieron en la caída de la tercera dinastía de Ur. Aunque parece que la convivencia de elementos sumerios y acadios de la población fue positiva, se constata la irrupción de nuevos grupos seminómadas  en el imperio. Ur fue saqueada y el mayor imperio sumerio, el estado modelo para épocas posteriores, vivió un trágico  final.  Así  pues,  ni la invansión  de un grupo  nómada  ni la revuelta  de algunas ciudades-estado por sí mismas pudieron acabar con la tercera dinastía de Ur. Más bien fue la combinación de una serie de factores desestabilizadores (los pueblos seminómadas, los territorios en rebelión y la debilidad del control central) lo que desgastó la capacidad militar y administrativa del estado.


PROCESOS GENERALES PARA LA APARICIÓN DE LA CIVILIZACIÓN

En términos generales, la ciudad mesopotámica puede describirse como un centro densamente  poblado  que  cumplía  varios  objetivos.  No  parecía  existir  una  planificación global de las primeras ciudades, pero algunas áreas, como los recintos sagrados, se diferenciaron   específicamente   para  cumplir   ciertas   funciones   esenciales.   La  ciudad centralizó la administración política, los cultos religiosos y las actividades económicas. En consecuencia se precisaron nuevos medios para mantener la unidad y el funcionamiento de un sistema cada vez más complejo. La escritura, las leyes, el arte figurativo, los elaborados rituales, los gobernantes seculares y las burocracias fueron algunas de las respuestas a esta necesidad de regulación.
Los cambios demográficos, y en especial el aumento de la población, también fueron decisivos para el desarrollo de la nueva organización social.

La tecnología de producción de alimentos es el recurso fundamental en el que se base toda civilización. La domesticación  eficaz de plantas y animales permitió un mayor control sobre los recursos alimentarios. Los primeros campesinos del Próximo Oriente no tuvieron   necesariamente   una   vida   más   fácil   que   sus   predecesores   cazadores   y recolectores, pero eran capaces de organizar su existencia de un modo diferente. La agricultura y el almacenamiento permitían el establecimiento de comunidades permanentes.

Asimismo,  la introducción  de una serie de técnicas incrementó  la productividad  y amplió la extensión de tierra cultivable. Por otra parte, la irrigación hizo viable el cultivo en regiones donde frecuentemente la falta de lluvias impedía la práctica de la agricultura de secano. Con el perfeccionamiento  de las técnicas de regadío, las consecuencias  fueron todavía más notorias.

El comercio de materias primas fue practicado en el Próximo Oriente desde la época de las primeras aldeas agrícolas, de acuerdo con lo que conocemos de la distribución de la obsidiana anatólica, y desempeñó un papel protagonista en el desarrollo y la expansión de las primitivas técnicas agrícolas.

La creación de un ejército permanente con sus propios dirigentes supuso el traslado de la principal fuente de poder en las ciudades  antiguas de los líderes religiosos  a las manos del comandante de las fuerzas armadas. Esta transición en la historia política nunca ha vuelto a invertirse por completo.

El status de las mujeres cambió de forma notable con la aparición de la sociedad compleja. El origen de la agricultura y de la vida sedentaria supuso el inicio de una serie de cambios que condujeron a una creciente diferenciación del status de hombres y mujeres. A este respecto, se mencionan tres factores interrelacionados como causas básicas para el cambio  en  el  status:  1)  la  sedentarización  facilitó  diferentes  áreas  de  convivencia;  2) aumento de responsabilidad femenina a la hora de preparar alimentos, en áreas próximas al hogar; 3) los hombres tuvieron el contacto con las redes de comunicación e intercambio de bienes así como con el conocimiento simbólico o religioso. Con la intensificación de la
agricultura y el desarrollo del urbanismo, estas divisiones se institucionalizaron  mediante una serie de creencias, de costumbres e, incluso, de leyes.

La especialización  de las actividades y la distribución de la riqueza son procesos difíciles  de  comprender  en  su  totalidad  y que  constituyen  los  factores  decisivos  en  el desarrollo   de   la   civilización.   La   mayoría   de   las   sociedades   preagricolas,   fueron generalmente,  igualitarias y no existía apenas especialización  interna, a excepción de la determinad por la edad y el sexo. Las sociedades urbanas se desarrollaron mediante una intensa especialización del trabajo, que fue pareja al establecimiento de grandes diferencias en la distribución de la riqueza.

Para que una sociedad compleja perdure, es necesaria la institucionalización tanto de la especialización  de las actividades  como de las diferencias de riqueza, ya que las civilizaciones prosperan sobre la base de la estabilidad y del orden. Así pues, era preciso consolidar las diferencias de clase y las economías especializadas.